La presencia de materias humanísticas en diversas carreras, tradicionales o no, parece ser un problema sin solución. Los alumnos no tienen interés en esas materias y todo depende del arte de magia del profesor. Hay muy buenos magos, por cierto, pero un sistema basado en la magia no funciona.
El problema no tiene solución porque está mal planteado. El tema no es cómo relacionar técnicas, ciencias y humanidades. El problema es la separación entre ciencias y filosofía a partir de fines del s. XIX, uno de los efectos más perjudiciales del positivismo.
La filosofía siempre había sido, de algún modo, la ciencia, esto es la episteme, conocimiento riguroso (lo cual no quiere decir infalible, sólo metódico o siempre verdadero) a diferencia de la doxa, la opinión en tanto una falta de orden en el conocimiento. Parte de esa episteme era la filosofía de la naturaleza, una de las tres partes de la ciencia especulativa según Aristóteles, que llega así incluso hasta Newton, cuyo gran libro lleva como título, no de casualidad, Fundamentos matemáticos de la filosofía natural.
La defensa de la ciencia como filosofía no fue en el s. XX tarea exclusiva de lo que ahora se llaman filósofos. Grandes pensadores, de lo que ahora se consideran ciencias independientes de la filosofía, como la Física y la Matemática, fueron los encargados, en el s. XX, de explicar a la ciencia como una evolución de teorías y paradigmas filosóficos. Popper, Kuhn, Lakatos y Feyerabend se dedicaron a explicarlo, pero su obra comenzó a ser conocida como una interesante extra-vagancia, llamado el giro histórico de la filosofía de la ciencia, en contraposición a una filosofía de la ciencia concentrada en explicar la inducción y el testeo empírico.
La Metafísica, por otro lado, quedó como lo ultra contrapuesto a la Física. Nunca lo había sido, claro. La Metafísica fue hasta el Kant pre-crítico una importante parte de la episteme, esto es la ciencia, llamada por Aristóteles filosofía primera. Por comprensibles razones, Kant afirma que la metafísica no puede lograr las demostraciones racionales de las "ideas de la razón pura" y queda por ende contrapuesta a una Física que por primera vez afirma tener el monopolio de la demostración racional. Física y Metafísica quedan contrapuestas y comienza la idea de una Física autónoma de la filosofía, a pesar de que el sistema de Kant era mucho más metafísico de lo que habitualmente se piensa, por su sistema moral.
La razón queda en el s. XIX dividida en dos: Hegel por un lado, la ciencia empírica por el otro. Los primeros existencialistas, Unamuno y Kierkegaard, reclaman la importancia del sentido de la vida para la existencia humana pero le dejan la razón a la ciencia y al idealismo absoluto de Hegel. Diversos neoaristotelismos intentan reconstruir a un pensamiento más integral (Brentano, Bolzano, neotomismo) intentando dialogar con esa ciencia autónoma pero parece que la nueva criatura tenía sus propios berrinches. Heidegger acusa a toda la razón humana de ser un olvido del ser, pero no es sólo la ciencia la principal desmemoriada, sino toda la metafísica occidental. Se salvaría sólo la mística renana, Holderin, los poetas presocráticos y el pensamiento oriental.
En medio de todo ese caos, la ciencia experimental, la del famoso testeo empírico, SIN contacto con ese caos, aparece triunfante. Y en medio de todo ello, la universidad pierde su misión. La universidad, el lugar del pensamiento integral, el lugar de los fundamentos, el lugar de la teoría, de las questiones disputadas, el lugar donde Física, Matemática y Metafísica eran una sola cosa, pierde su sentido. Porque la universidad era el lugar de la teoría. Esto es, el lugar que se toma su tiempo, que crea, que discute libremente, el lugar donde las teorías nacen, crecen, se reproducen y no mueren. Su contraposición era la praxis, esto es, las escuelas de artes o oficios. Copérnico fue universitario, Leonardo no. Puede ser que este último fuera más genial, pero la seguidilla Galileo-Kepler-Newton nace de Copérnico, no de Leonardo. Todos teóricos. Ninguno de ellos, gracias a Dios, era el genio de la praxis.
Husserl intenta rescatar la teoría. Pero parece que fue tarde.
