Ponencia presentada a las XXX Jornadas de Epistemología de las Ciencias Económicas del 2024, el 12 de Sept.
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Resumen: En la presente ponencia se intentará demostrar que la tesis de Rothbard del extremo apriorismo es contraria a la posición de Mises. Y que si Rothbard reconoció el papel de las hipótesis auxiliares, entonces es contradictorio.
1.
Introducción.
El repentino “ascenso a la
popularidad” de Murray Rothbard, por esas circunstancias políticas
imprevisibles, ha producido sobre su pensamiento más confusiones y
malentendidos de los que ya había en su previa vida sólo académica y casi
desconocida, al menos en Argentina y estamos seguros en también en los EEUU,
aunque allí el movimiento libertario le imprime a nuestro autor un margen mayor
de exposición.
Viene bien por ende volver a
aclarar ciertos aspectos de su pensamiento para que no se desdibujen en un
juego de lenguaje rápido y de slogans para los cuales no fue escrito ni
concebido.
Como ya sabemos, la posición
epistemológica de Rothbard en Economía -de la cual no se desdijo nunca- quedó
plasmada en su clásico artículo “En defensa del extremo apriorismo”[1]. Ese
artículo sigue siendo hasta hoy la “interpretación oficial” que el Mises
Institute tiene de la epistemología no sólo de Rothbard sino de Mises.
Porque ese artículo se origina como una respuesta a otro clásico, el artículo
de Machlup, de 1955, “El problema de la verificación en economía”[2]. En
ese artículo, Machlup había dividido a todos los economistas en tres grupos.
Los aprioristas para él eran casi todos. Esto es, para Machlup casi todos los
economistas partían de una serie de fundamental assumptions a priori,
universales, generales (similares a las hipótesis del método
hipotético-deductivo según Popper y Hempel), pero que luego -siguiendo alí a J.
S. Mill- debían ser pasadas por una serie de assumend conditions de tipo
histórico para luego alcanzar una predicción que quedaba no como una prueba,
sino como una “ilustración”. Y para Machlup todos los aprioristas proceden de
ese modo “…sin importar lo provocativas que nos resulten sus afirmaciones”: “…el
punto para enfatizar es que Mill no propone colocar a los supuestos de la
teoría económica bajo un test empírico. Pero sí propone que dicho test sea
aplicado a la predicción de los resultados que se puedan deducir. Y esto es
aquello que todos los defensores de la teoría economía pura, exacta y
apriorística tienen en mente, sin importar lo provocativas que nos resulten sus
afirmaciones (18). Su objeción es contra la verificación independiente de los
supuestos básicos de la ciencia económica”[3]. En
esa nota a pie de página 18, Machlup interpreta a Mises como un apriorista NO
extremo:
“…“El razonamiento apriorístico es
estrictamente conceptual y deductivo. No cabe del mismo, por eso, derivar sino
tautologías y juicios analíticos.” Podemos creer que esto proviene de un
empirista. Sin embargo, estas palabras pertenecen a Mises (op. cit. p, 38).
Mises enfatiza que “el fin de la ciencia es conocer la realidad,” y que “con la
introducción de supuestos en sus razonamientos, se satisface aquel fin en
cuanto el tratamiento de estos supuestos puede brindar servicios útiles para la
comprensión de la realidad.” (Ibíd., pp. 65-66) Y Mises enfatiza que la
elección de los supuestos es dirigida por la experiencia”[4].
Por ende el apriorismo extremo era
para Machlup una clase vacía. Ni Mises lo era. La otra posición era el extremo
empirismo, cuyo “acusado” era Hitchison, esto es, la posición según la cual
cada supuesto básico de la economía debía tener una verificación empírica
independiente.
Rothbard reacciona contra esta interpretación de Machlup y dice que sí, que Mises era un apriorista extremo y que estaba muy bien que lo fuera. Por eso el título de su artículo: “En defensa de….”. Por eso casi todos, para bien o para mal, han interpretado a Mises como un apriorista extremo, porque ha prevalecido la interpretación Rothbard, según la cual,
“(a)…. the fundamental axioms and premises of economics are absolutely true; (b) that the theorems and conclusions deduced by the laws of logic from these postulates are therefore absolutely true; (c) that there is consequently no need for empirical “testing,” either of the premises or the conclusions; and (d) that the deduced theorems could not be tested even if it were desirable”[5].
Estas cuatro proposiciones no
podían ser más claras. Y que Rothbard estaba convencido de ellas también era
muy claro. Ahora bien, ¿era ello lo que Mises pensaba?
2.
Mises
como apriorista no extremo.
En su
momento, Nicolás Cachanosky y yo intentamos demostrar[6] que
Machlup tenía razón y que la interpretación Rothbard había retrasado el diálogo
de la escuela Austríaca con la filosofía de la ciencias contemporánea. Ello
produjo un debate en su momento, a partir del cual quisiera ratificar mi
interpretación del pensamiento de Mises.
