Ante todo quiero aclarar que esta entrada no tiene nada que ver con el excelente debate entre MS, MA y JMB, cuyo alto nivel y alto grado de mutuo respeto me honra, aparte de ser tres amigos invaluables.
Simplemente quería decir no es la primera vez que, cuando señalo “el norte” de algo, hacia dónde hay que apuntar, surge la razonable crítica de que soy utópico. Vuelvo a decir, no fue el caso de los comentarios señalados, pero sucedió muchas veces y, vuelvo a decir, de manera totalmente comprensible.
Vale la pena aclarar, entonces, que en estos artículos, “Cómo ser liberal clásico en América Latina y no morir en el intento”, en http://www.cadal.org/documentos/nota.asp?id_nota=1415; “Un futuro incierto para las ideas liberales”, en Camino de Libertad (4), 2008, Revista Digital de Política Latinoamericana, en www.hayek.org.ar; “Ideas liberales: ¿qué pasa?”, en Controlando al Leviatán, Revista Digital de Ciencias Políticas (9), 2009, pp. 2-4., en www.hayek.org.ar; “El psicoanálisis y la difusión de las ideas liberales”, en “NOMOI”, Revista Digital sobre Epistemología, Teoría del Conocimiento y Ciencias Cognitivas, (2009), Año 2, Nro. 3, pp. 19-22, en www.hayek.org.ar , a lo cual habría que agregar el cap. 10 de
http://ideas.repec.org/p/cem/doctra/370.html; hay una clara posición NO utópica de mi parte. Además de mi permanente enseñanza en clase de las ideas popperianas sobre “Utopía y violencia”, y mi permanente disidencia epistemológica con los anarco-capitalistas que olvidan la importancia de las políticas de transición. Es más, siempre estamos en transición. NO hay final de la historia.
El problema de la utopía no es, por ende, señalar el norte, hacia dónde debemos ir, sino olvidar la importancia de la transición. Tema que, por otra parte, no puede tocarse siempre, pero que siempre está implícito porque aún el filósofo, cuando habla de temas sociales, está señalando, como decía Maritain, un ideal “histórico concreto”, por más ideal que parezca a quienes están en la coyuntura cotidiana.
Pero hay precisamente otra forma de utopía, muy sutil. Están aquellos que reconocen que “sería ideal” tal o cual cosa, pero lo consideran prácticamente imposible, y que lo “posible” es este mundo como está. El ejemplo anterior, ese mundo de fronteras cerradas que sufrimos, sería un bien ejemplo.
Entonces cabe señalar que esa es una utopía, y no sé si peor. Por más difícil que sea la transición hacia un mundo mejor (dije mejor, no perfecto), es el mundo actual el que es insostenible. El mundo actual, con sus estados sobredimensionados, con sus fronteras cerradas, con su miseria y pobreza evitables, con sus guerras más políticas que culturales y con sus totalitarismos amenazantes, es una bomba de tiempo que, cuando explote, será el verdadero 2012 que ahora la imaginería popular atribuye a catástrofes naturales. La catástrofe está en las mentes de las personas, que sostienen y obedecen a gobernantes, dictadores y dictadorzuelos de la peor especie que convierten a este mundo ya difícil en un mundo precisamente imposible de transitar.
No se engañen, por ende, quienes se consideren realistas porque crean que lo posible es este mundo como está. Han caído un la paradójica utopía de caminar con los pies en la tierra sin ver la luz que ilumina el camino.
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9 comentarios:
Es indudable que el mundo podría ser mucho mejor de lo que es y sería saludable que lo fuera. El problema se plantea cuando se reivindican alternativas que aquí y ahora son inviables por falta de apoyo para ponerlas en ejecución. Hace unos días se planteó un debate así en Facebook entre los que señalan que el liberalismo debe reivindicar la disolución del Banco Central y no su independencia. Yo estaría encantado de la vida de que se disuelva el Banco Central pero sería muy poco realista si creyera que eso es posible. En cambio, sí me parece posible lograr que el Banco Central sea independiente. No tengo ningún problema en reivindicar la disolución del Banco Central en el plano teórico. Pero en el terreno de la política práctica soy conciente de que se trata de una iniciativa impracticable aunque sería fantástica. El debate entre lo posible y lo deseable es interminable pero debemos entender que siempre lo posible termina imponiéndose en los hechos, aunque lo deseable resulte muy seductor en el terreno teórico. El problema de fondo del liberalismo, al menos en Argentina, es que existe una ostensible tendencia hacia la "utopización", es decir, a creer que lo deseable es también posible. Y por esa falta de sentido de la realidad es como constantemente fracasamos en el terreno de la política práctica...
Profesor: No creo que las cosas sean totalmente malas ni buenas, sino que todo tiene algo de ambas, incluyendo a las utopías.
A las utopías se las puede perseguir con los ojos cerrados, sin vivir en la realidad. O se las puede tener como objetivos. En una de esas irrealizables, pero utilizándolos para guiar nuestras acciones y así, paso a paso (sobre la tierra) arreglar las cosas que tenemos para que se parezcan un poco más a nuestra utopía.