La universidad se va convirtiendo en carreras prácticas. Derecho, Medicina, Ingeniería, que desde siempre eran las excepciones, se convierten en la regla. La cuestión es un entrenamiento en la parte más práctica del un paradigma para poder ejercer un oficio. Ya no hay creación y debate de teoría, sino repetición de la parte práctica del paradigma. Los alumnos aprenden fórmulas exitosas para poder solucionar problemas, en un aprendizaje memorístico, repetitivo, sin diálogo, sin contacto con la Historia y menos aún con la Filosofía, ese lugar eminente de la teoría que ahora aparece como un florero bonito. Muy bonito el florero pero adorno al fin. No te quejes, adorno: todavía que te limpiamos de vez en cuando, no te quejes. Agradecé que aún queda demanda para conocer tu inútil Historia.
Así las cosas, desgajadas las ciencias de la filosofía, todas las carreras universitarias se convierten en tecnicaturas, en escuelas de artes y oficios con métodos inductivos. Los que se reciben son técnicos. Pocos se quieren quedar enseñando, pero además constituyen la parte dura del paradigma. Son la nueva casta sacerdotal, el oráculo, los custodios de los misterios que serían facts y no admiten discusión.
En medio de todo ello, se colocan "materias humanísticas". No, ya es tarde, todo mal planteado. El positivismo es ya un sistema cultural donde el imperio de la praxis ya ha anulado todo pensamiento teórico. Querer colocarlo de vuelta en medio de ese ambiente adverso ya no funciona. De vez en cuanto algunos profesores de humanidades logran hacer ver al alumno la riqueza infinita del origen que se había perdido. Les hacen tocar a Dios cuando ya tienen que salir al mundo del no tiempo en absoluto, de la no contemplación en absoluto. Es una tortura para ambos. Estás en el desierto, te muestro el agua, pero ya te tienes que ir a beber arena y vender arena.
No, buen ingeniero, no pongas filosofía en medio de la Física y la Matemática que se enseña hoy. Simplemente, enseña verdaderamente Física y Matemática, esto es, enséñalas con su historia, con sus fundamentos, con sus debates, y entonces verás cómo estás enseñando filosofía. ¿Que no tendrás profesores? Puede ser. ¿Que no tendrás alumnos? Puede ser. ¿Que no tendrás mercado? Puede ser. Pero al menos ten conciencia de lo que estás haciendo just in case de que lo quieras seguir haciendo. No, científico social, no intentes enseñar ciencias sociales como si fueran Física (que tampoco es Física (1)) y luego le pones una filosofía por el medio. Enseña las ciencias sociales como lo que son, esto es, estudios de órdenes espontáneos, y sus fundamentos, Adam Smith y los escolásticos del s. XVI, y verás que no necesitas la filosofía por encima, porque ya está por adentro. No, comunicólogo de buena voluntad, la comunicación no es "estrategias comunicativas" (que es una contradicción); la comunicación es Gadamer, Wittgentein, Habermas, esto es, filosofía. Y así sucesivamente. No, religioso de buena voluntad, no hagas de vuelta carreras como las que ya hay "pero" con filosofía, teología y etc por el medio. Vuelve a un lugar que no te debería ser extraño, a la Edad Media, vuelve a la teoría, a las questiones disputadas, al trivium y al quadrivium y desde allí revoluciona todo. ¿Que no puedes? Puede ser. ¿Que no te dejan? Puede ser. Pero, ¿no es eso ser cristiano? ¿Cuándo ha sido cómodo serlo? (2)
¿Está todo mal planteado? ¿Hemos hecho todo mal?
Si.
Hemos separado las ciencias de la filosofía y a partir de allí, todo mal.
No es cuestión de materias humanísticas en medio del desierto. Es una concepción global de la cultura y de la universidad que se ha perdido.
¿Se puede volver al principio? Sí, se puede. ¿Es casi imposible? Si. ¿Es totalmente necesario? También.
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(1) "Sir Karl Popper has taught me that natural scientists did not really do what mot of them not only told us that they did but also urged the representatives of other disciplines to imitate" (Hayek, 1966, Freface a sus famosos "Studies").
(2) Y a los médicos, ingenieron y abogados mejor no les digo nada.......................................................................................................................
1 comentario:
Concuerdo plenamente con el artículo. Soy abogado y transité mis estudios universitarios en la década de los noventa. En esa época todavía se estudiaba la naturaleza jurídica de los institutos propios de cada rama del Derecho. Era la oportunidad de ensamblar la filosofía y el Derecho, sin perjuicio de la existencia de una materia específica. Actualmente, la naturaleza jurídica es vista como una rémora anquilosante, contradictoria con un Derecho "vivo", que descree de naturalezas y esencias. Gracias por su iluminador aporte.
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