CONTESTACIÓN A “LOS NEOMARITENIANOS”.
Por Gabriel J. Zanotti
27-11-2011.
Ante todo me disculpo por el estilo informal de mi blog de hoy, que dio origen, en este caso, a malentendidos. No sólo no me molestó la crítica de Fernando Romero Moreno sino que debo a él una honestidad intelectual y una caridad en los desacuerdos que son realmente excepcionales en los ambientes intelectuales argentinos, sean cuales fueren.
Mis diferencias con su enfoque podrían enumerarse en los siguientes puntos:
1. La reseña histórica del liberalismo católico clásico pone como primer ejemplo a Lamennais, cuando podría haber comenzado desde mejores ejemplos que no fueron nunca condenados ni advertidos por el Magisterio de aquél entonces, dejando de lado el caso de Rosmini a quien el Magisterio de Juan Pablo II y Benedicto XVI ha rehabilitado.
2. Las características del “Nuevo Liberalismo Católico” son casi idénticas a todo lo afirmado por el Vaticano II sobre la justa autonomía de lo temporal, la distinción, no separación, entre Iglesia y estado, la libertad religiosa, etc. Es entonces cuando pregunto si las críticas a este NLC no están hechas desde el mismo espíritu que Lefebvre tiene hacia el Vaticano II, esto es, acusarlo de ser contradictorio con el Magisterio pre-conciliar y quedarse, por ende, en una posición lefebvriana implícita.
3. Fernando tiene razón en que algunos autores del NLC incurren en una postura clerical al afirmar a la democracia constitucional moderna al estilo EEUU como ahora “la” doctrina oficial de la Iglesia. Pero ello nos lleva a lo que comenté en un artículo reciente (1): es el mismo clericalismo (históricamente comprensible) de Pío IX cuando en sus condenas tenía “in mente” un estado católico sin la libertad religiosa tal como la define el Vaticano II. Por eso yo llego a la conclusión de que ambos magisterios no han distinguido suficientemente el campo de lo opinable cuando se expiden en materia de régimen político (y ni que hablar en materia económica). Ese margen de opinabilidad legítima en relación al depositum fidei es clave y lo he conversado con Fernando muchas veces y lo he escrito y aclarado innumerables veces (2), y es la clave de mi debate con los tradicionalistas. Yo no quiero hacerlos liberales con argumentos de Fe, sino simplemente señalarles que la opción entre un gobierno sin constitución liberal clásica con una economía corporativa es una opción opinable en relación a la fe, lo mismo que mi propia opción por una democracia constitucional con economía de mercado. Pero ellos parecería que quieren presentar su opción política como derivada directamente del depósito de la fe….
4. Fernando hace aclaraciones totalmente verdaderas frente a las cuales me pregunto entonces por qué seguir debatiendo. Hace dos que son sencillamente claves para el debate. Primera: “…Hay que reconocer que los liberales “clásicos” también han criticado este capitalismo de riqueza concentrada y monopolizada, como fruto – según su interpretación - del intervencionismo de los gobiernos o de monopolios u oligopolios artificiales (más propio de una suerte de “mercantilismo global” o de un “socialismo de mercado”, que de una “sociedad libre”). No entramos a dirimir esta última cuestión histórica, pero la señalamos para evitar interpretaciones unidireccionales”. Segunda: “el problema no está en defender un modelo republicano, de economía de mercado y sana laicidad, asunto que está dentro de las opciones legítimas y opinables de que goza cualquier católico - sobre todo lo referente a los dos primeros aspectos - sino hacerlo de un modo contrario a las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia: democracia “naturalista”, capitalismo “liberal” y laicidad “aconfesional”.
¿Entonces? ¿Cuál es el problema? La democracia que proponemos Bosca, Fazio y yo no es “naturalista”; nuestra laicidad no es “a-confesional”, sino “confesionalidad sustancial”, aunque Bosca y Fazio no usen esa terminología, y lo del capitalismo liberal lo soluciona el mismo Fernando en su primera aclaración.
5. La condena que Fernando hace a Maritain como heterodoxo lo lleva nuevamente a acercarse a Lefebvre.
6. Si alguien dijo alguna vez que los EEUU fueron el liberalismo admitido por la Iglesia y que la revolución francesa fue el liberalismo condenado, Fernando tiene razón en criticar semejante simpleza. La cuestión es que el common law que da origen a los derechos individuales clásicos provenía evolutivamente del medioevo medieval. Y respecto a esas libertades como “de perdición”, entonces volvemos al debate sobre la libertad religiosa en el Vaticano II….
7. Me pregunto si la distinción entre tesis e hipótesis fue teológicamente adecuada. Después del pecado original, todo es hipótesis. Y si queremos llamar tesis a un régimen político ideal, cuál fuera ese es también tema opinable que no se puede derivar directamente del depósito de la fe.
8. Coherentemente con lo anterior, pretender que un magisterio en lo social sobre una “tesis” sea “definitivo” es incurrir otra vez en un clericalismo e integrismo que me pregunto si no son ellos, precisamente, los contrarios al depósito de la Fe……………………
Eso es todo en principio. Me parece que Fernando ha captado la evolución de ciertos autores en relación a un planteo liberal y católico, mantiene con ellos sus diferencias pero la cuestión es: ¿desde dónde? Si es desde la Fe, nos introducimos de vuelta en el tema de hasta dónde llega lo opinable. Si él opta por un tradicionalismo español como su mejor régimen político y yo por el liberalismo clásico de origen anglosajón, ok, pero entonces discutamos de política en temas opinables y no de Fe. Esto ya lo he escrito muchas veces. Pero me parece que Fernando se inclina por otra cosa y es allí donde el tema se complica…………. Por lo demás, si lo que Fernando critica es cierto clericalismo liberal católico estimulado por el Vaticano II, como si ser católico fuera ahora igual a ser democrático, constitucional, etc., tiene razón: todas esas cuestiones son opinables. Pero también lo eran los regímenes políticos “católicos” de los cuales estaban enamorados Gregorio XVI, Pío IX, y sea lo que fuere lo que tenía in mente Pío XI cuando escribió Quas primas.
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(1) http://www.institutoacton.com.ar/articulos/gzanotti/artzanotti88.pdf
(2) “Reflexiones sobre la encíclica “Libertas” de Leon XIII”, en El Derecho, 11 de octubre de 1988; “La temporalización de la Fe”, en el libro Cristianismo, Sociedad Libre y Opción por los pobres, Centro de Estudios Públicos, Santiago de Chile, 1988; “Modernidad e Iluminismo”, Libertas, Nro. 11, 1989; “Reflexiones sobre cuestiones obvias”, en El Derecho, del 29/1/93; “Economy and Culture in the Thought of John Paul II”, en Logos, A Journal of Catholic Thought and Culture; 1:2 1997; “La interpretación correcta del Concilio Vaticano II”, en Instituto Acton (versión on line), Febrero de 2006; “¿Què es lo opinable?”, en Instituto Acton (versión on line), Julio de 2005; “León XIII, Benedicto XVI y los EEUU”, en Instituto Acton, versión on line en www.institutoacton.com.ar, del 13-4-08; “Sobre el discurso de Benedicto XVI en las Naciones Unidas”, en Instituto Acton, versión on line en www.institutoacton.com.ar, del 19-5-08.
lunes, 28 de noviembre de 2011
domingo, 27 de noviembre de 2011
CONTESTACIÓN A “LOS NEOMARITENIANOS”. El tema de la posibilidad de ser católico y liberal, again.
JUEVES 24 DE NOVIEMBRE DE 2011
LOS NEOMARITAINEANOS
Aproximación al Nuevo Liberalismo Católico
Artículo publicado en el número 22 del Diario de Filosofía del Derecho de El Derecho.
por Fernando Romero Moreno
1. El error del “liberalismo católico”, es de antigua data.
Las contestaciones a que sea un error, también………:-))
Con diversidad de matices y tendencias, puede rastrearse su origen en el pensamiento de Lamennais y probablemente su representante mayor en el siglo XX haya sido Jacques Maritain.
No se pueden comparar ambos autores: ni en su formación filosófica, ni en su respeto al Magisterio…….. Citar 1ro a Lamennais es citar primero al peor………. ¿Por qué no comenzar con Rosmini, Lord Acton, Lacordaire, Ozanam……?
La oposición entre las tesis de este liberalismo con la Fe católica fue expuesta por la mayoría de los Papas, sobre todo a partir de Gregorio XVI.
De vuelta lo mismo: ¿por qué quedan afuera los papas desde Pío XII en adelante? Porque si no, no se trata de la oposición entre el Liberalismo Católico y la Iglesia, sino entre Lefebvre y el Vaticano II……………
Como saben los entendidos, en su naturaleza más íntima el liberalismo católico es, por un lado, un naturalismo o semi- naturalismo político que promueve un laicismo “moderado”, según aquel apotegma clásico convertido por ellos en “ideal” o “tesis”: La Iglesia libre en el Estado libre. Es decir, la renuncia a la doctrina del Estado católico,
De vuelta, esta “renuncia”, ¿no es la del Vaticano II?
convirtiendo en una norma “de máxima” la hipótesis del Estado laico “aconfesional”, respetuoso de la Ley Natural y de la libertad de la Iglesia. Junto con esto, caracteriza al liberalismo católico un intento de superar el individualismo y el utilitarismo de los liberales ilustrados mediante una antropología “personalista” [1] que desnaturaliza la naturaleza del bien común. Estos dos aspectos se manifiestan luego en la valoración que hacen del capitalismo, la democracia, la Revolución y la Modernidad.
De vuelta: ¿por qué no decirles todo eso a Pío XII, el Vaticano II, Benedicto XVI, que son los que hablan de “sana laicidad del estado”?
2. En los últimos treinta años se ha ido desarrollando una variante del “liberalismo católico” que sólo tiene diferencias de grado con el anterior, viene formulado con una terminología nueva – al menos en parte – y pretende apoyarse en los documentos del Concilio Vaticano II y en las enseñanzas de los Papas posteriores al mismo. Además, frente a la “aventura de la teología progresista”, es visto en muchos ambientes como un baluarte de ortodoxia.
Ahora estamos en tema.
3. Antes de explayarnos en los errores de esta corriente, queremos reconocer que, en sus representantes, hay un genuino y legítimo deseo de cristianizar el orden temporal; de garantizar la legítima autonomía de las realidades terrenas; de recordar la misión que tienen los laicos de santificarse y santificar la vida personal, familiar y social (la “consecratio mundi”); de respetar la legítima libertad en cuestiones opinables y prudenciales; de dar fundamento a una sana laicidad; y, en definitiva, de “oxigenar” los ambientes cristianos de actitudes y mentalidades clericales o integristas, proclives al celo amargo, a un desordenado “agere contra” y a una intransigencia cerril no con el error, sino también con las personas que yerran. Por otro lado, sus representantes han hecho aportes valiosos en distintos campos del saber, como la teología, la filosofía, el derecho, la historia, la economía, etc. No obstante y más allá del natural aprecio que sentimos por algunos de ellos (a quienes conocemos personalmente), no podemos dejar de advertir sobre los errores de sus posturas.
Ok, excelente, eso es honestidad personal e intelectual.
Algunos de los referentes más importantes de este liberalismo católico son, según nos parece, Pedro Lombardía, Michael Novak, Andrés Ollero Tassara, Martín Rhonheimer, Roberto Bosca, Alfonso Santiago, Rafael Termes, Gabriel Zanotti, Alejandro Chafuén, George Weigel, Mons. Mariano Fazio y Juan Manuel Burgos. [2]
4. Vamos a sintetizar las principales características o notas del Nuevo Liberalismo Católico (de ahora en más, NLC). Previamente queremos advertir que no todos los referentes del mismo adhieren a la totalidad de las ideas que señalaremos o no lo hacen siempre del mismo modo.
Thanks por esa delicada aclaración.
