Este es el mismo Papa "abierto y tolerante" que dijo en Ratisbona : "Muéstrame lo nuevo que ha traído Mahoma y ahí sólo encontrarás cosas malas e inhumanas, como haber ordenado difundir con la espada la fe que predica... A Dios no le gusta la sangre", dijo en el siglo XIV el emperador ...etc" ? ........................... Es el doble standard moral católico que no difiere hoy del standard hipócrita : subestimando cosas como estas , que pueden terminar en actos terroristas o Guerras Mundiales y sobrestimando el hecho de que le impidieron hablar en una conferencia por diferencias de intelectuales que le interesan a unos pocos . Me contestarán los más papistas que el Papa que pidió disculpas,que el famoso fuera de contexto... , etc . En alguien emotivo ,tal vez la gente las aceptaría , pero tratándose de un intelectual que calcula todo lo que dice , creo que este tipo de cosas que le llevaron años de reflexión , no se perdona fácilmente . La mejor tolerancia que se puede ejercer ante la Iglesia Católica es dejarla desaparecer en paz ,presa de contradicciones como esta . Despues de estos 2000 años con períodos brillantes y otros no tanto , ahora sólo parece producir sofistas e hipócritas . El mundo sobrevivirá a pesar de las permanentes amenazas de Apocalipsis que fallaron tanto para el año 1000 como para el 2000 , amenazas , que como el infierno de Benedicto , terminan produciendo una mezcla de gracia, pena y verguenza ajena . La vida sigue a pesar de todo . Y es buena , si tenemos coraje para vivirla . No nos dejemos engañar : desde el Poder de la Iglesia , acentúan sólo lo que les conviene , tratando a la gente como idiotas que no tienen discernimiento . Miguel G Meyer
Estimado Miguel, su comentario muestra un obvio "enojo" por decir lo menos, con todo "lo católico" que no voy a resolver en este blog (por otra parte, los filósofos no "calculamos": ver la diferencia entre pensar calculante y pensar en Heidegger). Lo mejor que puedo hacer es, a) ofrecerle mi email por si quiere hablar ese tema conmigo; b) transcribirle lo que escribí exactamente hace un año (publicado en www.institutoacton.com.ar) sobre el discurso del Papa en Ratisbona que usted cita al principio. Un abrazo!
---------------- SOBRE EL DISCURSO DE BENEDICTO XVI EN RATISBONA
Por Gabriel Zanotti Febrero de 2007.
Pasó la tormenta, o, al menos, lo peor. Miles de discusiones y debates. Que si el Papa debería haber puesto esa cita, o no, o si sus disculpas fueron suficientes, o no, (¿o estuvo bien que se disculpara, o no?), etc., etc…. Y, en medio de semejante polvareda, ha quedado oculto uno de los más brillantes discursos sobre la relación entre razón y fe que hemos leído últimamente. Porque de ello se trató el discurso de Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona. Inmediatamente después de la cita que tanto ruido despertó, el Papa sigue citando al ahora famoso Manuel II Paleólogo, diciendo explícitamente que fe y violencia se contradicen absolutamente . Y si fe y violencia se contradicen absolutamente, es obvio que –y a ello apuntaba el Papa, pero, claro, ya nadie lo escuchó- el camino de la fe es, sencillamente, la razón. Pero allí comienza Benedicto XVI a tratar un tema que, como teólogo, conoce muy bien. La razón, si, pero ¿qué razón? La “acusación” que muchas veces cae sobre la racionalidad de la fe no es, solamente, que la fe es irracional (tema al cual el Papa también se refiere después) sino que, cuando se muestra como razonable, esto es, cuando se intentó, desde el cristianismo católico, un diálogo entre razón y fe (diálogo que constituye, según Sciacca, la esencia de la escolástica) esa razón es la razón “griega”. Son las “categorías griegas de pensamiento” las que subyacen bajo dogmas tan centrales e importantes como Trinidad y Encarnación, por no decir toda la teología católica que concluye