lunes, 8 de junio de 2020

EEUU: NO HAY MOTIVOS PARA EL OPTIMISMO



Las masas, esas masas rebeldes de las que habla Ortega, se han rebelado una vez más. La Declaración de la Independencia (que citó M. Luther King en su famoso discurso) no significa nada para ellas. Tampoco la enmiendas o la Constitución. Tampoco significan nada para los líderes del partido demócrata, los cuales, creo, son peores que los kirchneristas, lo cual es mucho decir. 

Eso nos da una pena profundísima (http://gzanotti.blogspot.com/2019/03/estados-unidos-una-pena-profunda.html); (http://gzanotti.blogspot.com/2020/06/eeuu-una-pena-profundisima.html) pero..... No debe sorprendernos. Es exactamente la pulsión de agresión irracional, alienada, desatada, que explicó Freud, no sin preocupación, en su El Malestar en la Cultura, en cuyo final advierte sobre la posibilidad de supervivencia de la civilización. Era 1930.

Ante ello, es menester recordar una vez que la democracia, a secas, siempre tuvo un peligro intrínseco de masificación, como muy bien recuerda Pío XII en su olvidada Benignitas et humanistas (http://www.vatican.va/content/pius-xii/es/speeches/1944/documents/hf_p-xii_spe_19441224_natale.html)  Y por ello las instituciones de una República Constitucional deben ser sanamente aristocráticas: no sólo la Suprema Corte, sino el Senate y el colegio electoral, que los demócratas quieren muy coherentemente tirar a la basura.

Pero a su vez siempre es necesario el liderazgo no alienante, sino curativo, de un Kennedy, un Martin Luther King, llamando a la paz a las masas confundidas. Pero el asesinato de ambos, planificado seguramente por gente diabólica pero nada confundida, nos muestra la terrible fuerza de la Historia de Caín (https://eseade.wordpress.com/2017/10/27/la-historia-humana-es-casi-la-historia-de-cain/

Frente a esto, un Obama tenía la oportunidad histórica de quedar como el estadista que él pensaba que era, pero ha demostrado la poltiquería infame que lo rige. Qué oportunidad para aclarar, él, a las masas para las cuales significa algo, obviedades tales como que nada justifica la violencia, pero no, con tal de hundirlo a Trump, todo vale. 

EEUU es ya un estado fallido. Aunque Trump gane un segundo período, ignoramos cómo se podrá revertir esa tendencia. El futuro está siempre abierto pero, una vez más, no sobran los motivos para el optimismo.

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