No es novedad, lamentablemente, que los autoritarismos diversos, de izquierda y de derecha, tomen partido a favor de Hamas y nieguen a Israel su derecho a la existencia y a su autodefensa. No es novedad que tomen universidades enteras y agredan nuevamente a todo judío, como los nazis en la Alemania del 33. No es novedad que utilicen con liviandad conceptos como genocidio y terrorismo (1), como si ellos tuvieran alguna autoridad moral para criticar ambas cosas, que promueven cual blancas palomitas pacifistas cada vez que les convienen, con una hipocresía y doble standard que raya en lo diabólico.
Pero se han alineado con ellos los
rothbard-anarco-capitalistas, varios de ellos desde el Mises Institute, el LewRockwell
Institute, que eran hasta el 7 de Octubre pasado los últimos bastiones de la
verdadera libertad. Agreguemos a eso la tragedia de figuras como Tucker Carlson
o Candace Owens, prestigiosas figuras defensoras de la libertad ante los
avances totalitarios del wokismo y del Partido Demócrata.
Entiendo que confundan a Netanyahu con
el Estado de Israel, pero la distinción entre Estado y Gobierno la pueden leer
en Mises.
Pero Mises era liberal clásico, y
los rothbard boy son anarco-capitalistas. Ok, Israel es un Estado y, por lo
tanto, ilegítimo. Ok gente, algo de lógica entiendo. Todos los Estados son ilegítimos,
Israel es un Estado, luego es ilegítimo. Todo S es P, algún x es S, algún x es
P. Felicitaciones en Aristóteles y en teoría de conjuntos.
Pero sin son tan coherentes, ¿por
qué no lo son más y afirman que Hume es un totalitario? (Bueno, Rothbard insultó
a Adam Smith en su Historia del Pensamiento Económico, así que….). Porque Hume
afirmó claramente (https://www.unioneditorial.net/libro/ensayos-politicos-2-a-edicion/)
que, en el origen de todo Estado, en
sentido amplio, había un latrocinio o un asesinato. Olvídense de una límpida
legitimidad de origen desde un prístino e inmaculado comienzo. La legitimidad
está dada por un momento de consenso tácito de un momento presente para
adelante donde, de algún modo, se renueva un pacto constitucional de un momento
X presente para adelante.
De lo contrario, todo Estado es
inadmisible. ¿Qué Estado no ha tenido en su origen alguna guerra, algún acto de
violencia para establecer su existencia, de algún modo u otro? ¿Quieren
ejemplos? ¿Cuál es el origen de los estados latinoamericanos, sino revoluciones
contra las autoridades entonces establecidas, revoluciones (atenti
nacionalistas católicos) condenadas por el Papa de la época? ¿Derecho a la
resistencia a la opresión? Ok, claro, ¿y quién lo juzga, sino una mirada
retrospectiva histórica?
¿Y EEUU y la Inglaterra de 1688? Lo
mismo.
¿Y la Europa posterior a 1945? La
guerra contra Hitler, justa en sí misma, claro, pero los aliados asesinaron masivamente a poblaciones civiles inocentes. ¿Y
Japón y Corea del Sur, protectorados norteamericanos, uno de los cuales surgió
de una bomba atómica injustificable por donde la miren?
¿Por qué no vamos todos para atrás,
entonces, y terminamos en un wokismo de derecha, basado en la utopía anarco-capitalista?
¿Y la Argentina del 83 de dónde creen
que salió? De un decreto de Bignone. ¡Ah!!!! ¡Horror! Volvamos a………………………….. ¿A
dónde?
Por lo tanto, amigos anarcos, ¿por
qué ahora Israel es su gran ejemplo de “Estado-que-no-debería-existir”?
¿Por qué es el único que no se libra de las imperfecciones de la Historia, esas
que la izquierda woke quiere terminar para siempre, en nombre de una supuesta
perfección, que ellos destruyen día a día con la bestialidad de su violencia?
Y para colmo, ¿de dónde sale
Israel, sino de un acto de solidaridad internacional con ese pueblo siempre
perseguido por el aberrante antisemitismo, (atávico sentimiento cuyo origen
está en una inconsciente “vuelta a lo reprimido”, con una envidia latente al
pueblo elegido)? Ah no, por supuesto. Nadie lo va a confesar, pero el
sentimiento inconsciente es así: "Hitler no los pudo matar, que lástima, pero
menos aún los dejaremos “seguir siendo” en un Estado que les permita autodefenderse". Por eso el anti-sionismo es antisemitismo: "...que desaparezca el Estado de Israel,
esto es, que desaparezcan los judíos, que se exilien nuevamente, y que se
mueran en el intento si fuera posible". Pero para colmo, el Estado de Israel
que, hay que repetirlo, no es igual a un gobierno determinado, es el único
Estado democrático-liberal de la región, con todos los defectos de todas las
democracias liberales actuales, pero que no se van a solucionar, precisamente,
con una invasión iraní. Las cosas que hay que aclarar, excepto seas, como
algunos amigos, un total ingenuo en política internacional.