en la perenne síntesis de Santo Tomás de Aquino. Categorías que, según un contemporáneo relativismo cultural, otras culturas no tendrían por qué seguir y-o no podrían entender y-o no deberían aceptar, so pena de un “imperialismo” de cierta razón “occidental”. Para comentar esta cuestión, estaremos a años luz de negar la relación entre cultura y razón. Que no se trata, simplemente, de que las culturas diversas “influyan” en “la” razón, como una especie de pintoresco aditamento a una razón unívoca. La razón humana es cultural, porque el hombre es cultural. La cultura no son tales y cuales costumbres, tales y cuales bailecitos típicos. Desde Gadamer, ya sabemos lo que es la conciencia histórica: la conciencia intelectual del horizonte desde el cual y en el cual el hombre se para en su mundo de vida, ese pasado que lo constituye ontológicamente como este ser humano, que es chino, o argentino, o Egipcio del 2000 a.C., pero nunca un ser humano abstracto en la nada. Los seres humanos, a diferencia de los animales, tienen historia, tienen cultura. Sea cual fuere, no pueden no tenerla. Pero, ¿por qué todos los seres humanos son desiguales? Precisamente por lo que tienen de iguales: estar creados todos a imagen y semejanza de Dios y, por ende, tener todos inteligencia y voluntad libre. Por ello hay dinamismo, cultura, pasado que constituye al presente y se proyecta al futuro. La razón humana, por ende, no es reductivamente helénica, o china, japonesa o egipcia: es una razón que se manifiesta de modos diferentes, a partir de su “estar creada a imagen y semejanza de Dios”. Es una y diferente, o sea, analógica. Y por ello, aunque con esfuerzo, personas de muy diversas culturas, y muy diversas religiones, pueden entenderse: si apelan a aquello uno que los une, que es la capacidad de dialogar, de razonar, de tratar de entender sus diferencias y similitudes, aún en lo más complicados temas. Fue Popper, no precisamente un teólogo cristiano, quien dijo que, cuanto más diferentes eran los paradigmas, más apasionante era el debate. Y Feyerabend, otro “teólogo cristiano”, dijo que cada cultura es, en potencia, todas las culturas. Tenían, sencillamente, confianza en la razón, en la razón de todos. Seguían, sin saberlo, el ejemplo de Santo Tomás, que, en el s. XIII, escribió un tratado de sabiduría cristiana dirigido especialmente a quienes no compartían las Sagradas Escrituras Cristianas. Claro que lo hizo con su estilo y con su razón escolástica. No es posible ni deseable estar fuera de la historia. Pero su razón escolástica, como la razón japonesa o hindú del s. XIII, era, ante todo, razón. Por ello la comunicación es posible. Porque, entre formas diferentes de razón, hay razones en común, en las cuales descubrimos la posibilidad del entendimiento y la comprensión. La desconfianza en la razón es lo que preocupa tanto a Benedicto XVI; ese fue el motivo de su discurso. Esa desconfianza en la razón lleva a desconfiar del diálogo, y ello conduce a las guerras. ¿Es necesario dar ejemplos? ¿O qué nos creemos que es el diálogo? ¿Té y simpatía? Dialogar en serio es vivir la amistad con un agnóstico y hablar de Dios. Dialogar en serio es la amistad entre un judío y un cristiano hablando de si Cristo es Dios. Dialogar en serio es la amistad entre un cristiano y un islámico hablando de si Cristo es Dios o profeta. Eso es dialogar. Dialogar en serio es hablar del alma, de Dios, de la inmortalidad, del libre albedrío, de la ética, de la fugacidad y contingencia de la existencia humana. Cuando suponemos que la razón no llega a todo ello –tal el mensaje del positivismo occidental- entonces sencillamente no hablamos. Simplemente hacemos artefactos, derivados de una tecno-ciencia que creemos que es lo único que es “racional” (razón instrumental). Pero cuando otras culturas creen eso también, entonces lo único