1. ¿Es nueva la grieta?
No. Siempre existió. Lo que
ocurría, como hemos dicho varias veces, es que antes de la caída del muro, la lucha
contra los soviéticos nos mantenía a todos los liberales, libertarios y
conservadores del mismo lado excepto tal vez los ultra-anarco-capitalistas y
los paleo-libertarios. Tampoco había surgido la ideología de género y el lobby
LGBT ETC.
2.
La
nueva circunstancia histórica.
Después de la caída del muro, la
mayoría de liberales clásicos y conservadores creyó que verdaderamente venía
una etapa de libre comercio mundial y democracia global. Nos creímos el título
del famoso fin de la historia de Fukuyama y no fuimos demasiado capaces de
distinguir entre los neo-cons y el pensamiento verdaderamente libertario. Eso
no nos permitió evaluar bien lo que estaba sucediendo. Ya la ONU y sus
organismos principales (OMS, UNESCO, etc.) estaban inclinados hacia la
izquierda pero se fueron radicalizando. Las políticas que defendían, financiaban
y exigían a nivel mundial eran cada vez más marxistas y post-modernas. La
perduración en el tiempo de dictaduras comunistas clásicas como la china, la
coreana del norte y la cubana tampoco permitieron ver bien al enemigo
invisible: las políticas de la ONU violatorias de las libertades individuales.
3.
A
favor de los liber-progress.
Vamos a trata de ser justos con
ambas posiciones. Los liber-progress tienen varios puntos a su favor.
3.1.
Los
liber-progress reaccionan contra movimientos conservadores que nunca se caracterizaron
por distinguir bien entre lo moral y lo legal, convirtiendo estos últimos a
posiciones morales en políticas públicas impuestas desde el Estado. Es verdad
que el Estado no debe ser neutro moralmente, pero ello no niega que incluso en
una sana sociedad secular (laicidad) las diversas concepciones filosóficas y
religiosas del mundo deben convivir en un sistema de libertad religiosa. Muchos
conservadores han criticado severamente a Rawls por este punto, pero tanto
Rawls, con sus constitional essentials, Mises, con su libertad de juicios de
valor en la cooperación social, e incluso Maritain con su fe secular, dan en la
tecla de que la esencia del problema político es siempre la convivencia de los
diferentes: la diversidad. Sí, es verdad que los fundamentos neokantianos de
Rawls y Mises no son los metafísicamente adecuados, pero sus propuestas son más
prácticas que teóricas, lo cual es otro modo de decir, en términos muy
conservadores, que la política siempre es en hipótesis, casi nunca en tesis.
3.2.
Los
liber-progress heredan una sana herencia de la affirmetive-action. Si, es
verdad que en términos libertarios los Estados nunca deben dar cuotas de contratación
a nadie, pero la circunstancia histórica de los EEUU de los 60 implica que sean
comprensibles esas políticas de inclusión. Los primeros movimientos de libertad
de los homosexuales no hacían más que igualar su situación con la del racismo
para con los afroamericans y, desde el punto de vista de la persecución sufrida,
tenían razón, aunque no en las políticas concretas que proponían.
3.3.
El
“limitad government” siempre ha sido una cuestión política más que de moral
individual. Es verdad que ello mismo es lo que admite precisamente
conservadores morales más libertarios en lo político (los paleo-libertarians)
pero al mismo tiempo ello implica que el liberalismo clásico esté por sí mismo
más abierto a filosofías políticas más escépticas en temas de moralidad individual,
aunque sus escritores fueron ellos mismos irreprochables desde el punto de
vista moral (como Mises y Hayek). En última instancia, es verdad que el liberalismo
clásico, y no sólo el liberalismo de Rawls, nunca fue un predicador de la moral
individual, sino un predicador de los límites del Estado, que no es lo mismo.
4.
A
favor de los liber-conservatives.
4.1.
Si,
el liberalismo clásico no es un programa de reforma moral, pero las tradiciones
morales han sido a veces muy importantes en muchos de sus escritores, como
parte de la base moral de una sociedad libre. Allí hay autores importantísimos
que ningún liber-progress puede sacar de la tradición liberal, como un Burke,
un Lord Acton, un Tocqueville, un Constant, un Adam Smith y, para ir a autores
contemporáneos muy influyentes, Hayek y Popper.
4.2.
No
se puede borrar del mapa a la tradición católica del liberalismo
ius-naturalista, comenzando por los escolásticos del s. XVI y el liberalismo
católico del s. XIX: Montalembert, Lacordaire y Ozanam en Francia; Lord Acton
en Inglaterra, Rosmini y Sturzo en Italia. Esos pensadores son los que influyen
luego en M. Novak y en R. Sirico, los inspirador y fundador, respectivamente,
del Acton Institute en EEUU. Ningún liberal o libertario tiene que pensar como
ellos pero tampoco los puede descartar del escenario de ideas que constituyen
una tradición importante del liberalismo clásico. Y si lo dudan, pregunten a
los defensores de La Acción Francesa qué opinan del liberalismo católico del s.
XIX.
4.3.
