domingo, 7 de septiembre de 2008

¿QUÉ ES LA RAZÓN?

Cuando comecé a estudiar filosofía, pensaba que lo sabía. Ok, ok, no es que lo ignorara absolutamente. Había leído a Descartes, a García Morente, y estaba entusiasmado con la prueba de la existencia de Dios como primer motor. Había leído, por supuesto, las definiciones habituales de filosofía, y me eran diáfanas. Y allí fui, con la luz natural de mi razón, a recorrer un largo camino, en el cual sigo, aunque en un punto interesante: mirando para atrás, mirando para adelante, casi detenido, casi confundido.
La diferencia entre intellectus y ratio caló muy profundo en mi interior. Me metí hasta la más profunda intimidad de Santo Tomás, casi se podría decir que almorzaba con él todos los días (con motivo de predicación, él podía dispensarse del silencio conventual). Pero, al mismo tiempo, seguía visitando a Descartes, cuya claridad y distinción me capturaron también desde el principio. No era tan diferente: también allí Dios y la razón iban juntos. Kant, un autor diáfano, pero un choque profundo: ¿la metafísica no es racional? Hegel, según Leocata, la profunda culminación de Parménides-Plotino-Spinoza, y siempre me conformé con eso, para escándalo de muchos. Pero, en medio de todo eso, la filosofía, esa “razón”, era para mí la vida palpitante: “. . . La filosofía, por tanto, lejos de estar separada de la vida, como un castillo de fórmulas abstractas y de palabras extrañas, como un fútil juego de conceptos o recorrido inútil de soluciones contradictorias. . . compromete hasta las raíces de nuestra vida espiritual y tiene como objeto de investiga­ción lo que de más serio, de verdaderamente serio (que da espanto y gozo a un mismo tiempo), hay en nuestra existencia de hombre”. M.F. Sciacca dixit, en uno de sus tantos libros que me regaló la vida de mi padre. Había un San Agustín viviendo en mí, como un bondadoso super yo filosófico, que ahora es más yo que super (sólo juego. Analogías freudianas y supermercadescas, diviértanse :-))
Por influencia de Leocata llegó Husserl. Viví en su casa varios años. La filosofía como actitud teorética sobre la vida, sobre el mundo de la vida, quedó en mí sin problemas, y desde allí, cruzar a la ciudad de Gadamer y de Wittgenstein, en armonía con esa misma razón, no era difícil. Por supuesto, Popper ya había aparecido en mi horizonte, como un filósofo que hablaba de la ciencia que hablaba “de las cosas exteriores”, ubicándola donde corresponde: conjeturas. Eso era la razón también. De allí seguir el recorrido, y llegar a Feyerabend como creatividad como una razón que se despliega en diversas formas, según diversos desafíos, ¿qué problema fue?
Solito partí y llegué a que la razón, o era una razón sobre la vida, o era lo mismo que la historia del ping pong, tan fascinante e intrascendente para lo más esencial de la vida humana (los que jueguen ping pong, perdón). Solito partí y llegué de una razón donde ella es un compromiso con la existencia, con la existencia humana, desde luego, con la existencia que sufre y que me compromete desde una mirada anhelante de ayuda y comprensión. ¿Qué tenían contra eso los silogismos de Aristóteles o el sentido en Husserl? Eran parte del maletín del médico que se sienta en la existencia, toma su fiebre, pone la mano en cabeza del enfermo, mira, escucha….
Pero en medio de todo esto, allí estaba, como siempre, en un debate permanente, torturante, Heidegger. Que no, que la razón es el olvido del ser. Que no, dice un amado discípulo, que no dice eso. ¿Qué dice? Hace 30 años que trato de saberlo. Mientras tanto, lo que sí sé es que muchos heider-fans dirían que todo lo anterior parece estar sumergido en las aguas de la ontoteología, olvidado del ser, y en una razón en que realidad es sólo el logos griego, ajeno a la existencia. A la fresca.
El ser. El ser. Qué interesante. Eso debe ser. Por es yo no lo entiendo. Porque yo nunca “pensé” (¿razoné?) en el ser. Pensé (¿recé?) en Dios. Pensé en mi existencia y en la de los demás. Pensé en la vida. ¿Es la vida de cada ser humano ontoteológica? Y debe ser, ¿qué es cada ser humano sino, precisamente, no el ser?
En medio de todo esto, con motivo de un viaje, y pensando en las largas horas de aeropuerto, tomé de vuelta en mis manos a García Morente. (a un libro se lo toma así: se lo huele y se lo acaricia. ¿Desplazamiento de la libido? Je je….). No hablaba con él (el libro, sí, con los libros se habla) desde unos 30 años atrás. Y entonces me habló, creo, por primera vez. La verdad cuando uno es muy chico puede hacer razón, pero tal vez no filosofía :-). Allí ví de vuelta a la vida, a mi amada vida, unida con la razón. Claro, se respiraban allí los temas de Ortega: su razón vital, el tema de nuestro tiempo. La unión de la vida con la razón, la superación del debate realismo-idealismo. No muy diferente a lo que Husserl y Gadamer habían llegado por su cuenta; no muy diferente a lo que Wittgenstein hace con el lenguaje (ponerlo de vuelta en la vida); no muy diferente a lo que la epistemología actual, llegando hasta Feyerabend, hace con la ciencia (ponerla de vuelta en la vida).
¿Qué es entonces la razón? ¿Hay una razón, hay varias?
Pero, ¿no es que la vida humana y sus problemas existenciales básicos son los mismos?
Hay una escena conmovedora de la filosofía Perdidos en Tokio, donde el personaje femenino, una chica occidental, perdida no sólo en Tokio, sino en la vida, hace un viaje, sola, nostálgica, meditabunda, hacia Kyoto. Allí ve, entre muchas cosas, un casamiento según el rito shintoísta. La chica que se casa, con su vestimenta tradicional, su paso corto y su rostro blanquecino, mantiene su mirada hacia abajo, por supuesto. Pero en un momento, uno, dos, tres segundos, se atreve, y mira hacia la mujer occidental que la mira desde su nostalgia. Se miraron las dos. Hubo allí un cruce, unos segundos, donde las dos evidenciaron….. Entenderse. Se miraron y se entendieron. Eso es la razón.
¿Logos griego? ¿Silogismos aristotélicos? ¿Mitos shintoístas?
¿Muros infranqueables?
¿O nosotros los hemos construído?
La vida razona de otro modo, no razona como muchos filósofos, que creen que la vida es más complicada que esa mirada. Que tal vez es muy complicada, sí, al lado de filosofías que la complican. ¿Será esa mirada un “sin-sentido”? ¿Se podrá expresar en lógica matemática? ¿Será empíricamente testeable? ¿Qué tipo de categoría es? ¿Es cantidad, cualidad, ubi o situs? ¿Es física o metafísica? ¿Es un juico sintético a priori? ¿Es ontoteológica o es una expresión poética del ser olvidado?
¡Oh señor filósofo! ¿Qué está usted haciendo? ¿Qué tipo de “argumento” es este? Señor filósofo zanotti, (si, con minúsculas), esta ponencia no será aceptada en el congreso. Esto no es serio. Esto no es un argumento “filosófico”.
¿Ah no?
¡Mis colegas, los nuevos sacerdotes del templo! ¡Los filósofos, los nuevos inquisidores que excomulgan, definen y pontifican!
Yo mientras tanto seguiré viviendo.
¿Tendré razón?

