Algunos me están preguntando mis opiniones sobre Milei. Les agradezco mucho, la verdad no creo que lo que yo piense tenga ninguna importancia, y menos aún luego de las Paso, pero por ustedes les reproduzco dos entradas al respecto que, mutatis mutandis, no creo que hayan perdido actualidad:
https://gzanotti.blogspot.com/2022/05/una-mirada-filosofica-sobre-javier-milei.html
VIERNES, 27 DE MAYO DE 2022
UNA MIRADA FILOSÓFICA SOBRE JAVIER MILEI
Javier Milei es ahora un fenómeno político, un futuro candidato, y parece que nada, ni siquiera calmadamente, se puede decir de él sin que entre el tema de si le sumamos o le restamos votos. Puede ser. Pero finalmente he decidido opinar sin que ese tema me condicione.
1. Rompan la tranquera.
Mi padre, que era pedagogo, tenía una hipótesis general sobre la diferencia entre la palabra escrita y la palabra oral[1]. Como toda hipótesis, es provisoria, falible, apenas un acercamiento a la verdad. Pero como tal, valiosa.
El contexto de su preocupación es el por qué de la falla del racionalismo educativo de la escuela sarmientina. Un pueblo educado no votará nunca a Rosas, dijo el sanjuanino, para escándalo de los rosistas. Pero más allá del ejemplo, la tesis de fondo es la confianza en que la educación formal en las ciencias y en las letras logrará la madurez de los ciudadanos para el ejercicio de sus derechos. Y por eso la acción del Estado en las escuelas primarias.
Esa primera fase de la política educativa, que mi padre llamó la escuela redentora, tenía la fallida, vieja y noble ilusión de suponer que el que conoce el bien, lo practica. Pero no. La naturaleza humana es más compleja. La psicología posterior de las masas (Freud, Fromm) explicó suficientemente lo intrincado de los procesos de alienación y de masificación como para que sigamos con esa noble ilusión, pero como toda noble ilusión, tiene larga vida. Mi padre explicaba luego que en la elección de 1946, la única provincia en la que Perón perdió fue en Corrientes, que ostentaba el índice de analfabetismo más algo. Oh falsación popperiana….
En esa intrincada psicología humana, la palabra oral es frecuentemente más emocional, más pasional, que la letra impresa, que por más calor que tenga el libro, deja siempre un margen mayor para la conciencia crítica. Los grandes discursos, en cambio, dichos con pasión y convencimiento, nos enamoran. No es lo mismo escuchar en vivo a Martin Luther King, haber estado allí, que leerlo luego. No, no es lo mismo.
El ejemplo que daba mi padre fue precisamente Perón. Con mucha ingenuidad, los patrones de estancia de entonces habían amenazado con cerrar la tranquera para que los peones no vayan a votar. Se la dejaron picando al General. “…escuchar un mensaje por radiofonía o leerlo impreso en el diario son dos cosas muy distintas. Recordemos el ejemplo de Perón en su último discurso de la campaña electoral del 46: “... salten la tranquera o rompan la tranquera!”. Una cosa era oírlo, otra hubiera sido leerlo, dentro de un amplio texto, en una hoja de papel. Para muchísimos lectores, con seguridad, hubiera sido una frase sin importancia, hubiera pasado quizá inadvertida. Ninguno de sus oyentes, en cambio, la ignoró”[2].
Salten la tranquera. Rompan la tranquera. Tres palabras que muestran que el lenguaje es acción; tres palabras que, escuchadas en su contexto, llegan a la fibra emocional más íntima, menos crítica, del oyente….
Milei es de esos comunicadores intuitivos que se comunicó así con su audiencia. Captó el hartazgo contra los políticos, lo llamó “la casta”, y allí su mensaje se consolidó. Rompan la tranquera, derriben a la casta. La frase, el modo de decirla, la estética, todo encajó. Cuando esos milagrillos suceden los profesionales de la comunicación se quieren matar, pero saben bien que no se necesita ser médico para correr 100 metros en 12 segundos. El que puede, lo hace. Los filósofos lo explicamos después.
