La lectura del libro Realidad, Razón y Egoísmo, de Ricardo Rojas
(Unión Editorial, Grupo Unión, Buenos Aires, 2012) me hizo repensar varias
cosas sobre Ayn Rand y el objetivismo.
Cabe confesar que mi primer
contacto con ellos, hace ya muchos años, no fue bueno. Me pareció una secta
fanática que afirmaba al ateísmo como condición necesaria para ser liberal, con
modos muy autoritarios, y responsabilicé de todo ello a la misma Ayn Rand. La
distancia que a su vez mantenían con ella personas tan importantes en mi vida,
como Ezequiel Gallo y Juan Carlos Cachanosky, me ratificaron en esa posición
durante muchos años. Aunque, gracias a Dios, nunca ataqué públicamente a Ayn
Rand. Y el debate con verdaderos autoritarios, de izquierda, derecha, arriba y
abajo, me conducían cada vez más a sentirme muy cómodo con mis amigos
randianos. Con dos de ellos en particular, Warren Oubaugh y Ricardo Rojas, tuve
muchas conversaciones que me llevaban siempre a esta conclusión: si Ayn Rand dice las cosas que tú dices que
dice, entonces todo es muy distinto…
Así las cosas, leí hace poco, con
cierto retraso, el referido libro de Ricardo Rojas.
Toda la parte metafísica y
epistemológica, viniendo yo del tomismo, no presenta mayores problemas, más
allá de los que ya tengo con los tomistas en general (o sea, actualmente soy
más fenomenólogo que aristotélico) pero ello no afecta al pensamiento de Ayn
Rand.
Pero analicemos ahora otros aspectos
que tiene que ver con la ética y el sentido de la vida.
Con respecto a la vida como valor
supremo (p. 165) obviamente para Santo Tomás el valor supremo es Dios, pero no
creo que ello obste en absoluto a defender la propia vida y los medios
necesarios para la existencia, como hace el famoso Matt Damon en la película El Marciano, no de causalidad la peli
favorita de María Marty. Un astronauta creyente-tomista hubiera hecho lo mismo
que él. Hubiera rezado, sí, pero habría razonado y trabajado todo lo necesario
para sobrevivir. Por lo demás, es verdad que los cristianos pensamos que somos
administradores, y no dueños, de los dones recibidos por Dios, pero eso es así
en el plano teológico. En el plano jurídico-humano somos totalmente
propietarios de nuestra persona, ante otros seres humanos, y por ende el principio
de no agresión aplica perfectamente.
Con respecto al famoso tema del
egoísmo y el altruismo (cap. 7): si
por egoísmo se entiende el axioma praxeológico central, ¿cuál es el problema?
Yo mismo lo he fundamentado en Santo Tomás de Aquino. La esencia del
cristianismo consiste, además, en hacer algo por el otro y no por uno mismo como fin directamente intentado,
pero aún así, ello redunda en un perfeccionamiento de nuestra propia persona,
con lo cual el axioma praxeológico se sigue cumpliendo. Por egoísmo los cristianos entendemos lo
contrario a la parábola del buen samaritano. Y no creo que haya nada en esa
parábola contraria al axioma praxeológico central. El sacrificio, por lo demás, consiste en dar nuestra vida por otra persona que vale igual que
nosotros, no por un dis-valor. Y para
el cristiano todas las personas valen lo mismo, por ser creadas por Dios, y por
ende no hay nada irracional en el sacrificio. La caridad, por lo demás, es precisamente lo que hace el buen
samaritano, y Warren mismo me dijo que el problema de Ayn Rand no es con la
palabra caridad, sino con altruismo,
como una negación del propio ser que obviamente es imposible. En el libro de Ricardo, caridad aparece como
benevolencia, y destaca que es obviamente voluntaria. Aclaración que
los católicos liberales hacemos permanentemente aunque los demás católicos nos
quieran matar por ello… Por ende tenemos
en todos estos términos una cuestión de términos que, una vez aclarada, diluye
los problemas y todo consiste en respetar tranquilamente las tradiciones
terminológicas una vez hechas las aclaraciones correspondientes.
