“…Porque, si alguien ha acogido ese amor que le
devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo
a otros?”
“Un anuncio renovado ofrece a los creyentes,
también a los tibios o no practicantes, una nueva alegría en la fe y una
fecundidad evangelizadora. En realidad, su centro y esencia es siempre el
mismo: el Dios que manifestó su amor inmenso en Cristo muerto y resucitado.”
“….Allí se
recordó que la nueva evangelización convoca a todos y se realiza
fundamentalmente en tres ámbitos.En primer lugar,
mencionemos el ámbito de la pastoral
ordinaria,
En segundo lugar, recordemos el ámbito de «las personas bautizadas que no viven las exigencias del Bautismo,
no tienen una pertenencia cordial a la Iglesia y ya no experimentan el
consuelo de la fe.
Finalmente, remarquemos que la evangelización
está esencialmente conectada con la proclamación del Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo o siempre
lo han rechazado. Muchos de ellos buscan a Dios secretamente, movidos
por la nostalgia de su rostro, aun en países de antigua tradición cristiana.
Todos tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los cristianos tienen el
deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva
obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello,
ofrece un banquete deseable.”
“….¿Qué sucedería si nos tomáramos
realmente en serio esas palabras? Simplemente reconoceríamos que la salida
misionera es el paradigma de
toda obra de la Iglesia.”
“…Tampoco creo que deba esperarse del magisterio
papal una palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones que
afectan a la Iglesia y al mundo. No es conveniente que el Papa reemplace a
los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que
se plantean en sus territorios. En este sentido, percibo la necesidad de
avanzar en una saludable «descentralización».”
“….Cada cristiano y cada comunidad discernirá
cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar
este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las
periferias que necesitan la luz del Evangelio.”
“…La Palabra tiene en sí una potencialidad que no
podemos predecir. El Evangelio habla de una semilla que, una vez sembrada,
crece por sí sola también cuando el agricultor duerme”.
“La Iglesia en salida es la comunidad de
discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que acompañan, que
fructifican y festejan. «Primerear»: sepan disculpar este neologismo. La
comunidad evangelizadora experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha
primereado en el amor (cf. 1 Jn 4,10);
y, por eso, ella sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al
encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para
invitar a los excluidos. Vive un deseo inagotable de brindar misericordia,
fruto de haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza
difusiva.”
“…Los evangelizadores tienen así «olor a oveja» y
éstas escuchan su voz. Luego, la comunidad evangelizadora se dispone a
«acompañar». Acompaña a la humanidad en todos sus procesos, por más duros y
prolongados que sean. Sabe de esperas largas y de aguante apostólico. La
evangelización tiene mucho de paciencia, y evita maltratar límites. Fiel al
don del Señor, también sabe «fructificar».”
“….Hay estructuras eclesiales que pueden llegar a
condicionar un dinamismo evangelizador; igualmente las buenas estructuras
sirven cuando hay una vida que las anima, las sostiene y las juzga.”
“…Sueño
con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las
costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial
se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más
que para la autopreservación.”
“…La pastoral en clave de misión pretende
abandonar el cómodo criterio pastoral del «siempre se ha hecho así».”
“…El problema mayor se produce cuando el mensaje
que anunciamos aparece entonces identificado con esos aspectos secundarios
que, sin dejar de ser importantes, por sí solos no manifiestan el corazón del
mensaje de Jesucristo.”
“…Una pastoral en clave misionera no se obsesiona
por la transmisión desarticulada de una multitud de doctrinas que se intenta imponer
a fuerza de insistencia”.
“…Todas
las verdades reveladas proceden de la misma fuente divina y son creídas con
la misma fe, pero algunas de ellas son más importantes por expresar más
directamente el corazón del Evangelio.”
“…Santo
Tomás de Aquino enseñaba que en el mensaje moral de la Iglesia también hay
una jerarquía, en
las virtudes y en los actos que de ellas proceden.Allí lo que cuenta es ante
todo «la fe que se hace activa por la caridad» (Ga 5,6). Las obras de amor al prójimo son la
manifestación externa más perfecta de la gracia interior del Espíritu: «La
principalidad de la ley nueva está en la gracia del Espíritu Santo, que se
manifiesta en la fe que obra por el amor». Por ello explica que, en
cuanto al obrar exterior, la misericordia es la mayor de todas las virtudes:
«En sí misma la misericordia es la más grande de las virtudes, ya que a ella
pertenece volcarse en otros y, más aún, socorrer sus deficiencias. Esto es
peculiar del superior, y por eso se tiene como propio de Dios tener
misericordia, en la cual resplandece su omnipotencia de
modo máximo»
“….queda claro que la predicación moral cristiana
no es una ética estoica, es más que una ascesis, no es una mera filosofía
práctica ni un catálogo de pecados y errores”.
“…Si esa invitación no brilla con fuerza y
atractivo, el edificio moral de la Iglesia corre el riesgo de convertirse en
un castillo de naipes, y allí está nuestro peor peligro.”
“…Además, en el seno de la Iglesia hay
innumerables cuestiones acerca de las cuales se investiga y se reflexiona con
amplia libertad. Las distintas líneas de pensamiento filosófico, teológico y
pastoral, si se dejan armonizar por el Espíritu en el respeto y el amor,
también pueden hacer crecer a la Iglesia, ya que ayudan a explicitar mejor el
riquísimo tesoro de la Palabra.”
“…La fe siempre conserva un aspecto de cruz,
alguna oscuridad que no le quita la firmeza de su adhesión. Hay cosas que
sólo se comprenden y valoran desde esa adhesión que es hermana del amor, más
allá de la claridad con que puedan percibirse las razones y argumentos.”