Que Dios perdone a los anarco-capitalistas,
aliados en su ingenuidad con lo más infernal del mundo.
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(1) Para evitar malentendidos, aclaro que no justificaré jamás ninguna acción de Netanyahu contra poblaciones civiles inocentes; sólo DUDO de las "fuentes de información" manchadas de un antisemitismo evidente.
7 comentarios:
Excelente analisis querido profesor. Pondria enfasis en condenar la masacre de civiles en Gaza,
No soy anarco-capitalista. No soy antisemita. Aunque considero de mínima complejo el origen del Estado de Israel, sostengo que hoy tiene derecho a la existencia, como los palestinos tienen derecho al suyo en Gaza y Cisjordania. Hay que volver a pedir que se cumplan los Acuerdos de Oslo, cuya violacion cometió el gobierno de Israel post 1995, luego del asesinato de Isaac Rabin por parte de terroristas israelíes.Condeno el fundamentalismo islámico, cristiano o judío. Condeno a los distintos grupos terroristas que desde hace 100 años han provocado el caos en Tierra Santa, sean judíos o palestinos. Y también condeno el genocidio que se está cometiendo en Gaza no por parte de los judíos y los sionistas en general sino por las autoridades civiles y militares del actual gobierno de Israel, del mismo partido sionista extremo que violo los acuerdos de Oslo. Entiendo que el genocidio está suficientemente probado por declaraciones explícitas de dirigentes religiosos, civiles y militares del actual gobierno de Israel.
Un comentario al margen, a propósito de los nacionalistas:
1. En la Argentina, los nacionalistas católicos no defendemos el Estado ideológicamente moderno y en cuanto al Estado Nacional post-medieval, lo hacemos sólo sí no tiene ninguna de las características del absolutismo, centralismo y laicismo modernos. No defendemos el Estado Nación "ideológicamente" moderno (Bodin, Maquiavelo, Hobbes, Hegel, Fichte, Gentile, etc). Además no damos por lícito "a priori" todo lo que hayan sido los fundamentos para la formación de la Argentina en tanto nación política, como si todo fuera válido con tal de defender a nuestra Patria. Primero porque damos por origen de lo que luego sería la Argentina a la "terra argentea" o la "civitas argentina" del siglo XVI, es decir a la "región" conocida con ese nombre dentro del sur del Reino de Indias y al descubrimiento de América en 1492, no a la Revolución de Mayo de 1810. Región que fue base de lo que es la Argentina como nación histórico-cultural de cinco siglos, aunque no lo sea de la Argentina como nación política. Y de lo que vino después de 1810, somos también críticos de muchas cuestiones, por ej.la Guerra contra el Paraguay, que la mayoría de los historiadores revisionistas juzgan como gravemente inmoral. Y nos tomamos muy en serio el debate sobre los justos títulos de la Conquista, tanto los que se planteó Carlos V (único caso en la historia de un Imperio que autocuestiona su legitimidad) en el siglo XVI, pues consideramos como norma general que estas tierras pertenecían por derecho natural a los distintos pueblos indígeneas y sólo por excepción defendemos la licitud de la Conquista, excepción fundada en la defensa de los indios inocentes, la libertad para predicar el Evangelio y la necesidad de terminar con el salvajismo de los Imperios Azteca e Inca (liberando a los pueblos que les estaban sometidos), procurando civilizar y evangelizar a estos pueblos, siguiendo en esto a Francisco de Vitoria. De hecho, cuando nos independizamos de España, en todo América ya regía un Orden Jurídico de origen hispano-indiano, había órganos de gobierno que mutuamente se controlaban y limitaban, reconocimiento de libertades concretas, familias, municipios, escuelas, industrias y nada menos que 30 Universidades desde California hasta Sudamérica, sin que defender todo esto implique justificar los crímenes y delitos que se cometieron. Pensar que Milei sostiene que antes de 1853 éramos un país de bárbaros...¡Qué ignorante!!!