Los derechos personales, por lo
demás, fundados en la naturaleza humana, como en Santo Tomás, no consisten en
una dádiva arbitraria de Dios, sino en
reconocer las exigencias de la misma naturaleza, creada por Dios, claro, pero
no de modo arbitrario: la naturaleza humana, una vez creada humana, tiene sus
exigencias, no puede ser tratada de cualquier modo, y en eso consisten sus
derechos individuales. En Santo Tomás la ley natural no es algo
arbitrario. No es que no matar y no robar está bien porque Dios lo diga, sino
que Dios “lo recuerda” (Ley Positiva Divina) porque está bien, esto es, porque
son exigencias de la naturaleza humana.
Con respecto a lo “místico”
tenemos allí otro malentendido terminológico. En la tradición católica la
contemplación mística surge de la unión con Dios, y la teología mística especulativa (San Juan de la Cruz, Santa Teresa,
Edith Stein) es el análisis racional de lo que los santos han tratado de
explicar sobre ese encuentro con Dios. Como sabemos, en Santo Tomás, y por ende
en el Catolicismo, ni Dios ni la Fe son algo irracional. Lo irracional es lo absurdo, lo contradictorio, y toda la teología que
culmina en Santo Tomás y sigue luego en la Segunda Escolástica es la defensa de
la Fe como algo no absurdo, no contradictorio con la razón. Con ello la Fe
no queda demostrada, pero sí analizada como NO irracional. Para el católico, la
relación entre razón y fe es por qué no es absurdo creer, esto es, qué razones
tenemos para la fe, pero no razones que conviertan a la fe en el teorema de
Pitágoras, sino razones que muestren el no absurdo de la Fe. Un randiano podrá
decir que Santo Tomás no lo logró, pero en el solo intento debe reconocer la
dignidad dada a la razón por Santo Tomás.
Por lo tanto, ¿es la negación de
la existencia de Dios condición necesaria para defender la libertad del
individuo como la defiende Ayn Rand? Que respondan los randianos. Pero a mí me parece que, por lo que leí en
el libro de Ricardo, sencillamente no. Alguien puede perfectamente defender
los derechos a la vida, a la libertad, propiedad, fundados en la naturaleza
humana, y a la razón como un medio necesario para la supervivencia, siendo
totalmente creyente en un Dios que no sustituye la acción del hombre, sino que
le ha dado los medios suficientes como para que él mismo salga adelante en su
existencia. Ese mismo ser humano puede rezar, ir a Misa, ser benevolente, dar
ayuda, pedir ayuda, siempre de modo voluntario, sin contradicción alguna con lo
anterior.
Por ende, pregunto a los
randianos: ¿es la negación de Dios condición necesaria para ser randiano? ¿Es
un punto central, imprescindible, del pensamiento de Rand para ser liberal, o
no? Por todo lo que leí en Ricardo Rojas, no, pero respondan mejor ustedes.
Sería muy bueno que fuera totalmente coherente ser cristiano y randiano al
mismo tiempo, porque en los tiempos que corren, donde la verdadera libertad
está a punto de ser colgada en la pared como un cuadrito antiguo, sería muy
bueno que cristianos y randianos pudiéramos trabajar juntos.
5 comentarios:
Respetable Gabriel Zanotti:
Los moldes del actual pensamiento de cada uno de nosotros y sus conclusiones son ineludible consecuencia del edificio epistemológico que a cada quien nos ha llevado por diferentes rutas.
¿Estás de acuerdo?