que “comparten” son las armas con las cuales se destruyen. “Comparten” informática, bio-tecnología, física atómica, para ver de qué modo pueden, inmisericordiosamente, destruirse. ¡Qué magnífica unidad de la razón! Un milésimo de toda esa racionalidad podrían utilizarla en sentarse y tratar de entenderse (razón dialógica). Pero no, el positivismo por un lado, y el relativismo cultural por el otro, les han dicho que es “imposible”. ¿Qué será lo “imposible” cuando el mundo, que ha comenzado a estallar en mil pedazos, termine en la nada de un hongo atómico universal? Eso preocupa a Benedicto XVI: el relativismo cultural conduce, paradójicamente, al enfrentamiento cultural. La desconfianza en una metafísica racional, la reducción de la razón a la tecno-ciencia, y una razón, ya no conciente de sus límites, sino muerta en la debilidad de la razón post-moderna, han conformado una babel de imposibilidades mutuas de entendimiento. Todo ello preocupaba al Papa el 12 de Septiembre de 2006. Si, discutiremos ad infinitum si debería o no debería haber puesto esa cita. Pero igual, ¿lo habrían entendido?
1-Un Papa no "se da cuenta" en Ratisbona de que su discurso contiene material potencialmente intolerante hacia los musulmanes .El Papa "trabaja de esto" y no puede ignorar que la musulmana es la religión que más adherentes tiene en el planeta . Tampoco puede ignorar que el Fundamentalismo Islámico le declaró la guerra a Occidente .
2-El mismo Papa es víctma de intolerancia por parte de un grupo de estudiantes y profesores en La Sapienza "en nombre de la razón y la ciencia" ,los científicos también "trabajan de científicos" , no pueden ignorar quien era Feyerabend y se comportan tal cual los paradigmas dominantes de Kuhn .
¿Cual es la paja y cual la viga en el ojo ajeno en esta comparación ?
Un sólo comentario: Allí algún desprevenido puede entender que en el caso Galileo la condena de la Iglesia se debió a su teoría heliocéntrica. Así el pobre Galileo murió viejito, ciego, diciendo "E pur si muove" frente a la incomprensión de la Iglesia, etcétera, etcétera. Pero esta es la versión vulgar. Quizás en esto no coincidamos. También se suele decir que Giordano Bruno (otro personaje idolatrado por los positivistas como martir de la ciencia, entre ellos Spencer) fue condenado por sostener que las demás estrellas eran como nuestro sol, con sus propios sistemas planetarios (hoy casualmente leía un artículo de una publicación la UNESCO donde se criticaba a la Iglesia y se exaltaba a Bruno). Todo esto es una interpretación errónea: ni Galileo ni Bruno fueron condenados por sus teorías cosmológicas o astronómicas (o en un sentido más lato, sus teorías dentro de las ciencias naturales) y su epistemología. El problema fue la interpretación metafísica que derivaron de ellas o bien lo que el último Kuhn llamaría "compromisos metafísicos" de su paradigma. Bruno fue pitagórico, luego hermetista y acabó sosteniendo una concepción animista y casi gnóstica del universo. El problema fue luego adoptar una visión infinita del universo y cuestionar sobre la base de esto ciertos dogmas de fe (si el universo físico no tiene límites, entonces ¿dónde empieza el cielo? Nótese que aquí ellos habían partido de la tesis del mundo supralunar, etc.) Fijate el error que él cometió: no distinguir entre metafísica y ciencias empíricas. Por lo demás, la mayoría de las posiciones científicas de Bruno hoy serían rechazadas por pseudocientíficas.
Pero una aclaración, y decíme qué pensas vos de esto: jamás se condenó aceptar el modelo heliocéntrico o rechazar el aristotelismo. Esta es la versión vulgar que sólo puede sostener gente como Bunge. Nicolás de Cusa, por ejemplo, sostuvo ambas posiciones. Pero, a diferencia de Galileo, siempre entendió sus ideas como conjeturas (La docta ignorancia de hecho hasta fue citada por Popper.)
