domingo, 10 de julio de 2022

LUIS JORGE ZANOTTI Y EL CUESTIONAMIENTO DE LAS INSTITUCIONES ESCOLARES

(De mi libro Luis Jorge Zanotti, sus ideas educativas fundamentales y su importancia para el mundo actual, de próxima aparición).  Parte II, 2, 2.1.

1.1.“El cuestionamiento de las instituciones escolares”[1].

Seguimos ahora con el artículo más importante de mi padre en cuanto a su posicionamiento político en los años 70, cuando una izquierda marxista intentó monopolizar todo aquello en lo que a reforma educativa se refería[2].

Pero no creamos que es ese el centro del artículo. Eso viene al final, como una especie de advertencia de cómo se puede estropear una buena causa. Porque mi padre, como hemos visto, no era un conservador educativo. Todo lo que hemos analizado hasta ahora es, en sí mismo, un cuestionamiento de las instituciones escolares que dieron origen a la escuela redentora, que termina nada más ni nada menos que en la des-institucionalización. Mi padre tenía plena conciencia de que una reforma liberal de la educación no pasaba por la entronización y mitificación de la política educativa de la generación del 80. Por esto el ensayo comienza de manera integrada, no apocalíptica, sobre las críticas que desde los 50 y los 60 reciben las instituciones escolares.

a)      La igualdad de oportunidades.

Comienza mi padre explicando que ese fue el ideal de la escuela iluminista, redentora, y que el instrumento igualitario era el alfabeto, puedo a disposición de todos por medio de esa escolarización. Sin embargo, las críticas apuntan, con el paso de los años, a las diferentes condiciones extra-escolares con las cuales muchos ingresan a los diferentes ciclos escolares, además de las cifras elevadas de repetidores y de deserción escolar, que tienen que ver con diferentes estratos socio-económicos de la población. Mi padre no rechaza el planteo del problema. Al contrario, afirma “…se está haciendo un cuestionamiento indudablemente serio, digno de ser tenido en cuenta y que es necesario meditar.

b)      De la redención a la opresión.

Sin embargo, hay otro planteo. A esa escuela redentora, que podía ser criticada y superada con la segunda y tercera etapa de la política educativa, se la ve “ahora” (1974) como parte de la opresión de un sistema opresor en sí mismo de la cual fue parte. “…A esa escuela se la acusa en estos momentos de ser nada menos que la representante probablemente más perversa de toda una estructura social opresora del hombre y de las clases sociales menesterosas, creada exclusivamente con el fin de mantener esa estructura de injusticia y de opresión al servicio de las clases dirigentes”. Como vemos, allí hay un cambio sustancial. La escuela redentora era en realidad el medio para mantener a todos en la opresión capitalista…. “…Hay inclusive estudios de profusa circulación en los cuales se desmenuzan cuidadosamente los libros de lectura utilizados a lo largo de la historia de la escuela, desde el siglo pasado, para señalar en ellos precisamente todos los puntos donde esa ideología de opresión está latente y subyacente a fin de que los alumnos se acostumbraran a tolerarla y servirla”.

c)      Obligatoriedad y opresión.

Lo mismo con la obligatoriedad. Una bandera de la escuela redentora. La intención fue que los padres iletrados no rechazaran el valor de la ilustración, cuando existían ya los medios económicos para hacer posible esa obligatoriedad. Pero ahora se la ve como un instrumento de un monopolio escolar. No el criticado por mi padre (él hace la aclaración) sino un sistema educativo único al cual sólo se accede realmente desde los privilegios de las clases dominantes. “…Como el acceso y el desenvolvimiento dentro de ese monopolio está limitado a quienes tienen ciertas condiciones que les permiten aprovecharlo, se demuestra una vez más la existencia de un sistema educativo al servicio de determinados grupos o sectores”.

d)      Análisis de algunos autores

En ese momento no hay análisis crítico. Pasa a la consideración de algunos autores, de orientaciones diversas. Colette sus ácidas críticas a los excesos del rigorismo didáctico –que mi padre reconoce- y luego Gozzer, a quien ya hemos visto, pero mi padre escribe para una audiencia que lo desconocía. Como esta hablando en la Unsta, mi padre cita Los católicos y la escuela, cuya tesis ya hemos visto: la “escuela católica” ha adoptado los métodos del positivismo pedagógico, y eso ha marcado su fracaso, tesis que aún es desconocida por quienes siguen asombrados de que de los colegios “católicos” surjan los mejores anticatólicos del mundo.

