En la primera temporada de E.R. (estamos hablando de 1994 en EEUU) hay un episodio donde lo que hoy llamamos un trans llega a la guardia. Lo atienden los doctores Benton y Carter. Lo atienden correctamente, pero no le dan conversación.
En un momento, antes de que le
dieran el alta, ella sube a la terraza y se suicida.
Carter queda devastado.
Ese sub-trama fue un claro ejemplo
de lo que se pedía entonces. Por favor, trátennos como a cualquier otro. No te
hacemos daño. Queremos convivir entre todos en paz.
Muchos suponen que los que nos
oponemos a la ideología de género estaríamos felices con ese dramático
resultado y en contra de esa petición. Que somos malvados, que los odiamos, que
los difamamos y que nos alegramos de sus sufrimientos.
Nada más lejos de la verdad, pero
es habitual.
Yo he sido “un malvado” toda mi
vida. Apoyo la economía de mercado, por ende no me preocupan los pobres. No
creo en los controles estatales del clima, luego, no me preocupa la ecología.
No estoy de acuerdo con los cupos femeninos, por ende odio a las mujeres. No
estoy de acuerdo con los reclamos de Black Live Matter, por ende odio a los
afroamericans. No estoy de acuerdo con que ciertos descendientes de ciertos
pueblos incendien las propiedades de los occidentales, luego estoy en contra de
los indígenas. Y así sucesivamente.
La izquierda ha impuesto una
narrativa tan eficaz que millones y millones piensan eso. Para colmo se nos
llama “antiderechos”.
La pura verdad es que debemos
convivir todos, respetarnos todos y respetar nuestras libertades individuales,
seamos hetero, homo, marcianos o venusinos. Todos tenemos derecho a ejercer
nuestras libertades individuales, y no por ser miembros de un colectivo, sino
por ser humanos. Todos tenemos derecho a la libertad de expresión, de
asociación, de enseñanza y de religión, y es a través de esas libertades que
podemos vivir conforme a nuestras concepciones del mundo respetando el derecho
a la intimidad de los demás.
Porque la ideología de género es
ideología precisamente por estar a favor NO de la libertad, sino de la
coacción. O coincides con su narrativa, con su uso del lenguaje, con sus
categorías morales, o vas preso, bajo delitos de odio y discriminación. Ah no,
eso es otra cosa. Eso es violar las libertades individuales. La libertad de
expresión, de asociación, etc., de cualquier persona, no se basa en que sus
opciones sean acertadas. Se basan en que la verdad no se puede imponer por la
fuerza. Así que, por ejemplo, si crees que es verdad que yo debo llamar she
a un transexual (yo, libremente, lo he hecho), y que si no
lo hago voy preso, allí es donde has cruzado una raya. Seré un imbécil (depende….)
pero una sociedad libre es eso.
Claro que hay gente que odia.
Pero no es el caso de quienes
defendemos sencillamente la libertad individual.
2 comentarios:
Cómo reaccionar ante esta situación. Una persona contrata un servicio de medicina prepaga, paga su cuota de $ 9500. Luego de un mes pide, amparada en la ley Ley 26.743, "ARTICULO 11. — Derecho al libre desarrollo personal. Todas las personas mayores de dieciocho (18) años de edad podrán, conforme al artículo 1° de la presente ley y a fin de garantizar el goce de su salud integral, acceder a intervenciones quirúrgicas totales y parciales y/o tratamientos integrales hormonales para adecuar su cuerpo, incluida su genitalidad, a su identidad de género autopercibida, sin necesidad de requerir autorización judicial o administrativa." una intervención quirúrgica cuyo costo asciende a $ 750.000- Por si es necesario aclarar que no se pueden poner condiciones a la cobertura, tampoco se puede impedir que luego de la cirugía deje de abonar el contrato.
Una mujer no puede realizar una cirugía similar sin haber contratado un plan que incluya cirugía estética. La igualdad de derechos queda para otra vida.
Ley típicamente estatista. NINGUNA persona tiene ese "derecho"..................
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