martes, 30 de abril de 2019

VENEZUELA SOMOS TODOS.




Una psicótica delirante escribe un libro y millones lo compran, se presenta a elecciones y millones la votan. De manual. En la Argentina y en todo el mundo.

De manual porque la gran utopía del iluminismo liberal fue suponer que las democracias se iban a sostener con la madurez del “hombre nuevo” que aparecería con el paso del Antiguo Régimen a la Revolución. No: lo que aparece es un nuevo tipo de alienación. Una alienación concomitante con las sociedades de masas. La Rebelión de la masas de Ortega, Psicología de las masas y análisis del yo de Freud, El Miedo a la libertad de Fromm, son todos textos que, aunque de autores diferentes, analizan el mismo fenómeno: la irracionalidad de las masas, su identificación con una nueva figura del Padre, su ausencia total de pensamiento crítico, carne de cañón ideal para personalidades psicopáticas que las seducen con utopías que son relatos de poder para instalarse en eso: un poder sin el cual no pueden vivir. La diferencia entre Hitler y sus votantes y Cristina Kirchner y sus votantes es sólo de espacio y tiempo. Responden al mismo fenómeno analizado por Ortega, Freud y Fromm.

El único proyecto político que pudo poner un momentáneo freno a la masificación fueron las instituciones de la Constitución norteamericana, escritas desde la fuerte convicción aristocrática de los límites constitucionales que necesitamos ante los locos con poder, y apoyada por una cultura no exenta de masificación, pero sí constituida por granjeros y comerciantes que querían sacarse de encima a Jorge III y vivían mientras tanto, sin saberlo, de los beneficios de un common law evolutivo que no se repitió nunca más.

Podríamos extender este análisis a lo que ahora está sucediendo en EEUU y Europa, pero Latinoamérica y sus instituciones débiles siempre fue un cruel caldo experimental de cultivo para todo tipo de proyectos autoritarios, donde el diagnóstico de Fromm sobre la psiquis humana, sadomasoquista, de dominante a dominados, su ve a la perfección. Las democracias no autoritarias son estrellitas fugaces a merced de las masificaciones más ridículas y violentas que surgen de las votaciones. Estamos todos a merced de leviatáns potenciales que surgen aparentemente de golpe pero cocinados en la intimidad de una psiquis humana que proyecta en un psicópata sus más inconscientes frustraciones y pulsiones de agresión.

Esto no quiere decir que debemos abandonar la terea de fomentar el pensamiento crítico y difundir por medio de la razón la importancia de las libertades individuales y la economía de mercado. Tampoco implica, obviamente, utopías autoritarias de sesgo aristocrático cuya intrínseca violencia es su intrínseco fin. Sabemos lo que no debemos hacer, pero no qué hacer ante estas malas noticias de psicología política. Las ciencias sociales han avanzado mucho en temas como Economía, Law and Economics, Public Choice, Instituciones, etc., pero para el cambio social, las conjeturas se enfrentan más con refutaciones que con corroboraciones. Porque la clave es algo muy difícil, que es el cambio cultural. Algunas sociedades evitaron lo peor con algún estadista, que puede generar cambios culturales positivos, pero la aparición de ese estadista es totalmente aleatoria. Alemania y Japón, desde 1945 en adelante, parecen haber cambiado, pero a un precio que obviamente no permite establecer ninguna conjetura general. La pura es verdad es que cualquier parte del mundo puede ser Venezuela, en cualquier momento, y si no, es al precio de ser dictaduras totalitarias, algunas de las cuales tienen la perversa inteligencia de permitir algo de mercado como un instrumento más de dominación.

Sí, Cristina puede volver porque la cultura que la sostuvo nunca se fue. Putin está firme donde está porque la cultura zarista nunca se fue. Alemania y Japón están donde están porque la cultura que casi los destruye fue expulsada a los bombazos, dos de ellos totalmente injustificables. Cómo cambiar una cultura pero en paz, culturas donde la rebelión es la de las masas y no la del Atlas, es la gran pregunta que yo, al menos, no puedo responder.


domingo, 28 de abril de 2019

¿QUÉ ES LA IGLESIA?



