En una sociedad libre, si hay dos, 10 o 200, es una cuestión de free speech y libertad religiosa. Cada uno tiene derecho a pensar al respecto lo que quiera, a decir lo que quiera y a profesar la religión que le plazca. Y en una posición estrictamente libertaria, el Estado Federal nada tiene que decir sobre eso, pero, claro, tampoco tiene nada que obligar sobre eso ni tampoco tiene a nadie que perseguir sobre esa cuestión porque piense así o porque piense asado.
Los que me conocen saben que no soy escéptico al
respecto. Pienso de ese tema lo que afirma el Catecismo de la Iglesia Católica
(y seguiré pensando así aunque el Papa actual lo quiera modificar). Que, por
supuesto, no es una cuestión de Estado. Los que me conocen saben además de mi
convivencia con todo el mundo, sencillamente con todo el mundo. Mi único límite
de convivencia es la coacción. Puedo convivir con marcianos, el límite es que
me obliguen a ir a Marte (que, by the way, no estaría mal 😊).
Que un presidente electo, en su discurso de toma de
mando, haya afirmado que hay dos sexos, como presidente, como jefe de Estado,
es por ende contrario, “en sí mismo” al espíritu libertario. Pero que lo haya
hecho es una reacción. Una reacción contra algo horrendo ante lo cual casi
todos los que ahora (libertarios inclusive) ponen el grito en el cielo miraron
para otro lado y no les importó en absoluto.
La reacción corresponde a una acción, y esa acción es
la del partido demócrata de los EEUU, que se hizo eco de la tercera etapa del
marxismo donde los explotados son los colectivos explotados por el capitalismo,
entre los cuales estaban los homo, las lesbians y los trans. Y no sólo
prohibieron el free speech y la libertad religiosa de quienes pensaban
diferente, sino que además persiguieron penalmente a todos aquellos que se
oponían a las cuotas correspondientes y a la contratación forzada de los
“explotados por el capitalismo”. Pero no sólo eso. Con la venia y la
complicidad criminal de pedíatras y maestros, arrancaron de la patria potestad
de sus padres a los menores que tenían problemas de identificación de sexo; les
aplicaron bloqueadores de hormonas, y les hicieron cirugías de reasignación de
sexo, o sea, mutilaciones sin vuelta atrás, ya sea del pene en los varones y de
las mamas en las niñas. Y a los padres que se opusieron les mandaron el FBI a
sus casas y los calificaron de domestic terrorists. Y también a los padres que
osaron perseguir a ursos bigotudos ya grandes, disfrazados de mujer,
supuestamente “trans” que entraban a los baños de las niñas y las violaban.
¿Quién iba preso? El padre que defendía a su hija.
¿Se enteraron de todo esto? No, estaban todos muy
preocupados leyendo los editoriales del New York Times y escuchando a la CNN
donde se analizaba el “nazismo” de Trump. Y mientras tanto todos los medios
digitales que denunciaban estas cosas eran silenciados y censurados por
mis-information y acusados y vilipendiados de ser medios conspiranoides
delirantes que, claro, la gente “seria” no leía…..
Todo eso sucedió, mientras así todos miraban para otro
lado.
Excepto, claro, las verdaderas victimas (entre ellos
mujeres deportistas a las cuales les era arrebatada la justicia de su triunfo)
que votaron masivamente a Trump.
Así que ahora, bienpensantes y democráticos
intelectuales -libertarios inclusive-, que se rasgan las vestiduras mientras niegan
su categoría de complicidad intelectual, ahora tienen la reacción.
Ustedes, totalitarios del LBGT, son los responsables
del discurso de Trump.
Agradézcanselo a Biden.
Y sigan mirando para otro lado.
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