domingo, 16 de febrero de 2025

INMIGRACIÓN: LA ULTIMA OPERA BUFFA DEL MAGISTERIO VALE TODO

En un nuevo y seguramente NO último capítulo de un Magisterio pontificio que se ha devaluado a sí mismo, hablando absolutamente de todo ente que habite el universo, le toca ahora el turno a la inmigración y especialmente a las medidas de Trump sobre tan delicado tema.

Mi vida está llena de inútiles quijotadas. Las más inútil, la batalla más perdida, es la lucha frontal que siempre he tenido contra la falta de distinción en el Magisterio entre lo permanente, lo doctrinal, lo universal, y lo opinable, lo prudencial, lo contingente. No la comencé yo; la leí por primera vez en Carlos A. Sacheri (mártir NO reconocido, que Dios lo tenga en la Gloria) en su libro El orden natural (1) cuando en su caps V y VI se atrevió a señalar que los aspectos prudenciales de las encíclicas pontificias no tenían valor permanente: “…Todo acto del Magisterio encierra una enseñanza determinada, esto es, un conjunto de principios doctrinales referidos a un problema dado. El enunciado de los principios reviste de suyo un carácter universal, o sea, válido para la totalidad o la mayoría de los casos. Pero además de enunciar principios, las encíclicas y alocuciones incluyen referencias de tipo prudencial, es decir, aplicaciones a situaciones o ejemplos particulares, Estos últimos no tienen el mismo alcance universal de los principios doctrinales, púes implican juicios o aplicaciones a casos particulares, en función de las circunstancias propias de cada caso. En estos aspectos prudenciales, resultaría posible cierta inadecuación o confusión por parte del Pontífice, pues en materia tan compleja no compromete al Magisterio como tal. Pero el buen sentido indica que, antes de discrepar con una apreciación prudencial del Papa, debemos inclinarnos en principio a seguir su juicio y aguzar la razón para captar cuáles son los motivos que puedan fundamentarlo. Lo mismo cabe decir respecto de las consignas prácticas o las exhortaciones que casi siempre incluyen los documentos pontificios; su valor se limita a lo prudencial, pero no por eso deben ser desoídos ni descuidados” (op.cit., p. 18). Eso lo cité en mi primer libro sobre estos temas, Economía de mercado y Doctrina Social de la Iglesia en 1985 (2) , y luego lo seguí afirmando todo el tiempo (3), ante la imposibilidad siquiera de que se comprendiera el problema en cuestión (una vez un sacerdote muy bueno, luego de explicarle la cuestión durante algunos siglos, me dijo “¡pero vos sos laico! ¡No tenés ningún problema!”, como si yo me estuviera quejando de no tener libertad de expresión en la Iglesia (ese NO es el problema) y otra vez otro sacerdote muy sabio me dijo “los criterios de interpretación de la Doctrina Social de la Iglesia se presuponen”. Qué bien. Impresionante presuposición). 

Últimamente encontré que nada menos que John Finnis (seguido por Sam Gregg (4)) denunciaba más abatido que yo el mismo problema, y escribí otro inútil artículo al respecto (5), que por supuesto envié a todos los discípulos argentinos de Finnis que conozco, pero, no sé por qué, ninguno me respondió :-))

Como señalé en otro oportunidad (6) el problema es que, desde que Pío IX se quedó sin su territorio, sin su anhelada “ciudad católica”, NO por ello él ni sus sucesores dejaron de “gobernar”, no la Iglesia, desde luego, sino lo temporal. Lo mismo hicieron todos los demás pontífices, que se metieron hasta el caracú en todo cuanto delicado problema temporal hubiera en el mundo, negando totalmente la justa autonomía de lo temporal, afirmada por el Vaticano II, firmado por el mismo pontífice que luego enseñó como si fuera un dogma la teoría de la Cepal. Inútil pedirle a un pontífice que distinga la universal de lo prudencial, y que deje esto último a los laicos. No es problema de Francisco. Lo hicieron todos (Pío X, Pío XII y Benedicto XVI, los que menos) y lo seguirán haciendo hasta que la crisis en la Iglesia llegue a tal nivel de ridículo que haya algún cambio al respecto. 