Los no creyentes tienen de la Iglesia una visión completamente temporal. Claro, es obvio, el problema es que los creyentes de todos los siglos han dado muchas razones para ello.

La Iglesia es una realidad sobrenatural. Es el Cuerpo Místico de Cristo, su cabeza es Cristo y sus miembros son los bautizados. Lo esencial de la Iglesia es esa pertenencia a Cristo y a la Gracia de Cristo que deriva de la redención. Por ende lo esencial de la Iglesia es la Palabra de Cristo, la Tradición y el Magisterio que han difundido y defendido esa palabra, la sucesión apostólica, y los sacramentos. El Para es un primus inter pares para confirmar en la Fe a los hermanos. Y nada más.

Absolutamente nada más.

Los horribles pecados de los bautizados, a lo largo de los siglos, han desdibujado el rostro de la Iglesia, para creyentes y no creyentes, pero el martirio y el testimonio de los santos son la permanente contrapartida de la Gracia en medio del reino de Caín.

Pero también ha desdibujado a la Iglesia un conjunto de cuestiones históricas contingentes. Los estados pontificios, por ejemplo, el estado del Vaticano, las Conferencias Episcopales y etc., son estructuras totalmente accidentales a la Iglesia, que le han hecho mal las más de las veces, y lo lamentable es que son los creyentes los que más se aferran a esas cuestiones, como si no tuvieran Fe.

Ante las permanentes diatribas, burlas e insultos de los no creyentes cuando hablan de la “Iglesia”, hay que decir que están hablando de lo que NO es la Iglesia, pero ojalá la mayoría de los “creyentes” creyeran realmente en lo que la Iglesia es. 

domingo, 21 de abril de 2019

AIKIDO: FILOSOFÍA Y RELIGIÓN.



1.       Allá por 1850…..
…el Comodoro Perry,  un tanto impaciente, lanzó unos cuantos bombazos a las costas de Japón, esas que no habían podido ser invadidas por nadie, y despertó a la Dinastía Tokugawa de un sueño profundo de dos siglos de aislamiento en una rica e impresionante matriz cultural.

Los japoneses, que se mantenían al tanto del mundo exterior por los holandeses, estaban al tanto del progreso técnico de los occidentales y sabían que para frenarlos no bastaría la intervención de los dioses como con los Mongoles, donde los vientos “kamikaze” destruyeron su flota dos veces. Comenzó entonces la modernización de Japón con el período Meiji en 1868. Pero los japoneses nunca dejaron de ser japoneses. Ese período Meiji fue una extraordinaria táctica de mimetización: copiamos las instituciones y la técnica occidental (en realidad copiaron más bien el constructivismo francés que el liberalismo anglosajón) para que los occidentales crean que se hacían occidentales y se lo creyeran. Y se lo creyeron. Así los japoneses terminaron sentándose junto a los vencedores de la Primera Guerra, copiando también el colonialismo occidental. Invadieron China y Corea, y los Occidentales, entre tanto, tranquilos.

La inteligencia de los intelectuales del período Meiji llegó más allá: tenían que legitimarse en el Shinto. Eso era natural porque el Shinto, más allá de su deificación de la naturaleza, afirmaba en su mitología que las islas del Japón descendían de sus dioses originarios. Japón era así el centro del mundo, y todo lo demás, la barbarie. El emperador siempre jugó un papel de unificación nacional más que de poder político, y por eso el período Meiji adoptó al Shintoísmo como religión de estado. Fue entonces un sintoísmo “imperial”. Había libertad de practicar otras religiones siempre que se practicara el culto oficial.

¿Qué tiene que ver esto con el Aikido? Que Morihei Ueshiba, su fundador, recibió una decisiva influencia de una secta del shinto NO imperial, no nacionalista, la Omoto-Kio.

2.       Las tres influencias de Morihei Ueshiba.

La primera y más desconocida, en 1909, fue la de Kamukasa Minata, un erudito, angloparlante y cosmopolita, que estaba en contacto con el gran intelectual del budismo zen, puente entre Oriente y Occidente, que fue T. Suzuki. ¿Por qué es esto importante? Porque más allá del Shintoísmo que Ueshiba practicaba, este es su primer contacto con el budismo, lo cual es clave para el desarrollo de su cosmovisión.