Así, por ej: Gabriel Zanotti no defiende la “tesis” de la laicidad aconfesional sino la de una “confesionalidad substancial”
Sos el único que se acuerda…………
y Mons. Mariano Fazio es crítico del liberalismo económico, pero hacer un análisis exhaustivo del pensamiento de cada uno de ellos excedería el marco de esta nota. Vamos pues a exponer de modo general los rasgos fundamentales del NLC:
a) Defensa como ideal de una “laicidad aconfesional” en una comunidad política respetuosa de la Ley Natural, teniendo como superada – por clerical o integrista – la doctrina tradicional acerca de la necesidad del Estado católico. Esta “laicidad aconfesional” (separación amistosa entre el Estado y la Iglesia) presentada como “tesis” fue oportunamente reprobada por el Papa León XIII (precisamente en relación al caso norteamericano, que el Santo Padre consideró como la mejor solución para esa nación dadas sus circunstancias, pero no como el “ideal supremo”)
Pregunto: después del pecado original, ¿no todo el orden político es siempre “en hipótesis”?
y el Concilio Vaticano II no cambió nada al respecto, pues sostuvo que la doctrina tradicional sobre las relaciones Iglesia- Estado seguía vigente,
Si pero no aclaró cómo…….
idea que nos parece ser la clave hermenéutica para interpretar correctamente la Declaración “Dignitatis Humanae”. Dice el Concilio: “puesto que la libertad religiosa que exigen los hombres para el cumplimiento de su obligación de rendir culto a Dios, se refiere a la inmunidad de coacción en la sociedad civil, deja íntegra la doctrina tradicional católica acerca del deber moral de los hombres y de las sociedades para con la verdadera religión y la única Iglesia de Cristo” [3]
Esa es la clave del problema. El “estado católico” defendido por la “doctrina tradicional” no dejaba lugar para la inmunidad de coacción en la sociedad civil……………….
Es que la Iglesia siempre ha sostenido, como enseñanza definitiva de su Magisterio Ordinario y Universal, que, supuesta una comunidad mayoritariamente católica, el Estado debe serlo también.
“Siempre”??????? Entonces la Iglesia posterior al Vaticano II no es católica. Eso es Lefebvre. Si es así, ¿por qué no lo defendés directamente y listo?
Y esto no sólo por razones culturales, sino porque el hombre debe rendir culto a Dios de modo individual como social.
¿Cómo hacerlo socialmente sin coaccionar la libertad religiosa? La solución es que el modo de hacerlo socialmente quede librado a la prudencia de las circunstancias históricas, introduciendo con ello el tema de lo opinable………………….
No “favoreciendo el hecho religioso en general” (indiferentismo político) sino con actos de culto público al Dios Uno y Trino de la Revelación cristiana, con la subordinación de su orden político y jurídico a la Ley Natural y a la Ley Divino- positiva, con el reconocimiento expreso de la Realeza social de Nuestro Señor Jesucristo, y con el apoyo a la Iglesia Católica, sin menoscabo de la recíproca libertad del Estado y de la Iglesia en sus campos respectivos (distinción de potestades, sin separación).
Uf ¡!, de vuelta lo mismo……….. ¿Eso es depósito de la Fe?
Eso no supone, pues, defender un Estado fundamentalista, clerical o integrista (confusión entre lo temporal y lo espiritual).
¿No?
Que en el “modelo de Cristiandad medieval” hubiera desviaciones en ese sentido (como de hecho las hubo) no es algo consubstancial a la naturaleza del Estado católico. De modo que identificar la mentada “unión del Trono y del Altar” como una “esencial” confusión entre lo sacro y lo profano es una afirmación falsa. Si una novedad vino a aportar el Concilio Vaticano II fue la de complementar las enseñanzas clásicas acerca de las relaciones Iglesia- Estado con una mejor comprensión de la autonomía relativa de lo temporal (sana laicidad) y con la doctrina de la libertad “civil” en materia religiosa [4], pero dejando intactas las obligaciones del hombre y de la sociedad respecto de la verdadera Iglesia de Cristo.
Pero, de vuelta, no parece ser ello compatible con el “estado católico” que tenía in mente Pío IX cuando escribía……
Esa misma noción de “libertad religiosa” tiene aún que formularse de modo más claro –una mejora nos parece que ya existe en el Catecismo de la Iglesia Católica – para mostrar la continuidad, en lo esencial y definitivo, respecto del Magisterio precedente.
TODO puede ser siempre más claro……..
La hipótesis de un Estado laico “aconfesional” pero respetuoso de la Ley Natural, siempre fue vista por la Iglesia como un “mínimo exigible” en naciones pluriconfesionales y con comunidades católicas minoritarias. Pero, repetimos, nunca como “el” ideal.
En la Gaudium et Spes esa relación entre Tesis e Hipótesis se corta. Otra vez: ¿entonces el Vaticano II es una herejía? ¿Sí o no? Si si, deberías ponerte explícitamente de lado de Lefebvre; si no, entonces es un tema opinable……………….
Por otro lado, dicho Estado, históricamente no existió y antropológicamente es de difícil aplicación, si contamos con la existencia del pecado original y con las distintas “interpretaciones” que de hecho hay acerca del iusnaturalismo.
Oh!!!!, como si el estado confesional fuera de fácil aplicación y como si hubiera existido una época donde funcionara perfectamente ¡!!!!!!!!!
b) Justificación del capitalismo liberal como un régimen económico compatible con la Doctrina Social de la Iglesia, siempre que se entienda al liberalismo como despojado de la ética individualista y/o utilitarista, y suponiendo la difusión de una cultura basada en el “personalismo”. En rigor de verdad, todos los Papas que se ocuparon de la “cuestión social” han reprobado, con diversidad de matices, el liberalismo económico. Algunos (León XIII, Pío XI y Juan Pablo II) explicaron que no se condenaba al capitalismo como sistema sino a la ideología liberal que podía ir unida al mismo. Pero ninguno sostuvo que el “capitalismo liberal” podía ser aceptable si se lo enmarcaba en un conjunto de valores respetuosos de la dignidad humana, pues tal cosa era y es contradictoria en sí misma. No alcanza con difundir una “cultura de la solidaridad y de la ética social empresaria” ni garantizar un orden jurídico- político que respete las instituciones del libre mercado (propiedad privada, contratos, estabilidad de la moneda, etc) o los derechos de terceros. Es necesaria, además de eso, una justa regulación del orden económico por parte de las entidades intermedias y del Estado (que tenga en cuenta la justicia social y el bien común), regulación que la doctrina de la Iglesia – dentro del respeto al principio de subsidiariedad – siempre ha reclamado. Como hay además una condena al “capitalismo real”, cuyo impacto global el Papa Pío XI no dudó en calificar como Imperialismo Internacional del Dinero, expresión que también fue utilizada por el Magisterio posterior al Concilio Vaticano II. Hay que reconocer que los liberales “clásicos” también han criticado este capitalismo de riqueza concentrada y monopolizada, como fruto – según su interpretación - del intervencionismo de los gobiernos o de monopolios u oligopolios artificiales (más propio de una suerte de “mercantilismo global” o de un “socialismo de mercado”, que de una “sociedad libre”). No entramos a dirimir esta última cuestión histórica, pero la señalamos para evitar interpretaciones unidireccionales.
Uy…………………. TODOS MIS LIBROS CONTESTAN ESTO…………………………………………….
Por lo demás,
“…Hay que reconocer que los liberales “clásicos” también han criticado este capitalismo de riqueza concentrada y monopolizada, como fruto – según su interpretación - del intervencionismo de los gobiernos o de monopolios u oligopolios artificiales (más propio de una suerte de “mercantilismo global” o de un “socialismo de mercado”, que de una “sociedad libre”). No entramos a dirimir esta última cuestión histórica, pero la señalamos para evitar interpretaciones unidireccionales”,
es la CLAVE de la cuestión y que evita todo lo que pusiste en principio, y NO es una cuestión histórica: es eje central de las tesis de la Escuela Austríaca de Economía……………………..
c) Presentación de la democracia como el mejor régimen político y como una “fe secular”, siempre que se trate de una democracia no relativista y fundada en normas absolutas “predemocráticas”, cuyo origen se encuentra en la Ley Natural. Si bien es cierto que a partir de León XIII y de modo más claro con Pío XII, hubo una “mayor apertura” de la Iglesia hacia el régimen republicano, las exigencias para que el mismo sea conforme con la Ley divino- positiva y con la Ley Natural nada tienen que ver con reducir el bien común al orden natural, convertir la democracia en una “fe secular” o presentarla como el mejor régimen político.
Tenés razón en que la democracia constitucional no debe ser presentada por el magisterio como el mejor régimen político. Pero tampoco entonces el estado no democrático, corporativo e intervencionista que muchos católicos creen leer (¿o leen bien?) en documentos pontificios anteriores……………….
Precisamente algunas de esas tesis fueron las que San Pío X condenó en el Movimiento Le Sillon.
Si, sabés que lo sé que cito ello en uno de mis primeros trabajos. Pero los que hablan de la condena a Le Sillón luego dicen que la condena a “la acción francesa” fue solamente disciplinar……….. Je je……….. Qué conveniente, no?
Por otra parte, los católicos que se oponen a esta forma de gobierno en su formulación moderna (división de poderes, constitución escrita, sufragio universal, etc), no son defensores de regímenes totalitarios y/o autoritarios, como algunos parecen insinuar.
Tenés razón. Pero los que defendemos al liberalismo político y económico no somos los defensores del mal, como casi todos dicen (ni parecen ni insinúan, dicen).
La rica doctrina del tradicionalismo español (sobre todo del “carlismo”) o, en materia económica, del “distributismo inglés” (G.K.Chesterton- Hilaire Belloc) son ejemplos más que elocuentes en este sentido.
TODOS TEMAS OPINABLES.
d) Rechazo de la herencia política originada en la Revolución Francesa de 1789 (democracia totalitaria y laicismo beligerante) en contraposición al modelo laico, pluralista y respetuoso de la religión, encarnado en la Revolución Norteamericana de 1776 (y que algunos relacionan con la Revolución Inglesa de 1688). Es una vieja tesis conservadora (Edmund Burke) [5], retomada por el nuevo liberalismo católico y por los llamados “neoconservadores” [6]. Volvemos a recordar las reservas de León XIII respecto del “modelo norteamericano”
Si, de vuelta, pero esas reservas parecen haber caído en desuetudo por el Magisterio conciliar y post-conciliar. De vuelta lo mismo………..
y consideramos que esa visión idílica acerca de los Padres Fundadores (no respecto de sus ideas, sino de los hechos concretos) no resiste el análisis histórico, si tenemos en cuenta la persecución a la Iglesia católica que hubo en algunos Estados de la Unión, la tolerancia con la esclavitud, el imperialismo colonialista expuesto en el “Destino Manifiesto” (en particular respecto de Hispanoamérica), la difusión de sectas protestantes en América central y América del Sur financiadas por el gobierno de los EE.UU, la enorme influencia en esa Nación de la Masonería y de entidades hostiles al Catolicismo, etc…
NADA resiste al examen de la historia, querido amigo………… Aplícalo a tu querida cristiandad medieval………………
Algunos de los defensores de esta distinción, como Mons. Fazio, reconocen varios de los problemas señalados, pero los vinculan con influencias del liberalismo ilustrado de origen francés o con una de las expresiones del nacionalismo y del imperialismo “modernos” (aunque podrían citarse textos de Locke o de Tocqueville sobre el catolicismo para refutar o al menos matizar estos juicios). En todo caso y sea lo que fuere acerca del origen ideológico de estos problemas, no nos parece que sea doctrinal e históricamente verdadero el planteo de una Revolución moderna “buena” (la de los EE.UU en 1776) frente a otra “mala” (la Francesa de 1789).
Lo que sostiene Hayek es que el common law evoluciona en Inglaterra desde la ley natural cristiana del medioevo. ESA es la distinción.