Cita luego el caso de Barbiana, pseudónimo de “Carta de una profesora”[3], donde se critica la distancia social y de recursos entre maestros, profesores y alumnos. Mi padre aclara: “…En Europa indudablemente es bastante diferente esa situación. Entre nosotros tenemos un régimen de escolaridad, tanto en la primaria como en la secundaria, menos rígido y donde estos tipos de fenómenos se dan con mucho menos fuerza. En nuestro caso se lo ha usado y se lo ha simplificado mucho, pero repito que este libro, entre el alumnado de muchas facultades y carreras de ciencias de la educación ha sido un libro de cabecera últimamente”.

Luego, bajo el título “Otras críticas”, mi padre hace referencia a él mismo, y trata de resumir con discresión y humildad casi todo lo que ya hemos visto. Cita allí los artículos “El monopolio educativo” (1972), donde explica sus críticas a la falta de libertad de enseñanza; “"El gran vacío" (1972), donde critica la pérdida de recursos humanos en el sistema secundario; “La triple escolaridad” (1971), que ya hemos adelantado y vamos a ver detalladamente, donde critica la falta de compromiso de los padres con su misión; “ "Para reemplazar la escuela media" (1972), donde sintetiza sus críticas a la escuela media y “ "El sistema y sus víctimas” (1971), que veremos en detalle, donde las víctimas son “…  un número incalculable de otros hombres que no son sino víctimas de esos sistemas. Es decir, todos sabemos que grandes hombres y grandes profesionales han salido de ciertos colegios secundarios famosos –no aludo a ninguno en particular y sí a todos en general– pero nadie sabe, ni analiza, ni medita, en la gran cantidad de buenos talentos, o de buenas capacidades, frustradas por muchos de esos colegios secundarios famosos, fenómeno que se da tanto en nuestro país como en otras partes del mundo”.

Sobre este punto, cabe hacer un comentario importante. Toda la obra de mi padre es una propuesta de reforma a la escuela positivista, a la escuela redentora, pero sin caer en la contradicción del marxismo castrista que se llenaba la boca con críticas similares para luego pretender imponer la dictadura cubana como la gran “liberación” educativa. Mi padre jamás cayó en esa trampa, pero tampoco en la entronización, como hemos visto, del sistema educativo de la Generación del 80 que él sin embargo admiraba, por la obvia diferencia moral entre un Sarmiento y un Fidel Castro. Por eso la obra de mi padre quedó ininteligible entre dos grupos que literalmente se mataron: terroristas de izquierda y conservadores de derecha para los cuales todo el problema educativo consiste en formar fila, cantar el himno, “portarse bien y sacarse buenas notas” (o sea, escuchar en silencio y repetir de memoria).

En ese sentido, aún hoy escucho, cada tanto, a los grandes reformadores de izquierda, como descubriendo la pólvora y cayendo en la ominosa contradicción de imponer su “liberación” desde Cuba y Venezuela, alimentados por la Unesco. Hace unos 10 años circuló mucho, en youtube, un documental llamado “La educación prohibida”, guionado en esa línea, ante el cual tuve que escribir “De la “educación prohibida” a Luis Jorge Zanotti, comentarios sobre una película muy difundida”, donde tuve que aclarar: “…Luis J. Zanotti también expuso las nuevas funciones profesionales docentes en un texto que sombrará a más de uno (http://www.luiszanotti.com.ar/artinvedu2.htm#1), previó la revolución tecnológica actual como la tercera etapa de la política educativa (http://www.luiszanotti.com.ar/poled3.htm), propuso reformas a la enseñanza media (http://www.luiszanotti.com.ar/escuelamedia.htmhttp://www.luiszanotti.com.ar/escsigloxx2.htm), bregó por la escuela sin grados (http://www.luiszanotti.com.ar/artrevcatedra.htm), se opuso con firmeza a dejar abandonados a los niños y adolescentes en las escuelas (http://www.luiszanotti.com.ar/artlanacion2.htm), todo en medio de un desierto cultural, cubierto de toneladas de arena autoritaria (izquierda marxista, conservadores, militares, religiosos, sindicatos, etc.)[4].

Finalmente, en este apartado, mi padre toca los casos famosos de Lapatí e Illich.

Sobre el primero –sacerdote jesuita- mi padre simplemente expone su posición. América Latina sería un barril sin fondo de pobreza; todas las inversiones educativas que se puedan hacer siempre se quedan cortas ante las cifras crecientes de pobreza, analfabetismo, etc. Lo único que se podría hacer es acortar la escolaridad….

Pero entonces mi padre lo relaciona con Illich, ex obispo de Cuernavaca. Y de vuelta la misma crítica a la obligatoriedad: convierten en obligatorio un sistema opresor, en el cual la escuela que antes era redentora es ahora el proceso por el cual las nuevas generaciones son convertidas en esclavos sumisos del sistema opresor.

e)      El fondo de la cuestión y su contradicción.