Por ende, lo primero que hay que decir, ante las admoniciones de Francisco contra las medidas de Trump, es lo opinable del tema. Por supuesto que hay principios universales, que están en el Levítico y en cualquier conciencia judeocristiana. Pero cómo aplicarlos al Antiguo Egipto y al actual EEUU no es lo mismo, y hay en el medio circunstancias históricas que evitan la universalidad de las admoniciones, mandatos y condenas, circunstancias que tanto molestan a los pontífices que creen que las ciencias sociales no existen, que se creen presidentes de todas las naciones y piensan que los laicos somos imbéciles (7).

Segundo, por supuesto, qué éxtasis para Francisco, peronista en política y economía y teólogo del pueblo en teología, enfrentarse a Trump, el máximo representante en la Tierra de todo lo que odia: las estructuras políticas anglosajonas, el pérfido capitalismo, el malo, el explotador, todo lo denunciado todo el tiempo por las Conferencias Episcopales Latinoamericanas, que desde el 2013 han asumido el gobierno de la pobra Barca de Cristo para agitarla un poco más. Qué interesante su silencio, desde luego, ante las dictaduras comunistas latinoamericanas. ¿Cómo vamos a comparar a una democracia constitucional con el poder absoluto de los tiranuelos de las bandas de ladrones latinoamericanas? Lo segundo es una anécdota; lo primero es el mal verdadero. Qué interesante....

Tercero, qué coherencia, la de quien tiene a su cargo la custodia de los poderosos muros del Vaticano, donde andá a quedarte más allá de la visita turística a la Capilla Sixtina, para que veas qué amables y misericordiosos son los guardias suizos. 

Cuarto, sobre el tema en sí mismo: obvio que los que hemos leído a Mises (el malo malo malo, claro) siempre hemos sido partidarios de la libre entrada de capitales y de personas, pero no de la libre inmigración “cultural post-moderna” (8) donde ahora hay personas (que se llaman “pueblos”) que se creen con derecho a ir a un territorio donde se respetaba la vida, la libertad y la propiedad, y violarlas absolutamente con el apoyo de los políticos de izquierda que los apañan, mientras quedan en el camino miles (¿millones?) de personas asesinadas por los “perseguidos” y mujeres secuestradas y violadas en territorio occidental so pena de que el “odio” gane las elecciones, como ya lo hizo en EEUU y lo hará en Europa, con una reacción conservadora que no distinguirá entre justos, injustos, desvalidos y asesinos, criminales y turistas que hayan perdido el pasaporte. 

Una vez que se establece la distinción legal entre ciudadanos y no ciudadanos, el “ilegal” es el obvio resultado. Es coherente, la misma coherencia de la Secretaria de Prensa de Trump, cuando dijo que todos los inmigrantes ilegales son criminales por definición, porque entrar al país sin permiso es un crimen. Un libertario, tal vez (digo tal vez porque yo no soy el pontífice de las encíclicas libertarias) razonaría de otro modo: que no haya distinción entre ciudadanos y no ciudadanos (9), sino entre criminales o no. Y que se termine el Welfare State para todo el mundo (o sea, los NO criminales). Y punto terminado. Pero vaya uno a decir esto a los millones de ciudadanos norteamericanos que han perdido a sus seres queridos en manos de santos inmigrantes que ejercían sus supuestos derechos a matar y violar a todos “los que odian”.

Estamos en un mundo muy difícil. En medio de ese mundo, los Pontífices podrían dedicarse a confirmar a sus hermanos en la Fe, que para eso están.

Ah no, eso es mucho pedir. 

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(1) Instituto de Promoción Social Argentina, Buenos Aires, 1975.

(2) Ed. De Belgrano, Buenos Aires, 1985.

(3) Cap. 7 de Judeocristianismo, Civilización Occidental y Libertad, Instituto Acton, Buenos Aires, 2017.