El tema, como tiene en sus presupuestos un análisis de tipo histórico, es más conjetural y opinable en lo que a la reconstrucción del pasado se refiere, pero no puede servir para justificar como “positiva” en sede filosófica y/o teológica, una Revolución “fundadora” de la laicidad “aconfesional”, de la democracia “iusnaturalista” y del capitalismo “liberal”. Sobre una posible interpretación “paleoconservadora” (y por lo tanto “no liberal”) de la Revolución Norteamericana, no nos pronunciamos en este artículo.
Nadie dice que los EEUU son “la tesis” querido amigo. Lo que YO te digo es que “nada histórico” es o fue “la tesis”………………
Es más, te agrego una hipótesis teológica: después del pecado original, nada es tesis, todo es hipótesis. ¿Es herética?
e) Visión altamente optimista de la Modernidad, valorando lo que llaman el proceso de “desclericalización” (aunque critiquen el secularismo), que ha permitido pensar en la posibilidad de una Modernidad “cristiana”, cuyos antecedentes serían la Segunda Escolástica Española, el liberalismo “moderado” al estilo de Tocqueville, el personalismo de Maritain y Mounier, y el Magisterio del Concilio Vaticano II ( sobre todo a partir de la Constitución “Gaudium et spes” y la Declaración “Dignitatis Humanae”). El principal problema de esta interpretación es la “justificación”, no ya sólo doctrinal sino también histórica, de las ideas del NLC. Respecto de esto, nos parece importante aclarar lo siguiente: consolidados los cambios religiosos, políticos, sociales, culturales y económicos de la Modernidad (Reforma Protestante, Ilustración, Revolución Francesa, Capitalismo y Revolución industrial),
¿ESO es la modernidad? Lo contesté en “Modernidad e iluminismo” de 1989………. (http://www.hacer.org/pdf/Zanotti13.pdf)
aparecieron entre los católicos, dos tendencias fundamentales lícitas en relación al juicio que este proceso merecía y al modo de actuar frente a las nuevas realidades: una tendencia fue el tradicionalismo (José de Maistre, Donoso Cortés, el Cardenal Pie, Mons. Delassus, Juan Vazquez de Mella, el Cardenal Billot, Julio Meinvielle, entre otros) que se caracterizó por realizar un juicio altamente crítico de la Modernidad y la Revolución, defender el ideal de Cristiandad (comunidades políticas católicas) y juzgar como erróneos los intentos de cristianizar la democracia liberal, el capitalismo y el socialismo [7]. Esta tendencia, ortodoxa en sus representantes más importantes (aunque teñida de tradicionalismo filosófico en Francia), podía llevar en su seno el peligro del integrismo y el fundamentalismo (confusión de los órdenes natural y sobrenatural, desconocimiento de la legítima autonomía de lo temporal, mentalidad de partido único), pero en sí misma era y es una tendencia legítima, en tanto y en cuanto se mantuviera y se mantenga fiel al Magisterio de la Iglesia. Hay muchos tradicionalistas ortodoxos, prudentes, con una sana libertad de espíritu, abiertos al diálogo verdadero, a los que sólo calumniando se puede tildar de “integristas” o de “clericales”. Por caso, podemos citar el ejemplo, entre nosotros, de Carlos A. Sacheri [8]. Otra corriente que podemos denominar socialcristiana prefirió rescatar de la Modernidad los aspectos que no eran necesariamente incompatibles con el Orden Natural y con la Fe católica, procurando cristianizar el régimen republicano, la economía de mercado (en otros casos el Estado de Bienestar), e incrementar el diálogo con la cultura contemporánea. Tal opción también era y es legítima, como lo prueban los casos de Federico Ozanam, Albert de Mun o Augusto del Noce o entre nosotros de Juan Rafael Llerena Amadeo o Eduardo Ventura (de hecho, el problema no está en defender un modelo republicano, de economía de mercado y sana laicidad, asunto que está dentro de las opciones legítimas y opinables de que goza cualquier católico - sobre todo lo referente a los dos primeros aspectos - sino hacerlo de un modo contrario a las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia: democracia “naturalista”, capitalismo “liberal” y laicidad “aconfesional”).
Mm ¡!!!!!!!!!!! ¿Lo que se sale de ESOS autores es contrario a la Fe? Mm………………………..
Y además: si
“el problema no está en defender un modelo republicano, de economía de mercado y sana laicidad, asunto que está dentro de las opciones legítimas y opinables de que goza cualquier católico - sobre todo lo referente a los dos primeros aspectos - sino hacerlo de un modo contrario a las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia: democracia “naturalista”, capitalismo “liberal” y laicidad “aconfesional”)”,
¿cuál es el problema entonces? YO, por ejemplo, o Fazio, o Bosca, defendemos la democracia “naturalista”? ¿La laicidad “a-confesional”, en el sentido de que el cristianismo no debe tener ninguna injerencia en el orden social? Y sobre la diferencia entre la economía de mercado y capitalismo “liberal”, qué querés que te siga aclarando, querido amigo, si todos mis escritos no te sirvieron, no te sirvieron y listo, admito mi fracaso, pero mi conciencia está limpia de haber aclarado la verdad.
El peligro de esta corriente más “abierta” hacia la Modernidad, radicó y radica en un desordenado afán por conciliar con la Modernidad y la Posmodernidad que puede conducir al error, como sucedió con Lamennais y otros católicos liberales,
¿Quiénes?
con el democristianismo de Le Sillon, con las corrientes marxistas de la teología de la liberación y en general, con toda la teología progresista, sea en su versión de “centro” o “centro- derecha” (neoliberalimo católico) o sea en la variante de “izquierda” (tercermundismo o “cristianos para el socialismo”). Estos errores fueron oportunamente condenados por los Papas, de modo que justificar una “modernidad cristiana” con ejemplos erróneos (por caso, los Padres Fundadores de los EE.UU o la democracia cristiana maritaineana)
Los ejemplos históricos nunca son “tesis” sino ejemplos de aproximación….. Por otra parte la democracia cristiana mariteniana no fue un caso histórico: es un modelo teórico (un “ideal histórico concreto”) que vos condenás como herético, mientras sabés bien que Pío XII rechazó cordialmente el pedido de condena de Maritain…….
no parece el camino correcto para alguien que quiera ser fiel a la dimensión pública de la Fe católica, máxime si esas enseñanzas se dirigen principalmente a fieles laicos cuya misión es precisamente la “instauración cristiana del orden temporal”.
5. En síntesis, la doctrina de la Iglesia acerca de estas cuestiones no ha cambiado. Una “hermenéutica de la continuidad”, como la que pide Benedicto XVI debe también aplicarse a este punto. Y si hubiera una legítima discontinuidad en algunos temas, como también ha sugerido el Romano Pontífice, la misma debe probarse. Es cierto que sobre las relaciones Iglesia- Estado, la democracia, el capitalismo y las Revoluciones modernas, la Doctrina Social de la Iglesia, no sólo después sino también antes del Concilio Vaticano II, fue teniendo modificaciones parciales. Pero, en lo que al Magisterio Ordinario y Universal se refiere, siempre se trató de cambios acordes con la Tradición.
Ah si? El Magisterio de Pío XII, Juan XXIII, Juan Pablo II y Benedicto XVI tenían in mente al estado católico que tenía in mente Pío IX? ¿Si? Mm…………….
Supuesto que ahora hubiera dudas respecto de algunos documentos, deben interpretarse de acuerdo al Magisterio definitivo precedente.
¿De dónde salió esa norma? ¿Qué magisterio es “definitivo” (dejando de lado el ex cátedra) en relación a qué temas? Y si lo precedente fueron los 3 primeros siglos de la Iglesia? Sabés que millones de veces he hecho estas preguntas y me he encontrado con tantas respuestas como mis millones de veces………. Ni Benedicto XVI puede contestarlas, y si lo intenta, los lefebrianos, o vos (con lo que escribís no logro ver la distinción) lo rechazan, so………………….. Eso es un caos total, querido amigo, pero no es mi culpa ni la tuya: tal vez, el intento de algunos de hablar de lo que NO deben……………………………………… ¿Do I mean?
(ver http://www.institutoacton.com.ar/articulos/gzanotti/artzanotti88.pdf)
En lo que hace a uno de los aspectos principales del error católico liberal (el pelagianismo o semipelagianismo político) veamos lo que enseña el Catecismo de la Iglesia Católica: “El deber de rendir a Dios un culto auténtico corresponde al hombre individual y socialmente considerado. Esa es ‘la doctrina tradicional católica sobre el deber moral de los hombres y de las sociedades respecto a la religión verdadera y a la única Iglesia de Cristo’ (DH 1). Al evangelizar sin cesar a los hombres, la Iglesia trabaja para que puedan ‘informar con el espíritu cristiano el pensamiento y las costumbres, las leyes y las estructuras de la comunidad en la que cada uno vive’ (AA 13). Deber social de los cristianos es respetar y suscitar en cada hombre el amor de la verdad y del bien. Les exige dar a conocer el culto de la única verdadera religión, que subsiste en la Iglesia católica y apostólica (cf DH 1). Los cristianos son llamados a ser la luz del mundo (cf AA 13). La Iglesia manifiesta así la realeza de Cristo sobre toda la creación y, en particular, sobre las sociedades humanas (cf León XIII, enc. "Inmortale Dei"; Pío XI, enc. "Quas primas")”. Y al referirse a la doctrina sobre la libertad religiosa afirma: “El derecho a la libertad religiosa no es ni la permisión moral de adherirse al error (cf León XIII, enc. "Libertas praestantissimum"), ni un supuesto derecho al error (cf Pío XII, discurso 6 diciembre 1953), sino un derecho natural de la persona humana a la libertad civil, es decir, a la inmunidad de coacción exterior, en los justos límites, en materia religiosa por parte del poder político. Este derecho natural debe ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad de manera que constituya un derecho civil (cf DH 2) (…) El derecho a la libertad religiosa no puede ser de suyo ni ilimitado (cf Pío VI, breve "Quod aliquantum"), ni limitado solamente por un ‘orden público’ concebido de manera positivista o naturalista (cf Pío IX, enc. "Quanta cura"). Los ‘justos límites’ que le son inherentes deben ser determinados para cada situación social por la prudencia política, según las exigencias del bien común, y ratificados por la autoridad civil según ‘normas jurídicas, conforme con el orden objetivo moral’ (DH 7)” [9].
“…Los ‘justos límites’ que le son inherentes deben ser determinados para cada situación social por la prudencia política”:
Entonces estás reconociendo un margen para lo opinable que el Syllabus no parecía incluir………..
Por su parte, ese gran defensor de la secularidad o sana laicidad bien entendida, de la legítima libertad política en cuestiones opinables y prudenciales, un crítico agudo del clericalismo y del “catolicismo oficial” como fuera San Josemaría Escrivá (al que algunos de estos autores que mencionamos presenta erróneamente como precedente de la “secularidad” entendida al modo “católico- liberal”, coincidiendo en esto – aunque en sentido contrario - con ciertas interpretaciones tradicionalistas acerca del Fundador del Opus Dei), no dudó en felicitar al entonces Jefe del Estado Español precisamente por seguir la doctrina de la Iglesia en este punto. En carta al mismo del 23 de mayo de 1958, decía: “aunque apartado de toda actividad política, no he podido por menos de alegrarme, como sacerdote y como español, de que la voz autorizada del Jefe del Estado proclame que ‘la Nación española considera como timbre de honor el acatamiento a la Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única y verdadera y Fe inseparable de la conciencia nacional que inspirará su legislación’. En la fidelidad a la tradición católica de nuestro pueblo se encontrará siempre, junto con la bendición divina para las personas constituidas en autoridad, la mejor garantía de acierto en los actos de gobierno, y en la seguridad de una justa y duradera paz en el seno de la comunidad nacional” [10].
Este tema, querido amigo, lo dejo a mis amigos del Opus.