Es allí cuando mi padre diagnostica el fondo de la cuestión: esta crítica es una crítica a la sociedad toda, no al sistema educativo en particular. Pero hay allí una contradicción. La escuela no sería “liberadora” (mi padre ya sabe que en el sentido marxista del término) porque la sociedad de la que surge (oh descubrimiento para mi padre: la escuela es hija de la sociedad) es opresora. Pero entonces se vuelve a poner el énfasis en la escuela como si ésta pudiera ser el agente de cambio, de liberación……

f)       Análisis final y crítica.

Una vez llegado este punto, mi padre analiza las nociones de liberación y de autoridad manejadas por estas propuestas. Tiene que recordar nociones básicas elementales. La verdadera liberación del hombre consiste en auto-gobernarse a sí mismo, en hacer propias, con madurez, sus obligaciones como persona, y la autoridad, no el autoritarismo, es la que conduce al ser humano a ese logro tan complejo.

Pero mi padre advierte la crítica a la autoridad como la “represora” y “castradora” propias de un capitalismo opresor del cual hay que “liberarse”. Dice al respecto algo muy importante y muy propio de la época, donde se había confundido a Freud con Marcuse y Reich: “…Circula por ahí una publicación que se llama "Diario de un Educastrador". Es un folletito insignificante, sin ningún valor, escrito por un joven maestro francés que sufre un proceso siquiátrico por el cual tuvo que ser procesado en Francia, expulsado de la escuela y que visiblemente padece un síndrome claro de alteración patológico-sexual en la relación con los alumnos. Pero todo esto se ha publicado como modelo de la posición absolutamente "liberadora" en la educación. No tendría ninguna importancia –el libro en sí no la tiene– pero lo importante es que circula, que se editó, que se considera en serio, que se analiza en cátedras pedagógicas, que se utiliza, que los jóvenes estudiantes de hoy lo están manejando. Este es el proceso de abuso y de deformación dentro de esta línea del cuestionamiento a las instituciones escolares, que nace con un origen mucho más serio y fundado como acabamos de ver y que puede dar origen a algunas cuestiones dignas de ser consideradas. (Las itálicas, las negritas y los subrayados son nuestros).

Y en este contexto mi padre comente la osadía de criticar al famoso Freire y su “educación bancaria”, y su propuesta de “diálogo”. Mi padre, crítico enérgico del positivismo pedagógico y firme partidario del diálogo socrático como la esencia última de la pedagogía, no podía salir de su asombro frente a grandes simplificaciones con aire a novedad. Sí, obvio que una “educación” donde el alumno es un pasivo recipiente de fórmulas que luego debe devolver de memoria, no es educación. Pero lo “bancario” hace referencia a todo un sistema social que es necesario cambiar. También obvio, con la diferencia que para mi padre el sistema social que hay que cambiar es el estatismo, y no ese Estado ilustrado de izquierda que impondría contradictoriamente al “diálogo” por la fuerza: “…Pero hoy se toma la bandera del diálogo, se la levanta y luego se la escarnece inclusive, porque se oyen exámenes donde los alumnos, tartamudeantes, anhelantes, nerviosos y asustados repiten la posición de Paulo Freire para tratar de que el profesor le ponga la nota con la cual van a aprobar y obtener el certificado formal de un saber en el más puro esquema de la "educación bancaria" de Paulo Freire[5]. Pero eso es simplemente la burla a la cual llegamos y la prueba de que muchas de estas cosas se están manejando con intenciones a veces simplemente exhibicionistas y en otras ocasiones con intenciones de destruir algo para llegar a otro tipo de esclavitudes mucho peores” (Las negritas son nuestras).

 

i)                   ¿Qué hacer?

Mi padre reitera entonces su crítica al sistema inmovilizado por el monopolio escolar, y adelanta su propuesta de des-institucionalización, cosa que obviamente la izquierda marxista, tan supuestamente revolucionaria, nunca iba a aceptar: “…Para tratar de resumir mi pensamiento, no con la intención de ofrecerlo como "la solución" sino como un elemento para reflexionar, diría que en adelante la escuela y las instituciones escolares deben ser entendidas como uno de los caminos para la labor educativa y no como el camino. La escuela y las instituciones escolares deben ser entendidas como ofrecimientos de servicios y no como imposiciones de servicio. La escuela y las instituciones escolares, y sus programas, y su currícula, y sus regímenes, deben ser entendidos como algunas de las vías para llegar a determinados puntos formativos, no como las únicas vías formativas. Nadie dice que para tener un certificado de hombre culto haya sido necesario seguir tales o cuales programitas de la escuela secundaria y haber cumplido tales o cuales puntos del programa de literatura de 4º y de 5º año, por ejemplo, sino que se puede llegar a una formación cultural por otras vías muy diferentes, Hay muchas personalidades que pueden llegar a buenas dimensiones profesionales y culturales generales por vías diferentes del sistema escolar”.

