Todos años, en alguna clase, doy el siguiente ejemplo.
Hay una bomba en un estadio de futbol
con 300.000 personas. Se encuentra al que la puso 10 minutos antes de la hora
anunciada para la explosión. Sólo él sabe desactivarla y dónde está. ¿Se lo
tortura o no?
Siempre dejo que los alumnos
discutan. Al final expreso mi quijotesca a inútil opinión: no.
No, porque hay límites que no se
deben cruzar nunca. Si se cruzan, no hay vuelta atrás.
Lo mismo que el tema de la
tortura para casos de terrorismo. Que muchas personas la siguen justificando al
mismo tiempo que despotrican contra el gobierno de Videla del 76.
Con el famoso coronavirus -un
virus corona- ha sucedido lo mismo.
¿Tendremos vuelta atrás?
Han puesto en el gobierno a la
barbarie del especialismo (Ortega) con poderes ilimitados, convirtiéndolos en dictadores
absolutos.
Han borrado de un plumado todas
las libertades individuales más inalienables e inviolables.
Han convertido al mundo entero en
una nueva Unión Soviética.
Han condenado a millones de
personas a la pobreza más extrema; han condenado a millones a cerrar sus
fuentes de ingreso, han dicho -nuevamente- que el estado lo solucionará,
produciendo con ello más inflación, deuda pública e impuestos.
Han condenado a muerte a millones
de personas por la falta de atención médica y diagnóstico de otras
enfermedades, muchas de ellas con una tasa de letalidad mucho más alta.
Han producido el pánico de la
población, han manipulado y alienado a millones de personas que carecen de
pensamiento crítico para defenderse.
Han eliminado toda libertad de tratamientos médicos y soluciones alternativas.
Han endiosado a una falible
ciencia.
Han negado la diferencia entre
infectado, enfermo y muerto.
Han falsificado los datos de
muertos por coronavirus y los casos.
Han utilizado testeos
ineficientes que dan falsos positivos.
No han distinguido entre muertos
con o por coronavirus.
Han equivocado el tratamiento.
Han silenciado y censurado a los
médicos disidentes, que son cada vez más.
Han ridiculizado e insultado a
todo el que pensaba diferente.
Siguen contando el número de
casos como si ello fuera lo relevante.
Han condenado a los ancianos a
morir en soledad sin la asistencia de sus familiares.
Han convertido a ciudades y
estados enteros en estados policiales y totalitarios donde los más elementales
derechos son ahora delitos punibles.
Han violado la libertad de
enseñanza.
Han eliminado los servicios
religiosos.
Han amenazado con una inhumana “nueva
normalidad”.
Han….
Y todo esto, oh casualidad, con
el apoyo de la izquierda más radical.
Y con la complicidad de gran
parte de autoridades religiosas que, oh casualidad, coinciden con esa agenda.
Por qué lo han hecho, bueno,
habría mucho para conjeturar.
Digamos que en la Chicago de los
20 no había que ser paranoico para sospechar que Al Capone era culpable.
¿Habrá vuelta atrás?
¿Cómo defenderse?
¿A dónde irse?
Dios mío, qué hemos hecho.
3 comentarios:
Jesús no nos abandona.. el ya venció... Sigamos fiel a él y preguntemos que nos querés decir con esto...?
Extraordinario análisis que sintetiza la realidad y los resultados nefastos por las decisiones tomadas por este gobierno de corruptos.
Dios nos dió el libre albedrío para actuar y sellar la puerta del Mal. Nuestra inacción, el silencio de los buenos no augura mejores tiempos
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