“… En su constante discernimiento, la Iglesia
también puede llegar a reconocer costumbres propias no directamente ligadas
al núcleo del Evangelio, algunas muy arraigadas a lo largo de la historia,
que hoy ya no son interpretadas de la misma manera y cuyo mensaje no suele
ser percibido adecuadamente. Pueden ser bellas, pero ahora no prestan el
mismo servicio en orden a la transmisión del Evangelio. No tengamos miedo de
revisarlas. Del mismo modo, hay normas o preceptos eclesiales que pueden
haber sido muy eficaces en otras épocas pero que ya no tienen la misma fuerza
educativa como cauces de vida. Santo Tomás de Aquino destacaba que los
preceptos dados por Cristo y los Apóstoles al Pueblo de
Dios «son poquísimos”. Citando a san Agustín, advertía “que los
preceptos añadidos por la Iglesia posteriormente deben exigirse con
moderación «para no hacer pesada la vida a los fieles» y convertir nuestra
religión en una esclavitud, cuando «la misericordia de Dios quiso que fuera
libre».Esta advertencia, hecha varios siglos atrás, tiene una tremenda
actualidad. Debería ser uno de los criterios a considerar a la hora de pensar
una reforma de la Iglesia y de su predicación que permita realmente llegar a
todos.”
“…Por lo tanto, sin disminuir el valor del ideal
evangélico, hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas
posibles de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día. A os sacerdotes les recuerdo que el
confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la
misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible.”
“….La Iglesia «en salida» es una Iglesia con las
puertas abiertas.”
“….La Iglesia está llamada a ser siempre la casa
abierta del Padre. Uno de los signos concretos de esa apertura es tener
templos con las puertas abiertas en todas partes. De ese modo, si alguien
quiere seguir una moción del Espíritu y se acerca buscando a Dios, no se
encontrará con la frialdad de unas puertas cerradas. Pero hay otras puertas
que tampoco se deben cerrar.”
”…. la Iglesia no es una aduana”.
“…Si la Iglesia entera asume este dinamismo
misionero, debe llegar a todos, sin excepciones. Pero ¿a quiénes debería
privilegiar? Cuando uno lee el Evangelio, se encuentra con una orientación
contundente: no tanto a los amigos y vecinos ricos sino sobre todo a los
pobres y enfermos, a esos que suelen ser despreciados y olvidados, a aquellos
que «no tienen con qué recompensarte» (Lc 14,14).”
“….Salgamos, salgamos a ofrecer a todos la
vida de Jesucristo. Repito aquí para toda la Iglesia lo que muchas veces he
dicho a los sacerdotes y laicos de Buenos Aires: prefiero una Iglesia
accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia
enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias
seguridades.”
“….No
es función del Papa ofrecer un análisis detallado y completo sobre la
realidad contemporánea, pero aliento a todas las comunidades a una «siempre
vigilante capacidad de estudiar los signos de los tiempos».”
“…Además, es necesario que reconozcamos que,
si parte de nuestro pueblo bautizado no experimenta su pertenencia a la
Iglesia, se debe también a la existencia de unas estructuras y a un clima
poco acogedores en algunas de nuestras parroquias y comunidades, o a una
actitud burocrática para dar respuesta a los problemas, simples o complejos, de
la vida de nuestros pueblos.”
“…Así,
pueden advertirse en muchos agentes evangelizadores, aunque oren, una
acentuación del individualismo,
una crisis de identidad y
una caída del fervor.
Son tres males que se alimentan entre sí”
“…aunque
recen, muchos agentes pastorales desarrollan una especie de complejo de
inferioridad que les lleva a relativizar u ocultar su identidad cristiana y
sus convicciones.”
“…Este
relativismo práctico es actuar como si Dios no existiera, decidir como si los
pobres no existieran, soñar como si los demás no existieran, trabajar como si
quienes no recibieron el anuncio no existieran. Llama la atención que aun
quienes aparentemente poseen sólidas convicciones doctrinales y espirituales
suelen caer en un estilo de vida que los lleva a aferrarse a seguridades
económicas, o a espacios de poder y de gloria humana que se procuran por
cualquier medio, en lugar de dar la vida por los demás en la misión. ¡No nos
dejemos robar el entusiasmo misionero!"
“….Cuando
más necesitamos un dinamismo misionero que lleve sal y luz al mundo, muchos
laicos sienten el temor de que alguien les invite a realizar alguna tarea
apostólica, y tratan de escapar de cualquier compromiso que les pueda quitar
su tiempo libre. Hoy se ha vuelto muy difícil, por ejemplo, conseguir
catequistas capacitados para las parroquias y que perseveren en la tarea
durante varios años. Pero algo semejante sucede con los sacerdotes, que cuidan
con obsesión su tiempo personal.”
“…El problema no es siempre el exceso de
actividades, sino sobre todo las actividades mal vividas, sin las
motivaciones adecuadas, sin una espiritualidad que impregne la acción y la
haga deseable. De ahí que las tareas cansen más de lo razonable, y a veces
enfermen. No se trata de un cansancio feliz, sino tenso, pesado, insatisfecho
y, en definitiva, no aceptado. Esta acedia pastoral puede tener diversos
orígenes. Algunos caen en ella por sostener proyectos irrealizables y no
vivir con ganas lo que buenamente podrían hacer. Otros, por no aceptar la
costosa evolución de los procesos y querer que todo caiga del cielo. Otros,
por apegarse a algunos proyectos o a sueños de éxitos imaginados por su
vanidad. Otros, por perder el contacto real con el pueblo, en una
despersonalización de la pastoral que lleva a prestar más atención a la
organización que a las personas, y entonces les entusiasma más la «hoja de
ruta» que la ruta misma. Otros caen en la acedia por no saber esperar y
querer dominar el ritmo de la vida. El inmediatismo ansioso de estos tiempos
hace que los agentes pastorales no toleren fácilmente lo que signifique
alguna contradicción, un aparente fracaso, una crítica, una cruz”.
