Sobre Fuducia supplicans, pensaba escribir algo pero he optado por los que saben más y ayer he reproducido en este blog las declaraciones del Cardenal Muller (https://gzanotti.blogspot.com/2023/12/comentario-del-cardenal-muller-sobre.html), así que todos ya saben lo que pienso al respecto. No sé por qué la palabra fiducia siempre ha sido terrible para mí: me hace acordar a la expansión de los medios fiduciarios que, sabrán los misiólogos (no se gana mucho, les cuento), es clave para la teoría del ciclo económico. Debo ser un des-confiado.........
Hay otra cuestión de la que sí querría hablar.
Durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, los católicos conservadores, que interpretaban al Vaticano II en continuidad con la Tradición, (como ven no estoy hablando de los sedevacantistas y-o lefevrianos o etc.) se sintieron a sus anchas. Y era así porque ambos papas pensaban como ellos. Y está bien.
Pero algunos de ellos no pensaban como los papas, sino que los papas pensaban por ellos. Eso era distinto y se llama papolatría. Para esos católicos (he conocido a muchos, realmente muchos) si el Papa se despierta un día con tu teología dogmática olvidada y dice que Dios es Uno y Cuatro, pues así será. No son católicos acostumbrados a distinguir niveles del Magisterio. Es lo que el Papa dice, en bloque. La gran y errada herencia de Pío IX. La gran corrupción de la doctrina de la infalibilidad (en sí misma verdadera) anunciada por el olvidado Dollinger. Esos católicos, en realidad, no piensan. El Papa lo hace por ellos. Son verdaderamente alienados y des-cerebrados. Todo lo que el Papa diga o haga es Palabra de Dios, sea magisterio ordinario doctrinal o prudencial, política, diplomacia, lo que fuere. Todo es lo mismo y todo está bien. Por supuesto, no me pidan que nombre a nadie ni me pidan bibliografía. Mi vida es la bibliografía y la poca caridad que tengo es la fuente de mi silencio.
El ascenso de Bergoglio al pontificado, ahora Francisco, significó y significa para todos ellos una dura prueba. No para los papólatras, capaces de saltar de gozo con la Quanta cura o con la Amoris laeititia de Francisco. Para ellos todo es lo mismo, es el Papa. Pero para los católicos conservadores pro Vaticano II, ah, la cosa es distinta.
Al principio, trataron de maniobrar. Total, Evangengelii gaudium era una encíclica social más, que ellos sabían en silencio y en secreto que eran temas opinables. Pero Francisco no los dejó en paz. Fue tirando de la cuerda cada vez más hasta que el 18 de Diciembre de este año tuvieron que reconocer lo que es Francisco. No es ahora una encíclica social, no es la amazonia ni el clima, no es el dinero como estiércol del diablo, no es una ametralladora de disparates en un avión, no es una entrevista, no son los medios que no lo entienden, no. Es una declaración de la Sagrada Congregación Para la Doctrina de la Fe o como ahora se llame, firmada por el Prefecto y aprobada por el Papa. Es magisterio ordinario. Ah, bueno, pero AHORA comienzan a decir en público todas las distinciones que hay que hacer en cuanto a los niveles del magisterio, que antes eran conocidas pero, claro, no importaban. Total, qué les importaba a ellos que Pío IX no supiera prácticamente que EEUU existía, o que haya dicho "la tradición soy yo" (Francisco piensa lo mismo) qué les importó el apoyo de Pío XI a Mussolini y que echara de Italia a Luigi Sturzo (¿no lo sabían? ¡Entérense!); qué les importó a Juan XXIII se pusiera a hablar de cómo tenía que ser la economía italiana, qué les importó que Pablo VI elevara a nivel de magisterio ordinario a la teoría de la CEPAL; qué les importó que Juan Pablo II hablara de planificación y que dijera que el capitalismo liberal y el marxismo eran lo mismo, etc. Todo bien. Ellos sabían que eran temas opinables, pero, silencio. Y de los nacionalistas católicos argentinos, ni qué hablar. Cuando este Gabriel Zanotti de 25 años les dijo, amablemente (porque ya he perdido mis buenas formas) en "Economía de mercado y Doctrina Social de la Iglesia", de 1985, que había que distinguir niveles de magisterio, para qué. Desde allí en adelante fui "el liberal" (peor que ser abusador de niños), el paria. Lo último que me pasó es haber sido expulsado de hecho de la Fraternidad Laical Dominica de Buenos Aires. Sólo Fernando Romero Moreno, del nacionalismo católico, dialogó conmigo, destacando que ni Castellani ni Sacheri (martir, pero ahora se canoniza a otra gente) eran papólatras. Y sí, mi primera gran fuente de distinción de niveles de magisterio fue "El orden natural" de Sacheri. Pero por algún misterio parecía que el único que había leído ese capítulo era Fernando. Que no de casualidad había aprendido el tema de lo opinable en lo social de San José María Escrivá de Balaguer.
Ahora lo han tenido que reconocer. Los papólatras siguen felices, pero los demás, finalmente, han tenido que decir en público lo que antes ni quisieron reconocer. Qué dura lección.
Mientras tanto, la Iglesia ya es de hecho protestante (https://gzanotti.blogspot.com/2023/12/reflexiones-para-una-iglesia-catolica.html), y hay protestantes luteranos conservadores que son más católicos que la mayoría de obispos y cardenales de todo el mundo. La Iglesia es un caos. Pero el caos comenzó cuando Pío IX los des-cerebró a casi todos.
Me alegra que con Francisco hayan recuperado la conciencia.
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