La segunda y la más conocida, en cuanto a artes marciales, fue, en 1912,  la de Sokaku Takeda, verdaderamente “el último samurai”.  Takeda aún vivía, en su mente, en el Japón medieval, y practicaba una forma muy especial de ju-jitsu llamado dayto-riu, una arte marcial casi milenaria originada en las técnicas que el samurai realizaba cuando se quedaba sin katana y sin caballo. (Entre paréntesis, el Aikido que algunos practicamos hoy podrá ser inefectivo, pero yo no querría encontrarme con uno de esos samuráis…).



Y la tercera, un poco menos conocida pero totalmente decisiva, fue la de Onisaburo Degushi, el fundador de una especie de Shinto NO imperial, con fueres influencias del Budismo hinayana. Degushi rechazaba la unión con la Dinastía Meiji, el Shinto imperial, y era universalista, pacifista y proclamaba como el budismo el amor a todos los seres vivientes. La relación de Degushi con Ueshiba fue muy intensa. De hecho el primer aiki-jujitsu practicado por Ueshiba era considerado por él como la expresión cuerpo-mente de la religión Omoto. Ambos participaron en el intento utópico de fundar una sociedad ideal en Manchuria, en 1925, que fracasó totalmente, por supuesto (donde ambos salvaron su vida por milagro). Pero en ese momento Ueshiba, que no había tenido problemas en usar su “Takeda-ju-jitsu” para la guerra, tiene una definitiva visión de que las artes marciales deben usarse para la paz.



3.       La analogía entre Cristianismo, Budismo y Omoto-kió.

Si ensayamos una sencilla sociología de la religión, el Omoto-kiu comparte con el Cristianismo y el Budismo una característica común: ser la universalización exotérica y pacifista de tres religiones más esotéricas y políticas.

¿Qué quiero decir con esto?
a)      Esotérico y exotérico se refiere respectivamamente a “encerrado” y “hacia afuera”. Una religión esotérica es la que se considera “para sí” y que no debe predicar a los demás. Una religión “exotérica”, al contrario, cree que su mensaje es para todos los seres humanos. Sale a “predicar para todos” la verdad de su mensaje. Puede degenerar en el proselitismo y la propaganda.
b)      “Política” quiere decir que una religión funciona como criterio de legitimidad de un gobernante terrenal, ya sea que lo considere Dios o no.
c)       “Pacifista” es que renuncia a la guerra como modo de defensa o expansión. Es una religión que “guarda la espada”.

En ese sentido, el Judaísmo pre-cristiano, el Brahamanismo y el Shintoísmo imperial fueron, históricamente, esotéricas, políticas y guerreras.

Contrariamente, el Cristianismo, el budismo (especialmente el de Buda, el hinayana) y el Shintoísmo de la Omoto-kio son, respectivamente, su “izquierda”. Cristo es exotérico:  id y bautizad a todos los pueblos… Corta con el poder político del Sanedrín (de hecho, lo mandan matar) y es pacifista (“guarda la espada, mi reino no es de este mundo”). Buda, ídem: corta con la jerarquía brahamánica y expande su camino de iluminación a todos los seres humanos, de modo  pacifista. El Omoto kio corta con el Shinto imperial y quiere expandir pacíficamente el amor y la armonía a todos los pueblos. Su fundador es perseguido dos veces por el poder Meiji y termina encarcelado y liberado recién luego de la Segunda Guerra.

Las tres “izquierdas” comparten además el amor universal a todos los seres vivientes, ya sea como hermanos en creación, ya sea como partes de lo divino.

Yo como cristiano, puedo afirmar que el Cristianismo es la conclusión coherente del Judaísmo, pero obviamente no puedo afirmarlo de las otras dos. Lo que sí puedo mostrar es, sociológicamente, la coincidencia en las conclusiones.

4.       La filosofía del Aikido.

Se podría decir, por ende, que Ueshiba absorbe, sin darse cuente, lo mejor del budismo pacifista, vía Minata y Degushi, y lo sintetiza con las tradiciones del Shintoísmo, quitándole a este último el carácter imperial y esotérico.