2. También nos planteamos (y es un tema de ardua discusión hoy con los tradicionalistas españolistas), la legitimidad de la Independencia, que no la encontramos en argumentos falsos y que nunca se usaron oficialmente entre 1810-1816, como la "mayoría de edad", o que cada "nación" tiene derecho a formar un estado, o la autodeterminación de los pueblos y demás opiniones anárquicas. No: sólo entendemos que el derecho a la Independencia fue un derecho concreto, al que se acudió como último recurso, ante la negativa del Rey de negociar con los americanos el respeto a la autonomía de la cual gozábamos desde 1519, y por violación grave de la Corona de Castilla para con el Reino de Indias, al entregarla y venderla a Napoleón (1808), negar nuestra libertad (Cortes de Cádiz y Constitución española de 1812) y la negativa del Rey a parlamentar con los representantes rioplatenses (1815), como ya había sucedido antes y sucedería después. Y aún así, San Martín ofreció en 1821 formar una Monarquía Católica integrada por Perú, Chile y el Río de la Plata, con un hermano de Fernando VII como Rey dentro de una Monarquía limitada, y un pacto de alianza recíproca entre España y América. Lo mismo hicieron Bolívar (personajes poco amable por otros motivos) e Iturbide en México. Es decir, nos independizamos porque no nos quedó otra opción pero seguimos entendiendo con el Padre Castañeda, uno de los sacerdotes patriotas más ortodoxas, que "por Castilla somos gente". Nada pues de nacionalismos revolucionarios o jacobinos, salvo en la facción libertina de Moreno o Monteagudo, en la unitaria de Rivadavia o en la antihispánica de Echeverría y el Alberdi de las Bases (con posterior rectificación parcial del tucumano, al enemistarse con Mitre y con Sarmiento). En consecuencia, defendemos no el Estado Argentino ideológicamente moderno, sino la nación histórico-tradicional, en sus sucesivas etapas como región del Imperio del Perú, parte del Virreinato del Río de la Plata, Provincias Unidías de Sudamérica, Confederación Argentina y finalmente República Argentina, sin que exista solución de continuidad entre la comunidad rioplatense, tucumanesa y cuyana formada a partir del siglo XVI (de españoles blancos, criollos, mestizos, indios, negros, mulatos, etc) y las posteriores inmigraciones de familias que se integraron a esta comunidad en los siglos XVIII, XIX y XX, principalmente hidalgos españoles a partir de 1750,, después de 1840, irlandeses y vascos,y a partir de 1870 principalmente italianos y españoles. Todos se integraron a una comunidad que ya existía hacía cinco siglos y, sobre todo la Gran Inmigración de fines del siglo XIX, a una nación ya pacificada, con un Estado garante de las políticas públicas y promotor de un desarrollo capitalista sin el cual esos inmigrantes no hubieran podido progresar económicamente.
3. Yo puedo hablar no sólo desde la Academia sino desde mi historia familiar, pues tengo antepasados hispano-criollos que se remontan a tiempos de la Conquista, como otros (españoles e italianos) que vinieron en la segunda mitad del siglo XIX. Pero mis padres no me enseñaron que la Argentina nació en 1810 ni que todo lo que había hecho nuestro país en defensa de su existencia era lícito. No me contaron ni una leyenda negra ni una leyenda rosa. Y me enseñaron a ver a las naciones hispanoamericanas como hermanas, a España como la Madre Patria pero también a valorar lo que tenemos de más europeos por la Generación del 80 y como parte de la Civilización Occidental. Y del Nacionalismo Católico también recibí lo mismo, incluso cierto aprecio por la cultura británica a través de referentes como los hermanos Irazusta (que estudiaron en Oxford) o amigos filo-británicos como Jorge N. Ferro (uno de los mayores expertos mundiales en Tolkien, recientemente fallecido)o Sebastián Randle (biógrafo de Castellani).
Gracias por tus aportes històricos Fer. Pero finalmente, ¿se desobedeció al Papa de la época o no?
Hubo dos momentos. En el primero, el Papa pidió a los americanos que obedecieran a Fernando VII pues lo suponía un monarca católico serio y a los americanos, rebeldes de tipo revolucionario. Aquí sacerdotes ortodoxos ya habían estudiado el tema (sobre todo porque para declarar la Independencia los Congresales necesitaban saber que no eran perjuros, dado el juramento de obediencia a Fernando VII, perjurio que no se daba pues quien había roto el Pacto de Vasallaje era el mismo Rey) y en un segundo momento, el Papa dejó de insistir en ese pedido, dado que la realidad no era tan simple como se la habían explicado. Hasta hoy seguimos debatiendo nacionalistas con tradicionalistas si hubo traición y si no se cumplió con el Juramento, pero aquí esos sacerdotes ortodoxos (Chorroarín, Castañeda, Castro Barros, etc) e incluso laicos de sana doctrina (como Anchorena o Belgrano) no se hicieron mucho problema con el asunto en aquel momento. Así que puedo decir que se desobedeció no a un juicio moral (la malicia de violar un juramento) sino a un juicio prudencial, por más documento papal que hubiera.
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