Luis J. Zanotti (www.luiszanotti.com.ar) nunca estuvo
en contra de la educación formal en tanto
tal. Porque la educación formal no es sino sistematizar, mediante métodos
más específicos, lo que la educación no formal no puede hacer. Y la educación no
formal es esencialmente la transmisión cultural, la absorción de un horizonte
cultural, que se produce naturalmente, cono el aprendizaje del lenguaje y los
juegos de lenguaje concomitantes a ese mundo cultural.
Que la educación formal
haya derivado ahora en la educación formal positivista
es un resultado de la Ilustración y la “escuela” como método de formación
del ciudadano de los estados-nación. Ello fue comprensible en la época (s.
XVIII-XIX) pero luego esa educación positivista quedó tan atrasada como el
positivismo en sí mismo.
Sin embargo, allí
sigue, con sus métodos repetitivos, memorísticos y destructores de la
creatividad, cual diosa inapelable cuasi-imposible de eliminar (http://institutoacton.org/2016/11/02/por-que-son-casi-imposibles-las-reformas-educativas/).
Al lado de todo ello,
mi padre diagnosticó que la “ciudad educativa” (esto es, la educación no formal
en todas sus dimensiones) iba a ir supliendo cada vez más el rol educativo, sobre todo con las nuevas tecnologías de la
información. Lo dijo antes de la aparición de internet.
O sea, el chico, el
adolescente y el adulto se educan (educación como transmisión cultural) fuera de la escuela. NO es que la
escuela formal los educa “y como complemento” viene lo no formal. La escuela formal positivista es un
esencial fracaso de aprendizaje, mientras que el verdadero aprendizaje se
produce fuera de la escuela.
Al mismo tiempo, por
los años 60 y 70, mi padre fue el único que introdujo en Argentina las obras
del pedagogo italiano Giovanni Gozzer, quien estaba afirmando lo mismo en una
Italia que también escuchaba a Gozzer como si fuera extraterrestre (o sea, no
lo escuchaba). Pero para colmo de la osadía en soledad, Gozzer publica un
libro, Los católicos y la escuela,
donde afirmaba algo obvio a los ojos de mi padre: los católicos en general, al haber adoptado a la escuela formal
positivista como modelo de transmisión educativa, fracasaron totalmente en la
transmisión de la fe, porque arrastraron los defectos del positivismo
pedagógico a los intentos de enseñanza de la Fe.
Silencio total. Nadie,
absolutamente nadie, ningún católico respondió, ni se interesó por la cuestión.
Gozzer y Zanotti se quedaron hablando solos, sobre todo en una época donde la mayor parte de los católicos sí
escuchaban a Marx y a sus epígonos.
AHORA, frente a las
pañuelitos verdes en los “colegios católicos”, muchos se preguntan qué pasa,
qué pasó.
Pues bien, esa era la
explicación. La “escuela católica” era un proyecto llamado al fracaso. Los
chicos no aprenden nada allí, y menos aún
catolicismo. ¿Y qué aprenden? Lo que ven
por las series, algo de cine, lo que ven por youtube, etc. ¿Dónde están los católicos
allí? NO están. Y los chicos NO ven EWTN.
Y si algo les queda
depositado en su memoria de modo inconexo, son trozos de textos marxistas y LGBT con los
cuales los adoctrinaron desde pequeños, que
son obligatorios también para los colegios católicos. ¿Ah, y la libertad de
la educación privada para tener sus propios planes de estudio? ¡No por Dios!!!!
Esa fue una de las principales propuestas
de Luis J. Zanotti, en 1981. ¿Respuesta
en la Argentina, por parte de los católicos? No, Zanotti es muy liberal…. (Hablo
de mi padre, que al menos usaba corbata, no como el hijo).
Y si todo esto era
verdad, ¿ahora qué hacemos?
Muy poco se puede hacer
ya. En todo caso, las familias verdaderamente católicas que queden, muy pocas,
tendrán que asumir ellas, directamente, la educación religiosa de sus hijos,
con su ejemplo cotidiano, pero incluso
con la transmisión del Catecismo. En mi caso yo no tuve catequistas, fue mi
padre quien me enseñó el Catecismo. Y además no escuchaba NADA de lo que me
decían en la primaria.
Espero que el resultado
no los desanime.
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