Todos hemos escuchado hablar de las guerras religiosas en Europa. De cómo católicos y protestantes de masacraban los unos a los otros inmisericordemente.
Nosotros los miramos ahora como si hubieran estado dementes. Pero no. Nada
ha cambiado.
Católicos y protestantes pensaban que unos contagiaban a otros
respectivamente. Salud viene de salus, salutis, salvación. En esa época la
salvación del alma era más importante que la salvación del cuerpo. No había que
contagiarse del virus más terrible, la herejía, pues eso te podía llevar a
perder la salud, o sea la salvación del alma. Obviamente, si ambos lados
pensaban eso uno del otro, la consecuencia era la guerra o muros de separación.
Algo de verdad había. Sí, la salvación del alma, para un creyente, es lo
más importante, y que puedo llegar a perderla si con conciencia errónea culpable
pierdo la fe, también.
Llegó luego la libertad religiosa y, con ella, dos interpretaciones. Una,
que esa creencia, la de la salvación del alma, es una total estupidez, que toda
religión es una creencia infundada y por ende todas pueden convivir libremente
mientras no ejerzan una absurda violencia unas contra otras. Las religiones son
tradiciones, dependen de dónde naciste, en qué familia, en qué entorno, qué
ritos te gustan, en qué ilusiones o alucinaciones (no es lo mismo) crees pero,
cuidado, siempre que no tengan pretensión de verdad. Por ende, sé católico,
protestante, marciano, o nada, pero no molestes.
Otra interpretación, muy minoritaria, es que sí, que la verdad existe, que
la salvación del alma es importante, que estás expuesto al error culpable y sin
embargo nada de eso es fundamento para ejercer la violencia contra otro. La
verdad no se impone por la fuerza y hay que tener bien el sistema inmunológico
intelectual para convivir con todos sin que eso te afecte. Ese es el mejor
fundamento de la libertad. Porque si no debes usar la violencia para lo más
importante, o sea, la salvación del alma, ¿por qué para lo demás sí?
Como explica Feyerabend, a partir del s. XVIII la balanza de “lo más
importante” dio un giro de 180 grados. Desde el cientificismo del s. XVIII lo
más importante fue y sigue siendo “la” ciencia. Comte plantea la unión del
estado y la ciencia y efectivamente así se hizo. La educación científica
occidental es obligatoria. La medicina occidental es legal y obligatoria. Si
no, eres un hereje y puedes hacer que otros pierdan la vida. Por ende no hay
libertad para creer o difundir visiones alternativas, porque la salvación, que
es ahora la salud del cuerpo, está en juego. Si lo haces, vas preso o si lo
difundes, false information. Y lo que
es false information o no lo deciden
los gobiernos asesorados por sus expertos científicos (y la gente que les
cree), como antes el príncipe temporal autorizaba un auto de fe asesorado por
sus científicos, esto es los teólogos al servicio del gobierno, los inquisidores,
que estaban protegiendo las almas. Ahora es lo mismo, sólo que te protegen el
cuerpo.
El pánico ante el Covid 19 no ha hecho más que corroborar de este marco de
referencia, este giro de 180 en el marco de las creencias. La planificación
soviética de la medicina no difiere de la religión única del príncipe temporal.
Sí, hay un aprovechamiento maléfico de la situación, pero millones de personas
y miles de médicos piensan verdaderamente que la violencia está justificada para evitar el contagio del
Covid 19, de igual modo que antes se prohibía la difusión de falsas religiones.
Ante esto, hay gente diciendo que no, que el Covid 19 no es tan peligroso,
y puede ser que tengan razón, pero ese no es el punto. El punto es que en una
sociedad libre todos convivimos libremente corriendo nuestros propios riesgos.
No te quieres juntar con “ese”, no te juntes. Crees que tal institución o tal
otra debe estar cerrada ante “los peligrosos”, ciérrala si eres el dueño. Y si
tienes la piedra filosofal para el problema de los bienes públicos, practícala.
Un agnóstico no da catequesis en la parroquia (bueno, en fin, la analogía daría
para muchas ironías). Pero ejercer la violencia contra lo que tú consideres
falso o peligroso para tu salvación, ya del cuerpo, ya del alma, es otra cosa. Por
supuesto, hay cuestiones más utilitarias. En una sociedad libre siempre surgirá
el mejor tratamiento, las mejores formas de prevención, que en una sociedad
planificada. Pero la cuestión es otra. En una sociedad libre la mayoría admira a Maradona y no a Unamuno. Y ese anti-ejemplo-de-valores hace mal. Pero Unamuno no se
impone por la fuerza. Se enseña. Se propone. Se dialoga.
Por ente nada ha cambiado. Seguimos igual que católicos y protestantes de
antaño. Ese es el diagnóstico de Feyerabend, y tiene razón. Autor al cual muy
pocos liberales leen. Por eso sus dudas ante esta situación. Libertad de
precios, sí. Libertad en medicina, no.
Dicen que el Mayflawer estaba formado por gente que huía de la falta de
libertad religiosa en Europa, y que eso fue esencial para el EEUU que surgió.
La cuestión, ahora, es ¿dónde nos vamos?
1 comentario:
Hola Gabriel, acá un bautista calvinista (protestante). Se que quizás los post de solo elogio no agregan nada pero excelente artículo, gracias por escribirlo.
Es una lastima que mas gente no lo lea, estoy seguro que incluso los que no estan de acuerdo con todo pueden aprender cosas valiosas de usted.
Publicar un comentario