“…La
alegría del Evangelio es esa que nada ni nadie nos podrá quitar (cf. Jn 16,22). Los males de
nuestro mundo –y los de la Iglesia– no deberían ser excusas para reducir nuestra
entrega y nuestro fervor.”
«Llegan,
a veces, a nuestros oídos, hiriéndolos, ciertas insinuaciones de algunas
personas que, aun en su celo ardiente, carecen del sentido de la discreción y
de la medida. Ellas no ven en los tiempos modernos sino prevaricación y ruina
[…] Nos parece justo disentir de tales profetas de calamidades, avezados a
anunciar siempre infaustos acontecimientos, como si el fin de los tiempos
estuviese inminente. En el presente momento histórico, la Providencia nos
está llevando a un nuevo orden de relaciones humanas que, por obra misma de
los hombres pero más aún por encima de sus mismas intenciones, se encaminan
al cumplimiento de planes superiores e inesperados; pues todo, aun las
humanas adversidades, aquélla lo dispone para mayor bien
de la Iglesia»
“…Una de las tentaciones más serias que
ahogan el fervor y la audacia es la conciencia de derrota que nos convierte
en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre.”
«Te
basta mi gracia, porque mi fuerza se manifiesta en la debilidad» (2 Co12,9). El triunfo cristiano es
siempre una cruz, pero una cruz que al mismo tiempo es bandera de victoria,
que se lleva con una ternura combativa ante los embates del mal.”
“En
todo caso, allí estamos llamados a ser personas-cántaros para dar de beber a
los demás.”
“…El ideal cristiano siempre invitará a
superar la sospecha, la desconfianza permanente, el temor a ser invadidos,
las actitudes defensivas que nos impone el mundo actual. Muchos tratan de
escapar de los demás hacia la privacidad cómoda o hacia el reducido círculo
de los más íntimos, y renuncian al realismo de la dimensión social del Evangelio.
Porque, así como algunos quisieran un Cristo puramente espiritual, sin carne
y sin cruz, también se pretenden relaciones interpersonales sólo mediadas por
aparatos sofisticados, por pantallas y sistemas que se puedan encender y
apagar a voluntad. Mientras tanto, el Evangelio nos invita siempre a correr
el riesgo del encuentro con el rostro del otro, con su presencia física que
interpela, con su dolor y sus reclamos, con su alegría que contagia en un
constante cuerpo a cuerpo.”
“…
La mundanidad espiritual, que se esconde detrás de apariencias de
religiosidad e incluso de amor a la Iglesia, es buscar, en lugar de la gloria
del Señor, la gloria humana y el bienestar personal. Es lo que el Señor
reprochaba a los fariseos: «¿Cómo es posible que creáis, vosotros que os
glorificáis unos a otros y no os preocupáis por la gloria que sólo viene de
Dios?» (Jn 5,44). Es un
modo sutil de buscar «sus propios intereses y no los de Cristo Jesús» (Flp2,21). Toma muchas formas, de
acuerdo con el tipo de personas y con los estamentos en los que se enquista.
Por estar relacionada con el cuidado de la apariencia, no siempre se conecta
con pecados públicos, y por fuera todo parece correcto. Pero, si invadiera la
Iglesia, «sería infinitamente más desastrosa que cualquiera otra mundanidad simplemente moral»
“…Esta
mundanidad puede alimentarse especialmente de dos maneras profundamente
emparentadas. Una es la fascinación del gnosticismo, una fe encerrada en el
subjetivismo, donde sólo interesa una determinada experiencia o una serie de
razonamientos y conocimientos que supuestamente reconfortan e iluminan, pero
en definitiva el sujeto queda clausurado en la inmanencia de su propia razón
o de sus sentimientos. La otra es el neopelagianismo autorreferencial y
prometeico de quienes en el fondo sólo confían en sus propias fuerzas y se
sienten superiores a otros por cumplir determinadas normas o por ser
inquebrantablemente fieles a cierto estilo católico propio del pasado. Es una
supuesta seguridad doctrinal o disciplinaria que da lugar a un elitismo
narcisista y autoritario, donde en lugar de evangelizar lo que se hace es
analizar y clasificar a los demás, y en lugar de facilitar el acceso a la
gracia se gastan las energías en controlar.”
“…Esta oscura mundanidad se manifiesta en muchas
actitudes aparentemente opuestas pero con la misma pretensión de «dominar el
espacio de la Iglesia». En algunos hay un cuidado ostentoso de la liturgia,
de la doctrina y del prestigio de la Iglesia, pero sin preocuparles que el
Evangelio tenga una real inserción en el Pueblo fiel de Dios y en las
necesidades concretas de la historia. Así, la vida de la Iglesia se convierte
en una pieza de museo o en una posesión de pocos. En otros, la misma
mundanidad espiritual se esconde detrás de una fascinación por mostrar
conquistas sociales y políticas, o en una vanagloria ligada a la gestión de
asuntos prácticos, o en un embeleso por las dinámicas de autoayuda y de
realización autorreferencial. También puede traducirse en diversas formas de
mostrarse a sí mismo en una densa vida social llena de salidas, reuniones,
cenas, recepciones. O bien se despliega en un funcionalismo empresarial,
cargado de estadísticas, planificaciones y evaluaciones, donde el principal
beneficiario no es el Pueblo de Dios sino la Iglesia como organización. En
todos los casos, no lleva el sello de Cristo encarnado, crucificado y
resucitado, se encierra en grupos elitistas, no sale realmente a buscar a los
perdidos ni a las inmensas multitudes sedientas de Cristo. Ya no hay fervor
evangélico, sino el disfrute espurio de una autocomplacencia egocéntrica.”
