(Pulicado en https://feylibertad.org/que-es-la-verdad/)
¿Qué
es la verdad?, le pregunta Pilatos a Jesús. Recibe la mejor respuesta: el
silencio, de parte de Aquél que era la Verdad en sí misma.
Pero
como nosotros somos simples mortales, vamos a responder.
La
verdad está asociada con terribles discusiones que habitualmente no podemos
resolver. Desde la existencia de Dios, la inmortalidad del alma, los valores
morales, el sentido de la vida, pasando por debates como el aborto, la
eutanasia, hasta cuestiones como si Trump o Biden tienen razón, la guerra de
Ucrania o el conflicto de Israel y Palestina, todo ello parece que diluye la
verdad en algo totalmente inalcanzable.
Es
como si estuviéramos frente a un edificio de 10 pisos y vemos solamente el
décimo. No vamos a llegar nunca. Pero hay una escalera, Una escalera que
conduce al primer piso. Bueno, comencemos por allí.
La
verdad no se encuentra allí afuera. ¿Es verdad que llueve? Entonces salimos
afuera para ver. Uno dice que sí. Otro dice que no, que apenas son algunas
gotas. Otro dice que es una llovizna. Otro dice que ya sale el sol. Y comienzan
las discusiones. Suerte que la lluvia no es candidata a presidente.
La
verdad no está en la lluvia, ni en el sol ni en la Luna. Está en lo más
interior de nosotros mismos. En las cosas humanas que más nos importan.
Una
vez un alumno me interpeló sobre le verdad. Como yo no soy Jesús, comencé a
pensar qué le respondía. Tal vez él esperaba que yo, profesor de filosofía, le
diera una muy elaborada respuesta.
Entonces
le pregunté: ¿tienes hijos?
Mi
alumno me miró con cara de qué tiene eso que ver pero, ante mi cara de que sí,
que tiene que ver, me dice (ya el semblante le había cambiado): sí, tres.
¡Muy
bien!, le respondí. ¿Y son seres humanos?
Entre
cierto asombro y molestia, me responde ¡claro que sí!
Okok…………
¿Y cómo se llaman?
Y
luego: ¿y los quieres?
¡Claro
que los quiero!, me dice, ya un poco ofuscado de que el profesor de filosofía
le preguntara esas cosas tan simples y “no” filosóficas.
¿Y
estás seguro de todo eso?
Más
enojado: ¡pero claro que estoy seguro!
Bueno,
eso es la verdad, respondí finalmente.
El
estupor era generalizado. ¿Qué? ¿Cómo? ¿De dónde?
Pero
yo insistí: ¿es verdad que tienes hijos, que son humanos, que son tres, que los
quieres?
¿Qué
quiere decir allí que “es verdad”?
Que
es real que…………
¿Y
son realidades humanas no?
Si,
claro.
¿Y
cómo las puedes conocer?
Porque
eres humano……………………
¿Y
hay grandes debates sobre que quieres a tus hijos?
No………….
¿Pero
es importante no?
¡Claro
que es importante!
Entonces
tenemos algo que es verdad.
Bueno,
hemos llegado al primer piso.
Algo
es verdad. La verdad es posible.
Pero
hay que partir de las primeras verdades, las más humanas, las más cercanas, las
más importantes para nuestros afectos más profundos.
Y
luego profundizar un poquito.
¿Qué
quiere decir que amo a mis hijos? ¿Qué es amar a alguien? ¿Qué compromisos se
desprenden del amor auténtico?
Y
de ese modo vamos llegando a las verdades morales más profundas.
Y
así sucesivamente.
No
nos dejemos ganar por el escepticismo. La verdad está allí. Pero no afuera.
Está en el corazón humano.
Y
eso sí es filosofía.
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2 comentarios:
Tal vez sea mi reacción por saturación , al haber escuchado en los 90’s mucha homilía de cura joven trasuntando “Anthony de Mellismo” , pero no termino de empatizar con que ”La verdad está allí . Pero no fuera . Está en el corazón humano “.
Creo que la verdad hay que salir a buscarla , con las linternas del corazón y la razón , sí , pero se busca y encuentra dialogando con el afuera de la realidad .
Desde nuestro interior surgen dudas y proyectamos conjeturas acerca de cuál es la verdad que entraña la realidad observada .
Para desentrañarla necesitamos tratar de comprender la naturaleza de las cosas inscripta en esa realidad que observamos .( “diálogo” vertical con el Creador , asumiéndolo como tal y asumiéndonos creados )
Como nuestra mirada no puede abarcar toda la realidad , necesitamos también , integrar y comprender otros puntos de vista .( diálogo horizontal con los demás ) No se trataría esto de “mi” verdad , “tu” verdad , sino de miradas distintas sobre una realidad única .
