……………o de
lo contrario Kiciloff avanza.
Como ya está
avanzando.
El tema del
ser y del aparecer forma parte del acervo filosófico y cultural occidental desde
la más límpida Antigua Grecia. La diferencias entre argumentación, retórica, la
belleza del lenguaje y la verdad del lenguaje, también.
Lo ideal es
que la verdad sea bella y que la argumentación tenga retórica, y por ende que
lo que parezca bueno sea bueno.
Pero el ser
humano es capaz de separar todo ello y por ende la mentira como arma política
es algo que ya le preocupaba a Platón.
Por ende,
que la izquierda y el kirchnerismo estén aprovechando el desliz del presidente
para hacerse una fiesta de cinismo, es obvio. Claro que no tienen autoridad
moral alguna para hablar de la corrupción del otro y además el Presidente no
fue corrupto, sino loco y acelerado, como es.
En
comunicación social, el parecer antecede al ser. Obvio que el parecer “debe”
ser, pero no siempre es así. Moisés tenía que parecer bueno, no solo serlo.
Mandela debía “parecer” ser una persona que perdonaba, además de serlo.
Pero entre
Moisés, Mandela y Milei hay tres diferencias apreciables.
Moisés
formaba parte de una época donde la comunicación social no tenía los medios
masivos de comunicación.
Mandela sí.
Pero en la época
de Mandela no había redes sociales. Con Milei sí.
Con las
redes sociales, las diferencias entre el ser y el parecer, entre el argumento y
la retórica, se intensifican.
Por ende,
en este mundo actual es importantísimo NO PARECER corrupto.
Y es obvio
que la audiencia va a ser engañada por la demagogia de la izquierda, que por
más que sus personajes sean el colmo del cinismo, la mentira y la corrupción,
se ven favorecidos por una audiencia que cree en general que los ideales de la
izquierda son buenos y los de la derecha, malos.
Por ende,
es inútil que ahora se maten publicando en redes los ejemplos de la izquierda
corrupta. La audiencia no disculpará por ello a quien ahora parece corrupto
aunque no lo sea.
Es inútil que
ahora expliquen que la intervención del monje negro en la entrevista fue justificada.
El asunto es la apariencia de corrupción.
Por ende un
político no sólo debe ser bueno; también debe parecerlo.
Finalmente
no es tan distinto a la imagen que debe dar un docente ante sus alumnos, un
padre ante sus hijos o un médico ante sus pacientes. No es cuestión de ser
perfecto, pero sí de ser bueno y estar sanamente consciente de que la audiencia primero percibe. Son Berkeley. Esse est percipi.
Por lo
tanto la principal preocupación que ahora deben tener es que el Presidente
crezca y deje de ser un niño que juega con fuego, perdón, con tweeter, con X o
con lo que fuere; que deje de rodearse de un triángulo impenetrable; que de
conferencias de prensa ante todos los periodistas posibles y que cambie su
imagen.
Comprendo
que no lo puedan hacer, pero lo preocupante es que no se den cuenta de cuál es
el problema.
Pero hay un
problema mayor. Supongamos que alguien se diera cuenta pero el Presidente no.
Entonces
estamos en problemas.
Pero, ¿es
una suposición?
Houston we have a problem….
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