2. La carajeidad.
No sé si Platón estará contento con mi neologismo, pero creo que en su mundo de las ideas habita la idea de un modo de violencia muy especial, una violencia argentina, un horizonte, muy difícil de caracterizar porque es precisamente el aire que respiramos todos.
La violencia a la que me refiero no es la del loco que dispara en una escuela norteamericana, como la que de nuevo hemos sufrido en estos días. No es tampoco la del delincuente, ni tampoco es la violencia más cruelmente racional del psicópata en el poder.
Pulsión de agresión tienen todos, Freud dixit. Pero tal vez los anglosajones, los alemanes y los japoneses la tienen más sublimada en su vida cotidiana. El argentino promedio (me disculparán ese tipo ideal weberiano) tiene menos filtros. Su agresión, su desprecio por el otro en lo cotidiano, la hace pública, sobre todo en su juego de lenguaje, sus juegos de lenguaje, que como sabemos desde Wittgenstein, son los ojos del alma cultural. Che boludo, pelotudo, etc etc etc y demás dulzuras que no estoy acostumbrado a escribir ni a decir, son mini-violencias cotidianas tan habituales que ni las sentimos, pero conforman un tipo cultural de autoritarismo. Son nuestro modo de entendernos. O no. Hace poco funcionario estatal me trató muy mal y yo le respondí “gracias por los consejos y disculpe las molestias”. O sea, fui un b….
Y ese modo de hablar es coherente con nuestro autoritarismo político, sea de izquierda o de derecha. Soñamos con el gran líder, con el gran salvador, soñamos serlo o gozarlo. Somos constructivistas, aunque leamos a Hayek sin entenderlo. El de izquierda piensa: un presidente de izquierda, un ministro de economía de izquierda, y listo. El de derecha, lo mismo: un presidente liberal, un plan económico liberal, y listo. Y ya está. Viva la libertad, carajo.
3. Rápidos y furiosos.
Pero claro, he aquí el gran problema, que, disculpen las molestias, y gracias por los consejos, voy a plantear. Lo planteó Adrián Ravier allá lejos y hace tiempo, lo siguen Roberto Cachanosky, Ricardo Lopez Gottig y, hace poco, Santiago Kovadloff. Nada original de mi parte.
¿Son compatibles la libertad y la carajeidad?
¿Es coherente un liberalismo que llega desde la violencia del lenguaje?
Sí, sé que parece casi necesario ontológicamente que “el único modo de llegar…” sea ese. Pero entonces, ¿tenemos salida?
Si somos todos peronistas culturales, entonces por eso, en el país de los tuertos, Menem fue Rey.
Y si Menem no hubiera cometido los errores que cometió, la pregunta es más difícil aún. ¿Hubiera ganado entonces un tercer mandato? ¿Menem for ever? Todo desregulado, sí, pero, ¿cuál hubiera sido la salida institucional?
4. Milei, Trump, Bolsonaro.
Algunos políticólogos lo colocan a Milei en el mismo tipo de líderes populistas de derecha que de liberales no tendrían nada. Son como populistas nacionalistas que se oponen a la globalización en tanto democracia liberal internacional. Pero cuidado, porque, como ya dije una vez, hay dos formas de oponerse a la globalización (https://puntodevistaeconomico.com/2021/01/22/globalizacion-y-globalizacion/) Una es desde cierto nacionalismo local despreocupado, en general, de las libertades individuales. Otra, es recurrir, en estos momentos, a la soberanía nacional como único medio de defenderse contra una globalización que no es más que la globalización del marxismo y del estatismo. En esto último, un liberal clásico podría estar perfectamente.
Trump y Bolsonaro oscilan entre una y otra forma de anti-globalización. Milei, creo, está más formado, es más claro. Ha leído bien a Mises y Rothbard, y su adhesión a la Escuela Austríaca le permite en general diagnosticar bien en materia económica y en materia de libertades. Su problema, como dijimos, es la carajeidad como ideología contradictoria. O sea, un liberalismo violento. Problema, claro, que otros no tienen: los demás son coherentemente violentos.
