Ya no me acuerdo qué día
de la semana anterior tuve que ir a Retiro tomando el tren en Villa del Parque.
Llegué a la estación y me senté a esperar el tren unos 5 minutos. Era un día
soleado, relativamente templado, no había una nube y de repente casi no había
muchos ruidos. La estación de Villa del Parque se convirtió repentinamente en
un remanso de paz, de 5 minutos de paz. Miraba las casas, los arbolitos, la
gente, protegido por una sombrita que llegaba a los nuevos asientitos ranzazzo J
y mis anteojos negros que me permitían contemplar la intensa luz.
Me puse a pensar en la
luz. Que si eran fotones u ondas, que cómo sería el mundo exterior visto desde
Dios, sin la interfase de cómo son percibidos esos fotones por nuestro lóbulo
occipital………….. Pensé además en qué importante había sido siempre la luz del
sol para la humanidad, todo lo que simbolizaba, cómo nos atemoriza la noche y
cómo nos sentimos protegidos por un sol moderado, por un agua moderada, excepto
en los desiertos y en la inundaciones…………….
Pero de repente comparé
la estación de Villa del Parque con su iluminación artificial a la noche. Era también
hermosa: a la noche, iluminada, con su estilo antiguo y sus actuales
modernizaciones, la estación luce realmente bella y pintoresca. Pero qué
diferencia, claro, con la luz del sol. Me di cuenta porque en medio de la
crisis energética algún genio había dejado todas las luces prendidas. Ni se
notaban. Eran nada, sencillamente nada al lado de la luz del sol, y sin embargo
a la noche no eran nada, lo eran todo…………………….
Me pregunté: nuestras
conjeturas, nuestras filosofías, los conejos de un profesor, de un abuelo, de
un amigo………….. Qué importantes que son a veces, qué bien que pueden hacer, pero…………..
No son como la luz a la noche? No son como pequeñas luces al lado de la gran
oscuridad de nuestro intelecto, con las cuales lo compensamos a él mismo de su
propia ignorancia? Y, de dónde vienen esas pequeñas linternitas en nuestra
mente? No serán fruto acaso de nuestra desesperación de hacer al otro algún
bien, en medio de la crueldad del desierto frío y oscuro de la humanidad que
fue expulsada del paraíso?
Y entonces me dije: si
esas pequeñas linternitas nos pueden parecer, a veces, tanto………… Qué será la
luz del sol? Qué o quién será el sol, cómo será estar sentadito allí ante su
presencia? Esa pequeña paz de 5 minutos que yo había sentido, no será un
adelanto de lo que ni oído oyó ni ojo vio de lo que Dios tiene reservado para
los que lo aman?
Finalmente llegó el tren,
todo se oscureció, de repente los ruidos, lo extraño, el cuidarse……………….. Pero
quedé agradecido a Dios por su pequeño regalo. Me mostró, en la participación
de las creaturas, lo que es El por esencia, la esperanza real de los pequeños niños que mientras tanto juegan a las escondidas, hacen travesuras y miran con ilusión.
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