(De mi "Comentario a la Suma Contra Gentiles). punto 4, cap. 16 del libro I, anexo 3).
La incorporación del pensamiento
aristotélico, por parte del aristotelismo cristiano medieval de San Alberto
Magno, implicó un enorme progreso en la relación razón-fe. Sin embargo, siempre
ha generado resistencias. Ya en su momento ST recibe condenaciones episcopales
–la historia es conocida- porque al atraverse a menejar la antropología, la
física y la metafísica de Aristñoteles, es confundido con Averroes. San Alberto
mismo tiene que salir en defensa de su genial discípulo en el concilio de Lyon; todo esto es muy conocido y nada tenemos
que agregar desde un punto de vista histórico[1].
El problema es que, así como en su
momento ST fue confudido con un averroísta, hoy es confundido con un
aristotélico. Como ya dijimos, todas las categorías aristotélicas, sea cual haya sido su significado originario,
fueron transformadas por el cristianismo agustinista de ST, donde el eje
central de su pensamiento es Dios creador, las cosas creadas a Dios y cómo
éstas retornan a Dios (que es la estrucura de las dos Sumas), y por ello el
núcleo central (en el sentido de Lakatos) de su pensamiento es: creación,
conservación, concurso y providencia. Ahora bien, para tratar todo ello según
la armonía razón-fe, ST incorpora todo lo necesario: no sólo toda la tradición neoplatónica
agustinista, sino Boecio, Avicena, Averroes, Avicebrón, Maimónedes, los Santos
Padres y, como gran novedad, el Aristóteles introducido por San Alberto, que
fue totalmente traducido de vuelta por Fr. Guillermo de Moerbeke. El trabajo de
ST como “comentador” de esas traducciones es ciclópeo y notable, pero el punto
es que no es un comentador: es un transformador, un recreador permanente,
porque todo es visto desde la creación[2].
Por eso nosotros vamos introduciendo las categorías aristotélicas no a priori,
desde un manual aristotélico, sino como el mismo ST las va utilizando en la CG , para que sean vistas en ese
contexto.
Pero esto no soluciona las cosas.
Primero, aún no hemos comentado el tema del conocimiento en Kant, donde las
categorías aristotélicas son también transformadas, y aún no hemos explicado de
qué modo podemos mantener hoy lo que retrospectivamente llamamos realismo en ST
una vez sucedida la revolución copernicana de Kant. Ese tema lo tocaremos en su
momento. Lo que ahora podemos comentar es que hoy el rechazo a este sutil
aristotelismo de ST se debe a que muchos, desde la FE , lo ven como una
“helenización” del cristianismo, donde este último habría sido reducido “a la
razón griega”. Eso es parte de las preocupaciones centrales del discurso de
Benedicto XVI en Ratisbona.
Ante esto, varias cuestiones:
a) la razón humana nunca se da in
abstracto de historicidad (en el sentido de Gadamer) sino siempre en un mundo
de la vida (cultura), pero ello no implica que la razón humana deje de ser
humana y por ende analógicamente comunicable en un margen de intersección de
horizontes. De igual modo que lo humano no se reduce a este individuo humano en
particular, pero a la vez el individuo humano es totalmente humano, la razón
humana no se reduce a una cultura en particular, pero a la vez cada cultura es
totalmente racional en tanto participante de una razón que se va
auto-explicando, analógicamente, a través de la historia humana.
b) En esa historia, la razón
humana, que nunca habría salido de los debates post-aristotélicos de la cultura
griega, tiene un acontecimiento único y decisivo: la revelación de Dios, que
había comenzado con el judaísmo, y se continúa en el cristianismo que es
exotérico, proselitista, comunicante de sí a todos, apologético, y por ello
hace un puente con la razón griega anterior, sobre todo neoplatónica. Al hacer
eso, las categorías neoplatónicas y aristotélicas (al menos en física y en
lógica) dejan de ser sólo lo helénico para ser transformadas por el
acontecimiento humano principal, esto es, el Cristianismo, que transforma
también a la razón humana, al intentar defenderse de la acusación de absurdo.
Esa apologética de sí misma, como no absurda por creer en Dios creador y
redentor, eleva a la misma razón a alturas que hubieran sido imposibles sin el
acontecimiento cristiano.
c) La razón humana no es por ende
reductivamente griega, africana o asiática: todas las culturas son expresiones
analógticas de una razón humana que desde el Cristianismo tiene que exigirse a
sí misma cómo hacer razonable el misterio, sin que deje de ser misterio, o
renunciar a ello, quedándose en el absurdo o en el intento de una razón que no
reconoce al Cristianismo como desafío, pero entonces tiene que explicar por qué
y de ese modo lo incorpora....
d) Hay que distinguir, cuando se
incorpora a algún clásico a otro horizonte, los diversos juegos de lenguage que
se fusionan en ese diálogo. ST sigue de cerca al lenguaje aristotélico, aún
cuando a veces ese lenguaje se quede muy chico aplicado al teísmo creacionista.
No es el caso, tal vez, de las nociones más básicas de la metafísica de Aristóteles,
pero sí de su física, cuestión que aún hoy produce muchas confusiones, sobre
todo en la noción de causa eficiente aplicada la creación y en nociones de su
física: el caso clásico, que escandaliza a muchos, es la noción de primer motor
aplicada a Dios. Allí es claro que Aristóteles estaba pensando en una cosa y ST en otra,
comunicadas analógicamente por la noción de causa, pero ST mantiene el lenguaje
aristotélico. No es la única vez que lo hace y para hacer las distinciones
necesarias no hay reglas claras sino el manejo del contexto, y por ello la
hermenéutica de ST no es fácil; nosotros hemos encontrado una clave: en no olvidarnos nunca
de que ST está pensando siempre desde la creación.
e) Ciertas nociones básicas
aristotélicas, transformadas como ST las utiliza y habiendo asumido el debate
con Kant, pueden ser desarrolladas desde la dinámica del yo y el nosotros, con
método fenomenológico, como comenzó a hacerlo la ya citada Edith Stein. Ese
camino antropológico es lo que termina de sacarlas de su contexto
aristotélico-Ptolemaico no-creacionista. Esto se encuentra también, aunque de
modo indirecto, en el orden que estamos siguiendo según la CG , porque asumimos una
hermenéutica realista[3]
donde los horizontes humanos “humanizan” el conocimiento de las cosas no
humanas, y al tener en cuenta siempre el contexto creacionista de ST, todo, aún
los ejemplos más biológicos en ppio. más adecuados al Aristóteles original, es
visto desde lo humano, y en este caso un contexto humano entrecruzado con la
auto-revelación de Dios creador y redentor, donde Dios asume el horizonte
humano –se hace hombre- pero a la vez demanda a la razón humana su máximo
despliegue para comprender al emisor del mensaje.
1 comentario:
Disculpa mi pregunta si esta casi no tiene nada que ver con el tema pero, ¿Hay alguna manera que pueda comunicar contigo? Si me consedieras una conversacion sobre estos temas te lo agradeceria mucho.
Este es mi gmail: eduglezde@gmail.com
Saludos, y disculpas por mi peticion.
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