Muchas veces aparecen en Facebook diversas historias donde alguien ha logrado superar un trauma terrible y el héroe en cuestión aparece por el mundo dando conferencias instando a los demás a hacer lo mismo. No critico eso de ningún modo, y menos aún a los protagonistas de dichas historias, conmovedoras las más de las veces. Pero advierto sobre nuestra mirada. Porque sin darnos cuenta ad-miramos al héroe y exigimos a los demás a ser como él, como si fuera una cosa de simple voluntad. Esa mirada ad-mirante y exigente nos vuelve inmisericordes. Por cada una de esas historias, hay millones de seres humanos que no lograron sobreponerse al sufrimiento, y que mueren en vida en medio de su depresión y su dolor. A ellos no les debemos "exigir", ni pasar de la ad-miración al NO-mirar. Los debemos mirar, de igual a igual, porque en cualquier momento podemos ser como ellos, y comprender, sin exigirles, sin retarlos, sino abrazándolos en su dolor. O sea, debemos mirar y comprender más que admirar y exigir. El sufrimiento, la derrota, la depresión, abundan más que las historias heroicas. Que estas últimas no nos hagan olvidar la misericordia y la comprensión hacia las millones de personas que no han podido sobreponerse al dolor.
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1 comentario:
Sí, totalmente de acuerdo. Si bien la capacidad de admiraciòn es algo noble, tiene varios riesgos como el que citàs. Además hay otros como quedar afuera... esa es parte de la respuesta a la soledad de la fama... personas ad-miradas y profundamente solas! porque admirar es eso... de ahì hay que pasar a querer... a imitar, a no idolatrar, etc.
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