Una cosa es debatir el
tema del aborto con un libertario que sostenga que la madre tiene la libertad
de abortar conforme al art. 19, esto es, como una acción privada que no
violaría derechos de terceros, y allí el debate es entonces si el embrión es
persona o no.
Pero otra cosa es
debatir sobre una ley de derecho al aborto como servicio gratuito y obligatorio
que todas las instituciones de salud, públicas o privadas, estarían obligadas a
proveer, sin aceptar siquiera la objeción de conciencia de un profesional que
se negara a practicarlo.
Esto último es
claramente totalitario y arrastra una mentalidad estatista que se ha extendido
en todo el mundo, a saber, que el estado tiene el derecho de imponer sus planes
en materia de educación y salud, sin tener en cuenta la libertad de asociación,
la libertad de pensamiento y la libertad religiosa que todos los seres humanos
tienen por ser tales.
Esto implica también el
olvido sistemático de la noción de derechos individuales, y especialmente el
derecho a la libertad religiosa.
Traemos este tema a
colación NO porque la oposición al aborto sea una cuestión exclusivamente
religiosa, sino porque las comunidades religiosas tienen el derecho a tener instituciones
propias según sus propia visión del mundo, y ese es un límite básico a la
omnipotencia gubernamental, so pena de convertirse, el gobierno que viole ese
derecho, en violatorio ipso facto de
derechos humanos tan proclamados como violados.
Se ha olvidado en todo
el mundo, incluso en los creyentes, qué significa el derecho a la libertad
religiosa. Casi todos lo aceptan bajo el supuesto de que las religiones son
creencias irrelevantes desde el punto de vista racional y social. Por ende, haz
lo que quieras, total no importa nada de eso.
Wrong.
La libertad religiosa
no se basa en que el contenido de las religiones sea irrelevante, irracional o
arbitrario, sino en el derecho a la libertad de conciencia, esto es, a seguir
las propias convicciones sean acertadas o erradas, en tanto no violen otros
derechos de terceros.
Por ende los que así
sostenemos la libertad religiosa lo hacemos con la convicción de que alguien,
sobre la base de su religión o su agnosticismo, puede hacer algo malo o erróneo,
o bueno y verdadero, siempre que ello
entre en el artículo 19 de la Constitución.
Por ende todos los que
tratan de imponer obligatoriamente su propia visión del mundo desde el gobierno,
no tienen idea de lo que la libertad religiosa significa. Ellos piensan: en lo importante, gobierno; en lo
irrelevante, libertad.
Los liberales clásicos
pensamos, en cambio: en todo, importante
o irrelevante, libertad, excepto que se viole el derecho a la vida,
propiedad o demás derechos individuales. Y si hay un gobierno, no es para
imponer por la fuerza lo que debería ser propuesto libremente a través de la
libertad de expresión, religión, asociación, etc.
Por supuesto que si hay
un gobierno, tiene que hacer opciones morales en su organización
constitucional, y sus legislaciones pueden estar basadas en un ethos cultural no estatal, pero no por
ello sus funcionarios tendrán el derecho de violar directamente las
concepciones del mundo derivadas de la libertad religiosa.
Por ende los proyectos de
aborto que lo sostienen como un servicio obligatorio para instituciones incluso
privadas, son intrínsecamente totalitarios y signos lamentables de un
autoritarismo cultural que se ha extendido en todo el mundo, bajo el
totalitarismo cultural de lo políticamente correcto, y un pensamiento único que,
como vemos, NO se ha superado aunque Hitler haya sido vencido o el Muro de
Berlín haya caído. No, Occidente ya no es el mundo libre que alguna vez fue.
Como dijimos el Domingo pasado, se ha convertido en el dominio totalitario de
un pensamiento único frente al cual toda disidencia, como por ejemplo esta,
queda sospechosa de nuevos delitos tales como discriminación, ofensa, discurso
de odio, etc., nuevos delitos inventados para acabar lentamente –sin la ingenua
crueldad de totalitarismos anteriores- con las verdaderas libertades
individuales que fueron fruto del ethos
judeocristiano.
La libertad ya no
existe. Ahora, sólo resiste...