Había una vez un lugar
donde en 1776, donde algunos, aunque imperfectamente, se pusieron de acuerdo en
que el sujeto de derechos era cada individuo, y que esos derechos tenían su
fuente en Dios. Que por lo tanto el poder debía ser limitado y para eso
redactaron una Constitución limitante del poder y luego una primera enmienda
donde ratificaban los derechos a la libertad religiosa y de expresión.
Mientras esos pactos
políticos permanecen culturalmente, los diversos partidos políticos son
simplemente modos opinables de administrar la cosa pública. El pacto político
se mantiene. Por ende hay un consenso básico sobre lo que J. Rawls llamó “constitutional
essentials”, y en ese sentido no hay grietas tales que impidan la
convivencia política en paz.
En la humanidad
hobbesiana que vivimos, no hay muchos ejemplos más, sólo tal vez la Europa
Occidental de la post-guerra hasta los 60-70, tal vez la España del 74. El
problema es que gran parte de los pactos políticos, habitualmente no muy duraderos,
son posteriores a situaciones bélicas muy traumáticas.
Los colectivismos
metodológicos y ontológicos de corte marxista generan una dinámica revolucionaria
y una violencia tal que quiebran esos pactos políticos y generan las tan
conocidas grietas irreconciliables. Está sucediendo en EEUU, donde los grupos
LGBT se asumen como los nuevos colectivos explotados contra el capitalismo, y
por ello la violencia de los miembros del partido demócrata está llegando a niveles
nunca vistos. En general lo que está
sucediendo es que los marxistas han mutado, inteligentemente, el sujeto colectivo
explotado. Son las mujeres, los gays, los indígenas, el medio ambiente, la
madre tierra, “el pueblo católico”, etc. El capitalismo hetero-patriarcal es el culpable,
el explotador. Y por ende en cada votación se juega el todo por el todo, porque
los nuevos marxistas primero copan la cultura y luego el poder por métodos
hitlerianos (ganando las elecciones). Elecciones de las cuales no hay casi salida
posible.
Por eso, desde un punto de
vista liberal clásico, lo que está sucediendo es que en cada elección no es un
partido contra otro dentro de un mismo sistema, sino el sistema Republicano
versus su completa destrucción.
La mayoría de los
argentinos no pueden ver todo esto. Creen que es una elección más después de la
cual todo va a seguir tal cual. Si, sólo al día siguiente. Y puede ser que las
divisiones internas del peronismo nos salven del desastre total, como antes,
pero eso es lo mismo que un asesino no logre matar porque no supo armar bien
su arma letal.
Quiera Dios que el
asesino que se viene sea ineficiente. Pero es un asesino.
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