Mi experiencia profesional en el campo de la educación, la cultura y la política en la Argentina, despues de 40 años. Empiezo "por casa":
1. Mis defectos: desorden, explosiones temperamentales típicas del que que es "secundario" (aguanta, piensa, dialoga, trata de consensuar...y un día explota como un volcán), egoísmo de refugiarse en el cómodo mundo de las ideas, etc...Mea culpa...
2. Es muy difícil trabajar en equipo: ser puntuales, atenerse al orden del día, consensuar objetivos y luego trabajar todos en la misma dirección como si lo resuelto hubiera sido idea propia.
3. Es muy complicado encontrar directivos que confíen en una mínima orientación y luego dejen el resto a la libre iniciativa y responsabilidad de los dirigidos. La mayoría se siente más segura con planificaciones, objetivos, plazos, evaluaciones, organigramas, etc.
4. Casi nadie advierte la malicia de la violencia lingüística, que puede estar justificada como excepción más nunca como norma. Iesus dixit.
5. Pocos distinguen lo dogmático de lo opinable, lo normativo de lo prudencial, la bondad o maldad objetivas de la culpabilidad o no del que la cometió.
6. Casi todos se creen con derecho a juzgar intenciones, injuriar y hasta calumniar. La inocencia procesal o el "no juzgar" evangélico brillan por su ausencia.
7. Hay cierta tendencia a hipostasiar ideas (el liberalismo, la escuela tradicional, el constructivismo) sin mayores esfuerzos en admitir excepciones, distinguir autores y etapas en la biografía intelectual de los pensadores, matizar tendencias, etc.
8. Casi nadie recuerda que son sofismas las generalizaciones indebidas, la falacia del hombre de paja, los argumentos ad hominem, entre otros. No digamos nada del amarillismo periodístico y del nuevo de las redes sociales.
9. Pocos se esfuerzan en cultivar a la vez algo de idiomas, literatura, arte, ciencia, filosofía y teología. De allí la gran cantidad de racionalistas con mentalidad geométrica y de artistas vulgares y chabacanos. Es imposible trabajar donde abundan los científicistas, los guarangos, los que viven en la parodia continua y los semi-letrados.
10. Exaspera el obediencialismo, la disciplina partidaria, el totalitarismo institucional y el exagerado espíritu de cuerpo.
11. Es asfixiante la matriz cultural autoritaria, mezcla del contrarreformismo barroco/jesuitista y del positivismo iluminista decimononico.
12. En cualquier momento me declaro anarco-tradicionalista, eso sí, hiper-exigente en el modo de tratar bien a los que piensan distinto. Colmaron mi paciencia los fanáticos de todos los colores, credos y corrientes políticas. Y sobre todo los que carecen de sentido común y sentido del humor. Un grado más de cultura anglosajona y un grado menos del españolismo de "agere contra desordenado" es absolutamente necesario. No es cuestión de esencia sino de grados. Ramiro de Maeztu y Castellani lo entendieron bien, cada uno a su manera. El resto no entendió casi nada al respecto.
Fernando
3 comentarios:
Gracias por la publicación, caro Gabriel. Otro de "mi galaxia" que sí entendió bien esto fue Sacheri. Y sin ser tan ortodoxo en lo religioso, Don Julio Irazusta, difusor y traductor de Burke entre nosotros, además de un admirador en cierto grado de la Revolución Norteamericana, El Federalista y la cultura anglosajona en general
Fernando
Me pregunto por qué Julio Irazusta no tuvo más influencia................
Julio Irazusta no tuvo tanta influencia pues era un decidido partidario de que el Nacionalismo hiciera sus propuestas dentro del sistema republicano existente y en el marco de la Constitución de 1853, más allá de las críticas que como pensador tradicionalista le merecieran la democracia constitucional moderna y nuestra Carta Magna. Sí tuvo la máxima influencia como historiador, lo que le valió ser incorporado a la Academia Nacional de la Historia, pese a ser revisionista. En EE.UU sería considerado un "conservative", salvo en lo económico, pues tenía simpatía por Keynes, aunque el influyente Willmoore Kendall (fundador de National Review junto a W. Buckley Jr) también fuera keynesiano. Irazusta había estudiado en Oxford y escribió dos libros importantes referidos al mundo inglés: "La Monarquía Constitucional inglesa" y "Políticos y literatos del mundo anglosajón"
Fernando
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