“….
Quien ha caído en esta mundanidad mira de arriba y de lejos, rechaza la
profecía de los hermanos, descalifica a quien lo cuestione, destaca
constantemente los errores ajenos y se obsesiona por la apariencia.”
“….La
mundanidad espiritual lleva a algunos cristianos a estar en guerra con otros
cristianos que se interponen en su búsqueda de poder, prestigio, placer o
seguridad económica.”
“…Por
ello me duele tanto comprobar cómo en algunas comunidades cristianas, y aun
entre personas consagradas, consentimos diversas formas de odio, divisiones,
calumnias, difamaciones, venganzas, celos, deseos de imponer las propias
ideas a costa de cualquier cosa, y hasta persecuciones que parecen una implacable
caza de brujas. ¿A quién vamos a evangelizar con esos comportamientos”
“…En
algunos casos porque no se formaron para asumir responsabilidades
importantes, en otros por no encontrar espacio en sus Iglesias particulares
para poder expresarse y actuar, a raíz de un excesivo clericalismo que los
mantiene al margen de las decisiones.”
“…Pero
todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más
incisiva en la Iglesia.”
“…Las reivindicaciones de los legítimos
derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer
tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la
desafían y que no se pueden eludir superficialmente. El sacerdocio reservado
a los varones, como signo de Cristo Esposo que se entrega en la Eucaristía,
es una cuestión que no se pone en discusión, pero puede volverse
particularmente conflictiva si se identifica demasiado la potestad
sacramental con el poder. No hay que olvidar que cuando hablamos de la
potestad sacerdotal «nos encontramos en el ámbito de la función, no de la dignidad ni de la santidad». El
sacerdocio ministerial es uno de los medios que Jesús utiliza al servicio de
su pueblo, pero la gran dignidad viene del Bautismo, que es accesible a
todos. La configuración del sacerdote con Cristo Cabeza –es decir, como
fuente capital de la gracia– no implica una exaltación que lo coloque por
encima del resto. En la Iglesia las funciones «no dan lugar a la superioridad de los
unos sobre los otros». De hecho, una mujer, María, es más
importante que los obispos. Aun cuando la función del sacerdocio ministerial
se considere «jerárquica», hay que tener bien presente que «está
ordenada totalmente a
la santidad de los miembros del Cuerpo místico de Cristo». Su clave y su
eje no son el poder entendido como dominio, sino la potestad de administrar
el sacramento de la Eucaristía; de aquí deriva su autoridad, que es siempre
un servicio al pueblo. Aquí hay un gran desafío para los pastores y para los
teólogos, que podrían ayudar a reconocer mejor lo que esto implica con
respecto al posible lugar de la mujer allí donde se toman decisiones
importantes, en los diversos ámbitos de la Iglesia.”
“….a
pesar de la escasez vocacional, hoy se tiene más clara conciencia de la
necesidad de una mejor selección de los candidatos al sacerdocio. No se
pueden llenar los seminarios con cualquier tipo de motivaciones, y menos si
éstas se relacionan con inseguridades afectivas, búsquedas de formas de
poder, glorias humanas o bienestar económico.”
“….La
salvación que Dios nos ofrece es obra de su misericordia. No hay acciones
humanas, por más buenas que sean, que nos hagan merecer un don tan grande.”
“….Esta salvación, que realiza Dios y
anuncia gozosamente la Iglesia, es para todos, y Dios ha gestado un
camino para unirse a cada uno de los seres humanos de todos los tiempos. Ha
elegido convocarlos como pueblo y no como seres aislados. Nadie se salva
solo, esto es, ni como individuo aislado ni por sus propias fuerzas.”
“….La
Iglesia tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el
mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la
vida buena del Evangelio.”
“….En
estos dos milenios de cristianismo, innumerable cantidad de pueblos han
recibido la gracia de la fe, la han hecho florecer en su vida cotidiana y la
han transmitido según sus modos culturales propios. Cuando una comunidad
acoge el anuncio de la salvación, el Espíritu Santo fecunda su cultura con la
fuerza transformadora del Evangelio.”
“….Bien
entendida, la diversidad cultural no amenaza la unidad de la Iglesia.”
“….Esta
convicción se convierte en un llamado dirigido a cada cristiano, para que
nadie postergue su compromiso con la evangelización, pues si uno de verdad ha
hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo
de preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos
cursos o largas instrucciones.”
“….
En esta predicación, siempre respetuosa y amable, el primer momento es un
diálogo personal, donde la otra persona se expresa y comparte sus alegrías,
sus esperanzas, las inquietudes por sus seres queridos y tantas cosas que
llenan el corazón. Sólo después de esta conversación es posible presentarle
la Palabra”
“….
El Espíritu Santo también enriquece a toda la Iglesia evangelizadora con
distintos carismas. Son dones para renovar y edificar la Iglesia. No son
un patrimonio cerrado, entregado a un grupo para que lo custodie; más bien
son regalos del Espíritu integrados en el cuerpo eclesial, atraídos hacia el
centro que es Cristo, desde donde se encauzan en un impulso evangelizador. Un
signo claro de la autenticidad de un carisma es su eclesialidad, su capacidad
para integrarse armónicamente en la vida del santo Pueblo fiel de Dios para
el bien de todos. Una verdadera novedad suscitada por el Espíritu no necesita
arrojar sombras sobre otras espiritualidades y dones para afirmarse a sí
misma. En la medida en que un carisma dirija mejor su mirada al corazón del
Evangelio, más eclesial será su ejercicio. En la comunión, aunque duela, es
donde un carisma se vuelve auténtica y misteriosamente fecundo. Si vive este
desafío, la Iglesia puede ser un modelo para la paz en el mundo.”