No pocos especialistas de la conducta humana aseveran que hasta el noventa por ciento de nuestra personalidad queda definida aproximadamente a los cuatro o cinco años de edad, todo influido por las vivencias en que particularmente nos hemos visto inmersos, aunque, seguramente, por una buena dosis de carga genética. Esto implica que mucho de lo que pensamos (y somos) está, inclusive, perdido en el natural olvido de acontecimientos de esa etapa de nuestra vida.
No es arte de magia. Lo vivido y aprendido se encuentra registrado en nuestras interconexiones neuronales que se refuerzan al repetir su utilización o activación. Además nuestro cerebro es un simplificador que nos exige concentración en la integración de conocimiento, conclusiones y conductas. Estas, al final, solamente se repiten en automático “porque se consideran algo ya aprendido”. El nivel de energía requerido en la concentración para integrar nuevo conocimiento es mayor que a simplemente utilizar la ruta neurológica ya establecida. ESTO GENERA LA GRAN DIFICULTAD PARA INTEGRAR NUEVAS CONCLUSIONES. Esas conclusiones y creencias arraigadas a partir de ellas son como una espina clavada que si se intenta remover duele, pero, te lo aseguro, el alivio subsiguiente es fabuloso.
Cuando veo que expresas [Toda la parte metafísica y epistemológica, viniendo yo del tomismo, no presenta mayores problemas] veo emerger el escudo protector de tus respetables conclusiones. En verdad te saltas el axioma básico “La existencia existe” para ingresar, con ese puente, a los temas que no pueden ser sustentadas de otra manera.
En el Objetivismo creer en dios o no creer en él no es condición cual ninguna. Simplemente es una conclusión del axioma básico “La Existencia Existe”. El sentimiento, el me late cargado de compromiso con inciertas bases del conocimiento, no son suficientes para concluir que algo existe.
Con respeto, veo en tu planteamiento algo parecido a querer ingresar una parte del rompecabezas que no corresponde. Usualmente nos sucede cuando nos alejamos a la zona de confort de nuestras previas conclusiones.
Sé muy bien lo que significa el concepto Dios en la tradición religiosa imbuida desde la temprana infancia. Lo sé porque lo viví, pero, a diferencia del concepto de Vida, aquel no tiene el sustento de existencia de este último.
¡Revísalo Gabriel! . . . Te hará mucho bien . . . Lo digo por propia experiencia, pero sobre todo por la convicción ya muchas veces reflexionada respecto del axioma básico del Objetivismo.
Esa es mi modesta respuesta a tus sentidas preguntas.
Saludos.
Querido Gabriel, se me pasó el tiempo, quería comentarte antes este artículo, pero entre algún viaje y mucho trabajo se demoró. Tampoco quiero extenderme demasiado aquí, sólo algunos comentarios.
Me parece que la principal diferencia entre el objetivismo y el catolicismo, es que el objetivismo es una teoría filosófica que intenta ser científica, mientras que el catolicismo es un dogma religioso. Esa es la principal distinción. Como teoría filosófica, todo en el objetivismo podría ser discutible, y en realidad, sería muy bueno que se discutiera más de lo que habitualmente se hace (por desgracia, y esto me ha costado muchas discusiones, hay quienes sostienen los postulados de Rand como verdades religiosas). Como bien dijo Popper, una teoría que jamás pudiera ser discutida no sería científica. Y la propia Rand, permanentemente, le sugería a las personas que "chequeen sus premisas", y esto no debe entenderse sólo para quienes no estaban de acuerdo con ella, sino también para quienes sí lo estaban.
Pero un dogma religioso es algo que, por definición, tiene cierto núcleo que no podría ser discutido internamente. No se me ocurre una congregación católica que se declare atea, o que diga que la Biblia es un cuento o los evangelios una ficción sobre un personaje inexistente. Eso sería imposible en una religión.
