Que la política concreta ha sido muchas veces el lugar del asesinato, las
mentiras, y todo cuando se pueda por llegar al poder, lo sabemos desde que el
mundo es mundo. Pero al menos hubo un momento donde un código de caballeros
unía a los demócratas y republicanos. Eran las épocas de los debates entre un
Kennedy y un Nixon, o Al Gore diciendo a todo el mundo que aceptaría la
resolución de la Suprema Corte porque “este es nuestro sistema”.
Pero la ideologización extrema del Partido Demócrata ha llegado a tales
extremos, es tan evidente que ni siquiera están dispuestos a aceptar un
resultado electoral, igual que sus epígonos latinoamericanos, y que las
desesperadas mentiras y campañas que organizan –sólo les falta lisa y
llanamente el asesinato político- llegan a niveles vergonzantes.
Ya lo hicieron en el caso del Juez Kavanaugh, tema al cual ya le dedicamos
un largo comentario[1].
Ahora, desesperados por el triunfo de Trump, inventaron un impeachment. Era el
paso anterior a contratar un sicario para asesinarlo, así que los miembros del
Servicio Secreto van a tener que estar muy cuidados de aquí en más.
Desesperados, inventaron un supuesto chantaje o presión de Trump al presidente
de Ucrania, cuando nada en la transcripción indica tal cosa; a lo sumo, una
imprudencia, como mucho, que revela por lo demás las tropelías de Joe Biden.
¿Qué autoridad moral tiene alguien en los EEUU actuales,
lamentablemente, para decir que “nadie está por encima de la LEY”? Law es
precisamente ese conjunto de derechos individuales que presidentes y
congresistas se han dedicado últimamente a violar, republicanos también. Si
conocieran el sentido que la noble palabra “law”
tiene en Hayek, se darían cuenta. Pero no, ahora parece que son todos
inmaculados, desde los Clinton y sus mafiosas relaciones con el Deep State, hasta Obama que, por lo
demás, como dice Julio Shiling, “…le dijo en 2012 al líder titular ruso, Dimitry
Medvedev, frente a un micrófono abierto, que tendría “más flexibilidad” después
de las elecciones presidenciales en los EE UU para considerar descartar el
proyecto del escudo de defensa antimisiles que protegería a Ucrania, Polonia y
otras democracias del área. Esto era algo que Rusia quería mucho. ¿No abusó
Obama del poder al enviarle este mensaje a Putin invitándolo a que el líder
ruso lo favoreciera en su reelección? Obama no sólo abandonó el plan de sistema
antimisiles, sino rehusó mandarle a Ucrania ayuda letal cuando Rusia invadió
Crimea. ¿No fue esto un abuso de poder que tipifica un quid pro quo?”[2]
Que Trump es muy tosco, que no entiende bien el tema de la libre
importación, que debería tener otra política de inmigración, etc., es obvio. ¿Pero quién tiene autoridad moral para
decirlo? ¿Quién antes de él eliminó todos los aranceles? ¿Quién antes que él
suspendió la diferencia entre inmigración legal e ilegal? Nadie. ¿Por qué se
presentan ahora todos como santos angelitos?
La respuesta es muy simple: porque están
desesperados para eliminarlo, de cualquier modo, porque son unos autoritarios
que en fondo han abandonado el pacto político originario de los EEUU. Por eso es falso que el discurso de Trump sea
esencialmente nacionalista. Porque en gran parte de sus discursos, cuando Trump
cita a los Founding Fathers, a la Declaración de Independencia, a la Primera
Enmienda, y todo ello para defender las
libertades de religión, de educación, de asociación, etc., (Y EL DERECHO A LA
VIDA) él no está invocando, a pesar de él tal vez, “America first” sino “all men
are created equal…” LO CUAL ES PRECISAMENTE LO QUE LOS AUTORITARIOS
DEMÓCRATAS quieren eliminar: LA TRADICIÓN LIBERAL CLÁSICA Y LIBERTARIA DE LOS
EEUU. Ya lo están haciendo hace mucho, pero ante este imprevisto llamado Trump,
su desesperación se ha evidenciado: desde las caras y gritos de odio desencajados de Ocassio Cortéz y las pro-iraníes Omar y
Tlaib, hasta los llamados a la agresión física por parte de Maxime Walters, todo
es un circo romano autoritario que está minando las bases institucionales de
los EEUU (a lo cual varios republicanos antes de Trump han colaborado, nobleza
obliga).
Aún no lo lograron. Pero no soy optimista. Así como Ratzinger fue en su
momento un muro de contención contra lo más terrible del comunismo dentro de la
Iglesia, así lo es hoy Trump en los EEUU, hasta que ese muro se rompa, porque las
corrientes culturales son a veces incontenibles, y si eso no se revierte, será el regreso hacia épocas muy bestiales de la historia.
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