Con respecto a Anónimo y la paja y la viga, sencillamente no hay comparación. Los casos no son equivalentes. Una cosa es una cita que, mejor o peor, se pone en función de otra cosa, otra cosa que era magnífica y que nadie entendió ni quiso entender. Y otra cosa es una abierta muestra de fanatismo intolerante. Sigo insistiendo: Benedicto XVI es un hombre pacífico, bondadoso, que se enfrenta con el odio del mundo. Así de simple. Quisiera saber si Castro hubiera ido a La Sapienza. Los brazos abiertos, seguro....................
Estoy de acuerdo PIC ! A esto me refería con "Quisiera saber si Castro hubiera ido a La Sapienza. Los brazos abiertos, seguro...................." (Obviamente ahora habría que cambiarlo por cualquier personaje similar, que lamentablemente abundan).
ESCUELA LIBRE DE ESTUDIOS FILOSÒFICOS Y EPISTEMOLÒGICOS Revoluciòn educativa en marcha.
“…Si pensaba en un futuro, soñaba con fundar una escuela, en la que los jóvenes pudiesen aprender sin hastìo y en la que fueran estimulados a plantear problemas y a discutirlos; una escuela en la que no hubiese que escuchar respuestas no deseadas a cuestiones no planteadas; en la que no hubiera que estudiar sòlo por aprobar los exàmenes”
Karl R. Popper.
La Escuela Libre de Estudios Filosòficos y Epistemològicos (ELEFE) abre sus puertas como un especio de estudio y reflexiòn, que pueda hacer frente, de modo quijotesco, a la opresión intelectual de los sistemas formales de enseñanza. En ELEFE se aprende sin mètodo (Feyerabend), con crìtica (Popper), con teoría (Husserl), con palabra y contemplación (Santo Tomàs). ELEFE no tiene exàmenes, notas, asistencia, cuotas, ni ningún tipo de certificado o aprobación. Se mueve con total independencia de las exigencias del sistema educativo formal y del soviet adicional del sistema formal-estatal. Lo ùnico que ofrece a sus participantes es estudiar. Solamente eso :-)). En breve tiempo ELEFE anunciarà sus primeros cursos, que seràn diàlogos, conversaciones, sobre diversos temas y autores. Gabriel Zanotti es el principal instigador de esta subversión educativa y portavoz de la revoluciòn autèntica. La revoluciòn tiene sòlo una proclama: cualquiera puede estar en contra de lo que diga Zanotti, incluso, con esto ùltimo.
Buenos Aires, Febrero de 2006. -----------------------------------
8 comentarios:
Este es el mismo Papa "abierto y tolerante" que dijo en Ratisbona : "Muéstrame lo nuevo que ha traído Mahoma y ahí sólo encontrarás cosas malas e inhumanas, como haber ordenado difundir con la espada la fe que predica... A Dios no le gusta la sangre", dijo en el siglo XIV el emperador ...etc" ?
...........................
Es el doble standard moral católico que no difiere hoy del standard hipócrita :
subestimando cosas como estas , que pueden terminar en actos terroristas o Guerras Mundiales y sobrestimando el hecho de que le impidieron hablar en una conferencia por diferencias de intelectuales que le interesan a unos pocos .
Me contestarán los más papistas que el Papa que pidió disculpas,que el famoso fuera de contexto... , etc . En alguien emotivo ,tal vez la gente las aceptaría , pero tratándose
de un intelectual que calcula todo lo que dice , creo que este tipo de cosas que le llevaron años de reflexión , no se perdona fácilmente . La mejor tolerancia que se puede ejercer ante la Iglesia Católica es dejarla desaparecer en paz ,presa de contradicciones como esta . Despues de estos 2000 años con períodos brillantes y otros no tanto , ahora sólo parece producir sofistas e hipócritas . El mundo sobrevivirá a pesar de las permanentes amenazas de Apocalipsis que fallaron tanto para el año 1000 como para el 2000 , amenazas , que como el infierno de Benedicto , terminan produciendo una mezcla de gracia, pena y verguenza ajena . La vida sigue a pesar de todo . Y es buena , si tenemos coraje para vivirla . No nos dejemos engañar : desde el Poder de la Iglesia , acentúan sólo lo que les conviene , tratando a la gente como idiotas que no tienen discernimiento .