“….El
anuncio a la cultura implica también un anuncio a las culturas profesionales,
científicas y académicas. Se trata del encuentro entre la fe, la razón y las
ciencias, que procura desarrollar un nuevo discurso de la credibilidad, una
original apologética que ayude a crear las disposiciones para que el
Evangelio sea escuchado por todos. Cuando algunas categorías de la razón y de
las ciencias son acogidas en el anuncio del mensaje, esas mismas categorías
se convierten en instrumentos de evangelización; es el agua convertida en
vino. Es aquello que, asumido, no sólo es redimido sino que se vuelve
instrumento del Espíritu para iluminar y renovar el mundo.”
“….
Las Universidades son un ámbito privilegiado para pensar y desarrollar este
empeño evangelizador de un modo interdisciplinario e integrador. Las escuelas
católicas, que intentan siempre conjugar la tarea educativa con el anuncio
explícito del Evangelio, constituyen un aporte muy valioso a la
evangelización de la cultura, aun en los países y ciudades donde una
situación adversa nos estimule a usar nuestra creatividad para encontrar los
caminos adecuados”
“….Un
diálogo es mucho más que la comunicación de una verdad. Se realiza por el
gusto de hablar y por el bien concreto que se comunica entre los que se aman
por medio de las palabras. Es un bien que no consiste en cosas, sino en las
personas mismas que mutuamente se dan en el diálogo. La predicación puramente
moralista o adoctrinadora, y también la que se convierte en una clase de
exégesis, reducen esta comunicación entre corazones que se da en la homilía y
que tiene que tener un carácter cuasi sacramental”.
“….El primer paso, después de invocar al
Espíritu Santo, es prestar toda la atención al texto bíblico, que debe ser el
fundamento de la predicación.”
“….el
texto bíblico que estudiamos tiene dos mil o tres mil años, su lenguaje es
muy distinto del que utilizamos ahora. Por más que nos parezca entender las
palabras, que están traducidas a nuestra lengua, eso no significa que
comprendemos correctamente cuanto quería expresar el escritor sagrado.”
“…Si
está vivo este deseo de escuchar primero nosotros la Palabra que tenemos que
predicar, ésta se transmitirá de una manera u otra al Pueblo fiel de Dios:
«de la abundancia del corazón habla la boca». Jesús se irritaba frente a esos pretendidos
maestros, muy exigentes con los demás, que enseñaban la Palabra de Dios, pero
no se dejaban iluminar por ella”
“….la predicación consistirá en esa
actividad tan intensa y fecunda que es «comunicar a otros lo que uno ha
contemplado».”
“….Se
trata de conectar el mensaje del texto bíblico con una situación humana, con
algo que ellos viven, con una experiencia que necesite la luz de la Palabra.”
“….Otra
característica es el lenguaje positivo. No dice tanto lo que no hay que hacer
sino que propone lo que podemos hacer mejor. En todo caso, si indica algo negativo,
siempre intenta mostrar también un valor positivo que atraiga, para no
quedarse en la queja, el lamento, la crítica o el remordimiento. Además, una
predicación positiva siempre da esperanza, orienta hacia el futuro, no nos
deja encerrados en la negatividad.”
“….que
exprese el amor salvífico de Dios previo a la obligación moral y religiosa,
que no imponga la verdad y que apele a la libertad, que posea unas notas de
alegría, estímulo, vitalidad, y una integralidad armoniosa que no reduzca la
predicación a unas pocas doctrinas a veces más filosóficas que evangélicas.
Esto exige al evangelizador ciertas actitudes que ayudan a acoger mejor el
anuncio: cercanía, apertura al diálogo, paciencia, acogida cordial que no
condena.”
“….Más
que como expertos en diagnósticos apocalípticos u oscuros jueces que se
ufanan en detectar todo peligro o desviación, es bueno que puedan vernos como
alegres mensajeros de propuestas superadoras, custodios del bien y la belleza
que resplandecen en una vida fiel al Evangelio.”
“….En una civilización paradójicamente
herida de anonimato y, a la vez obsesionada por los detalles de la vida de
los demás, impudorosamente enferma de curiosidad malsana, la Iglesia necesita
la mirada cercana para contemplar, conmoverse y detenerse ante el otro
cuantas veces sea necesario.”
“….Más
que nunca necesitamos de hombres y mujeres que, desde su experiencia de
acompañamiento, conozcan los procesos donde campea la prudencia, la capacidad
de comprensión, el arte de esperar, la docilidad al Espíritu…”
“… Para
llegar a un punto de madurez, es decir, para que las personas sean capaces de
decisiones verdaderamente libres y responsables, es preciso dar tiempo, con
una inmensa paciencia.”
“…El
Evangelio nos propone corregir y ayudar a crecer a una persona a partir del
reconocimiento de la maldad objetiva de sus acciones (cf. Mt 18,15), pero sin emitir
juicios sobre su responsabilidad y su culpabilidad”
“La
Palabra de Dios enseña que en el hermano está la permanente prolongación de
la Encarnación para cada uno de nosotros: «Lo que hicisteis a uno de estos
hermanos míos más pequeños, lo hicisteis a mí» (Mt 25,40). Lo que hagamos con los demás tiene una
dimensión trascendente: «Con la medida con que midáis, se os medirá» (Mt 7,2); y responde a la
misericordia divina con nosotros: «Sed compasivos como vuestro Padre es
compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis
condenados; perdonad y seréis perdonados; dad y se os dará […] Con la medida
con que midáis, se os medirá» (Lc 6,36-38).