En cuanto a las libertades e instituciones “liberales” escribió: “Es necesario contrarrestar con denuedo esas 'libertades de perdición', hijas del libertinaje, nietas de las malas pasiones, biznietas del pecado original..., que descienden, como se ve, en línea recta del diablo” [11]
Idem.
Lo que en buena lógica se desprende de estos textos es que para Escrivá no había contraposición entre sana laicidad y Estado Católico, ni identificación entre secularidad y catolicismo liberal. [12]. Ideas que no nos consta haya modificado después del Concilio Vaticano II. Podríamos traer a colación otros textos del Fundador del Opus Dei acerca del laicismo, la masonería o la teología progresista para corroborar lo impreciso de ubicarlo a la par de pensadores heterodoxos como Mounier o Maritain.
Maritain “heterodoxo”. ¡Dios mío!!!!!! No sabía que había un pontificado a parte………………………
Pero estimamos que con esto es suficiente.
Con algunas limitaciones en su interpretación, esta misma doctrina sobre el ideal del Estado católico era ya, a la hora de ser redactado el nuevo Catecismo, la tesis de Fernando Ocáriz (mejorando ideas de de De Fuenmayor) [13], en la que procuraba mostrar la continuidad del Concilio Vaticano II con el Magisterio anterior. “Hermenéutica de la continuidad” que, con más precisión, ya habían esbozado oportunamente el P. Victorino Rodríguez O.P y Mons. Guerra Campos. Sobre otros puntos del liberalismo católico, que ahora se presenta “aggiornado”, se expresaron con claridad Charles de Koninck [14], Leopoldo Eulogio Palacios [15], Julio Meinvielle [16], Eudaldo Forment [17], Carlos Cardona [18], Héctor H. Hernández [19] o Luis María Sandoval [20], entre otros.
O sea que ELLOS son fieles hijos de la Iglesia pero yo no. Yo soy el paria, el otro, el extraño. Y así hubiera sido verdaderamente, y lo es la mayor parte de las veces, si no fuera porque dentro del Opus y de los dominicos (orden de la cual formo parte de su 3ra orden) me tratan como un igual.
Catolicismo y liberalismo, como catolicismo y socialismo, son, pues incompatibles. Si es ilegítima una “teología de la liberación” de inspiración marxista, también lo es una doctrina de la laicidad, la democracia, el capitalismo y la Modernidad de carácter liberal o neoliberal. Como ha dicho Luis María Sandoval: “Ante el laicismo, que pretende dictar el bien y el mal, reivindicamos la sana laicidad del Estado que aquel usurpa, sin que esa autonomía implique independencia absoluta de Dios. La laicidad del Estado se sostiene sobre premisas cristianas, que actúan en hombres con esa herencia latente(…). La laicidad no es premisa del orden cristiano, sino consecuencia de
Bueno, querido amigo, el copy paste dejó de funcionar, pero, ¿Qué importa ya? Desde el fondo del infierno, desde la heterodoxia, la herejía y la in-fidelidad al Magisterio “definitivo” sobre el santo estado católico, y las condenas al imperialismo internacional del dinero y al siempre asqueroso capitalismo liberal, te saluda, desde el averno, el hereje total, el peor que el ateo,
Gabriel J. Zanotti
Imperialista explotador
Masón
Hereje
Yaenelinfierno, Inc.
LOS NEOMARITAINEANOS
Aproximación al Nuevo Liberalismo Católico
Artículo publicado en el número 22 del Diario de Filosofía del Derecho de El Derecho.
por Fernando Romero Moreno
1. El error del “liberalismo católico”, es de antigua data.
Las contestaciones a que sea un error, también………:-))
Con diversidad de matices y tendencias, puede rastrearse su origen en el pensamiento de Lamennais y probablemente su representante mayor en el siglo XX haya sido Jacques Maritain.
No se pueden comparar ambos autores: ni en su formación filosófica, ni en su respeto al Magisterio…….. Citar 1ro a Lamennais es citar primero al peor………. ¿Por qué no comenzar con Rosmini, Lord Acton, Lacordaire, Ozanam……?
La oposición entre las tesis de este liberalismo con la Fe católica fue expuesta por la mayoría de los Papas, sobre todo a partir de Gregorio XVI.
De vuelta lo mismo: ¿por qué quedan afuera los papas desde Pío XII en adelante? Porque si no, no se trata de la oposición entre el Liberalismo Católico y la Iglesia, sino entre Lefebvre y el Vaticano II……………
Como saben los entendidos, en su naturaleza más íntima el liberalismo católico es, por un lado, un naturalismo o semi- naturalismo político que promueve un laicismo “moderado”, según aquel apotegma clásico convertido por ellos en “ideal” o “tesis”: La Iglesia libre en el Estado libre. Es decir, la renuncia a la doctrina del Estado católico,
De vuelta, esta “renuncia”, ¿no es la del Vaticano II?
convirtiendo en una norma “de máxima” la hipótesis del Estado laico “aconfesional”, respetuoso de la Ley Natural y de la libertad de la Iglesia. Junto con esto, caracteriza al liberalismo católico un intento de superar el individualismo y el utilitarismo de los liberales ilustrados mediante una antropología “personalista” [1] que desnaturaliza la naturaleza del bien común. Estos dos aspectos se manifiestan luego en la valoración que hacen del capitalismo, la democracia, la Revolución y la Modernidad.
De vuelta: ¿por qué no decirles todo eso a Pío XII, el Vaticano II, Benedicto XVI, que son los que hablan de “sana laicidad del estado”?
2. En los últimos treinta años se ha ido desarrollando una variante del “liberalismo católico” que sólo tiene diferencias de grado con el anterior, viene formulado con una terminología nueva – al menos en parte – y pretende apoyarse en los documentos del Concilio Vaticano II y en las enseñanzas de los Papas posteriores al mismo. Además, frente a la “aventura de la teología progresista”, es visto en muchos ambientes como un baluarte de ortodoxia.
Ahora estamos en tema.
3. Antes de explayarnos en los errores de esta corriente, queremos reconocer que, en sus representantes, hay un genuino y legítimo deseo de cristianizar el orden temporal; de garantizar la legítima autonomía de las realidades terrenas; de recordar la misión que tienen los laicos de santificarse y santificar la vida personal, familiar y social (la “consecratio mundi”); de respetar la legítima libertad en cuestiones opinables y prudenciales; de dar fundamento a una sana laicidad; y, en definitiva, de “oxigenar” los ambientes cristianos de actitudes y mentalidades clericales o integristas, proclives al celo amargo, a un desordenado “agere contra” y a una intransigencia cerril no con el error, sino también con las personas que yerran. Por otro lado, sus representantes han hecho aportes valiosos en distintos campos del saber, como la teología, la filosofía, el derecho, la historia, la economía, etc. No obstante y más allá del natural aprecio que sentimos por algunos de ellos (a quienes conocemos personalmente), no podemos dejar de advertir sobre los errores de sus posturas.
Ok, excelente, eso es honestidad personal e intelectual.
Algunos de los referentes más importantes de este liberalismo católico son, según nos parece, Pedro Lombardía, Michael Novak, Andrés Ollero Tassara, Martín Rhonheimer, Roberto Bosca, Alfonso Santiago, Rafael Termes, Gabriel Zanotti, Alejandro Chafuén, George Weigel, Mons. Mariano Fazio y Juan Manuel Burgos. [2]
4. Vamos a sintetizar las principales características o notas del Nuevo Liberalismo Católico (de ahora en más, NLC). Previamente queremos advertir que no todos los referentes del mismo adhieren a la totalidad de las ideas que señalaremos o no lo hacen siempre del mismo modo.
Thanks por esa delicada aclaración.
Así, por ej: Gabriel Zanotti no defiende la “tesis” de la laicidad aconfesional sino la de una “confesionalidad substancial”
Sos el único que se acuerda…………
y Mons. Mariano Fazio es crítico del liberalismo económico, pero hacer un análisis exhaustivo del pensamiento de cada uno de ellos excedería el marco de esta nota. Vamos pues a exponer de modo general los rasgos fundamentales del NLC:
a) Defensa como ideal de una “laicidad aconfesional” en una comunidad política respetuosa de la Ley Natural, teniendo como superada – por clerical o integrista – la doctrina tradicional acerca de la necesidad del Estado católico. Esta “laicidad aconfesional” (separación amistosa entre el Estado y la Iglesia) presentada como “tesis” fue oportunamente reprobada por el Papa León XIII (precisamente en relación al caso norteamericano, que el Santo Padre consideró como la mejor solución para esa nación dadas sus circunstancias, pero no como el “ideal supremo”)
Pregunto: después del pecado original, ¿no todo el orden político es siempre “en hipótesis”?
y el Concilio Vaticano II no cambió nada al respecto, pues sostuvo que la doctrina tradicional sobre las relaciones Iglesia- Estado seguía vigente,
Si pero no aclaró cómo…….
idea que nos parece ser la clave hermenéutica para interpretar correctamente la Declaración “Dignitatis Humanae”. Dice el Concilio: “puesto que la libertad religiosa que exigen los hombres para el cumplimiento de su obligación de rendir culto a Dios, se refiere a la inmunidad de coacción en la sociedad civil, deja íntegra la doctrina tradicional católica acerca del deber moral de los hombres y de las sociedades para con la verdadera religión y la única Iglesia de Cristo” [3]
Esa es la clave del problema. El “estado católico” defendido por la “doctrina tradicional” no dejaba lugar para la inmunidad de coacción en la sociedad civil……………….
Es que la Iglesia siempre ha sostenido, como enseñanza definitiva de su Magisterio Ordinario y Universal, que, supuesta una comunidad mayoritariamente católica, el Estado debe serlo también.
“Siempre”??????? Entonces la Iglesia posterior al Vaticano II no es católica. Eso es Lefebvre. Si es así, ¿por qué no lo defendés directamente y listo?
Y esto no sólo por razones culturales, sino porque el hombre debe rendir culto a Dios de modo individual como social.
¿Cómo hacerlo socialmente sin coaccionar la libertad religiosa? La solución es que el modo de hacerlo socialmente quede librado a la prudencia de las circunstancias históricas, introduciendo con ello el tema de lo opinable………………….
No “favoreciendo el hecho religioso en general” (indiferentismo político) sino con actos de culto público al Dios Uno y Trino de la Revelación cristiana, con la subordinación de su orden político y jurídico a la Ley Natural y a la Ley Divino- positiva, con el reconocimiento expreso de la Realeza social de Nuestro Señor Jesucristo, y con el apoyo a la Iglesia Católica, sin menoscabo de la recíproca libertad del Estado y de la Iglesia en sus campos respectivos (distinción de potestades, sin separación).
Uf ¡!, de vuelta lo mismo……….. ¿Eso es depósito de la Fe?
Eso no supone, pues, defender un Estado fundamentalista, clerical o integrista (confusión entre lo temporal y lo espiritual).
¿No?
Que en el “modelo de Cristiandad medieval” hubiera desviaciones en ese sentido (como de hecho las hubo) no es algo consubstancial a la naturaleza del Estado católico. De modo que identificar la mentada “unión del Trono y del Altar” como una “esencial” confusión entre lo sacro y lo profano es una afirmación falsa. Si una novedad vino a aportar el Concilio Vaticano II fue la de complementar las enseñanzas clásicas acerca de las relaciones Iglesia- Estado con una mejor comprensión de la autonomía relativa de lo temporal (sana laicidad) y con la doctrina de la libertad “civil” en materia religiosa [4], pero dejando intactas las obligaciones del hombre y de la sociedad respecto de la verdadera Iglesia de Cristo.
Pero, de vuelta, no parece ser ello compatible con el “estado católico” que tenía in mente Pío IX cuando escribía……
Esa misma noción de “libertad religiosa” tiene aún que formularse de modo más claro –una mejora nos parece que ya existe en el Catecismo de la Iglesia Católica – para mostrar la continuidad, en lo esencial y definitivo, respecto del Magisterio precedente.