Finalmente , si ambos diálogos fueron lúcidos y sinceros ( despojados de cualquier fin distinto a la busqueda de la verdad ) , lograremos acceder a una parte de verdad , probablemente provisoria …
Este proceso de partiendo de una pregunta interior , salir a buscar la respuesta fuera , para obtener una parte de verdad , creo yo , es lo que llamamos filosofía .
La verdad toda , acerca de nada está disponible para la condición humana .
Pero podemos aproximarnos a las verdades naturales y sobrenaturales dentro de lo humanamente posible , haciendo filosofía.
¿ Que se yo … ? Es lo que me dispara esta publicación .
gracias Gabriel .
🤗 Pablo Iriso
(1;1)=hola
¿Se puede saber la verdad?
Si se descubriera, Dios no quiera, se acabarían todos los chiringuitos de lo que llaman civilización.
Es decir, se extinguiría el homo-serius o bien, el homo-ficticius.
El miedo a subir al globo d ela verdad, desemboca inevitablemente en una cascada de interrogantes, comenzando con... ¿Qué haríamos?
¿Y el dióxido de carbono?
¿Las bombas atómicas?
¿La soja transgénica?
¿Dónde se vota ésto?
¿Metales pesados?
¿El premio nobel?
¿Los templarios?
¿Los bancos?
¿Y el precio?
¿La deuda?
¿Y el tarot?
¿bitcoin?
¿ONU?
¿Qué?
¿Yo?
.
No/Si
Creo que alguna una vez pasó algo parecido, y le llamaron el diluvio universal o la gran depresión, no lo recuerdo bien.
¡Tanto tiempo protegiendo a la verdad, escondiéndola!
No no no
Ni un secreto menos por favor, y sugiero un lazo color beige.
Tuve la fortuna de conocer a un místico o drogadicto, tampoco lo recuerdo bien, pero sí lo que me relató y viene al caso. Es una experiencia extraordinaria que los dejará sin esperanzas o palabras, una de dios.
Me contó que se le había aparecido el mismísimo señor Jesús en el patio de su casa, y le dijo, textuales palabras:
-¡Cómo pueden ser tan pelotudos, yo no vuelvo!
¡Forros!
Y se fue en una bola luminosa de aluminio artesanal, con leds que emitían unos hermosos colores, seguramente chinos, y se elevó a los cielos hasta desaparecer dejando un chemtrail que olía a queso.
Carlos, así se llamaba el místico o drogadicto, aunque sospecho que era arquitecto, se dirigía a tomar un antiácido después del duro y desconcertante mensaje del salvador, porque básicamente había vuelto por segunda vez, pero escucha que tocan a su puerta. Se encuentra con una persona de tez y gafas oscuras vestido con un traje negro italiano hecho en Paquistán y un sombrero con el escudo de skull and bones, parecía abogado. Portaba un maletín de cuero marrón con una cadena en su asa unida a su mano izquierda.
El ser, porque a éstas alturas no sabemos con que carajo nos podemos encontrar, le dijo:
-yo te ofrezco la verdad que te liberará, a un módico precio(eran 10 pesos argentinos), y sólo tenés que firmar acá...
Carlitos, tembloroso, ofuscado y desconfiado, porque el ser no saludó ni se presentó, declinó la oferta desaprovechando la gran oportunidad de negocio y revelación.
El moreno, inmutable, sosteniendo la misma cara de piedra desde el inicio, levantó su brazo en el grado exacto del saludo nazi, señalando con su índice una mancha en el cielo raso.
Mientras Carlos se giraba para fijar la atención sobre el hongo negro verduzco, que ya conocía muy bien, se percató pronto que el ser se había esfumado, junto con su billetera.
Técnicamente, fue el décimo tercer apóstol y para mí, el patrono de los negadores.
Su único legado y versículo (1;0) escrito con aerosol púrpura en el paredón derruido de un baldío, negándose a quedarse un minuto más en el barrio, reza:
"No sólo hay que mirar la Luna y el dedo que la señala, sino también, a la otra mano con la que te roban la cartera";"No me sigan, que no los voy a defraudar"
Lo curioso de la historia, es ver los hechos desde el final.
La verdad, es que sería insoportable estar puntillosamente en cada interrelación creativa, ordenando, sincronizando puntos, diseñando, modificando, etc, todo el tiempo. Qué fastidio, me canso sólo de pensarlo.
Afortunadamente tenemos las manos libres, por lo cual la cosa está muy bien pensada.
¡Hasta la próxima venida!
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