Miguel G Meyer
Estimado Miguel,
su comentario muestra un obvio "enojo" por decir lo menos, con todo "lo católico" que no voy a resolver en este blog (por otra parte, los filósofos no "calculamos": ver la diferencia entre pensar calculante y pensar en Heidegger). Lo mejor que puedo hacer es, a) ofrecerle mi email por si quiere hablar ese tema conmigo; b) transcribirle lo que escribí exactamente hace un año (publicado en www.institutoacton.com.ar) sobre el discurso del Papa en Ratisbona que usted cita al principio.
Un abrazo!
----------------
SOBRE EL DISCURSO DE BENEDICTO XVI EN RATISBONA
Por Gabriel Zanotti
Febrero de 2007.
Pasó la tormenta, o, al menos, lo peor. Miles de discusiones y debates. Que si el Papa debería haber puesto esa cita, o no, o si sus disculpas fueron suficientes, o no, (¿o estuvo bien que se disculpara, o no?), etc., etc…. Y, en medio de semejante polvareda, ha quedado oculto uno de los más brillantes discursos sobre la relación entre razón y fe que hemos leído últimamente.
Porque de ello se trató el discurso de Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona. Inmediatamente después de la cita que tanto ruido despertó, el Papa sigue citando al ahora famoso Manuel II Paleólogo, diciendo explícitamente que fe y violencia se contradicen absolutamente . Y si fe y violencia se contradicen absolutamente, es obvio que –y a ello apuntaba el Papa, pero, claro, ya nadie lo escuchó- el camino de la fe es, sencillamente, la razón.
Pero allí comienza Benedicto XVI a tratar un tema que, como teólogo, conoce muy bien. La razón, si, pero ¿qué razón?
La “acusación” que muchas veces cae sobre la racionalidad de la fe no es, solamente, que la fe es irracional (tema al cual el Papa también se refiere después) sino que, cuando se muestra como razonable, esto es, cuando se intentó, desde el cristianismo católico, un diálogo entre razón y fe (diálogo que constituye, según Sciacca, la esencia de la escolástica) esa razón es la razón “griega”. Son las “categorías griegas de pensamiento” las que subyacen bajo dogmas tan centrales e importantes como Trinidad y Encarnación, por no decir toda la teología católica que concluye en la perenne síntesis de Santo Tomás de Aquino. Categorías que, según un contemporáneo relativismo cultural, otras culturas no tendrían por qué seguir y-o no podrían entender y-o no deberían aceptar, so pena de un “imperialismo” de cierta razón “occidental”.
Para comentar esta cuestión, estaremos a años luz de negar la relación entre cultura y razón. Que no se trata, simplemente, de que las culturas diversas “influyan” en “la” razón, como una especie de pintoresco aditamento a una razón unívoca. La razón humana es cultural, porque el hombre es cultural. La cultura no son tales y cuales costumbres, tales y cuales bailecitos típicos. Desde Gadamer, ya sabemos lo que es la conciencia histórica: la conciencia intelectual del horizonte desde el cual y en el cual el hombre se para en su mundo de vida, ese pasado que lo constituye ontológicamente como este ser humano, que es chino, o argentino, o Egipcio del 2000 a.C., pero nunca un ser humano abstracto en la nada. Los seres humanos, a diferencia de los animales, tienen historia, tienen cultura. Sea cual fuere, no pueden no tenerla. Pero, ¿por qué todos los seres humanos son desiguales? Precisamente por lo que tienen de iguales: estar creados todos a imagen y semejanza de Dios y, por ende, tener todos inteligencia y voluntad libre. Por ello hay dinamismo, cultura, pasado que constituye al presente y se proyecta al futuro.