TODO puede ser siempre más claro……..
La hipótesis de un Estado laico “aconfesional” pero respetuoso de la Ley Natural, siempre fue vista por la Iglesia como un “mínimo exigible” en naciones pluriconfesionales y con comunidades católicas minoritarias. Pero, repetimos, nunca como “el” ideal.
En la Gaudium et Spes esa relación entre Tesis e Hipótesis se corta. Otra vez: ¿entonces el Vaticano II es una herejía? ¿Sí o no? Si si, deberías ponerte explícitamente de lado de Lefebvre; si no, entonces es un tema opinable……………….
Por otro lado, dicho Estado, históricamente no existió y antropológicamente es de difícil aplicación, si contamos con la existencia del pecado original y con las distintas “interpretaciones” que de hecho hay acerca del iusnaturalismo.
Oh!!!!, como si el estado confesional fuera de fácil aplicación y como si hubiera existido una época donde funcionara perfectamente ¡!!!!!!!!!
b) Justificación del capitalismo liberal como un régimen económico compatible con la Doctrina Social de la Iglesia, siempre que se entienda al liberalismo como despojado de la ética individualista y/o utilitarista, y suponiendo la difusión de una cultura basada en el “personalismo”. En rigor de verdad, todos los Papas que se ocuparon de la “cuestión social” han reprobado, con diversidad de matices, el liberalismo económico. Algunos (León XIII, Pío XI y Juan Pablo II) explicaron que no se condenaba al capitalismo como sistema sino a la ideología liberal que podía ir unida al mismo. Pero ninguno sostuvo que el “capitalismo liberal” podía ser aceptable si se lo enmarcaba en un conjunto de valores respetuosos de la dignidad humana, pues tal cosa era y es contradictoria en sí misma. No alcanza con difundir una “cultura de la solidaridad y de la ética social empresaria” ni garantizar un orden jurídico- político que respete las instituciones del libre mercado (propiedad privada, contratos, estabilidad de la moneda, etc) o los derechos de terceros. Es necesaria, además de eso, una justa regulación del orden económico por parte de las entidades intermedias y del Estado (que tenga en cuenta la justicia social y el bien común), regulación que la doctrina de la Iglesia – dentro del respeto al principio de subsidiariedad – siempre ha reclamado. Como hay además una condena al “capitalismo real”, cuyo impacto global el Papa Pío XI no dudó en calificar como Imperialismo Internacional del Dinero, expresión que también fue utilizada por el Magisterio posterior al Concilio Vaticano II. Hay que reconocer que los liberales “clásicos” también han criticado este capitalismo de riqueza concentrada y monopolizada, como fruto – según su interpretación - del intervencionismo de los gobiernos o de monopolios u oligopolios artificiales (más propio de una suerte de “mercantilismo global” o de un “socialismo de mercado”, que de una “sociedad libre”). No entramos a dirimir esta última cuestión histórica, pero la señalamos para evitar interpretaciones unidireccionales.
Uy…………………. TODOS MIS LIBROS CONTESTAN ESTO…………………………………………….
Por lo demás,
“…Hay que reconocer que los liberales “clásicos” también han criticado este capitalismo de riqueza concentrada y monopolizada, como fruto – según su interpretación - del intervencionismo de los gobiernos o de monopolios u oligopolios artificiales (más propio de una suerte de “mercantilismo global” o de un “socialismo de mercado”, que de una “sociedad libre”). No entramos a dirimir esta última cuestión histórica, pero la señalamos para evitar interpretaciones unidireccionales”,
es la CLAVE de la cuestión y que evita todo lo que pusiste en principio, y NO es una cuestión histórica: es eje central de las tesis de la Escuela Austríaca de Economía……………………..
c) Presentación de la democracia como el mejor régimen político y como una “fe secular”, siempre que se trate de una democracia no relativista y fundada en normas absolutas “predemocráticas”, cuyo origen se encuentra en la Ley Natural. Si bien es cierto que a partir de León XIII y de modo más claro con Pío XII, hubo una “mayor apertura” de la Iglesia hacia el régimen republicano, las exigencias para que el mismo sea conforme con la Ley divino- positiva y con la Ley Natural nada tienen que ver con reducir el bien común al orden natural, convertir la democracia en una “fe secular” o presentarla como el mejor régimen político.
Tenés razón en que la democracia constitucional no debe ser presentada por el magisterio como el mejor régimen político. Pero tampoco entonces el estado no democrático, corporativo e intervencionista que muchos católicos creen leer (¿o leen bien?) en documentos pontificios anteriores……………….
Precisamente algunas de esas tesis fueron las que San Pío X condenó en el Movimiento Le Sillon.
Si, sabés que lo sé que cito ello en uno de mis primeros trabajos. Pero los que hablan de la condena a Le Sillón luego dicen que la condena a “la acción francesa” fue solamente disciplinar……….. Je je……….. Qué conveniente, no?
Por otra parte, los católicos que se oponen a esta forma de gobierno en su formulación moderna (división de poderes, constitución escrita, sufragio universal, etc), no son defensores de regímenes totalitarios y/o autoritarios, como algunos parecen insinuar.
Tenés razón. Pero los que defendemos al liberalismo político y económico no somos los defensores del mal, como casi todos dicen (ni parecen ni insinúan, dicen).
La rica doctrina del tradicionalismo español (sobre todo del “carlismo”) o, en materia económica, del “distributismo inglés” (G.K.Chesterton- Hilaire Belloc) son ejemplos más que elocuentes en este sentido.
TODOS TEMAS OPINABLES.
d) Rechazo de la herencia política originada en la Revolución Francesa de 1789 (democracia totalitaria y laicismo beligerante) en contraposición al modelo laico, pluralista y respetuoso de la religión, encarnado en la Revolución Norteamericana de 1776 (y que algunos relacionan con la Revolución Inglesa de 1688). Es una vieja tesis conservadora (Edmund Burke) [5], retomada por el nuevo liberalismo católico y por los llamados “neoconservadores” [6]. Volvemos a recordar las reservas de León XIII respecto del “modelo norteamericano”
Si, de vuelta, pero esas reservas parecen haber caído en desuetudo por el Magisterio conciliar y post-conciliar. De vuelta lo mismo………..
y consideramos que esa visión idílica acerca de los Padres Fundadores (no respecto de sus ideas, sino de los hechos concretos) no resiste el análisis histórico, si tenemos en cuenta la persecución a la Iglesia católica que hubo en algunos Estados de la Unión, la tolerancia con la esclavitud, el imperialismo colonialista expuesto en el “Destino Manifiesto” (en particular respecto de Hispanoamérica), la difusión de sectas protestantes en América central y América del Sur financiadas por el gobierno de los EE.UU, la enorme influencia en esa Nación de la Masonería y de entidades hostiles al Catolicismo, etc…
NADA resiste al examen de la historia, querido amigo………… Aplícalo a tu querida cristiandad medieval………………
Algunos de los defensores de esta distinción, como Mons. Fazio, reconocen varios de los problemas señalados, pero los vinculan con influencias del liberalismo ilustrado de origen francés o con una de las expresiones del nacionalismo y del imperialismo “modernos” (aunque podrían citarse textos de Locke o de Tocqueville sobre el catolicismo para refutar o al menos matizar estos juicios). En todo caso y sea lo que fuere acerca del origen ideológico de estos problemas, no nos parece que sea doctrinal e históricamente verdadero el planteo de una Revolución moderna “buena” (la de los EE.UU en 1776) frente a otra “mala” (la Francesa de 1789).
Lo que sostiene Hayek es que el common law evoluciona en Inglaterra desde la ley natural cristiana del medioevo. ESA es la distinción.
El tema, como tiene en sus presupuestos un análisis de tipo histórico, es más conjetural y opinable en lo que a la reconstrucción del pasado se refiere, pero no puede servir para justificar como “positiva” en sede filosófica y/o teológica, una Revolución “fundadora” de la laicidad “aconfesional”, de la democracia “iusnaturalista” y del capitalismo “liberal”. Sobre una posible interpretación “paleoconservadora” (y por lo tanto “no liberal”) de la Revolución Norteamericana, no nos pronunciamos en este artículo.
Nadie dice que los EEUU son “la tesis” querido amigo. Lo que YO te digo es que “nada histórico” es o fue “la tesis”………………
Es más, te agrego una hipótesis teológica: después del pecado original, nada es tesis, todo es hipótesis. ¿Es herética?
e) Visión altamente optimista de la Modernidad, valorando lo que llaman el proceso de “desclericalización” (aunque critiquen el secularismo), que ha permitido pensar en la posibilidad de una Modernidad “cristiana”, cuyos antecedentes serían la Segunda Escolástica Española, el liberalismo “moderado” al estilo de Tocqueville, el personalismo de Maritain y Mounier, y el Magisterio del Concilio Vaticano II ( sobre todo a partir de la Constitución “Gaudium et spes” y la Declaración “Dignitatis Humanae”). El principal problema de esta interpretación es la “justificación”, no ya sólo doctrinal sino también histórica, de las ideas del NLC. Respecto de esto, nos parece importante aclarar lo siguiente: consolidados los cambios religiosos, políticos, sociales, culturales y económicos de la Modernidad (Reforma Protestante, Ilustración, Revolución Francesa, Capitalismo y Revolución industrial),
¿ESO es la modernidad? Lo contesté en “Modernidad e iluminismo” de 1989………. (http://www.hacer.org/pdf/Zanotti13.pdf)
aparecieron entre los católicos, dos tendencias fundamentales lícitas en relación al juicio que este proceso merecía y al modo de actuar frente a las nuevas realidades: una tendencia fue el tradicionalismo (José de Maistre, Donoso Cortés, el Cardenal Pie, Mons. Delassus, Juan Vazquez de Mella, el Cardenal Billot, Julio Meinvielle, entre otros) que se caracterizó por realizar un juicio altamente crítico de la Modernidad y la Revolución, defender el ideal de Cristiandad (comunidades políticas católicas) y juzgar como erróneos los intentos de cristianizar la democracia liberal, el capitalismo y el socialismo [7]. Esta tendencia, ortodoxa en sus representantes más importantes (aunque teñida de tradicionalismo filosófico en Francia), podía llevar en su seno el peligro del integrismo y el fundamentalismo (confusión de los órdenes natural y sobrenatural, desconocimiento de la legítima autonomía de lo temporal, mentalidad de partido único), pero en sí misma era y es una tendencia legítima, en tanto y en cuanto se mantuviera y se mantenga fiel al Magisterio de la Iglesia. Hay muchos tradicionalistas ortodoxos, prudentes, con una sana libertad de espíritu, abiertos al diálogo verdadero, a los que sólo calumniando se puede tildar de “integristas” o de “clericales”. Por caso, podemos citar el ejemplo, entre nosotros, de Carlos A. Sacheri [8]. Otra corriente que podemos denominar socialcristiana prefirió rescatar de la Modernidad los aspectos que no eran necesariamente incompatibles con el Orden Natural y con la Fe católica, procurando cristianizar el régimen republicano, la economía de mercado (en otros casos el Estado de Bienestar), e incrementar el diálogo con la cultura contemporánea. Tal opción también era y es legítima, como lo prueban los casos de Federico Ozanam, Albert de Mun o Augusto del Noce o entre nosotros de Juan Rafael Llerena Amadeo o Eduardo Ventura (de hecho, el problema no está en defender un modelo republicano, de economía de mercado y sana laicidad, asunto que está dentro de las opciones legítimas y opinables de que goza cualquier católico - sobre todo lo referente a los dos primeros aspectos - sino hacerlo de un modo contrario a las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia: democracia “naturalista”, capitalismo “liberal” y laicidad “aconfesional”).
Mm ¡!!!!!!!!!!! ¿Lo que se sale de ESOS autores es contrario a la Fe? Mm………………………..