Por eso el Aikido –que se llama así recién desde 1942- no tiene torneos y siempre trata de conducir el ataque a una resolución pacífica. Y por eso Ueshiba “mandó a sus discípulos” expandirse por todo el mundo. El Aikido actual se lo debemos a su hijo, Kisshomaru Ueshiba, quien organizó a la sede central del Aikido según las normas comerciales y civiles del Japón de la post-guerra, sistematizó las técnicas y creó los colores y las graduaciones.



Se podría decir en este sentido que el Aikido es la larga sublimación del Rayto-riú. Sublimación en sentido freudiano, esto es, un re-direccionamiento “civilizado” de la pulsión de agresión. El Aikido es en ese sentido el super-yo de lo marcial.

Obviamente es totalmente compatible con el Budismo, pero también con el Cristianismo. Porque lo esencial del Aikido no está en la ontología del Shintoísmo, sino en esa paz universal, en esa des-politización, en la armonía mente-cuerpo y en el amor a todos los seres vivientes. Y ello está totalmente en las conclusiones del Judeo-cristianismo donde todos los seres humanos y todos los seres son creación de Dios y están llamados a vivir nuevamente en paz mediante la redención realizada por Cristo.



martes, 16 de abril de 2019

EN DEFENSA (UNA VEZ MÁS) DE BENEDICTO XVI.




Una vez más, gracias a Dios, Benedicto XVI ha hablado. Con toda paz ha puesto el punto sobre las íes, y con toda furia, una vez más, se le responde. Porque Benedicto habla desde la Fe Católica, una fe cuya defensa es el origen de la armonía razón Fe, una fe que puede ser entendida por la razón pero sólo en armonía con la Gracia. Una fe, por ende, que no se entiende habitualmente pero que, sobre todo, se la odia, porque es todo lo que la naturaleza humana, herida por el pecado original, rechaza. De allí que el odio a la Iglesia no sólo tiene su origen en los pecados de los católicos, sino en la naturaleza misma de la Iglesia: Cuerpo Místico de Cristo.

“Pero los suyos no lo recibieron”. Ello suena hoy más que nunca pero ya no es el paganismo contra el cual luchaban los primeros Padres de la Iglesia. Hoy el paganismo está en la Iglesia misma. Son los propios católicos, en su gran mayoría, quienes han perdido el sentido de la Fe y lo Sobrenatural, y por eso fueron sobre todo ellos, en su momento, quienes odiaron terriblemente a Benedicto XVI y lo dejaron solo ante las víboras que habitan el Vaticano. Y no hablamos de la fe de la gente sencilla, que puede estar deformada pero no muerta. Hablamos de quienes se erigieron a sí mismos en grandes maestros y cual ciegos guías de ciegos creyeron que la fe tenía que diluirse para dialogar con el mundo, cuando un Santo Domingo dialogaba hasta con las piedras si era necesario sin disminuir un milímetro la esencia de la fe.

Por eso lo que fundamentalmente no se ha entendido, tanto por parte de no creyentes como por parte de supuestos creyentes, es la referencia a la corrupción de la moral católica cuya respuesta tuvo que venir en la magnífica Veritatis splendor. Los que no están al tanto de esto hablan sin saber de lo que hablan, no entienden nada y acusan precisamente a Benedicto de sacarse la responsabilidad de encima, cuando precisamente él y Juan Pablo II elaboraron esa encíclica para luchar contra la debacle de la moral católica que tanto en teoría como en praxis corrompió, nada más ni nada menos, que la vida en los seminarios.

“….En varios seminarios se establecieron grupos homosexuales que actuaban más o menos abiertamente, con lo que cambiaron significativamente el clima que se vivía en ellos. En un seminario en el sur de Alemania, los candidatos al sacerdocio y para el ministerio laico de especialistas pastorales (Pastoralreferent) vivían juntos. En las comidas cotidianas, los seminaristas y los especialistas pastorales estaban juntos. Los casados a veces estaban con sus esposas e hijos; y en ocasiones con sus novias. El clima en este seminario no proporcionaba el apoyo requerido para la preparación de la vocación sacerdotal. La Santa Sede sabía de esos problemas sin estar informada precisamente. Como primer paso, se acordó una visita apostólica (N. del T.: investigación) para los seminarios en Estados Unidos.