Pero por el contrario, no descarto cuestionamientos de base respecto de teorías científicas. El único libro en el que Rand colocó al final una lista de autores recomendados (ella no era de recomendar muchos autores) es Capitalism: the unknown ideal. Y en ese corta lista figuran Tomás de Aquino y Frederic Bastiat, un sacerdote que es un pilar intelectual del cristianismo y un economista profundamente católico. De hecho, yo muchas veces he dicho un poco en chiste y muy en serio que si a La Ley de Bastiat se le reemplazara en su texto la palabra "Dios" por "Naturaleza", sería un texto de filosofía política objetivista perfecto.
Desgraciadamente hay muchos seguidores de Rand que han seguido sus obras como si fueran escrituras religiosas. Eso le hace muy mal a las ideas. Seguramente podría haber una discusión interesante respecto de cuánto habría que cuestionar una teoría para que deje de ser esa teoría y se convierta en otra. Pero precisamente así hemos venido evolucionando desde los jonios.
Yo mismo cuestiono algunos puntos en los que pienso que Rand, o bien comete alguna contradicción (algo que ella consideraba imperdonable), o bien no estoy de acuerdo. La posibilidad de discutir y superar las proposiciones, como sabés bien, es lo que fortalece a la ciencia.
Por eso no descarto que una persona que sea católica pueda estar de acuerdo en muchos puntos con la filosofía de Rand (así como Rand estuvo de acuerdo en algunos puntos sostenidos por religiosos), y llegará un punto en que, el religioso deberá poner un freno porque sino se estaría saliendo del dogma, o el filósofo debería comprender que seguir adelante significaría abandonar la teoría que está discutiendo y en todo caso proponer una nueva.
A partir de allí, sobre lo que Rand consideraba las ramas de la Filosofía: metafísica, epistemología, etica, política y estética, podríamos discutir y probablemente ponernos de acuerdo en muchos temas puntuales, sin necesidad de que el religioso abandone el dogma ni el filósofo reniegue completamente del autor.
Un abrazo.
Querido Gabriel, se me pasó el tiempo, quería comentarte antes este artículo, pero entre algún viaje y mucho trabajo se demoró. Tampoco quiero extenderme demasiado aquí, sólo algunos comentarios.
Me parece que la principal diferencia entre el objetivismo y el catolicismo, es que el objetivismo es una teoría filosófica que intenta ser científica, mientras que el catolicismo es un dogma religioso. Esa es la principal distinción. Como teoría filosófica, todo en el objetivismo podría ser discutible, y en realidad, sería muy bueno que se discutiera más de lo que habitualmente se hace (por desgracia, y esto me ha costado muchas discusiones, hay quienes sostienen los postulados de Rand como verdades religiosas). Como bien dijo Popper, una teoría que jamás pudiera ser discutida no sería científica. Y la propia Rand, permanentemente, le sugería a las personas que "chequeen sus premisas", y esto no debe entenderse sólo para quienes no estaban de acuerdo con ella, sino también para quienes sí lo estaban.
Pero un dogma religioso es algo que, por definición, tiene cierto núcleo que no podría ser discutido internamente. No se me ocurre una congregación católica que se declare atea, o que diga que la Biblia es un cuento o los evangelios una ficción sobre un personaje inexistente. Eso sería imposible en una religión.
Pero por el contrario, no descarto cuestionamientos de base respecto de teorías científicas. El único libro en el que Rand colocó al final una lista de autores recomendados (ella no era de recomendar muchos autores) es Capitalism: the unknown ideal. Y en ese corta lista figuran Tomás de Aquino y Frederic Bastiat, un sacerdote que es un pilar intelectual del cristianismo y un economista profundamente católico. De hecho, yo muchas veces he dicho un poco en chiste y muy en serio que si a La Ley de Bastiat se le reemplazara en su texto la palabra "Dios" por "Naturaleza", sería un texto de filosofía política objetivista perfecto.
Desgraciadamente hay muchos seguidores de Rand que han seguido sus obras como si fueran escrituras religiosas. Eso le hace muy mal a las ideas. Seguramente podría haber una discusión interesante respecto de cuánto habría que cuestionar una teoría para que deje de ser esa teoría y se convierta en otra. Pero precisamente así hemos venido evolucionando desde los jonios.