En primer
lugar, yo no digo que Mises no sea una especie de apriorista extremo en
Praxeología. En la Praxeología, como deducción de las implicaciones formales de
la descripción de acción humana, sería plausible la interpretación Rothbard.
Pero, contrariamente a lo que afirma Scott Scheall[7], ello
no es nercesariamente erróneo ni conduce a una economía totalmente a priori. No
es necesariamente erróneo porque creo, igual que Popper y Lakatos, que la
ciencia puede tener “compromisos metafísicos”, sin que esos compromisos afecten
al método hipotético deductivo. Y ello nos lleva al segundo punto: ese
compromiso metafísico en Mises -muy a pesar de su neokantismo- no lo conduce a
una economía totalmente a priori, porque la clave de la cuestión es distinguir,
como hace Mises en el cap. XIV de su tratado de economía[8]entre
Praxeología y Economía. Esta última surge de la “aplicación” de la Praxeología
a las “condiciones del mundo real” (división del trabajo, intercambio con
precios monetarios, ciertas propensiones de los empresarios a la ganancia
empresarial, etc.) que como tales no son deducibles de la Praxeología en tanto
tal.
El
fundamento último de esas condiciones del mundo real podría estar en la
filosofía social de Mises, en el cap. VII, pero ello no obsta a que,
metodológicamente, esas condiciones no sean hipótesis auxiliares
generales que se deben introducir entre la Praxeología y la Economía, de
modo tal que todo el sistema quede como hipotético-deductivo, aunque la
Praxeología en sí misma no lo sea. El sistema queda en ese sentido parecido,
aunque no igual, a la relación entre hipótesis y condiciones iniciales en
Popper[9], fundamental
assumptions y assumed condiciones en Machlup, núcleo central e hipótesis ad
hoc en Lakatos[10],
o “Teoría pura de la elección” e “hipótesis auxiliares” en Hayek[11].
Vuelvo a decir, son analogías, no igualdades. Lo básico en Mises es que las
condiciones del mundo real NO son Praxeológicas y, por ende, la economía NO es
totalmente deducida a priori y, por ende, las cuatro características del
apriorismo extremo de Rothbard se caen una por una: a)…. "the fundamental
axioms and premises of economics are absolutely true”. De la Economía, no,
ese “absolutely” podría ir para la Praxeología, no para la Economía. (b)
That the theorems and conclusions deduced by the laws of logic from these
postulates are therefore absolutely true. Tampoco. Es verdad que los teoremas de la Economía se
deducen de la Praxeología y de las condiciones del mundo real, pero en la
medida que estas últimas tienen cierto nivel de contingencia, ese nivel se
arrastra a las deducciones. (c)
That there is consequently no need for empirical “testing,” either of the
premises or the conclusions. Dudoso,
todo depende de qué se entienda por empirical testing. Si es el
“fundamento” de la Praxología, claro que no. Pero si es una “ilustración” al
estilo Machlup, entonces sí. (d)
That the deduced theorems could not be tested even if it were desirable.
De vuelta, si por
“tested” se entiende que el “test” es necesario para el fundamento teórico,
entonces Rothbard tiene razón, pero si por “test” se entiende la ilustración,
la “mostración” de la que hablaba Machlup, entonces la economía puede ser
testeada y puede ser “deseable” (ello es ya muy personal) según convenga o no
mostrar esa ilustración a efectos del diálogo académico.
En segundo
lugar, todo este debate nos exige re-definir qué entendemos por “apriorista”.
Es comprensible que algunos hayan visto en ese término la defensa de una
metafísica que no están dispuestos a aceptar. Es la posición de Scott Sheall[12].
Pero creemos que eso es pelearse por palabras. En el método
hipotético-deductivo es obvio que la hipótesis es a priori de la base empírica.
Por ende, Machlup tiene razón, no sólo los economistas, sino las ciencias
naturales proceden de ese modo:
“…El hecho que los supuestos fundamentales no sean independientemente verificables no nos debe incomodar. Después de todo, esto no incomoda a los científicos más apreciados por los científicos sociales y envidiados por sus oportunidades de verificación, es decir, a los físicos. Todo el sistema de física mecánica descansa en este tipo de supuestos fundamentales. Las tres leyes del movimiento de Newton son postulados o reglas de procedimiento para las cuales la verificación experimental no es posible ni requerida. Como dijo Einstein, “Ninguno de los supuestos puede ser aislado para ser testeado de forma separada.” Pues, “los conceptos físicos son creaciones libres de la mente, y no están, a pesar de las apariencias, únicamente determinados por el mundo externo.[13]”(Machlup cita allí a Albert Einstein y Leopolf Infeld, The Evolution of Physics (New York: Simon and Schuster, 1938), p. 33).