“….De hecho, en muchos lugares se entendió que las actitudes conciliares tenían que ver con tener una actitud crítica o negativa hacia la tradición existente hasta entonces, y que debía ser reemplazada por una relación nueva y radicalmente abierta con el mundo. Un obispo, que había sido antes rector de un seminario, había hecho que los seminaristas vieran películas pornográficas con la intención de que estas los hicieran resistentes ante las conductas contrarias a la fe.”
“Hubo –y no solo en los Estados Unidos de América– obispos que individualmente rechazaron la tradición católica por completo y buscaron una nueva y moderna “catolicidad” en sus diócesis. Tal vez valga la pena mencionar que en no pocos seminarios, a los estudiantes que los veían leyendo mis libros se les consideraba no aptos para el sacerdocio. Mis libros fueron escondidos, como si fueran mala literatura, y se leyeron solo bajo el escritorio.”
Y los que no entienden nada de nada, y se erigen ahora como los grandes Catilinas de la moral y pretenden ser fiscales de Benedicto, ignoran que fueron él y JPII los que lucharon por nuevas disposiciones penales dentro de la Iglesia ante un excesivo garantismo: “… había un problema fundamental en la percepción de la ley penal. Solo el llamado garantismo (una especie de proteccionismo procesal) era considerado como “conciliar”. Esto significa que se tenía que garantizar, por encima de todo, los derechos del acusado hasta el punto en que se excluyera del todo cualquier tipo de condena. Como contrapeso ante las opciones de defensa, disponibles para los teólogos acusados y con frecuencia inadecuadas, su derecho a la defensa usando el garantismo se extendió a tal punto que las condenas eran casi imposibles.
Y más adelante: “…En principio, la Congregación para el Clero es la responsable de lidiar con crímenes cometidos por sacerdotes, pero dado que el garantismo dominó largamente la situación en ese entonces, estuve de acuerdo con el Papa Juan Pablo II en que era adecuado asignar estas ofensas a la Congregación para la Doctrina de la Fe, bajo el título de “Delicta maiora contra fidem“. Esto hizo posible imponer la pena máxima, es decir la expulsión del estado clerical, que no se habría podido imponer bajo otras previsiones legales. Esto no fue un truco para imponer la máxima pena, sino una consecuencia de la importancia de la fe para la Iglesia. De hecho, es importante ver que tal inconducta de los clérigos al final daña la fe.”
Obsérvese que habla como protagonista directo de quien ha hecho todo lo posible, siempre, para defender la fe y a los fieles. ¿De dónde sacan algunos de que es él quien tiene que asumir la culpabilidad? Algunos desde una ingenua ignorancia, pero otros precisamente desde su propia culpa: he allí a los grandes apóstoles de la moral laxa y relajada diciendo ahora de todo contra, precisamente, quien máximamente los combatió: “…El Papa Juan Pablo II, que conocía muy bien y que seguía de cerca la situación en la que estaba la teología moral, comisionó el trabajo de una encíclica para poner las cosas en claro nuevamente. Se publicó con el título de Veritatis splendor (El esplendor de la verdad) el 6 de agosto de 1993 y generó diversas reacciones vehementes por parte de los teólogos morales. Antes de eso, el Catecismo de la Iglesia Católica (1992) ya había presentado persuasivamente y de modo sistemático la moralidad como es proclamada por la Iglesia.” Por santa humildad no dice Benedicto el papel protagónico que tuvo en esta encíclica, que tuvo la “osadía” de decir sencillamente que “…Hay valores que nunca deben ser abandonados por un valor mayor e incluso sobrepasar la preservación de la vida física”.
Y como la fe es precisamente lo que no se entiende, se ríen ahora casi todos –excepto los actuales pobres de Yahvé- de alguien que pone los remedios en la vuelta a Dios como creador, como fuente de toda razón y justicia, como centro de la existencia del ser humano; la vuelta a la Eucaristía como el centro de la “praxis” del cristiano, la vuelta a la Santa Comunión, recibida con reverencia y santo temor de Dios, y la vuelta al misterio de la Iglesia, que vive aún en comunidades santas y pequeñas que no hacen ruido porque hacen bien. “…Vivo en una casa, en una pequeña comunidad de personas que descubren tales testimonios del Dios viviente una y otra vez en la vida diaria, y que alegremente me comentan esto. Ver y encontrar a la Iglesia viviente es una tarea maravillosa que nos fortalece y que, una y otra vez, nos hace alegres en nuestra fe”.  ¡Qué atrevimiento, Benedicto!!!!!!!!!!! En medio de todas las aberraciones litúrgicas, en medio de la ecología y la redistribución de ingresos como el primer mandamiento, en medio del ecumenismo confundido con relativismo, en medio de la libertad confundida con indiferentismo, en medio de los teólogos latinoamericanos que creen que “el pueblo” es Cristo y odiaron a más no poder a Ratzinger y a Benedicto XVI, en medio de todo ese cambalache total y completo, Benedicto XVI se atreve a volver a lo esencial. “…Existe el martirio. Dios es más, incluida la sobrevivencia física. Una vida comprada por la negación de Dios, una vida que se base en una mentira final, no es vida”. Hoy el mártir es él. Con Benedicto, con gusto, nos inmolamos varios. Que Dios te bendiga Benedicto XVI, y que sigas sosteniendo tu firme voz en medio de la apostasía de los nuevos sacerdotes de su propia ley.