Lo que expresan estos textos es la absoluta prioridad de la «salida de sí
hacia el hermano» como uno de los dos mandamientos principales que fundan
toda norma moral y como el signo más claro para discernir acerca del camino
de crecimiento espiritual en respuesta a la donación absolutamente gratuita
de Dios.”
“Si
alguien se siente ofendido por mis palabras, le digo que las expreso con
afecto y con la mejor de las intenciones, lejos de cualquier interés personal
o ideología política.”
“Sin
embargo, esta defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la
defensa de cualquier derecho humano. Supone la convicción de que un ser
humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada
etapa de su desarrollo. Es un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver
otras dificultades. Si esta convicción cae, no quedan fundamentos sólidos y
permanentes para defender los derechos humanos, que siempre estarían
sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno. La sola
razón es suficiente para reconocer el valor inviolable de cualquier vida
humana, pero si además la miramos desde la fe, «toda violación de la dignidad
personal del ser humano grita venganza delante de Dios y se configura como
ofensa al Creador del hombre».
“….también
es verdad que hemos hecho poco para acompañar adecuadamente a las mujeres que
se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como
una rápida solución a sus profundas angustias, particularmente cuando la vida
que crece en ellas ha surgido como producto de una violación o en un contexto
de extrema pobreza. ¿Quién puede dejar de comprender esas situaciones de
tanto dolor?”
“…Hay
una tensión bipolar entre la plenitud y el límite. La plenitud provoca la
voluntad de poseerlo todo, y el límite es la pared que se nos pone delante.
El «tiempo», ampliamente considerado, hace referencia a la plenitud como
expresión del horizonte que se nos abre, y el momento es expresión del límite
que se vive en un espacio acotado. Los ciudadanos viven en tensión entre la
coyuntura del momento y la luz del tiempo, del horizonte mayor, de la utopía
que nos abre al futuro como causa final que atrae. De aquí surge un primer
principio para avanzar en la construcción de un pueblo: el tiempo es superior
al espacio.”
“Este principio permite trabajar a largo
plazo, sin obsesionarse por resultados inmediatos.”
“….en
la actividad sociopolítica consiste en privilegiar los espacios de poder en
lugar de los tiempos de los procesos. Darle prioridad al espacio lleva a
enloquecerse para tener todo resuelto en el presente, para intentar tomar
posesión de todos los espacios de poder y autoafirmación. Es cristalizar los
procesos y pretender detenerlos. Darle prioridad al tiempo es ocuparse
de iniciar procesos más que de
poseer espacios.”
“…Este
criterio también es muy propio de la evangelización, que requiere tener
presente el horizonte, asumir los procesos posibles y el camino largo. El
Señor mismo en su vida mortal dio a entender muchas veces a sus discípulos
que había cosas que no podían comprender todavía y que era necesario esperar
al Espíritu Santo (cf. Jn 16,12-13).
La parábola del trigo y la cizaña (cf. Mt 13,24-30) grafica un aspecto importante de la
evangelización que consiste en mostrar cómo el enemigo puede ocupar el
espacio del Reino y causar daño con la cizaña, pero es vencido por la bondad
del trigo que se manifiesta con el tiempo”.
“….la
realidad es superior a la idea. Esto supone evitar diversas formas de ocultar
la realidad: los purismos angélicos, los totalitarismos de lo relativo, los
nominalismos declaracionistas, los proyectos más formales que reales, los
fundamentalismos ahistóricos, los eticismos sin bondad, los intelectualismos
sin sabiduría.”
“….El
modelo es el poliedro, que refleja la confluencia de todas las parcialidades
que en él conservan su originalidad. Tanto la acción pastoral como la acción
política procuran recoger en ese poliedro lo mejor de cada uno. Allí entran
los pobres con su cultura, sus proyectos y sus propias potencialidades.”
“….A los
cristianos, este principio nos habla también de la totalidad o integridad del
Evangelio que la Iglesia nos transmite y nos envía a predicar. Su riqueza
plena incorpora a los académicos y a los obreros, a los empresarios y a los
artistas, a todos.”
“….
La evangelización también implica un camino de diálogo. Para la Iglesia, en
este tiempo hay particularmente tres campos de diálogo en los cuales debe
estar presente, para cumplir un servicio a favor del pleno desarrollo del ser
humano y procurar el bien común: el diálogo con los Estados, con la sociedad
–que incluye el diálogo con las culturas y con las ciencias– y con otros
creyentes que no forman parte de la Iglesia católica.”
“….
En el diálogo con el Estado y con la sociedad, la Iglesia no tiene soluciones
para todas las cuestiones particulares.”
“…La Iglesia no pretende detener el
admirable progreso de las ciencias. Al contrario, se alegra e incluso
disfruta reconociendo el enorme potencial que Dios ha dado a la mente humana.
Cuando el desarrollo de las ciencias, manteniéndose con rigor académico en el
campo de su objeto específico, vuelve evidente una determinada conclusión que
la razón no puede negar, la fe no la contradice.”
“…en
ocasiones, algunos científicos van más allá del objeto formal de su
disciplina y se extralimitan con afirmaciones o conclusiones que exceden el
campo de la propia ciencia. En ese caso, no es la razón lo que se propone,
sino una determinada ideología que cierra el camino a un diálogo auténtico,
pacífico y fructífero”.
“…Una
mirada muy especial se dirige al pueblo judío, cuya Alianza con Dios jamás ha
sido revocada, porque «los dones y el llamado de Dios son irrevocables» (Rm 11,29). La Iglesia, que
comparte con el Judaísmo una parte importante de las Sagradas Escrituras,
considera al pueblo de la Alianza y su fe como una raíz sagrada de la propia
identidad cristiana (cf. Rm 11,16-18).