(4) https://scholar.google.com/citations?view_op=view_citation&hl=en&user=tLQHrgoAAAAJ&cstart=20&pagesize=80&citation_for_view=tLQHrgoAAAAJ:rO6llkc54NcC  

(5) "John Finnis y su análisis de lo opinable dentro del Magisterio Pontificio”, en https://institutoacton.org/2022/07/11/john-finnis-y-su-analisis-de-lo-opinable-dentro-del-magisterio-social-gabriel-zanotti/  

(6) https://institutoacton.org/2016/04/12/la-devaluacion-del-magisterio-pontificio-gabriel-zanotti/  

(7) https://gzanotti.blogspot.com/2019/12/ser-catolico-no-es-ser-un-imbecil-ii.html  

(8) https://gzanotti.blogspot.com/2024/04/liberalismo-clasico-versus.html  

(9) https://gzanotti.blogspot.com/2024/04/liberalismo-clasico-versus.html  


domingo, 9 de febrero de 2025

SOBRE LA OMS, LA USESCO O ETC.: LAS TESIS DE MISES Y HAYEK NO SE APLICAN SÓLO A ECONOMÍA, PERO NO SE TERMINA DE ENTENDER.

Han causado escándalo (excepto, tal vez, en los que haya entendido al artículo de Hayek sobre los fenómenos complejos) las declaraciones de Trump y de Milei sobre salirse de la OMS. Sí, puede ser que como política comunicativa no haya sido la correcta. Puede ser que la OMS sea un desastre pero con no llevarle el apunte o dejar de financiarla (NO en nuestro caso, claro) en silencio era suficiente. Es una tentación llegar al poder y hacer grandes declaraciones desde el poder pero que no convencen a nadie. Porque la izquierda es tan hábil que siempre aprovecha para convertir en malvado al ingenuo.

Pero ese no es el fondo de la cuestión. Otros han estado en desacuerdo -la mayoría- porque, aunque coincidan con que ESTA OMS es un desastre, sueñan con una OMS “buena”. Lo mismo que los gobiernos que no quieren controlar precios pero igual mantienen a la secretaría de comercio en su lugar y nombran a un secretario de comercio “liberal” sin advertir que la clave de la cuestión es que NO debe haber una secretaría de comercio, sencillamente porque no es función del Estado controlar al comercio, y eso porque el comercio es un orden espontáneo tal que si el Estado quiere controlarlo, lo desordena (Hayek). En el fondo, el mismo argumento de Mises para la imposibilidad de cálculo económico para el socialismo: la paradoja de la planificación es que la planificación es el caos. 

Pero eso no sólo para la economía. Salud, educación, seguridad social, lo mismo: no puede haber una planificación central, so pena de caer en la imposibilidad de cálculo económico explicada por Mises. Pero que con Mill, Popper, Hayek y Feyerabend sabemos que es un problema más amplio: las planificaciones centrales disminuyen la calidad y cantidad de conocimiento humano. La planificación central de la educación implica que las propuestas pedagógicas serán cada vez más pobres, y la planificación central de la salud implica que la calidad de los tratamientos será cada vez peor, porque la planificación central impide la libre crítica. Popper 101. 

Por ende, el problema de la OMS es que los fenómenos complejos (como la economía, la salud, la educación, las papas fritas) no se pueden planificar. La OMS es el intento de planificar centralmente la salud, y como toda planificación central, fracasa. Es inútil que pongan a su cargo a los médicos más bondadosos y honestos. Igual fracasarán. 

Por ende, ¿qué hacer con las disposiciones de la OMS? Escucharlas como cualquier otra, en libre competencia, y me refiero a diversos médicos de diversas corrientes epistemológicas que optarán libremente por este o aquel tratamiento y lo dialogarán con el que decide, porque es SU cuerpo: el paciente. 

Y en todo caso, explicar todo esto con calma. Con calma porque el poder tiene la tentación de suponer que “decretar” implica “convencer”. 

No es cuestión de que todos hagan un doctorado en el ensayo de Hayek sobre los fenómenos complejos. Es cuestión de explicar algo de esto con calma, sin grandilocuencias, y mientras tanto abrir y liberar paulatinamente al sistema de salud a la libre competencia, gradualmente, para que nadie se asuste. 

Pero es un equilibro difícil. Porque mientras los burócratas mundiales sigan ejerciendo su coacción, la gente se siguirá muriendo. 


domingo, 2 de febrero de 2025

LA BIOLOGÍA NO ES LA LEY NATURAL

 

El apuro y las supuestas estrategias comunicativas no son buenos consejeros.