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Mirar y entender . Eso es todo .
Y Zanotti va con mayúsculas . M.S

Gabriel Zanotti dijo...

Bueno, esta vez el acuerdo fue profundo..... Captaste al vuelo las tres palabras esenciales......

Te manda saludos Marcela (Marcela con mayúsculas). Que te extraña, que cómo están los perros, que cuándo nos vemos, etc..... (Ellas entienden más que nosotros, no? :-)) )

Anónimo dijo...

Igualmente a Marcela . Acá tenemos la mayor sequía de los últimos 50 años . Así que estoy atornillado planificando el riego de los cultivos que es algo caro y que técnicamente tiene sus bemoles . Trata ,si querés , de instalar o que te instalen el skype en la PC, porque ese es mi "teléfono" con el que estoy las 24 hs conectado con los lejanos-cercanos . Sé que para la gente de ciudad en general es complicado entender la actividad rural y la sociedad rural (con minúsculas) , pero requiere , si se hace bien , de presencia permanente . Un abrazo . M.S

MT dijo...

Si, estoy de acuerdo. Mirar, entender. Agrego una: desear.

Anónimo dijo...

Estimado Zanotti:
Jugoso post. Quizá le falte un poco de cocción, pero no soy de esos maníaticos que solo aceptan suelas de zapato que no alimentan a nadie. Jugoso está más vivo!
Cuando pienso en Heiddeger, me viene la tristeza. Qué pérdida de tiempo quedarse en la pregunta! O quizás, peor aún, qué falta de valentía! Pobres sus discípulos, mendigos de certeza. Cómo hacen para vivir así?
Ahí está el ser, es evidente, hay que optar por aceptarlo en un gesto de recepción humilde, o rechazarlo.

"A lo Suyo vino, y los Suyos no Lo recibieron"

Juan Manuel

Poéticamente Insurrecto dijo...

Si digo "estoy de acuerdo", creo que presumiría de entenderlo todo. Apriori, creo que no es así.

Pero, aún así, me animo a decirlo: estoy de acuerdo. Si bien no está en mí esa dedicación completa de la vida a la filosofía, es algo que me gusta, me apasiona y siempre he tomado como un medio práctico para sobrellevar, entender y disfrutar aún más la vida.