Los cristianos no podemos considerar al Judaísmo como una religión ajena, ni
incluimos a los judíos entre aquellos llamados a dejar los ídolos para
convertirse al verdadero Dios (cf. 1 Ts 1,9). Creemos junto con ellos en el único Dios que
actúa en la historia, y acogemos con ellos la común Palabra revelada.”
“El diálogo y la amistad con los hijos de
Israel son parte de la vida de los discípulos de Jesús. El afecto que se ha
desarrollado nos lleva a lamentar sincera y amargamente las terribles
persecuciones de las que fueron y son objeto, particularmente aquellas que
involucran o involucraron a cristianos.”
“…
Dios sigue obrando en el pueblo de la Antigua Alianza y provoca tesoros de
sabiduría que brotan de su encuentro con la Palabra divina. Por eso, la
Iglesia también se enriquece cuando recoge los valores del Judaísmo. Si bien
algunas convicciones cristianas son inaceptables para el Judaísmo, y la
Iglesia no puede dejar de anunciar a Jesús como Señor y Mesías, existe una
rica complementación que nos permite leer juntos los textos de la Biblia
hebrea y ayudarnos mutuamente a desentrañar las riquezas de la Palabra, así
como compartir muchas convicciones éticas y la común preocupación por la
justicia y el desarrollo de los pueblos.”
“….Un
sincretismo conciliador sería en el fondo un totalitarismo de quienes
pretenden conciliar prescindiendo de valores que los trascienden y de los
cuales no son dueños. La verdadera apertura implica mantenerse firme en las
propias convicciones más hondas, con una identidad clara y gozosa, pero
«abierto a comprender las del otro» y «sabiendo que el diálogo realmente
puede enriquecer a cada uno». No nos sirve una apertura diplomática, que
dice que sí a todo para evitar problemas, porque sería un modo de engañar al
otro y de negarle el bien que uno ha recibido como un don para compartir
generosamente. La evangelización y el diálogo interreligioso, lejos de
oponerse, se sostienen y se alimentan recíprocamente”.
“….Para
sostener el diálogo con el Islam es indispensable la adecuada formación de
los interlocutores, no sólo para que estén sólida y gozosamente radicados en
su propia identidad, sino para que sean capaces de reconocer los valores de
los demás, de comprender las inquietudes que subyacen a sus reclamos y de
sacar a luz las convicciones comunes. Los cristianos deberíamos acoger con
afecto y respeto a los inmigrantes del Islam que llegan a nuestros países,
del mismo modo que esperamos y rogamos ser acogidos y respetados en los
países de tradición islámica. ¡Ruego, imploro humildemente a esos países que
den libertad a los cristianos para poder celebrar su culto y vivir su fe,
teniendo en cuenta la libertad que los creyentes del Islam gozan en los
países occidentales! Frente a episodios de fundamentalismo violento que nos
inquietan, el afecto hacia los verdaderos creyentes del Islam debe llevarnos
a evitar odiosas generalizaciones, porque el verdadero Islam y una adecuada
interpretación del Corán se oponen a toda violencia.”
“…Los
no cristianos, por la gratuita iniciativa divina, y fieles a su conciencia,
pueden vivir «justificados mediante la gracia de Dios»,y así «asociados al
misterio pascual de Jesucristo». Pero, debido a la dimensión sacramental
de la gracia santificante, la acción divina en ellos tiende a producir
signos, ritos, expresiones sagradas que a su vez acercan a otros a una
experiencia comunitaria de camino hacia Dios. No tienen el sentido y la
eficacia de los Sacramentos instituidos por Cristo, pero pueden ser cauces
que el mismo Espíritu suscite para liberar a los no cristianos del
inmanentismo ateo o de experiencias religiosas meramente individuales. El
mismo Espíritu suscita en todas partes diversas formas de sabiduría práctica
que ayudan a sobrellevar las penurias de la existencia y a vivir con más paz
y armonía.”
“…Los Padres sinodales recordaron la
importancia del respeto a la libertad religiosa, considerada como un derecho
humano fundamental. Incluye «la libertad de elegir la religión que se
estima verdadera y de manifestar públicamente la propia
creencia».Un sano pluralismo, que de verdad respete a los
diferentes y los valore como tales, no implica una privatización de las
religiones, con la pretensión de reducirlas al silencio y la oscuridad de la
conciencia de cada uno, o a la marginalidad del recinto cerrado de los
templos, sinagogas o mezquitas. Se trataría, en definitiva, de una nueva
forma de discriminación y de autoritarismo. El debido respeto a las minorías
de agnósticos o no creyentes no debe imponerse de un modo arbitrario que
silencie las convicciones de mayorías creyentes o ignore la riqueza de las
tradiciones religiosas. Eso a la larga fomentaría más el resentimiento que la
tolerancia y la paz.”
“….
Los creyentes nos sentimos cerca también de quienes, no reconociéndose parte
de alguna tradición religiosa, buscan sinceramente la verdad, la bondad y la
belleza, que para nosotros tienen su máxima expresión y su fuente en Dios.
Los percibimos como preciosos aliados en el empeño por la defensa de la
dignidad humana, en la construcción de una convivencia pacífica entre los
pueblos y en la custodia de lo creado. Un espacio peculiar es el de los
llamados nuevos Areópagos,
como el «Atrio de los Gentiles», donde «creyentes y no creyentes pueden
dialogar sobre los temas fundamentales de la ética, del arte y de la ciencia,
y sobre la búsqueda de la trascendencia». Éste también es un camino de
paz para nuestro mundo herido.”