Ante la disolución del contexto cristiano que hacía inteligible a la ley natural, algunos católicos han recurrido, casi con desesperación, a la biología, a una supuesta ciencia biológica infalible, que nadie podría negar, para plantarse ante un mundo iluminista y post-moderno a la vez (combinación contradictoria pero eficaz) que les niega carta de ciudadanía en un mundo secular que no admite sus planteos. 

Pero la biología, si es una ciencia, es falible, conjetural, y por ende no puede ser fundamento de la ley natural, que tiene un nivel de certeza metafísica que no puede ser sostenido, coherentemente, por un nivel conjetural de análisis. 

Si, eso es Popper. Claro, ese Popper no les sirve. Preferirían a un Mario Bunge de su lado que, por supuesto, no existió. 

Hay un conocimiento del cuerpo que no es biología en el sentido científico como conjeturas y refutaciones. Es la fenomenología del cuerpo. Pero para eso hay que ir a Rosmini, al sentimiento corpóreo fundamental, a Husserl, con la diferencia entre leib y korper, a la intersubjetividad, y relacionar todo esto con Santo Tomás. No, un camino muy largo. Hay que ganar la discusión a los malos. Volvamos a la biología.

¿Y por qué no a Santo Tomás? ¿No estaría él de acuerdo con la biología como ciencia?

Tampoco. La ley natural en Santo Tomás tiene un contexto teológico. Es la participación de la razón humana en la ley eterna. Para colmo, así lo dice la Veritatis splendor: (1993) “… El concilio Vaticano II recuerda que «la norma suprema de la vida humana es la misma ley divina, eterna, objetiva y universal mediante la cual Dios ordena, dirige y gobierna, con el designio de su sabiduría y de su amor, el mundo y los caminos de la comunidad humana. Dios hace al hombre partícipe de esta ley suya, de modo que el hombre, según ha dispuesto suavemente la Providencia divina, pueda reconocer cada vez más la verdad inmutable» . El Concilio remite a la doctrina clásica sobre la ley eterna de Dios. San Agustín la define como «la razón o la voluntad de Dios que manda conservar el orden natural y prohíbe perturbarlo» ; santo Tomás la identifica con «la razón de la sabiduría divina, que mueve todas las cosas hacia su debido fin» . Pero la sabiduría de Dios es providencia, amor solícito. Es, pues, Dios mismo quien ama y, en el sentido más literal y fundamental, se cuida de toda la creación (cf. Sb 7, 22; 8-11). Sin embargo, Dios provee a los hombres de manera diversa respecto a los demás seres que no son personas: no desde fuera, mediante las leyes inmutables de la naturaleza física, sino desde dentro, mediante la razón que, conociendo con la luz natural la ley eterna de Dios, es por esto mismo capaz de indicar al hombre la justa dirección de su libre actuación. De esta manera, Dios llama al hombre a participar de su providencia, queriendo por medio del hombre mismo, o sea, a través de su cuidado razonable y responsable, dirigir el mundo: no sólo el mundo de la naturaleza, sino también el de las personas humanas. En este contexto, como expresión humana de la ley eterna de Dios, se sitúa la ley natural: «La criatura racional, entre todas las demás —afirma santo Tomás—, está sometida a la divina Providencia de una manera especial, ya que se hace partícipe de esa providencia, siendo providente para sí y para los demás. Participa, pues, de la razón eterna; ésta le inclina naturalmente a la acción y al fin debidos. Y semejante participación de la ley eterna en la criatura racional se llama ley natural» (punto 43). 

Y esa ley natural, ¿es cognoscible por la luz natural de la razón? Sí, el párrafo mismo lo dice. Una razón humana que ha quedado herida, no destruida, por el pecado original, y que por ende puede conocer ciertas cosas metá-fisicás, pero luego de mucho tiempo, con mezcla de error, y por muy pocos seres humanos si no interviniera…. La revelación divina. Esa naturaleza humana, además, nunca existió como tal. Ha existido la naturaleza elevada, antes del pecado original, y la naturaleza caída, después del pecado original, y la naturaleza redimida, después del pecado original, por la Gracia de Cristo. Somos “dioses caídos” (Pascal) y por ende recurrir a una supuesta naturaleza humana, en sí misma, como punto de unión en un mundo secular, va a tener el problema de que muy pocos dioses caídos nos darán la razón. Pero claro, para eso hay que entender a Henri De Lubac y, de vuelta, muy complicado. Volvamos a la supuesta biología infalible.