Y además: si
“el problema no está en defender un modelo republicano, de economía de mercado y sana laicidad, asunto que está dentro de las opciones legítimas y opinables de que goza cualquier católico - sobre todo lo referente a los dos primeros aspectos - sino hacerlo de un modo contrario a las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia: democracia “naturalista”, capitalismo “liberal” y laicidad “aconfesional”)”,
¿cuál es el problema entonces? YO, por ejemplo, o Fazio, o Bosca, defendemos la democracia “naturalista”? ¿La laicidad “a-confesional”, en el sentido de que el cristianismo no debe tener ninguna injerencia en el orden social? Y sobre la diferencia entre la economía de mercado y capitalismo “liberal”, qué querés que te siga aclarando, querido amigo, si todos mis escritos no te sirvieron, no te sirvieron y listo, admito mi fracaso, pero mi conciencia está limpia de haber aclarado la verdad.
El peligro de esta corriente más “abierta” hacia la Modernidad, radicó y radica en un desordenado afán por conciliar con la Modernidad y la Posmodernidad que puede conducir al error, como sucedió con Lamennais y otros católicos liberales,
¿Quiénes?
con el democristianismo de Le Sillon, con las corrientes marxistas de la teología de la liberación y en general, con toda la teología progresista, sea en su versión de “centro” o “centro- derecha” (neoliberalimo católico) o sea en la variante de “izquierda” (tercermundismo o “cristianos para el socialismo”). Estos errores fueron oportunamente condenados por los Papas, de modo que justificar una “modernidad cristiana” con ejemplos erróneos (por caso, los Padres Fundadores de los EE.UU o la democracia cristiana maritaineana)
Los ejemplos históricos nunca son “tesis” sino ejemplos de aproximación….. Por otra parte la democracia cristiana mariteniana no fue un caso histórico: es un modelo teórico (un “ideal histórico concreto”) que vos condenás como herético, mientras sabés bien que Pío XII rechazó cordialmente el pedido de condena de Maritain…….
no parece el camino correcto para alguien que quiera ser fiel a la dimensión pública de la Fe católica, máxime si esas enseñanzas se dirigen principalmente a fieles laicos cuya misión es precisamente la “instauración cristiana del orden temporal”.
5. En síntesis, la doctrina de la Iglesia acerca de estas cuestiones no ha cambiado. Una “hermenéutica de la continuidad”, como la que pide Benedicto XVI debe también aplicarse a este punto. Y si hubiera una legítima discontinuidad en algunos temas, como también ha sugerido el Romano Pontífice, la misma debe probarse. Es cierto que sobre las relaciones Iglesia- Estado, la democracia, el capitalismo y las Revoluciones modernas, la Doctrina Social de la Iglesia, no sólo después sino también antes del Concilio Vaticano II, fue teniendo modificaciones parciales. Pero, en lo que al Magisterio Ordinario y Universal se refiere, siempre se trató de cambios acordes con la Tradición.
Ah si? El Magisterio de Pío XII, Juan XXIII, Juan Pablo II y Benedicto XVI tenían in mente al estado católico que tenía in mente Pío IX? ¿Si? Mm…………….
Supuesto que ahora hubiera dudas respecto de algunos documentos, deben interpretarse de acuerdo al Magisterio definitivo precedente.
¿De dónde salió esa norma? ¿Qué magisterio es “definitivo” (dejando de lado el ex cátedra) en relación a qué temas? Y si lo precedente fueron los 3 primeros siglos de la Iglesia? Sabés que millones de veces he hecho estas preguntas y me he encontrado con tantas respuestas como mis millones de veces………. Ni Benedicto XVI puede contestarlas, y si lo intenta, los lefebrianos, o vos (con lo que escribís no logro ver la distinción) lo rechazan, so………………….. Eso es un caos total, querido amigo, pero no es mi culpa ni la tuya: tal vez, el intento de algunos de hablar de lo que NO deben……………………………………… ¿Do I mean?
(ver http://www.institutoacton.com.ar/articulos/gzanotti/artzanotti88.pdf)
En lo que hace a uno de los aspectos principales del error católico liberal (el pelagianismo o semipelagianismo político) veamos lo que enseña el Catecismo de la Iglesia Católica: “El deber de rendir a Dios un culto auténtico corresponde al hombre individual y socialmente considerado. Esa es ‘la doctrina tradicional católica sobre el deber moral de los hombres y de las sociedades respecto a la religión verdadera y a la única Iglesia de Cristo’ (DH 1). Al evangelizar sin cesar a los hombres, la Iglesia trabaja para que puedan ‘informar con el espíritu cristiano el pensamiento y las costumbres, las leyes y las estructuras de la comunidad en la que cada uno vive’ (AA 13). Deber social de los cristianos es respetar y suscitar en cada hombre el amor de la verdad y del bien. Les exige dar a conocer el culto de la única verdadera religión, que subsiste en la Iglesia católica y apostólica (cf DH 1). Los cristianos son llamados a ser la luz del mundo (cf AA 13). La Iglesia manifiesta así la realeza de Cristo sobre toda la creación y, en particular, sobre las sociedades humanas (cf León XIII, enc. "Inmortale Dei"; Pío XI, enc. "Quas primas")”. Y al referirse a la doctrina sobre la libertad religiosa afirma: “El derecho a la libertad religiosa no es ni la permisión moral de adherirse al error (cf León XIII, enc. "Libertas praestantissimum"), ni un supuesto derecho al error (cf Pío XII, discurso 6 diciembre 1953), sino un derecho natural de la persona humana a la libertad civil, es decir, a la inmunidad de coacción exterior, en los justos límites, en materia religiosa por parte del poder político. Este derecho natural debe ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad de manera que constituya un derecho civil (cf DH 2) (…) El derecho a la libertad religiosa no puede ser de suyo ni ilimitado (cf Pío VI, breve "Quod aliquantum"), ni limitado solamente por un ‘orden público’ concebido de manera positivista o naturalista (cf Pío IX, enc. "Quanta cura"). Los ‘justos límites’ que le son inherentes deben ser determinados para cada situación social por la prudencia política, según las exigencias del bien común, y ratificados por la autoridad civil según ‘normas jurídicas, conforme con el orden objetivo moral’ (DH 7)” [9].
“…Los ‘justos límites’ que le son inherentes deben ser determinados para cada situación social por la prudencia política”:
Entonces estás reconociendo un margen para lo opinable que el Syllabus no parecía incluir………..
Por su parte, ese gran defensor de la secularidad o sana laicidad bien entendida, de la legítima libertad política en cuestiones opinables y prudenciales, un crítico agudo del clericalismo y del “catolicismo oficial” como fuera San Josemaría Escrivá (al que algunos de estos autores que mencionamos presenta erróneamente como precedente de la “secularidad” entendida al modo “católico- liberal”, coincidiendo en esto – aunque en sentido contrario - con ciertas interpretaciones tradicionalistas acerca del Fundador del Opus Dei), no dudó en felicitar al entonces Jefe del Estado Español precisamente por seguir la doctrina de la Iglesia en este punto. En carta al mismo del 23 de mayo de 1958, decía: “aunque apartado de toda actividad política, no he podido por menos de alegrarme, como sacerdote y como español, de que la voz autorizada del Jefe del Estado proclame que ‘la Nación española considera como timbre de honor el acatamiento a la Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única y verdadera y Fe inseparable de la conciencia nacional que inspirará su legislación’. En la fidelidad a la tradición católica de nuestro pueblo se encontrará siempre, junto con la bendición divina para las personas constituidas en autoridad, la mejor garantía de acierto en los actos de gobierno, y en la seguridad de una justa y duradera paz en el seno de la comunidad nacional” [10].
Este tema, querido amigo, lo dejo a mis amigos del Opus.
En cuanto a las libertades e instituciones “liberales” escribió: “Es necesario contrarrestar con denuedo esas 'libertades de perdición', hijas del libertinaje, nietas de las malas pasiones, biznietas del pecado original..., que descienden, como se ve, en línea recta del diablo” [11]
Idem.
Lo que en buena lógica se desprende de estos textos es que para Escrivá no había contraposición entre sana laicidad y Estado Católico, ni identificación entre secularidad y catolicismo liberal. [12]. Ideas que no nos consta haya modificado después del Concilio Vaticano II. Podríamos traer a colación otros textos del Fundador del Opus Dei acerca del laicismo, la masonería o la teología progresista para corroborar lo impreciso de ubicarlo a la par de pensadores heterodoxos como Mounier o Maritain.
Maritain “heterodoxo”. ¡Dios mío!!!!!! No sabía que había un pontificado a parte………………………
Pero estimamos que con esto es suficiente.
Con algunas limitaciones en su interpretación, esta misma doctrina sobre el ideal del Estado católico era ya, a la hora de ser redactado el nuevo Catecismo, la tesis de Fernando Ocáriz (mejorando ideas de de De Fuenmayor) [13], en la que procuraba mostrar la continuidad del Concilio Vaticano II con el Magisterio anterior. “Hermenéutica de la continuidad” que, con más precisión, ya habían esbozado oportunamente el P. Victorino Rodríguez O.P y Mons. Guerra Campos. Sobre otros puntos del liberalismo católico, que ahora se presenta “aggiornado”, se expresaron con claridad Charles de Koninck [14], Leopoldo Eulogio Palacios [15], Julio Meinvielle [16], Eudaldo Forment [17], Carlos Cardona [18], Héctor H. Hernández [19] o Luis María Sandoval [20], entre otros.
O sea que ELLOS son fieles hijos de la Iglesia pero yo no. Yo soy el paria, el otro, el extraño. Y así hubiera sido verdaderamente, y lo es la mayor parte de las veces, si no fuera porque dentro del Opus y de los dominicos (orden de la cual formo parte de su 3ra orden) me tratan como un igual.
Catolicismo y liberalismo, como catolicismo y socialismo, son, pues incompatibles. Si es ilegítima una “teología de la liberación” de inspiración marxista, también lo es una doctrina de la laicidad, la democracia, el capitalismo y la Modernidad de carácter liberal o neoliberal. Como ha dicho Luis María Sandoval: “Ante el laicismo, que pretende dictar el bien y el mal, reivindicamos la sana laicidad del Estado que aquel usurpa, sin que esa autonomía implique independencia absoluta de Dios. La laicidad del Estado se sostiene sobre premisas cristianas, que actúan en hombres con esa herencia latente(…). La laicidad no es premisa del orden cristiano, sino consecuencia de
Bueno, querido amigo, el copy paste dejó de funcionar, pero, ¿Qué importa ya? Desde el fondo del infierno, desde la heterodoxia, la herejía y la in-fidelidad al Magisterio “definitivo” sobre el santo estado católico, y las condenas al imperialismo internacional del dinero y al siempre asqueroso capitalismo liberal, te saluda, desde el averno, el hereje total, el peor que el ateo,
Gabriel J. Zanotti
Imperialista explotador
Masón
Hereje
Yaenelinfierno, Inc.
domingo, 20 de noviembre de 2011
CURSO FILOSOFÍA PARA PROFESIONALES Y PARA TODOS: TEMAS DEL CUARTO CUATRIMESTRE, MARZO-JUNIO 2012
(Preguntas a gabrielmises@yahoo.com)
4. Metafísica, fenomenología y hermenéutica.
No asustarse por los nombres. El seminario anterior nos dejará planteadas tres preguntas: ¿hay algo más allá de las ciencias? (metafísica). zanotti dirá: si. ¿Hay una filosofía que camine en el mundo de la vida (fenomenología) y que lo profundice? zanotti dirá: si. ¿Hay algo que esté más allá de la interpretación (hermenéutica) de ese mundo de la vida? zanotti dirá: no. ¿Nos saca ello de la verdad? zanotti dirá: ¡al contrario!