domingo, 14 de abril de 2019

LOS KLINGONS Y LA FÍSICA.




Para los fans de Star Trek, los Klingons forma una parte indispensable de su universo. Desde el principio fueron los honorables enemigos de la Federación, con una guerra siempre potencial que se evitaba siempre que ninguna de las dos potencias especiales violara precisamente su propio espacio. Eso fue así hasta que en Star Trek 6 el icónico, estoico, racional e inolvidable Spock logra un acuerdo según el cual se garantiza la paz y que incluso cualquier klingon podía ser miembro de la Federación, como el incorruptible, hierático y espartano Sr. Worf.



Los Klingon siempre fueron una curiosidad dentro de la concepción del mundo de la Federación. No eran el mal, el mal son los Borg, con los cuales el acuerdo es imposible. Pero eran una civilización que parecía un mix entre Esparta y los samurái japoneses. Una raza guerrera, con el honor, valentía y dignidad, pero que a pesar de haber alcanzado la velocidad warp, no quisieron al principio ser parte de la Federación. Porque en el enternecedor mundo iluminista y socrático de Gene Roddenberry, el creador de Star Trek, cuando los planetas alcanzan el conocimiento científico para la velocidad warp, alcanzan al mismo tiempo la madurez moral para ser parte de la Federación. Por eso la directiva primaria: no tomar contacto nunca con un planeta que no haya alcanzado esa madurez, tanto teorética como moral.



En la última saga de Star Trek, Discovery, los guionistas han refinado el papel y las características de los klingon. La serie está situada inmediatamente antes de la primera saga de Star Trek, y por eso el Cap. Pike tiene un papel importante. La federación tiene con los klingon una guerra terrible, que sólo vencen con la ayuda de una civilización terrestre de un mundo paralelo, los Terranos, totalmente autoritarios, contrarios a los ideales de paz y libertad de la Federación. Por eso la guerra queda en secreto excepto para los altos mandos y los miembros de la nave Discovery.



Los klingon aparecen aquí muy humanos, muy políticos: tienen clanes, se traicionan entre ellos, tienen la baja política de la lucha agonal por el poder, los humanos y los klingon se enamoran secretamente, y su aspecto es más duro y espartano que nunca. Pero siguen teniendo una superioridad terrible: son tecnológicamente muy avanzados, casi invencibles si no fuera por las malas artes de Georgiou, el lado malo de Filippa, frenado a tiempo por la siempre heroica y kantiana Michael Burnham.






Hasta aquí los guionistas han cometido dos enternecedores y simbólicos errores filosóficos. El primero es suponer que desarrollo tecnológico y moral iban de la mano. Pero el segundo es más invisible: que una civilización autoritaria como los klingon puedan tener lo que es hoy la ciencia occidental y a donde llegará en el s. XXIV.