¿Y entonces? El católico que habita el mundo secular, con libertad religiosa, puede expresar perfectamente su concepción del mundo, como los no católicos también, porque todos los seres humanos tienen libertades individuales. No todos van a aceptar a la ley natural como origen de esas libertades, y por ende, en ese contexto, si la base mínima de convivencia es la conveniencia de un pacto, que lo sea, per accidens. Mientras tanto, el eje central de la prédica pública de los católicos debería ser la de todo libertario: hay libertades individuales, debe respetarse la libertad religiosa, el free speech, la libertad de enseñanza y dentro de ese marco todos podemos convivir. Los seres humanos no tienen derechos por ser creyentes, no creyentes, hetero u homo, blancos o negros, sino por ser seres humanos. Y ningún ser humano tiene derecho a imponer su visión del mundo al otro por la fuerza, y por ende todo libertario, y por ende todo católico libertario, rechazará cualquier lobby, lobby ABCD, LGBT, XYZ, porque todo lobby es estatista; no porque la biología le diga que esto o aquello: eso es irrelevante en el debate público

Sí, es un camino más difícil, pero el camino fácil ha tenido consecuencias comunicativas perjudiciales. 

Y lo estamos pagando hoy. 


domingo, 26 de enero de 2025

ALGUNAS ACLARACIONES QUE PARECEN SER IRRELEVANTES PARA ESTOS TIEMPOS

 El problema del lobby LGBT, y de la cultura de la cancelación, en relación a los ideas libertarias, es que son contrarios a la libertad individual.

Es verdad que en su ámbito cualquier gobierno, en la gestión de sus bienes públicos, debe, in abstracto, “en tesis” hacer opciones morales correctas.

Pero ello no quiere decir que el eje central de la vida social NO deba pasar por un ámbito NO público en el cual el respeto a las libertades individuales es central.

El lobby LGBT las viola cuando en función de una inclusión forzada por el Estado viola las libertades individuales de aquellos que entienden ese tema de otro modo.

Y el problema de la cultura de la cancelación se produce cuando el Estado cancela o manda cancelar cosas que las libertades individuales habrían sostenido libremente.

Pero ese es el problema político.

NO es un problema político lo que alguien haga o diga en su vida personal sobre su sexo o sobre si critica a Jefferson porque tenia esclavos.

Como NO es un problema político si alguien saca un libro elogiando a Jefferson.

Como NO es un problema político si una persona es homo o hetero en su vida personal.

Por ende, en una sociedad libre homo y hetero y trans deberían convivir libremente siempre que cada uno de ellos no quiera imponer su modo de ser y actuar por medio del Estado.

A partir de allí, libertad religiosa y free speech.

Pero el lobby LGBT y la ideología woke usan al Estado para imponer su visión del mundo y lo han usado tanto, y de modo tan cruel, tan bestial y autoritario, que han producido una reacción conservadora ante la cual estas distinciones serán muy difíciles de hacer y muy difíciles de sostener en el discurso público.

Dios dirá si alguna vez las aguas se aclaran.

Mientras tanto, los juegos de lenguaje de uno y otro lado no se caracterizarán por los matices. 

sábado, 25 de enero de 2025

CALLAR, DISCRETAMENTE

 ".......................... es lógico que el autor se formule a sí mismo este razonamiento: o bien sus ideas muy sensatas pero no son entendidas ni apreciadas por la sociedad en la cual le toca vivir, o bien sus ideas no tienen valor y por lo tanto la sociedad hace bien en dejarlas de lado. En cualquiera de ambas alternativas, lo mejor que puede hacer en el futuro, lo más elegante y lo más sensato para su propia salud mental y su equilibrio espiritual es callar, discretamente".


Luis J. Zanotti

1976.