Temas específicos:
1. La metafísica “profunda” en Santo Tomás de Aquino
2. Sus posibilidades, hoy.
3. Husserl y la fenomenología.
4. Husserl y la fenomenología del mundo de la vida.
5. El diálogo con Edith Stein.
6. Heidegger el misterioso.
7. Gadamer y sus horizontes
8. Gadamer y sus horizontes II
9. Wittgenstein y sus juegos de lenguaje
10. Síntesis: el ser en el mundo
11. El ser en el mundo y la interpretación
12. El ser en el mundo y la verdad.
4. Metafísica, fenomenología y hermenéutica.
No asustarse por los nombres. El seminario anterior nos dejará planteadas tres preguntas: ¿hay algo más allá de las ciencias? (metafísica). zanotti dirá: si. ¿Hay una filosofía que camine en el mundo de la vida (fenomenología) y que lo profundice? zanotti dirá: si. ¿Hay algo que esté más allá de la interpretación (hermenéutica) de ese mundo de la vida? zanotti dirá: no. ¿Nos saca ello de la verdad? zanotti dirá: ¡al contrario!
Temas específicos:
1. La metafísica “profunda” en Santo Tomás de Aquino
2. Sus posibilidades, hoy.
3. Husserl y la fenomenología.
4. Husserl y la fenomenología del mundo de la vida.
5. El diálogo con Edith Stein.
6. Heidegger el misterioso.
7. Gadamer y sus horizontes
8. Gadamer y sus horizontes II
9. Wittgenstein y sus juegos de lenguaje
10. Síntesis: el ser en el mundo
11. El ser en el mundo y la interpretación
12. El ser en el mundo y la verdad.
domingo, 13 de noviembre de 2011
DADO QUE "JUSTICIA Y PAZ" HA HECHO PROPUESTAS CONCRETAS SOBRE POLÍTICA MONETARIA, ENTONCES......
...........recordemos por milésima vez nuestro comentario "¿Qué es lo opinable?", en www.institutoacton.com.ar, del 19 de Julio del 2005.
Parece que no son tiempos para hablar de lo opinable. Para dar ejemplos de temas que en la Iglesia no son opinables, Benedicto XVI ha dicho, para asombro –o enojo- de muchos, que el matrimonio es entre dos sexos diferentes (varón y mujer, por si hay alguna duda). Para dar otro ejemplo, Juan Pablo II tuvo que decir, en la Veritatis Splendor (1993), a todos los obispos de la Iglesia Católica, que el pecado se divide en mortal y venial....
Pero en el editorial pasado nosotros terminamos diciendo que el Acton Institute se mueve la mayor parte de las veces en temas “opinables”. ¿Qué significa eso? Si nos permite el lector, daremos nuestra opinión...
Los católicos tienen un ámbito de cuestiones no opinables que constituyen el “depósito de la fe”. Las Sagradas Escrituras, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia constituyen las fuentes de la Revelación que se cree por la Fe: analógicamente, aquello que es la misma persona de Cristo asentado en nuestra vida por la Gracia.
En ese sentido hay cosas que son “de Fe”. Las decimos cuando decimos el “Credo”.
Pero el Credo no dice, por ejemplo: “creo en Dios, Padre Todopoderoso, y en la ley de gravedad”. No. Tampoco en la ley de la oferta y la demanda. ¿Por qué? ¿Acaso porque sean falsas? ¿O acaso porque tenemos que mirar con sospecha a todo aquello que no sea sagrado, que no forme parte del orden sobrenatural de la Gracia?
No, ni una cosa ni otra. Sencillamente el credo no dice eso, porque esas cosas no fueron reveladas. Y no fueron reveladas porque la revelación es de aquello que es necesario para la salvación. Ahora bien, el mundo creado por Dios, tanto natural como humano, es esencialmente bueno, precisamente porque está creado por Dios. Pero no todo lo creado por Dios ha sido revelado por Dios.
En las cuestiones sociales, hay tres elementos que no forman parte de la revelación y sin embargo forma parte de las premisas que asumimos sin darnos cuenta en los debates sociales. Ellos son: a) la evolución de determinadas teorías y-o ciencias sociales en determinado contexto histórico (por ejemplo, la teoría de la democracia constitucional); b) la evaluación de determinado contexto histórico a la luz de las teorías anteriores (por ejemplo, “hay naciones donde la democracia es apenas incipiente”); c) juicios prudenciales, concretos, sobre cursos de acción (por ejemplo: “habría que fortificar la democracia en América Latina”). Esos supuestos no forman parte del depositum fidei (el deposito de la Fe) y sin embargo partimos de ellos las más de las veces en cuestiones sociales. Por eso las conclusiones emanadas a partir de ellas son opinables en relación al depósito de la Fe, aunque desde el punto de vista del “orden natural” podamos tener certeza en nuestros juicios. Pero, ¿no es que lo Sobrenatural debe abarcar todo lo natural también, porque, actuando la Gracia de Dios, lo Sobrenatural supone lo natural y lo eleva? Si. Por supuesto. Pero ello sucede cuando los fieles –y especialmente los laicos- santifican todo ello con su acción cotidiana, especialmente en el mundo social, al estar esa acción inspirada en la Fe, la Esperanza y la Caridad. De ese modo lo Sobrenatural, en el mundo social, supone lo natural y lo eleva. Pero ello no borra la justa autonomía de las realidades terrenas, realidades en las cuales los fieles pueden equivocarse, y ese error los compromete a ellos, no a la Iglesia.
De ese modo, la Fe llega a todos lados, si, pero a las cosas que no son “de Fe” llega a través de la acción de los fieles laicos, que tienen legítima libertad de opinión en esos temas (CDC 227) mientras no contradigan, claro, a la misma Fe. Por eso dice el Vaticano II: “Muchas veces sucederá que la propia concepción cristiana de la vida les inclinará en ciertos casos a elegir una determinada solución. Pero podrá suceder, como sucede frecuentemente y con todo derecho, que otros fieles, guiados por una no menor sinceridad, juzguen del mismo asunto de distinta manera. En estos casos de soluciones divergentes aun al margen de la intención de ambas partes, muchos tienen fácilmente a vincular su solución con el mensaje evangélico. Entiendan todos que en tales casos a nadie le está permitido reivindicar en exclusiva a favor de su parecer la autoridad de la Iglesia. Procuren siempre hacerse luz mutuamente con un diálogo sincero, guardando la mutua caridad y la solicitud primordial pro el bien común...” (Nro. 43).
Nada de esto es sencillo. Conviene, sí, no olvidarlo, para ejercer nuestro derecho a la libertad de opinión en material temporal, para respetar absolutamente al católico que no piense como nosotros en el mismo tema, para no comprometer a la Jerarquía de la Iglesia en materia contingente, y para respetar al Magisterio de la Iglesia en las cosas que le son propias.
Parece que no son tiempos para hablar de lo opinable. Para dar ejemplos de temas que en la Iglesia no son opinables, Benedicto XVI ha dicho, para asombro –o enojo- de muchos, que el matrimonio es entre dos sexos diferentes (varón y mujer, por si hay alguna duda). Para dar otro ejemplo, Juan Pablo II tuvo que decir, en la Veritatis Splendor (1993), a todos los obispos de la Iglesia Católica, que el pecado se divide en mortal y venial....
Pero en el editorial pasado nosotros terminamos diciendo que el Acton Institute se mueve la mayor parte de las veces en temas “opinables”. ¿Qué significa eso? Si nos permite el lector, daremos nuestra opinión...
Los católicos tienen un ámbito de cuestiones no opinables que constituyen el “depósito de la fe”. Las Sagradas Escrituras, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia constituyen las fuentes de la Revelación que se cree por la Fe: analógicamente, aquello que es la misma persona de Cristo asentado en nuestra vida por la Gracia.
En ese sentido hay cosas que son “de Fe”. Las decimos cuando decimos el “Credo”.
Pero el Credo no dice, por ejemplo: “creo en Dios, Padre Todopoderoso, y en la ley de gravedad”. No. Tampoco en la ley de la oferta y la demanda. ¿Por qué? ¿Acaso porque sean falsas? ¿O acaso porque tenemos que mirar con sospecha a todo aquello que no sea sagrado, que no forme parte del orden sobrenatural de la Gracia?
No, ni una cosa ni otra. Sencillamente el credo no dice eso, porque esas cosas no fueron reveladas. Y no fueron reveladas porque la revelación es de aquello que es necesario para la salvación. Ahora bien, el mundo creado por Dios, tanto natural como humano, es esencialmente bueno, precisamente porque está creado por Dios. Pero no todo lo creado por Dios ha sido revelado por Dios.
En las cuestiones sociales, hay tres elementos que no forman parte de la revelación y sin embargo forma parte de las premisas que asumimos sin darnos cuenta en los debates sociales. Ellos son: a) la evolución de determinadas teorías y-o ciencias sociales en determinado contexto histórico (por ejemplo, la teoría de la democracia constitucional); b) la evaluación de determinado contexto histórico a la luz de las teorías anteriores (por ejemplo, “hay naciones donde la democracia es apenas incipiente”); c) juicios prudenciales, concretos, sobre cursos de acción (por ejemplo: “habría que fortificar la democracia en América Latina”). Esos supuestos no forman parte del depositum fidei (el deposito de la Fe) y sin embargo partimos de ellos las más de las veces en cuestiones sociales. Por eso las conclusiones emanadas a partir de ellas son opinables en relación al depósito de la Fe, aunque desde el punto de vista del “orden natural” podamos tener certeza en nuestros juicios. Pero, ¿no es que lo Sobrenatural debe abarcar todo lo natural también, porque, actuando la Gracia de Dios, lo Sobrenatural supone lo natural y lo eleva? Si. Por supuesto. Pero ello sucede cuando los fieles –y especialmente los laicos- santifican todo ello con su acción cotidiana, especialmente en el mundo social, al estar esa acción inspirada en la Fe, la Esperanza y la Caridad. De ese modo lo Sobrenatural, en el mundo social, supone lo natural y lo eleva. Pero ello no borra la justa autonomía de las realidades terrenas, realidades en las cuales los fieles pueden equivocarse, y ese error los compromete a ellos, no a la Iglesia.
De ese modo, la Fe llega a todos lados, si, pero a las cosas que no son “de Fe” llega a través de la acción de los fieles laicos, que tienen legítima libertad de opinión en esos temas (CDC 227) mientras no contradigan, claro, a la misma Fe. Por eso dice el Vaticano II: “Muchas veces sucederá que la propia concepción cristiana de la vida les inclinará en ciertos casos a elegir una determinada solución. Pero podrá suceder, como sucede frecuentemente y con todo derecho, que otros fieles, guiados por una no menor sinceridad, juzguen del mismo asunto de distinta manera. En estos casos de soluciones divergentes aun al margen de la intención de ambas partes, muchos tienen fácilmente a vincular su solución con el mensaje evangélico. Entiendan todos que en tales casos a nadie le está permitido reivindicar en exclusiva a favor de su parecer la autoridad de la Iglesia. Procuren siempre hacerse luz mutuamente con un diálogo sincero, guardando la mutua caridad y la solicitud primordial pro el bien común...” (Nro. 43).
Nada de esto es sencillo. Conviene, sí, no olvidarlo, para ejercer nuestro derecho a la libertad de opinión en material temporal, para respetar absolutamente al católico que no piense como nosotros en el mismo tema, para no comprometer a la Jerarquía de la Iglesia en materia contingente, y para respetar al Magisterio de la Iglesia en las cosas que le son propias.
domingo, 6 de noviembre de 2011
TODAS LAS LOCURAS JUNTAS QUE SIEMPRE QUISE DECIR Y NADIE SE HABÍA ATREVIDO A PREGUNTARME (segunda parte).
http://centroadamsmith.files.wordpress.com/2011/11/oe12.pdf
miércoles, 2 de noviembre de 2011
Fr. MARTÍN DE PORRES: UN MENSAJE DE DIOS (again)
Fr. Martín de Porres, conocido también como Fray Escoba (sencillamente porque barría mucho, en serio) fue un fraile dominico del s. XVI, limeño, hijo natural de un militar español y una hermosa y humilde mujer de raza negra.