La razón humana, por ende, no es reductivamente helénica, o china, japonesa o egipcia: es una razón que se manifiesta de modos diferentes, a partir de su “estar creada a imagen y semejanza de Dios”. Es una y diferente, o sea, analógica. Y por ello, aunque con esfuerzo, personas de muy diversas culturas, y muy diversas religiones, pueden entenderse: si apelan a aquello uno que los une, que es la capacidad de dialogar, de razonar, de tratar de entender sus diferencias y similitudes, aún en lo más complicados temas.
Fue Popper, no precisamente un teólogo cristiano, quien dijo que, cuanto más diferentes eran los paradigmas, más apasionante era el debate. Y Feyerabend, otro “teólogo cristiano”, dijo que cada cultura es, en potencia, todas las culturas. Tenían, sencillamente, confianza en la razón, en la razón de todos. Seguían, sin saberlo, el ejemplo de Santo Tomás, que, en el s. XIII, escribió un tratado de sabiduría cristiana dirigido especialmente a quienes no compartían las Sagradas Escrituras Cristianas. Claro que lo hizo con su estilo y con su razón escolástica. No es posible ni deseable estar fuera de la historia. Pero su razón escolástica, como la razón japonesa o hindú del s. XIII, era, ante todo, razón. Por ello la comunicación es posible. Porque, entre formas diferentes de razón, hay razones en común, en las cuales descubrimos la posibilidad del entendimiento y la comprensión.
La desconfianza en la razón es lo que preocupa tanto a Benedicto XVI; ese fue el motivo de su discurso. Esa desconfianza en la razón lleva a desconfiar del diálogo, y ello conduce a las guerras. ¿Es necesario dar ejemplos? ¿O qué nos creemos que es el diálogo? ¿Té y simpatía? Dialogar en serio es vivir la amistad con un agnóstico y hablar de Dios. Dialogar en serio es la amistad entre un judío y un cristiano hablando de si Cristo es Dios. Dialogar en serio es la amistad entre un cristiano y un islámico hablando de si Cristo es Dios o profeta. Eso es dialogar. Dialogar en serio es hablar del alma, de Dios, de la inmortalidad, del libre albedrío, de la ética, de la fugacidad y contingencia de la existencia humana. Cuando suponemos que la razón no llega a todo ello –tal el mensaje del positivismo occidental- entonces sencillamente no hablamos. Simplemente hacemos artefactos, derivados de una tecno-ciencia que creemos que es lo único que es “racional” (razón instrumental). Pero cuando otras culturas creen eso también, entonces lo único que “comparten” son las armas con las cuales se destruyen. “Comparten” informática, bio-tecnología, física atómica, para ver de qué modo pueden, inmisericordiosamente, destruirse. ¡Qué magnífica unidad de la razón! Un milésimo de toda esa racionalidad podrían utilizarla en sentarse y tratar de entenderse (razón dialógica). Pero no, el positivismo por un lado, y el relativismo cultural por el otro, les han dicho que es “imposible”. ¿Qué será lo “imposible” cuando el mundo, que ha comenzado a estallar en mil pedazos, termine en la nada de un hongo atómico universal?
Eso preocupa a Benedicto XVI: el relativismo cultural conduce, paradójicamente, al enfrentamiento cultural. La desconfianza en una metafísica racional, la reducción de la razón a la tecno-ciencia, y una razón, ya no conciente de sus límites, sino muerta en la debilidad de la razón post-moderna, han conformado una babel de imposibilidades mutuas de entendimiento.
Todo ello preocupaba al Papa el 12 de Septiembre de 2006. Si, discutiremos ad infinitum si debería o no debería haber puesto esa cita. Pero igual, ¿lo habrían entendido?