¿Why not?, preguntarán muchos lectores atrapados en la matrix positivista. Finalmente la ciencia son los facts, y los facts los pueden “ver” todos los suficientemente inteligentes para verlos. Si, los klingon serán espartanos, pero sencillamente son muy capaces, abrieron los ojos y la Física les cayó como el maná del cielo. Yo de niño pensaba lo mismo. “¿Papá, ¿por qué los griegos no tenían Física como nosotros? ¿No eran muy inteligentes acaso?”



La pregunta no pudo ser respondida desde los 12 hasta los 25 o 26, cuando comencé a leer a Popper (y luego Koyré, Kuhn, Lakatos, Feyerabend, Husserl y Gadamer) y salí de mi sueño dogmático. Porque yo también pensaba que la ciencia era “ver los facts”. Si no los veías eras porque una cuña de torpeza no te dejaba ver, o porque no “tenías los instrumentos”.



Pero claro, Popper explica que la racionalidad es otra cosa. Que los supuestos facts, oh escándalo, se interpretan desde las teorías, y que las teorías progresan sólo por medio del debate y la crítica. Si alguien dice que los rayos se producen porque los pajaritos son verdes y a continuación se abre a la crítica, eso es racional, y su alguien dice que los rayos se producen por cargas diferentes en la tensión electrostática y el que diga lo contrario será fusilado, eso NO es racional.



Por eso la ciencia comenzó a avanzar en Occidente: porque todo se comenzó a discutir en lo que hoy llamamos filosofía griega. Y luego, con un inevitable efecto dominó, se siguió discutiendo ad infinitum, con viento a favor o en contra, y por eso surgió la ciencia: porque los atomistas no estaban de acuerdo con Parménides, porque Aristóteles no estaba de acuerdo con los atomistas, porque después de Aristóteles hubo que desgañitarse la cabeza para explicar la acción a distancia, porque a Copérnico no le convencían los cálculos de Ptolomeo, porque a Kepler no lo convencía del todo Galileo, porque Newton sistematizó a los atomistas, Copérnico, Galileo y Kepler; porque a Max Plank no lo convencía Newton para la radiación de los cuerpos negros, porque Einstein veía bien que Newton no había explicado la gravedad, etc. Pero si en Occidente no hubiera picado el bichito de la individualidad, el debate, la discusión y la contra-argumentación, nada de esto hubiera sucedido. Una civilización puede ser maravillosa pero sin individuo libre que piense y discuta, se estanca. Por eso las mitologías antiguas eran simbólicamente maravillosas y al mismo tiempo quedaban estancadas durante milenios, excepto la que tocó a las islas jónicas y se convirtió en filosofía por la discusión y el debate y NO por otra cosa.



Por eso los klingon no podrían haber tenido ciencia ni tecnología. Eran enternecedoramente espartanos y hobbesianos, sí, pero por eso hubieran estado ciegos al progreso de la Física. Si no lo estuvieron es porque los guionistas de Star Trek piensan que la Física es "facts". No, no lo es, es conjeturas y refutaciones, el título de uno de los grandes libros de Karl Popper.



Que tal vez, como Einstein, era extraterrestre…






domingo, 7 de abril de 2019

SEXUALIDAD: AÚN NO SE LA ENTIENDE.


Algunos me dirán: ¿vos sí? Bueno, soy humano y estudio a Freud. Sobre lo primero me dirán que no, que soy marciano, y sobre lo segundo me dirán: ¡peor para vos !!!!!!!!!!!!!!! Bueno, veremos.

Ciertos acontecimientos recientes me siguen haciendo reflexionar sobre la época en la que vivimos.

Se suponía que entendíamos la sexualidad, que la aceptábamos, que no la rechazábamos como algo horrible y culpógeno como en épocas anteriores.

Pero cuando veo que Joe Biden es acusado de sexual harassment por una escena como esta, acusación que fue negada por la misma mujer de la foto, me pregunto si realmente es así.



La pregunta es si ese gesto, esas manos sobre los hombros, tiene intención sexual o no.