Desde pequeño fue tomado de la mano por Dios, de modo especial. Digo de modo especial porque todos estamos tomados de su mano (los randianos también ) pero a veces Dios causa en nosotros una extraña locura llamada santidad.
Cuando sus amigos tiraban piedras a los gorriones, él se conmovía de misericordia ante los gorrioncitos y rezaba para que ninguna piedra les pegara. Y Dios le hacía caso.
Fue ayudante, en su adolescencia, del barbero del lugar. En ese tiempo, los barberos (peluqueros) también sacaban los dientes. No sería nada terrible porque al menos no usaban torno eléctrico. Pero dolía igual. Martín también sacaba dientes y muelas en mal estado, y también rezaba para que a nadie doliera nada. Y Dios le hacía caso.
Quiso ser fraile y sacerdote dominico. No puedo ser sacerdote pero fraile, sí. Entró al convento y se puso a servir a todos en las tareas más desagradables que nadie quería hacer. Limpiaba, hacía compras y se ocupaba de pobres y enfermos que llegaban al dispensario del convento.
Cierta vez que lo enviaron a hacer las compras, las hizo, sí, pero se conmovió tanto ante los pobres que les regaló todo. Al llegar al convento recibió varios retos, sí, pero para sorpresa de todos, la canasta apareció llena de vuelta.
Las ratas invadían como siempre al convento y el portero, Fray Barragán, que lo quería mucho a Martín, pero no a las ratas, las perseguía día y noche tratando de eliminarlas. Fray Martín le dijo que no, que él hablaría con ellas. Y efectivamente, las llevó a todas consigo y les dijo que se portaran bien, que no anduvieran por cualquier lado, que no comieran las telas blancas de la iglesia y que él les llevaría comida todos los días a un lugar determinado. Y así fue.
Cierta vez unos dos niños muy pequeños, que habían “robado” comida para comer, entraron al convento para protegerse de unos soldados que los perseguían. Llegaron a donde estaba Martín y éste los envolvió con su hábito blanco y su capa negra. Y se volvieron invisibles ante los soldados y, así, fueron protegidos de la cárcel por Martín.
Tanto se difundió, en el lugar, la caridad infinita de este fraile, que mucha gente acudía en masa al dispensario para que él los curara. Era imposible atender para una sola persona tantos requerimientos, pero Martín fue regalado con el don sobrenatural de la bilocación: se las arreglaba para ser en un lugar y aparecer en otro.
Era humilde en grado supremo. Parecía tan tonto ante los demás que lo retaban llamándolo “perro mulato” y él aceptaba todos los retos diciendo “sí, si, soy un perro mulato”. Pero hubo una vez…….. Algo muy especial. Martín trajo a su celda a un indigente que padecía mucho frío, y lo puso a dormir en su cama mientras él durmió (o meditó, o rezó, o qué se yo) en el piso. Nadie que no fuera fraile podía entrar a las celdas del Convento, y menos aún sin el permiso del Prior. Este lo llamó y lo retó, pero esta vez de un modo particular: le dijo: “has pecado, porque has quebrado la regla del convento”. Esta vez Martín no dijo sí, sí. Levantó tu vista y dijo: “yo no he pecado, la caridad está por encima de la regla del convento”.
Aunque él no lo quería, su fama de santidad absoluta se extendía por toda Lima y alrededores. Los años pasaron. Un obispo del lugar estaba muy enfermo. Entonces solicitó que Martín lo viniera a ver. Pero Martín se negó. Siguió repitiendo “sólo soy un perro mulato”. Entonces el obispo le mandó decir que debía ir a verlo por el voto de obediencia. Martín fue. El obispo le pidió que pusiera su mano sobre su cuerpo, en el lugar donde más le dolía. Martín seguía “…yo no…”. El obispo le volvió a decir: te ordeno que pongas tu mano sobre mí. Martín lo hizo, y el obispo se curó.
Pero volvió al convento muy enfermo. Fray Barragán, que estaba ya muy viejito también, le hizo una sopa pero Martín ya no la comió. Murió esa noche.
Siempre me ha conmovido la existencia de Fray Martín de Porres, dominico, que sólo quiso servir a todos, convencido de que era el más pobre de los pobres y el más humilde entre los humildes. Creo que toda su vida es un símbolo, un ícono, para leer despacito, para que lo escuchemos. Es que evidentemente, a través de Martín, quiso decirnos algo.
Pero, ¿podemos entender los mensajes de Dios?
¿Necesitamos la vida de Fr. Martín para tener Fe o necesitamos Fe para entender su vida?
Desde pequeño fue tomado de la mano por Dios, de modo especial. Digo de modo especial porque todos estamos tomados de su mano (los randianos también ) pero a veces Dios causa en nosotros una extraña locura llamada santidad.
Cuando sus amigos tiraban piedras a los gorriones, él se conmovía de misericordia ante los gorrioncitos y rezaba para que ninguna piedra les pegara. Y Dios le hacía caso.
Fue ayudante, en su adolescencia, del barbero del lugar. En ese tiempo, los barberos (peluqueros) también sacaban los dientes. No sería nada terrible porque al menos no usaban torno eléctrico. Pero dolía igual. Martín también sacaba dientes y muelas en mal estado, y también rezaba para que a nadie doliera nada. Y Dios le hacía caso.
Quiso ser fraile y sacerdote dominico. No puedo ser sacerdote pero fraile, sí. Entró al convento y se puso a servir a todos en las tareas más desagradables que nadie quería hacer. Limpiaba, hacía compras y se ocupaba de pobres y enfermos que llegaban al dispensario del convento.
Cierta vez que lo enviaron a hacer las compras, las hizo, sí, pero se conmovió tanto ante los pobres que les regaló todo. Al llegar al convento recibió varios retos, sí, pero para sorpresa de todos, la canasta apareció llena de vuelta.
Las ratas invadían como siempre al convento y el portero, Fray Barragán, que lo quería mucho a Martín, pero no a las ratas, las perseguía día y noche tratando de eliminarlas. Fray Martín le dijo que no, que él hablaría con ellas. Y efectivamente, las llevó a todas consigo y les dijo que se portaran bien, que no anduvieran por cualquier lado, que no comieran las telas blancas de la iglesia y que él les llevaría comida todos los días a un lugar determinado. Y así fue.
Cierta vez unos dos niños muy pequeños, que habían “robado” comida para comer, entraron al convento para protegerse de unos soldados que los perseguían. Llegaron a donde estaba Martín y éste los envolvió con su hábito blanco y su capa negra. Y se volvieron invisibles ante los soldados y, así, fueron protegidos de la cárcel por Martín.
Tanto se difundió, en el lugar, la caridad infinita de este fraile, que mucha gente acudía en masa al dispensario para que él los curara. Era imposible atender para una sola persona tantos requerimientos, pero Martín fue regalado con el don sobrenatural de la bilocación: se las arreglaba para ser en un lugar y aparecer en otro.
Era humilde en grado supremo. Parecía tan tonto ante los demás que lo retaban llamándolo “perro mulato” y él aceptaba todos los retos diciendo “sí, si, soy un perro mulato”. Pero hubo una vez…….. Algo muy especial. Martín trajo a su celda a un indigente que padecía mucho frío, y lo puso a dormir en su cama mientras él durmió (o meditó, o rezó, o qué se yo) en el piso. Nadie que no fuera fraile podía entrar a las celdas del Convento, y menos aún sin el permiso del Prior. Este lo llamó y lo retó, pero esta vez de un modo particular: le dijo: “has pecado, porque has quebrado la regla del convento”. Esta vez Martín no dijo sí, sí. Levantó tu vista y dijo: “yo no he pecado, la caridad está por encima de la regla del convento”.
Aunque él no lo quería, su fama de santidad absoluta se extendía por toda Lima y alrededores. Los años pasaron. Un obispo del lugar estaba muy enfermo. Entonces solicitó que Martín lo viniera a ver. Pero Martín se negó. Siguió repitiendo “sólo soy un perro mulato”. Entonces el obispo le mandó decir que debía ir a verlo por el voto de obediencia. Martín fue. El obispo le pidió que pusiera su mano sobre su cuerpo, en el lugar donde más le dolía. Martín seguía “…yo no…”. El obispo le volvió a decir: te ordeno que pongas tu mano sobre mí. Martín lo hizo, y el obispo se curó.
Pero volvió al convento muy enfermo. Fray Barragán, que estaba ya muy viejito también, le hizo una sopa pero Martín ya no la comió. Murió esa noche.
Siempre me ha conmovido la existencia de Fray Martín de Porres, dominico, que sólo quiso servir a todos, convencido de que era el más pobre de los pobres y el más humilde entre los humildes. Creo que toda su vida es un símbolo, un ícono, para leer despacito, para que lo escuchemos. Es que evidentemente, a través de Martín, quiso decirnos algo.
Pero, ¿podemos entender los mensajes de Dios?
¿Necesitamos la vida de Fr. Martín para tener Fe o necesitamos Fe para entender su vida?
martes, 1 de noviembre de 2011
BENDITO SEA EL FRUTO DE TU VIENTRE (again)
Imaginen a un niño de 3 años. Un hijo, un sobrinito…. Ténganlo en sus brazos, acarícienlo, mírenlo a sus ojos. ¿Lo asesinarían por algún motivo?
Ahora imaginen a ese mismo niño, dos años antes. Un añito. De vuelta, imagínenlo en sus brazos. ¿Lo matarían?
Ahora imagínenlo de un mes. De vuelta, imaginen esa personita enternecedora, abrazada al pecho; imaginen que besan suavemente esa cabecita cuyos huesos aún no terminaron de cerrar. Imaginen las manitos, los pies, sus llantos, su respiración, los bracitos que se mueven, ojos que buscan. ¿Lo matarían por algún motivo? ¿Algo justifica que pueda ser matado?
Ahora bien, tres meses atrás era el mismo, sólo que más chiquitito, y dentro del vientre materno. La misma personita, la más indefensa del mundo, más pequeña aún. ¿Lo matarían por algún motivo?
¿Qué cambia que esté fuera o que esté adentro?
Vayan para atrás. ¿Qué cambia? Simplemente una etapa del desarrollo del mismo ser humano, de la misma personita. Porque lo que se está desarrollando como humano, es humano, cosa que se cumple también cuando tiene 1 año, o 10….
Pensemos en todo esto. ¿Es tan difícil? ¿Qué nos pasa? Una época donde se dice NO a la pena de muerte, una época que dice NO a la matanza de animales, ¿dice SI a la matanza de personitas indefensas?
¿Did I miss something here?
Ahora imaginen a ese mismo niño, dos años antes. Un añito. De vuelta, imagínenlo en sus brazos. ¿Lo matarían?
Ahora imagínenlo de un mes. De vuelta, imaginen esa personita enternecedora, abrazada al pecho; imaginen que besan suavemente esa cabecita cuyos huesos aún no terminaron de cerrar. Imaginen las manitos, los pies, sus llantos, su respiración, los bracitos que se mueven, ojos que buscan. ¿Lo matarían por algún motivo? ¿Algo justifica que pueda ser matado?
Ahora bien, tres meses atrás era el mismo, sólo que más chiquitito, y dentro del vientre materno. La misma personita, la más indefensa del mundo, más pequeña aún. ¿Lo matarían por algún motivo?
¿Qué cambia que esté fuera o que esté adentro?
Vayan para atrás. ¿Qué cambia? Simplemente una etapa del desarrollo del mismo ser humano, de la misma personita. Porque lo que se está desarrollando como humano, es humano, cosa que se cumple también cuando tiene 1 año, o 10….
Pensemos en todo esto. ¿Es tan difícil? ¿Qué nos pasa? Una época donde se dice NO a la pena de muerte, una época que dice NO a la matanza de animales, ¿dice SI a la matanza de personitas indefensas?
¿Did I miss something here?
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