Yo mismo cuestiono algunos puntos en los que pienso que Rand, o bien comete alguna contradicción (algo que ella consideraba imperdonable), o bien no estoy de acuerdo. La posibilidad de discutir y superar las proposiciones, como sabés bien, es lo que fortalece a la ciencia.
Por eso no descarto que una persona que sea católica pueda estar de acuerdo en muchos puntos con la filosofía de Rand (así como Rand estuvo de acuerdo en algunos puntos sostenidos por religiosos), y llegará un punto en que, el religioso deberá poner un freno porque sino se estaría saliendo del dogma, o el filósofo debería comprender que seguir adelante significaría abandonar la teoría que está discutiendo y en todo caso proponer una nueva.
A partir de allí, sobre lo que Rand consideraba las ramas de la Filosofía: metafísica, epistemología, etica, política y estética, podríamos discutir y probablemente ponernos de acuerdo en muchos temas puntuales, sin necesidad de que el religioso abandone el dogma ni el filósofo reniegue completamente del autor.
Un abrazo.
DESDE MI MODESTISIMO PUNTO DE VISTA CONCUERDO CON UD., DISTINGUIDO PROFESOR QUE NO ES CONDICION SINE QUA NON, NEGAR A DIOS PARA SER RANDIANO Y QUE HAY MUCHO DE CONFUSION TERMINOLOGICA O DE "CONCEPTOS".
SI LA FE NO ES ALGO IRRACIONAL O MISTICO, SALVO MATICES O CUESTIONES PUNTUALES, RANDIANOS Y CRISTIANOS CATOLICOS PODEMOS IR DE LA MANO.
Estimado Sr Zanotti:
Creo que en el cierre hay dos cuestiones particularmente distintas.
1) ¿es la negación de Dios condición necesaria para ser randiano?
2) ¿Es un punto central, imprescindible, del pensamiento de Rand para ser liberal, o no?
A la primera, atinaria a responder que sí. En tanto y cuánto no se encuentren nuevos argumentos o evidencia de la existencia de Dios, alegarse objetivos ya y creyente conllevaria a una contracción. Otra vez, esto queda abierto a futuras refutaciones mediante evidencia o silogismos. Sin embargo con las herramientas actuales un objetivos ya diría que creer en dios es similar a creer en los duendes o en pie grande (de hecho Leonard Peinkoff hace una referencia de este estilo en su libro sobre objetivismo). Más allá de que creer en un ser todopoderoso, omnipresente, omnipotente y omnisciente lleva a distintas contradicciones y paradojas, no hay evidencia de tal ser y por lo tanto no amerita convicción. Si se habla de fe como un convencimiento a pesar de la falta de conocimiento o pruebas, esto se da de cara con los principios epistemológicos randianos.
2) sobre lo segundo cabe decir lo contrario. Esto es porque dios y su entender se definirían en las categorías de metafísica y epistemología. Por el otro lado el liberalismo es parte de la filosofía política (en el caso de Rand, influido fuertemente por el campo de la ética). En tanto se pueden llegar a conclusiones idénticas desde premisas diferentes, uno podría ser liberal y creyente. Lo que aún rand argumentativa probablemente es que las bases de esa defensa de la libertad son más endebles y por lo tanto susceptibles a ataques del colectivismo. En otras palabras, como ella entendía que la fe es irracional, si se llega al liberalismo desde la fe, este es fácilmente "refutable". Entonces uno puede ser creyente y liberal pero en cierto sentido deja al liberalismo abierto a ataques. Una crítica similar es la que entiendo que le hace a los consecuencialistas como Bentham, a quienes ella le endilgar, mediante la falta de una base moral y filosófica correcta, la pérdida de los valores liberales del siglo XIX y el consecuente advenimiento estatista del siglo XX
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