Luego, otra vez, el tema de las nuevas tecnologías del conocimiento: “…Debemos tener en cuenta que existen hoy otros medios de comunicación del pensamiento, como decía Gozzer, de lo cual participo plenamente, con un poderío mucho más fuerte que el de las instituciones escolares. Recordar que la palabra oral, el libro y la escuela eran quizás la única manera de trasmitir el pensamiento y formar determinados niveles cívicos, sociales, culturales, generales y profesionales, hasta el siglo pasado, hasta 1920 o 1930, pero no hoy, cuando contamos con medios de formación de las masas, de la sociedad, del pueblo, para su capacitación cívica y social, para la trasmisión del mensaje cristiano inclusive, que hemos dejado de lado”.

Y advierte la dificultad de su propia posición frente a los extremos: “…Desde un punto de vista personal yo estoy en contra de las posiciones simplemente subversivas, destructoras, que so capa de liberación conducen al hombre a la peor de las esclavitudes, pero esto no significa que me coloque en la defensa cerrada de instituciones y de personas que durante años y años se han negado a todo cambio, a toda renovación para defender solamente sus propias situaciones, su comodidad o su ineptitud”.

Su conclusión final: “…El problema existencial y vocacional que se presenta a quienes están hoy en el área de la educación es el siguiente: se levantan banderas de destrucción que no es posible seguir, porque son banderas que buscan un orden que no puede ni debe admitirse: pero tampoco se puede, simplemente, quedarse en defensores celosos y a ultranzas de aquel otro orden que tiene y tenía mucho de injusto, de equivocado, de inútil y de pernicioso. Por lo tanto, el problema esencial y vocacional de los educadores de hoy, que compromete sobre todo a la gente más joven, es buscar las banderas que es necesario levantar para esa renovación y esa transformación con signo positivo” (Las itálicas y las negritas son nuestras. Ahora se puede entender por qué mi padre había comenzado la primera parte de este ensayo con el título “Las banderas puedas al revés”).

Y una advertencia final:

“…Quizás si algunos sectores subversivos y totalitarios vienen ganado la delantera en este proceso del cuestionamiento es porque otros no lo han sabido hacer en su momento y encarar transformaciones oportunamente. Quizás todavía se esté a tiempo”. (Las itálicas son nuestras).

Como vemos, no se estuvo a tiempo. En la Argentina de hoy, donde la novedad es hablar de instituciones republicanas, y donde la educación está manejada por una amalgama perversa de marxismo de los 70, adoctrinamiento LGBT y patoterismo sindical, se podría decir que ya está, que no se estuvo a tiempo, y que si la Argentina no termina siendo un Estado satélite de Venezuela con la bandera del Imperio Mapuche, será un milagro. No me acusen de extremo pesimismo. Al menos estoy escribiendo este libro.

 

 



[1] IIE, Junio de 1975. En un asterisco, se aclaraba: “…En el Mes de mayo de 1974, fui invitado por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, de Tucumán, a pronunciar una conferencia en su Cátedra Mayor Pablo VI. Sobre la base de esa exposición, posteriormente reproducida casi textualmente en su versión primitiva para su circulación en aquella provincia, he redactado este trabajo. Agradezco a las autoridades de la mencionada casa de estudios su gentileza para permitirme la publicación de este artículo sin oponer ningún inconveniente.” Mi padre hizo una gran amistad con el entonces rector de la UNSTA, Fr. Dr. Aníbal Fósbery, O.P.

[2] Ya nos hemos referido a la bomba en nuestro domicilio, en 1972, y a la expulsión de su cátedra, en 1973. Cualquiera que haya vivido la década del 70 sabrá, cuando termine de leer esta sección, que este ensayo, expuesto en la Unsta en 1974 y publicado en 1975, fue jugarse la vida una vez más.

[3] Por referencia de Gozzer, el libro fue escrito por el párroco de la localidad de Barbiana.

[4] http://gzanotti.blogspot.com/2012/08/de-la-educacion-prohibida-luis-j.html Mi blog terminaba diciendo: “…Las nuevas generaciones que busquen fundamentos para la revolución pedagógica, harían bien en leer a quien supo proponerla, pero, claro, sin Marx. Si son verdaderamente revolucionarios, allí lo tienen: www.luiszanotti.com.ar

Si no, serán una parte más del cambio para que nada cambie.

 

[5] Mi padre me contaba cómo él había sido testigo directo donde los profesores “liberados y liberadores” de izquierda exigían repetir de memoria a Paulo Freire so pena de desaprobarlos, por supuesto. Qué coherencia…………

1 comentario:

Nicolás Alberto Caputo dijo...

Consulta, ¿puede ser que habían re lanzado un libro de Luís Zanotti por el aniversario? ¿Ese libro cómo se llama y dónde se consigue?