Sí, la filosofía unida a la palabra "práctico"... en fin, cada uno hace lo que puede.

Juan Manuel Bulacio dijo...

Seguí viviendo, querido Gabriel! Y acercando la filosofía a la vida de todos, que no merecen perderla (ni dejarla en manos de muchos de los nuevos "sacerdotes del templo"). JM

Zetetic_chick dijo...

Mirar, entender, desear... Yo agregaría estas:

-Disfrutar
-Amar
-Empatizar
-Rectificar
-Evolucionar
-Reconsiderar
-Reflexionar
-VIVIR

La lista es un poco larga, y quizás me quedé corta...

Anónimo dijo...

Me encantó lo que escribiste! Seguí así.

Sofía

Anónimo dijo...

Me quedé pensando en todas las veces que digo “tienes razón”; o las veces que encaro al mundo ¡ven que tengo razón!
Qué estaré diciendo, qué estaré buscando decir; lo más claro es que estoy buscando....
Mientras tanto, don Zanotti con mayúsculas, me gusta decirle “tiene –usté-razón; ahora venga y explíqueme otra vez”.
Broma ;-). Ya hace bastante haciendo que surja la interrogante.
Cariños,

Anónimo dijo...

Entendí casi todo, aunque no la totalidad (creo que por falta de cultura general, o filosófica) pero coincido en la apreciación final: la vida es simple y las filosofías erróneas la complican. Mirar y entender. Uno -yo, en realidad- no puede entender cómo gente inteligente se quede en el vidrio, como insectos atraídos hacia la luz (la Verdad), pero que se chocan y chocan y chocan contra el vidrio de sus errores. Si se corrieran unos centímetros, podrían entrar por la otra hoja de la ventana, la desposeída de complicaciones. ¿Seré muy bruto?

Gabriel Zanotti dijo...

Hola Gabriel: te mando por este medio un comentario para tu última publicación en el Blog.

Hola Gabriel: No me queda claro a qué te referís en ¿Qué es la razón?

Por un lado la reivindicas y por otra parte parece que no te hace falta y que los filósofos la complican todo…
No voy a detenerme en todo tu escrito , simplemente me detendré en cinco cuestiones puntuales:

1) Nadie más alejado de la vida que Descartes: allí está su abismal diferencia entre su res cogitans y su res extensa, que no sabe bien como unirlas y termina haciendo un desastre en su interpretación del cuerpo (cuerpo y pensamiento están separados) y de la naturaleza viviente (los seres vivos no humanos son meros mecanismos…, de allí a la vivisección y al maltrato de los animales hay muy pequeño paso…, se nota que Descartes nunca tuvo un perro o un gato, etc., que pudiera querer y sentir afecto por alguno de ellos.) Todo el mecanicismo y su lectura reduccionista se justifica en gran parte en Descartes. Es decir, nada más alejado de la vida que su pensamiento. Cualquiera piensa al lado de una estufa que “es una cosa que piensa”…, cuando está con la panza llena y bien calentito. Pero el cuerpo está y posee sus propias razones. Tuvo que llegar Nietzsche (al que nunca nombras) para orinarle el asadito a él (Descartes) y a la banda de los racionalistas, positivistas, etc. (por no decir a casi toda la filosofía moderna, salvo excepciones, desde mi humilde punto de vista.)
2) En “Perdidos en Tokio” terminan primando una “razón del cuerpo” en interacción con el otro. A mi humilde entender. Y estoy de acuerdo que hay ahí una razón “comunicativa” (aunque muy diferente de la de Habermas).
La película es excelente porque precisamente señala (ante todo, el final) esto: como el sentir, el corazón, el afecto, posee su propio pensar que es complejo, diría que hermenéutico y que no se agota en un razonamiento tipo silogistico, ni tampoco matematizable.

3) ¿El ser no es importante? Pregúntale a Santo Tomás…,¿o entendí mal? Que yo sepa “Dios es” y si “no “es” (es decir, está más allá del ser)…, al menos hay que atravesar la senda del ser para darse cuenta de ello.
4) Una vez a Derrida (creo que en Argentina) le preguntaron por qué era tan difícil el lenguaje de la filosofía. Y el filósofo francés respondió: Si la física, la química, la astrofísica, la biología molecular utilizan todas lenguajes que solamente los científicos comprenden…,¿cómo pretende que sea fácil el lenguaje filosófico? Y no es que me guste demasiado como escribe Derrida, pero tengo que reconocer que alguna “razón” tuvo. ¿O ahora vamos a descalificar a Hegel, Schelling, Heidegger y al propio Husserl por escribir “en difícil”?
5) Estoy de acuerdo que hay que llegar a lo sencillo…, pero al principio; ”las montañas eran montañas y los ríos eran ríos, luego “las montañas dejaron de ser montañas y los ríos dejaron de ser ríos”., finalmente; “las montañas volvieron a ser montañas y los ríos volvieron a ser ríos”… Hay una diferencia esencial entre la primera oración y la tercera. A veces se la confunde y es menester iniciar todo de nuevo.