Las utopías serían herramientas.
Saludos!
Si, a eso R. Nozick lo llama "utopía inspiradora". Tema interesantísimo...........
Gabriel,
¿Es la utopía una versión laica de la idea de salvación cristiana?
Te centro la pregunta con la siguiente cita de John Gray:
http://www.letraslibres.com/index.php?art=9969
La respuesta está en nuestra historia. La moderna fe en el progreso es hija de un matrimonio celebrado en la Europa de principios del siglo XIX entre rivales semejantes: el influjo declinante de la fe cristiana y el creciente poder de la ciencia. De las esperanzas escatológicas del cristianismo heredamos la creencia de que en el devenir histórico puede encontrarse no sólo sentido sino incluso la salvación. Del avance acelerado del conocimiento científico tomamos la creencia en un progreso análogo de la propia humanidad.
En cierto sentido, la idea de progreso es una versión laica de la escatología cristiana. Para el cristianismo la historia no puede carecer de sentido: se trata de un drama moral que empieza por la rebelión en contra de Dios y termina con elJuicio Final. Así que los cristianos ven la salvación como un hecho histórico. Para el hinduismo y el budismo, por otra parte, significa la liberación respecto del tiempo. Lo mismo significaba para el mitraísmo, culto misterioso que durante cierto tiempo rivalizó con el cristianismo entre los romanos. Así pues, la visión mística de la liberación respecto del tiempo penetró hondo en la filosofía europea y Platón afirmaba que sólo las cosas eternas poseen realidad completa. La historia era el reino de las ilusiones, un sueño o pesadilla de la cual el sabio intenta despertar.
Antes del advenimiento del cristianismo se daba por supuesto que la historia carece de significado. Si bien en el Antiguo Testamento podemos encontrar la creencia en que Dios se revela en la historia, ésta es la lectura que de la historia hace el pueblo judío, no la especie humana. Fue sólo después de que San Pablo convirtiera las enseñanzas de Jesús en religión universal cuando el Antiguo Testamento vino a interpretarse como un relato histórico en su totalidad. Aunque este desplazamiento hacia el universalismo suele considerarse como un avance importante, yo no estoy convencido de ello. Las religiones políticas que tantos estragos causaron en el siglo XX eran versiones laicas de la promesa cristiana de salvación universal. Si bien un mundo carente de tales esperanzas políticas trascendentes habría sufrido violencia étnica y religiosa, no se habrían perpetrado matanzas con miras a perfeccionar a la humanidad.
__________
En cuanto a la desaparición de los bancos centrales, vale la pena recordar la sorpresa que supuso para muchos la caída del Muro de Berlín, aunque no creo que fuese el caso de Mises y Hayek.
Si hablamos de utopías, entonces, sería bueno explorar el lugar que le cabe a la única que goza de la pretensión de hacer un mundo perfecto: La Matrix
¿Suena descabellado pensar que, mediante adelantos tecnológicos, lleguemos a una situación tal en la que cada humano este absolutamente satisfecho? Es decir, alcanzar un mundo a la medida de cada persona. Observando los adelantos que se desarrollaron en esta materia y el cambio cultural que se está produciendo con el arribo de las nuevas tecnologías ¿Es esta utopía más o menos utópica que otras más difundidas?
Creo que R. Nozick menciona algo de esto y lo llama “La máquina de experiencias”, aunque, si mal no lo recuerdo, lo hace en forma crítica y poniendo en duda su efectividad.
Saludos, Mariano
La creencia de que la utopías pueden ser realizables es, en sí misma, una utopía. Cuando una aspiración es realizable deja de ser una utopía. Lo que debemos discutir es si determinadas aspiraciones (por ej: la disolución del Banco Central, la privatización del canal público de TV, las privatizaciones o liquidaciones de los bancos estatales, etc.) son realizables.
Pero no se puede reivindicar la realización de una utopía porque es una contradicción idiomática. La pretensión de realizar una utopía es lo mismo que la pretensión de secar el agua...
Hola Alejandro, desde el punto de vista semántico parece incuestionable tu opinión. De todas formas, supongo, que cuando los humanos hablan de utopías queda implícita la imperfección humana para predecir el futuro con certeza. Nuestra mente imagina escenarios de imposible realización para un periodo X de la historia. Sin embargo, la experiencia nos indica que, en muchos casos, las utopías del pasado se convierten en realidad en el futuro. Por ejemplo, supongo que para los antiguos ir a la luna podía resultar utópico, sin embargo, hoy es una realidad. Ahora bien, en algún momento de la historia y por algún motivo X, alguien comienza a visualizar y comentar esa utopía con el riesgo de ser tildado de loco. Sin embargo, en algún momento, el paradigma dominante cambia, elevando a la categoría de genio al otrora loco.
Saludos, Mariano
Este Domingo coloco otra entrada sobre el tema de ideología y utopía.
Cuando corresponda o tengas tiempo , explicanos un poco más lo de "la importancia de las políticas de transición" , si es posible con ejemplos concretos . M.S
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