Pero eso nos lleva al punto que siempre converso con el gran politicólogo Mauricio Vázquez.
¿Por qué los modos de Trump, Bolsonaro y Milei?
¿Por qué no surge un Obama liberal/conservador, un liberal clásico de excelente retórica y buenas formas?
¿Es casualidad o será, como dice Mauricio, que la violencia de izquierda necesita, como legítima defensa, un movimiento que la combata con sus propias armas?
Pero si es así, ¿será capaz la naturaleza humana vestirse de la dictadura de la Antigua Roma y luego dejarla?
5. Sur, Milei y después.
¿Cuáles son entonces los escenarios posibles?
Aquí comienza mi mayor falibilidad.
Uno, que Milei llegue a la presidencia y que comience a “putearse” con todos, incluso con quienes lo votaron cuando descubran lo que realmente votaron. Y que al día siguiente tenga a todos los camiones de Moyano en la Plaza de Mayo.
Dos, que no llegue, que se desinfle, y ya está. Fue una ilusión fugaz.
Esperemos que no.
Tres, que haga alianzas, consensos, que forme equipo, sobre todo con otros liberales y otros anti-kirchneristas no liberales, y que llegue, y que gobierne en un escenario políticamente posible con la tendencia marcada hacia la libertad.
Pero este tercer escenario, ¿es posible en la Argentina?
Como ven he dejado muchas preguntas abiertas. Espero haber llegado un poco a los más tranquilos. Y sobre todo a los tranquilos que rodeen a Milei.
[1] Zanotti, Luis J., Etapas históricas de la políticas educativa, Eudeba, Buenos Aires, 1972, en https://luiszanotti.com.ar/poled.htm
https://gzanotti.blogspot.com/2022/05/javier-milei-y-sus-propuestas.html
MARTES, 31 DE MAYO DE 2022
JAVIER MILEI Y SUS PROPUESTAS
Desde que comenzó el fenómeno Milei, me pregunté siempre si los argentinos en general (perdonen la generalización: me refiero a un horizonte cultural que confía mucho en el Estado) estaban preparados para escuchar sin escándalo posiciones que vienen de un liberalismo libertario.
Al principio, sobre todo antes de las elecciones para diputados, Milei parecía haber llegado al corazón de muchos, con su estilo, su estética, su carajeidad, su denuncia a la casta, que no te roben los políticos, que no roben a los que laburan, etc.
Pero últimamente se nota cierto escándalo, difícil de evaluar y clasificar. Lo de eliminar el Banco Central, bueno, parece haber sido pasable. Pero sus últimas declaraciones a favor de la libre portación de armas o su defensa de los manteros han comenzado a llamar la atención de muchos que no entienden de dónde viene todo eso, y otros que sí lo entienden pero aprovechan para ridiculizarlo.
Con el tema de las drogas y de los planes sociales, Milei parecía haber comenzado a distinguir entre corto, mediano y largo plazo.
Pero últimamente no.
La reacción es obvia. La mayoría de los argentinos no sabe, no entiende o no contesta ante posiciones que vienen del movimiento libertario anglosajón. Es un mundo extraño para ellos. Derechos individuales, Bill of Rigths, Segunda Enmienda, eliminar ministerios, regulaciones, esto es, que el Estado NO te cuide, no es algo que los argentinos en general puedan aceptar o entender.
Por eso muchos comunicadores y politicólogos lo ubican en una “extrema derecha”, hombre de paja construido desde una izquierda ilustrada que no logra distinguir entre un libertario y un fascista en el sentido técnico del término. Confundir a un libertario con Mussolini es un grosero error que sin embargo es comprensible desde una socialdemocracia que ha elevado al estado al lugar de un benévolo Leviatan.
Oponerse al acuerdo de París, denunciar la politización del cambio climático, oponerse al totalitarismo de las cuarentenas obligatorias, etc., son obviedades desde una posición libertaria, pero novedades para los oídos argentinos que, como casi todo el mundo, quieren a la ONU como un Estado Mundial.