La paja y la viga
1-Un Papa no "se da cuenta" en Ratisbona de que su discurso contiene material potencialmente intolerante hacia los musulmanes .El Papa "trabaja de esto" y no puede ignorar que la musulmana es la religión que más adherentes tiene en el planeta . Tampoco puede ignorar que el Fundamentalismo Islámico le declaró la guerra a Occidente .
2-El mismo Papa es víctma de intolerancia por parte de un grupo de estudiantes y profesores en La Sapienza "en nombre de la razón y la ciencia" ,los científicos también "trabajan de científicos" , no pueden ignorar quien era Feyerabend y se comportan tal cual los paradigmas dominantes de Kuhn .
¿Cual es la paja y cual la viga en el ojo ajeno en esta comparación ?
Un sólo comentario:
Allí algún desprevenido puede entender que en el caso Galileo la condena de la Iglesia se debió a su teoría heliocéntrica. Así el pobre Galileo murió viejito, ciego, diciendo "E pur si muove" frente a la incomprensión de la Iglesia, etcétera, etcétera. Pero esta es la versión vulgar. Quizás en esto no coincidamos. También se suele decir que Giordano Bruno (otro personaje idolatrado por los positivistas como martir de la ciencia, entre ellos Spencer) fue condenado por sostener que las demás estrellas eran como nuestro sol, con sus propios sistemas planetarios (hoy casualmente leía un artículo de una publicación la UNESCO donde se criticaba a la Iglesia y se exaltaba a Bruno). Todo esto es una interpretación errónea: ni Galileo ni Bruno fueron condenados por sus teorías cosmológicas o astronómicas (o en un sentido más lato, sus teorías dentro de las ciencias naturales) y su epistemología. El problema fue la interpretación metafísica que derivaron de ellas o bien lo que el último Kuhn llamaría "compromisos metafísicos" de su paradigma. Bruno fue pitagórico, luego hermetista y acabó sosteniendo una concepción animista y casi gnóstica del universo. El problema fue luego adoptar una visión infinita del universo y cuestionar sobre la base de esto ciertos dogmas de fe (si el universo físico no tiene límites, entonces ¿dónde empieza el cielo? Nótese que aquí ellos habían partido de la tesis del mundo supralunar, etc.) Fijate el error que él cometió: no distinguir entre metafísica y ciencias empíricas.
Por lo demás, la mayoría de las posiciones científicas de Bruno hoy serían rechazadas por pseudocientíficas.
Pero una aclaración, y decíme qué pensas vos de esto: jamás se condenó aceptar el modelo heliocéntrico o rechazar el aristotelismo. Esta es la versión vulgar que sólo puede sostener gente como Bunge. Nicolás de Cusa, por ejemplo, sostuvo ambas posiciones. Pero, a diferencia de Galileo, siempre entendió sus ideas como conjeturas (La docta ignorancia de hecho hasta fue citada por Popper.)
Un abrazo,
Pablo
Con respecto a Anónimo y la paja y la viga, sencillamente no hay comparación. Los casos no son equivalentes. Una cosa es una cita que, mejor o peor, se pone en función de otra cosa, otra cosa que era magnífica y que nadie entendió ni quiso entender. Y otra cosa es una abierta muestra de fanatismo intolerante. Sigo insistiendo: Benedicto XVI es un hombre pacífico, bondadoso, que se enfrenta con el odio del mundo. Así de simple. Quisiera saber si Castro hubiera ido a La Sapienza. Los brazos abiertos, seguro....................
o Foucault.........
Yo me pregunto si estos académicos serían tan combativos con los posmodernos u otros irracionalistas que se oponen a la ciencia más que BXVI.
Estoy de acuerdo PIC !
A esto me refería con "Quisiera saber si Castro hubiera ido a La Sapienza. Los brazos abiertos, seguro...................." (Obviamente ahora habría que cambiarlo por cualquier personaje similar, que lamentablemente abundan).
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