Yo comprendo que ahora debemos tener más cuidado en nuestras expresiones de afecto, NO por miedo a las de me too, sino porque SIEMPRE hay que ser caballero y tratar como una dama a una mujer. Es más, todo el judeo-cristianismo, tan denostado por el feminismo, impuso a los varones deberes muy estrictos en cuanto a no tener actos sexuales excepto que con la propia esposa, con todo el cuidado en nuestros usos y gestos externos que ello implica.

Pero ello NO implica que el ser humano sea un robotito que se aprieta un botón y entonces “esto es sexual” y luego se aprieta otro que dice “esto no es sexual” y pasa de una cosa a la otra como si fuera algo de todo o nada. Porque en la sociedad actual hay un mensaje implícito: si hay consentimiento, toca el botoncito de sexual y entonces “debes” ser el gran tigre o tigresa en la cama. Si NO, apaga el botoncito y entonces incluso el más mínimo pensamiento sexual es sexual harassment. Qué fácil. Parece que eso es el ser humano: un robotito. 100% en un caso, 0% en el otro. ¡Qué magnífica comprensión de lo humano!!!!

Pero esto sucede no sólo por la baja política de siempre (la acusación sale AHORA, por supuesto, de una colaboradora de Sanders), no sólo por el feminismo radicalizado e ideológico de la mayoría de las de me too, sino porque verdaderamente aún no se ha comprendido a Freud.

Me van a decir: ¿y vos sí? Si ello implica que soy infalible, claro que tampoco, pero después de haberlo estudiado, sencillamente creo que sí lo entiendo, y si alguien piensa diferente me dirá sus razones.

Las pulsiones de Joe Biden y las de todos los seres humanos fueron indiferenciadas en su momento. Sobre todo, la pulsión de vida es, al principio, indiferenciada. Es una pulsión hacia el otro, con su componente narcisista, claro, no diferenciada en el bebé. Llamar a eso sexualidad como si fuera la sexualidad adulta es un grave error. Pero es libido. Yo la llamo pulsión de abrazo.

Esa libido, si el super yo funciona, tiene dos direcciones: una de amor de ternura, cortada a su fin sexual, dirigida al endogrupo (padres y hermanos) y otra, el amor hacia la pareja del exogrupo, NO cortada a su fin sexual, que va atravesando diversas etapas (sexualidad infantil, latencia, genitalidad). Si el super yo no funciona, sale un perverso y-o un psicótico.

Ahora bien, ¿qué hace ese ser humano socialmente adaptado con pulsiones sexuales que chocan con el criterio de realidad y-o el tabú del incesto? De modo inconsciente, las sublima. Es lo que hace un padre con la hija, un hermano con una hermana, o al revés, y es lo que hacemos todos con todo ser humano ante el cual adoptamos la función paterna o la de hermano. Esos afectos han sublimado la sexualidad sencillamente porque parten de la libido originaria pero la “cortan” a su fin sexual.

Pero ese “corte” NO es todo o nada, cero o uno. Es un corte que depende de la posición en la que el sujeto, con mayor o menos manejo de su inconsciente, logra colocarse. Con mayor o menos manejo, no es todo o nada. Por ende el abrazo o el beso NO sexuales socialmente y no sexuales en la edad adulta NO son no sexuales desde el punto de vista de la pulsión originaria. Perdón el trabalenguas pero es así. La pulsión está allí, pero sublimada. Si el sujeto está MUY bien evolucionado psíquicamente (pocos) no tiene ningún problema. Si hay un leve desequilibrio entre el super yo y el ello, el sujeto percibe la tensión, pero si es un neurótico normal (o sea TODOS…. Los que no son perversos o psicóticos) la maneja bien y la sublima de vuelta. Pero no aprieta ningún botón. Y a veces, aunque no lo diga, quiere ser hermano de su cónyuge y cónyuge de un no hermano que no es cónyuge. Y por eso la terapia debe ser permanente.


Exigir que Joe Biden, o sea todos nosotros, distinga perfectamente entre un gesto de afecto sexual “o no” desde el punto de vista de sus sentimientos más internos e inconscientes, es NO saber qué es el ser humano. Pedirle que tenga cuidado, que sublime, que re-direccione, debería ser obvio también, pero el primero que hizo ese pedido fue el Judeo-cristianismo, ahora tan denostado por todos. En fin, un tiempo raro. Una época histeroide.