El libertario no se opone a ESA globalización debido a un nacionalismo, sino porque esa globalización va en contra de las libertades individuales, cosa que no preocupa tanto a movimientos más nacionalistas de derecha, pero tampoco a ciertos liberales que no terminan de ver el inmenso peligro del tema cultural.
Pero, vuelvo a decir, la Argentina no está preparada, culturalmente, para el surgimiento político exitoso de una posición libertaria. Milei es en ese sentido un experimento “empírico” de apasionante resultado final, si fuéramos científicos sociales fuera de este planeta.
¿Hay que elogiar a este último Milei, dispuesto a decir lo que quiera, con el obvio peligro para su campaña presidencial?
Desde cierto punto de vista, claro que sí. No hay en él demagogia ni dobleces.
Pero, me pregunto, hasta qué punto esa posición hubiera sido más efectiva ANTES de presentarse como candidato. Cualquier libertario académico o exitoso en los medios puede darse el lujo de escribir un blog entusiasta a favor de la Segunda Enmienda de los EEUU. Instalar temas está bien.
Desde otro punto de vista, hay una posición superadora entre la honestidad brutal y la demagogia barata, la mentira y ser un político más del montón.
Si Milei fuera cabeza de una alianza, entonces honestidad más prudencia irían de la mano. Una alianza de centro derecha, con todos los sectores liberales moderados y con los sectores nacionalistas moderados, con una declaración de puntos en común y programa de gobierno, implicaría que sus candidatos deberían concentrarse en esos puntos y, si surgen otros, decir sencillamente que eso no están en las prioridades de la alianza en cuestión.
Una alianza que reivindicara en serio las instituciones de la Constitución de 1853, y que tuviera como programa de gobierno bajar el gasto público, eliminar ciertos ministerios, bajar cierta cantidad de impuestos, respetar la autonomía del Banco Central, respetar las libertades educativas y religiosas de las religiones tradicionales, abrir más al merdado en materia de salud y seguridad social, y salirse de la agenda de la ONU en nombre de la soberanía nacional, ya sería un milagro en la Argentina culturalmente estatista-peronistas. Y si formara parte de esa alianza un grupo que se autodenomine peronista, bienvenido sea un poco de nominalismo.
Pero Milei no viene de allí, viene de él mismo. En él está ir hacia la alianza o hacia él. Victoria Villarruel ya fue una alianza. Por qué no continuarla….
4 comentarios:
Buen dia Gabriel .Si coincido con lo guarango y chabacano del lenguaje de JM , pero de todos los candidatos es el unico que expresa ideas liberales ,( ajala pueda llevarlas a cabo ).Tengo la esperanza que pueda cambiar algunas cosas de este pais ,de todas formas logro que la mayoria de nuestros conciudadanos se den cuenta que somos esclavos del estado y de los mal llamados politicos ( que en su mayoria no lo son ,son picaros ventajeros ) Me parece que JM es lo mas cercano a un liberal , aunque no se cuan convencido este de las ideas liberales . Corro el riesgo .
Gracias, Gabriel, por tus lúcidas observaciones. Concuerdo con ellas, con tus concesiones y preocupación. Sus arranques y violencia habilitan esa mirada de Pagni de que es un ser " fisurado" que seduce a un pueblo totalmente "fisurado". Lo último que necesitamos es un ser inestable y agresivo. Sí hace falta un liderazgo que nos reeduque y serena, un ser creíble que prudente.
Si además conseguimos sacar el aborto. La ideologia de género y la esi. Sería genial.
Me alegra que al fin, se advierta el rol clave de Victorita Villarruel, parte crucial de la fórmula y motivo de que quien la encabeza haya tenido tanta adhesión. Sobretodo, por que en los medios tradicionales, nadie menciona el hecho que usted destaca: que el libertario guarda un sólido vínculo con alguien con quien coincide en mucho, pero que discrepa en otro tanto. Pero les resulta mas redituable venderlo como un intolerante, violento y arrogante. Si supo rodearse de las personas indicadas, tan malo no será. Es lo que me gustaría que el Padre Javier Olivera Ravassi pudiera también comprender.
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