“…
En todos los momentos de la historia están presentes la debilidad humana, la
búsqueda enfermiza de sí mismo, el egoísmo cómodo y, en definitiva, la
concupiscencia que nos acecha a todos. Eso está siempre, con un ropaje o con
otro; viene del límite humano más que de las circunstancias. Entonces, no
digamos que hoy es más difícil; es distinto.”
“….Toda
la vida de Jesús, su forma de tratar a los pobres, sus gestos, su coherencia,
su generosidad cotidiana y sencilla, y finalmente su entrega total, todo es
precioso y le habla a la propia vida.”
“….una
persona que no está convencida, entusiasmada, segura, enamorada, no convence
a nadie.”
“….Es verdad que, en nuestra relación con el
mundo, se nos invita a dar razón de nuestra esperanza, pero no como enemigos
que señalan y condenan. Se nos advierte muy claramente: «Hacedlo con dulzura
y respeto» (1 Pe 3,16),
y «en lo posible y en cuanto de vosotros dependa, en paz con todos los
hombres» (Rm 12,18).
También se nos exhorta a tratar de vencer «el mal con el bien» (Rm 12,21), sin cansarnos «de
hacer el bien» (Ga 6,9)
y sin pretender aparecer como superiores, sino «considerando a los demás como
superiores a uno mismo» (Flp 2,3).
De hecho, los Apóstoles del Señor gozaban de «la simpatía de todo el pueblo»
(Hch 2,47; 4,21.33;
5,13).”
“…Simultáneamente,
un misionero entregado experimenta el gusto de ser un manantial, que desborda
y refresca a los demás. Sólo puede ser misionero alguien que se sienta bien
buscando el bien de los demás, deseando la felicidad de los otros. Esa
apertura del corazón es fuente de felicidad, porque «hay más alegría en dar
que en recibir» (Hch 20,35).
Uno no vive mejor si escapa de los demás, si se esconde, si se niega a compartir,
si se resiste a dar, si se encierra en la comodidad. Eso no es más que un
lento suicidio.”
“….
La misión en el corazón del pueblo no es una parte de mi vida, o un adorno
que me puedo quitar; no es un apéndice o un momento más de la existencia. Es
algo que yo no puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme. Yo soy una misión en esta tierra,
y para eso estoy en este mundo. Hay que reconocerse a sí mismo como marcado a
fuego por esa misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar, liberar.
Allí aparece la enfermera de alma, el docente de alma, el político de alma,
esos que han decidido a fondo ser con los demás y para los demás.”
“….Sin
embargo, no es lo mismo cuando uno, por cansancio, baja momentáneamente los
brazos que cuando los baja definitivamente dominado por un descontento
crónico, por una acedia que le seca el alma. Puede suceder que el corazón se
canse de luchar porque en definitiva se busca a sí mismo en un carrerismo
sediento de reconocimientos, aplausos, premios, puestos; entonces, uno no
baja los brazos, pero ya no tiene garra, le falta resurrección. Así, el
Evangelio, que es el mensaje más hermoso que tiene este mundo, queda
sepultado debajo de muchas excusas.”
“….Como
no siempre vemos esos brotes, nos hace falta una certeza interior y es la
convicción de que Dios puede actuar en cualquier circunstancia, también en
medio de aparentes fracasos, porque «llevamos este tesoro en recipientes de
barro» (2 Co 4,7). Esta
certeza es lo que se llama «sentido
de misterio». Es saber con certeza que quien se ofrece y se entrega a
Dios por amor seguramente será fecundo (cf. Jn 15,5). Tal fecundidad es muchas veces invisible,
inaferrable, no puede ser contabilizada. Uno sabe bien que su vida dará
frutos, pero sin pretender saber cómo, ni dónde, ni cuándo. Tiene la
seguridad de que no se pierde ninguno de sus trabajos realizados con amor, no
se pierde ninguna de sus preocupaciones sinceras por los demás, no se pierde
ningún acto de amor a Dios, no se pierde ningún cansancio generoso, no se pierde
ninguna dolorosa paciencia. Todo eso da vueltas por el mundo como una fuerza
de vida. A veces nos parece que nuestra tarea no ha logrado ningún resultado,
pero la misión no es un negocio ni un proyecto empresarial, no es tampoco una
organización humanitaria, no es un espectáculo para contar cuánta gente
asistió gracias a nuestra propaganda; es algo mucho más profundo, que escapa
a toda medida. Quizás el Señor toma nuestra entrega para derramar bendiciones
en otro lugar del mundo donde nosotros nunca iremos. El Espíritu Santo obra
como quiere, cuando quiere y donde quiere; nosotros nos entregamos pero sin
pretender ver resultados llamativos. Sólo sabemos que nuestra entrega es
necesaria. Aprendamos a descansar en la ternura de los brazos del Padre en medio
de la entrega creativa y generosa. Sigamos adelante, démoslo todo, pero
dejemos que sea Él quien haga fecundos nuestros esfuerzos como a Él le
parezca.”
“…Es
verdad que esta confianza en lo invisible puede producirnos cierto vértigo:
es como sumergirse en un mar donde no sabemos qué vamos a encontrar. Yo mismo
lo experimenté tantas veces.”
“…No
es difícil notar en este inicio una particular fatiga del corazón, unida a
una especie de “noche de la fe” –usando una expresión de san Juan de la
Cruz–, como un “velo” a través del cual hay que acercarse al Invisible y
vivir en intimidad con el misterio. Pues de este modo María, durante muchos
años, permaneció en intimidad con el misterio de su Hijo, y avanzaba en su
itinerario de fe».
(Sobre
María): “…Esta dinámica de justicia y ternura, de contemplar y caminar
hacia los demás, es lo que hace de ella un modelo eclesial para la
evangelización.”
|