En
los años que van desde la Revolución Norteamericana hasta los avanzados 70 u 80
del s. XX, los debates, los issues sobre ciertas libertades individuales, eran
otros. El tema de la libertad de enseñanza era la ausencia de monopolio estatal
en la enseñanza; el tema de la libertad de expresión era que los privados no
fueran perseguidos por el Estado, y la libertad religiosa era frecuentemente
entendida desde la laicidad de los EEUU más que desde el laicismo de la
Revolución Francesa. Ese modo de entender esas libertades sigue siendo a veces
el modo de entenderlas de los liber-conservatives, por lo cual las invectivas, a veces muy violentas, del relato del lobby
LGBY contra el “hetero-capitalismo explotador”, los ha encontrado con la guardia baja.
5.
Una
perspectiva superadora para ambos grupos.
El art. 19
de la Constitución argentina de 1853 es clave para superar ciertos debates
irreconciliables, a pesar de estar escrito a mediados del s. XIX. La clave del
liberalismo clásico, del libertarianismo y también de conservadores, debe ser
la defensa del derecho a la intimidad personal o derecho a la privacidad,
garantía jurídica de la verdadera diversidad. Las acciones privadas de los
seres humanos que no ofendan la moral pública ni perjudiquen derechos de
terceros quedan sólo reservadas a Dios y exentas de la autoridad de los
magistrados. Como vemos, no se dice que las acciones privadas sean todas buenas
o todas malas, simplemente se afirma que ellas, esto es, las que no afectan los
derechos de terceros, están exentas de la autoridad de los magistrados (y en ese
sentido “reservadas a Dios”, expresión que un no creyente puede tomar como un
símbolo jurídico de distinción entre ley humana y ley moral). La moral pública
siempre va a existir allí donde existan bienes públicos, cosa que ni siquiera
una free city podría evitar (ver al respecto toda la obra de Buchanan y el
Public Choice), y obviamente es una zona reservada al Poder Judicial, que puede
ser perfectamente un common law NO estatal.
5.1.
Crítica
a ambos liberalismos.
Desde este
último punto de vista, ambos grupos olvidan o no dan importancia a ciertas
cosas muy relevantes.
5.1.1.
Es
un error grave decir que “el liberal DEBE” estar a favor de la homosexualidad,
la prostitución, etc. El “deber” del liberal es estar a favor de la NO intromisión
del Estado allí donde se trate de acciones privadas que no violen derechos de
terceros, que incluye la homosexualidad, heterosexualidad o etc., que incluye
ya la prostituta que atiende en su casa o la más perfecta virgen por motivos
religiosos. O sea que el liberal, lo que defiende, es el derecho a la intimidad
personal, NO el “derecho a tal cosa o tal otra”. El liberalismo sigue siendo en
ese sentido una doctrina del límite a la acción estatal, y por eso el liberal
puede ser perfectamente conservador en lo moral. O no. Pero lo que lo define
como liberal clásico o libertario no es que sea cristiano o agnóstico en
materia moral.
5.1.2.
El
liberal, libertario o conservador, desde su filosofía política, no tiene,
en tanto tal, posición sobre las diversas teorías sobre el
género. Puede tenerlas como filósofo, como biólogo, como teólogo, y pueden ser
muy diversas, pero desde su posición política, lo que pide es que el Estado, ya
sea federal, estadual o municipal, no coaccione a nadie a pensar, decir o hacer
de un modo o del otro, como sí pretende la ideología de género, a la
cual le es imposible entender libertades individuales importantísimas como la
libertad de expresión, religiosa, de asociación, de enseñanza, etc.
5.1.3.
Ambos
grupos tienden a defender su posición, a veces, desde supuestos facts
objetivos o desde una ciencia objetiva, y para ambos grupos es un tiro por la
culata, porque Popper, Kuhn, Lakatos y Feyerabend ya han advertido la carga de
teoría filosófica de las ciencias, y tanto Popper, Lakatos y Feyerabend fueron
plenamente conscientes de las implicaciones políticas peligrosísimas de la unión
entre ciencia y Estado. No se puede recurrir a una biología conjetural
para combatir a la ideología de género: sólo se puede estar en contra de la
auto-percepción de género desde una antropología filosófica, y desde el
liberalismo nada debe prohibirse a quien quiera auto-percibirse como quiera,
excepto que obligue a otros a percibirlo de igual modo y para colmo pagarle con
fondos estatales toda su auto-percepción.
Espero haber ayudado en algo pero,
realmente, lo dudo. Esta grieta parece tener bases psicológicas más que teóricas
y ha llegado, al parecer, para quedarse, tal vez por mucho tiempo.
2 comentarios:
Muy interesante Gabriel, pero me atrevo a sugerir que seria bueno intentar una escritura más simple, sin tanta referencia académica . Así tendría quizás mas lectores y más claro el objetivo.
Gracias!
Creo que he logrado entender algunas de tus ideas que me parecían prejuiciosas. Pero ahora veo que no, el prejuicioso era yo. Muy claras tus explicaciones y no puedo sino compartirlas, con excepción quizás de tu opinión conspirativa sobre los organismos internacionales. Comparto que siempre fueron de izquierda, pero no les doy la importancia que vos parecés atribuirles. Son burócratas, sin mayores responsabilidades, y a veces hasta bien intencionados. No creo que movilicen nada que afecte a toda la humanidad.
Muy buen artículo, Gabriel. Te lo agradezco.
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