Siempre sostuve que el gobierno de Biden fue uno de los gobiernos más liberticidas en toda la Historia de los EEUU. Claro, para sostener eso hay que estar bien convencido de las ideas libertarias. Es desde ese horizonte que siempre hemos denunciado como cuasi-totalitarias las siguientes políticas, ante las cuales, incluso, muchos liberales dudaron, miraron para otro lado o aprobaron. Me refiero a:
1.
Las medidas totalitarias durante el Covid-19. Nos referimos obviamente a los
encierros y a la vacunación obligatoria.
2.
El absoluto alineamiento con las políticas autoritarias de la ONU, que siempre
hemos criticado no desde el nacionalismo, sino desde una filosofía libertaria
(nos referimos a todo el estatismo de la Agenda 2030, especialmente todas las
intervenciones del Estado en materia de salud, educación y cambio climático).
3.
La eliminación casi total de la libertad de expresión de quienes pensábamos
diferente, sobre todo por la complicidad entre el gobierno de Biden y las big
tech, utilizando a la información como arma totalitaria.
4.
La persecución al disidente, por medio de redadas del FBI a familias
conservadores que se oponían al adoctrinamiento de izquierda de sus hijos, y
las injustas penas de prisión para los que se manifestaron pacíficamente en el
famoso Jannuary 6.
5.
El ocultamiento del pésimo estado de salud del presidente Biden.
6.
Una política migratoria tolerante para con los criminales que entraban a los
EEUU,
y
me quedo corto.
Ante
todo eso (cuya gravedad no se termina de advertir) muchos vimos como un mal
menor la candidatura de Trump en el 2024, aunque hubiera sido mejor que hubiera
dejado paso a otros candidatos. Pero que no lo hiciera y su masivo triunfo en
Enero del 2025 muestran el real hartazgo de muchas personas de bien ante la
tiranía del "king" Biden y su singular heredera al trono. Hasta los
Amish salieron a votar.
Desde
luego, Trump no es libertario. Es un nacionalista norteamericano del cual no se
podía esperar un discurso libertario.
Aún
así, algunas de sus primeras medidas, en medio de una retórica coherente con su
nacionalismo, fueron compatibles con una agenda libertaria. Su distanciamiento
de la ONU y de las agendas de la OMS y de la UNESCO, su oposición a todo el
lobby LGBT impuesto desde el gobierno federal (subrayo "impuesto desde
el gobierno federal"), que violaba permanentemente las libertades de
expresión, la libertad de enseñanza y la libertad religiosa; sus medidas de
des-regulación y reducción del gasto federal... Todo ello estuvo muy bien y aún
conocidas plumas del LewRockwell Institute tuvieron que hacer malabares,
al principio, para decir esto sí, esto no, etc.
Pero
ese momento de "equilibrio", de "no tan mal", duró poco. No
sólo sus insultos a quienes pensaran diferente (igual que Milei), sino sus
aranceles, su política migratoria y ahora su manejo de los disturbios en Los
Angeles, muestran un autoritarismo peligroso ante el cual todo libertario tiene
que distanciarse.
Con
una diferencia. Desde el principio, y ahora más que nunca, casi todas
las voces críticas hacia estas medidas carecen de autoridad moral, excepto los
del Mises Institute y los del LewRockwell Institute. Los mismos que apoyaron
el totalitarismo de la pandemia, del lobby LGBT, del intervencionismo estatal y
de los aranceles, AHORA salen a protestar cual blancas palomitas, incluso
algunos liberales clásicos que durante el gobierno de Biden pensaban que
estaban en liberalandia.
Eso
no les quita su derecho a protestar ni quiere decir que sus críticas, "en
sí mismas", sean incorrectas. Pero, discúlpenme que insista, la autoridad
moral es necesaria. Los dobles estándares anulan la sinceridad de cualquier
crítica.
Dicho
esto, es obvio que la situación actual es preocupante. Hubiera sido necesario
un líder con capacidad de diálogo con los demócratas moderados. La izquierda de
todo el mundo sabe que el caos y el sabotaje son lo suyo pero un manejo
violento de la Guardia Nacional es precisamente lo que el ajedrez de la
izquierda espera. De igual modo, no todos los inmigrantes ilegales son
"criminales": no se puede igualar la criminalidad de asesinar, violar
y secuestrar con la ilegalidad de personas indocumentadas víctimas de su
pobreza e indigencia en todo sentido.
Pero
Trump no es ese tipo de líder. Todo esto lo que muestra es la falta de
liderazgo en los libertarios, igual que en la Argentina. Ante el avance del
totalitarismo de la ONU, la opción no debería ser entre ese totalitarismo, por
un lado, y autoritarios en sus contenidos y en sus formas, por el otro. Pero es
evidente que en todo el mundo hay un vacío que será llenado y es llenado del
peor modo. Sí, la política no es lo nuestro, ya lo sabemos. En todo el mundo el
sistema político tiene incentivos perversos que expulsan a las mejores personas.
Pero del lado liberal y libertario nuestro deber es, por un lado, tomar
distancia de las agendas de la ONU, y por el otro, no apoyar al 100% a
líderes con contenidos y formas autoritarias. Tomar distancia académica y
política y formar a nuevas generaciones......
.....Si
es que queda un mundo que ellas puedan ocupar.

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