Dicho lo cual, el grado de verdad o de certeza que cada uno quiera darle a esos “compromisos metafísicos” depende de una posición filosófica general que en tanto tal no afecta a la metodología hipotética-deductiva, pero que sin embargo para la escuela Austríaca es importante. En términos de Machlup, en la nota 43 de su artículo, “…No atender a este requerimiento es, en mi opinión, el único serio problema en el excelente ensayo de Milton Fridman, “The Methodology of Positive Economics,” en Essays in Positive Economics (Chicago: University of Chicago Press, 1953), pp. 3-43”.
3.
¿Fue
Rothbard consistente?
David Gordon nos respondió a
Rothbard no ignoraba las hipótesis auxiliares[14].
Nosotros le respondimos en “…Rejoinder to David Gordon”[15].
Fundamentalmente, si así fue, entonces Rothbard se contradijo.
Pero, ¿por qué esta contradicción
es importante? En mi vida académica, yo he perdonado las contradicciones de
muchos autores, incluso he afirmado que a veces esas inconsistencias forman
parte de la riqueza de su pensamiento[16].
Entonces, ¿por qué en ese caso no?
Porque el eje central de la
posición de Rothbard, que ha influido notablemente en la Escuela Austríaca a
partir del año 56, consistió en afirmar un apriorismo extremo para Mises, lo
cual es incompatible, como vimos, con la afirmación de hipótesis auxiliares en
Economía. Es más, la presencia de hipótesis auxiliares en economía es el eje
central del apriorismo NO extremo de Mises según Machlup, compatible, como
hemos visto, con los cánones generales del método axiomático-deductivo en
Popper y Kakatos.
Por ende, si Rothbard afirmaba la
presencia de hipótesis auxiliares, se hubiera abstenido de hablar de apriorismo
extremo y hubiera evitado a la Escuela Austríaca un escarnio y un ridículo que
aún la acompaña y es sólo un fruto de la imaginación hermenéutica de Rothbard pero
no formó nunca parte de la tradición austríaca presente en Hayek, en Lachmann,
en Machlup, dudosamente en Kirzner, ni
tampoco en las nuevas generaciones de economistas austríacos con Petter Boetkke
a la cabeza[17].
4.
Conclusión.
Nadie le negará jamás a Rothbard
sus méritos como economista. Su gran tratado, Man Economy and State[18],
merece un homenaje permanente, más allá de diferencias que podamos tener en
puntos concretos. Su resumen de la Praxeología, su articulación con la teoría
de los precios, presentación sistemática de nociones como productividad
marginal, preferencia temporal, su teoría de los precios de mercado, han sido
un aporte permanente. Pero su filosofía de las ciencias no le permitió ver los
aportes de Machlup y cómo este último se adelantó a Lakatos. Eso retraso
décadas de diálogo de ciertos difusores de la EA con la epistemología
contemporánea. Es hora de remediar el tema y poner la EA a la altura del debate
epistemológico actual.
[1] Rothbard, M. N. (1957). In Defense of “Extreme
Apriorism.” Southern Economic Journal, 23(1), 314–320.
[2] Machlup, F. (1955). “The Problem of Verification in
Economics”. Southern
Economic Journal, 22(1), 1–21. Traducción al Español: «El problema de la verificación
en economía». Revista Libertas, 40, 417-472.
[3] Op.cit. p. 433
[4] Op.cit., p. 435
[5] Op.cit., p. 1
[6] Gabriel J. Zanotti and Nicolás Cachanosky (2015). IMPLICATIONS OF MACHLUP’S INTERPRETATION OF MISES’S EPISTEMOLOGY. Journal of the History of Economic Thought, 37, pp 111-138.
[7] Scheall, C. (2017). What is so extreme about Mises's
extreme apriorism? Journal of Economic Methodology, 24:3, pp. 226-249
[8] La Acción Humana, Sopec, Madrid, 1968.
[9] Popper,
K. Conjeturas y
refutaciones; Paidós,
Barcelona, 1983; Conocimiento objetivo; Tecnos,Madrid, 1988; La lógica de la investigación cientifica,Tecnos, Madrid, 1985; Realismo y el objetivo de la ciencia; Tecnos, Madrid, 1985
[10] Lakatos, I. La metodología de los programas de
investigación científica; Alianza Ed., Madrid, 1989
[11] Hayek, F.: Individualism
and Economic Order, University of Chicago Press, 1948 (reimpresión, Midway,
1980).
[12] Op.cit.
[13] Op.cit., p 440
[16] “Mises y Popper”,
en Conocimiento versus información, Unión Editorial, Madrid, 2011.
[17] Boettke, P.: Living Economics , Independent
Institute, 2010.
[18] Nash Publishing, Los Angeles, 1970.
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