Buenísimo tu Blog
Un gran abrazo
Ricardo Pobierzym

Anónimo dijo...

Y... Zanotti... ud. lo sabe muy bien: lo más peligroso para la filosofía son los filósofos; como algunos religiosos lo son para la fe. Al final ud. debe vivir con un pie en lo academtécnicurricular, como lo tiene tan bien asentado, y otro en el del lenguaje coloquial del blog o las clases. Ser un poco humano-sencillo y un poco androide-competenteformal. Es que desde que Heidegger (et alia) mezcló la salsa con los spaguettis, vivimos un poco esquizoides, ¿vio?

Gabriel Zanotti dijo...

Mi querido RP, estaba esperando tu comentario. Los demás no se sientan mal, lo que ocurre es que estaba esperando el que más en desacuerdo iba a estar conmigo. Popperiana costumbre. A tal punto me ha parecido importante lo que dijo que le voy a dedicar el la entrada de la semana entrante. Así que Ricardo........ Be prepare!!!!! (Si a esto se quieren sumar otros heideggerianos, here I am, waiting.......)

Anónimo dijo...

Ok, dale estaré esperando.

Saludos onto-lógicos (sin el teo)

RP

Juan Manuel Bulacio dijo...

Aunque sea un lego, me permito dada la actitud abierta de nuestro huésped copiar un comentario de ayer de www.juanmanuelbulacio.blogspot.com
Tal vez sea demasiado simple para muchos de los lectores de esta página, pero aún así ...

"Acabo de leer la nota "¿qué es la razón?" en el blog de Zanotti. Difícil para mí. Aunque con un final alentador. Entendí desde joven a la filosofía como la simple (o no tanto) búsqueda de la verdad. Una verdad viva, al alcance de todos. Si está alejada de la comprensión general y de la vida sólo servirá para un grupo reducido, lo cual sería una grave e innecesaria pérdida para el resto. Peor aún es la vana pretensión de la no-filosofía, insertada tristemente en nuestra sociedad consumista y superficial. Así como desde las ciencias ligadas a la mente es imprescindible acercarse a lo cotidiano, tanto para prevención como para "vivir mejor" (aunque muy poco se hace), desde la filosofía (madre de las ciencias) y otras disciplinas, el intento, aunque parezca difícil, vale la pena. Gabriel Zanotti nos muestra, una vez más, que es posible."

Anónimo dijo...

Ricardo Pobierzym:
Tus palabras chorrean vanidad y soberbia. Con razón sos Heiddergeriano. No tenés la humildad para aceptar las cosas. Qué triste.
Aguante Zanotti!

Micaela

Gabriel Zanotti dijo...

Calma Micaela. Ricardo es un amigo, y de los grandes. Te aseguro que tiene tanto de soberbio como Fr. Martín de Porres. Si, ha estudiado a fondo a Heidegger, pero nadie es perfecto :-)) Esperá para mi comentario del Domingo.

Anónimo dijo...

Hola Micaela: no te conozco pero me animo (brevemente) a responderte. En general, no me considero ni vanidoso, ni soberbio. Tal vez tenga cierta manera vehemente de plantear las cosas pero dicho "estilo" solamente muestra mi pasión por la filosofía.
Por otra parte, no entiendo que tiene que ver la soberbia con el hecho de interesarme por el pensamiento de Heidegger. Te aseguro que la soberbia(intelectual)no es exclusiva de algún autor en particular...
Finalmente, ¿no tengo humildad de aceptar las cosas? Creo que la filosofía no debe aceptarlas porque sí (ni tampoco la ciencia lo hace), sino que tiene que tratar abrir al diálogo. Esto es lo que intentamos hacer con Gabriel (al que estimo y admiro tanto como persona y como filósofo) desde que nos conocemos.
Igualmente agradezco tu comentario ya que vislumbro que el pensamiento (aún en nuestros ajetreados tiempos) todavía moviliza las almas.

Cariños
Ricardo Pobierzym

Anónimo dijo...

Ricardo Pobierzym:
Quizás te juzgué mal, pero tu comentario me pareció como te lo describí. Espero haberme equivocado, en ese caso, te pido perdón.
Lo de "aceptar", creo que tanto la ciencia como la filosofía, en tanto teóricas, aceptan o reciben la realidad tal cual es, con su carácter insondable y misterioso, para luego tratar de comprenderla. Es lo fundamental del realismo, e implica cierta humildad. Einstein es un ejemplo clarisimo de esta actitud.

Micaela