Ante los dramáticos acontecimientos en la Venezuela de Chávez, viene bien recordar este artículo escrito en el 2007. Fue publicado como “Chávez y la educación: la razón de mi vida y la vida de los razonables”, en Camino de libertad, Revista Digital de Política Latinoamericana, año 1, nro. 6, sept. 2007, pp. 7-10, en www.hayek.org.ar Observen que no es Chávez solamente el criticado........
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CHAVEZ Y LA EDUCACIÓN: LA RAZÓN DE MI VIDA Y LA VIDA DE LOS RAZONABLES
Por Gabriel J. Zanotti.
Ya es de público conocimiento otra de las locuras del peligrosísimo dictador venezolano. Ahora quiere imponer la “educación bolivariana” en todos los institutos educativos venezolanos, ya públicos o “privados”. Y personas de buena voluntad y sentido común, sin necesidad de vinculación al pensamiento liberal, ya se rasgan las vestiduras ante este nuevo avance totalitario de Chávez, a quien hay que reconocerle, al menos, que sabe dónde va.
Lo interesante de Chávez, contrariamente a la viveza criolla de nuestros pro-chavistas gobernantes actuales, es el desparpajo dialéctico, gestual, simbólico, con el que anuncia sus intenciones, simbolismo no extraño a la cultura latinoamericana. Sus fotos cual gran maestro en escuelas primarias, ante las miradas inocentes de sus futuras víctimas, han recorrido el mundo, junto con sus anuncios, claro, del mal destino que correrán los colegios “privados” que no sigan su lavado de cerebro bolivariano.
Todo esto, reiteramos, despierta a la gente de sentido común y hace tomar conciencia del valor de la libertad de enseñanza.
Pero es tarde.
Muchas personas no precisamente chavistas, liberales incluso en lo económico, creen que educación “privada” es aquella que está “adscripta” a un sistema “oficial” de enseñanza donde el estado se arroga el contralor final de los planes y programas de estudio. No sólo lo suponen como creencia cultural, sino que incluso lo defienden con ahínco. Hace poco me tocó explicar sólo –obsérvese: solamente- lo que sería un sistema educativo con una educación privada verdaderamente tal, esto es, des-monopolizada jurídicamente del control del estado. Fue un en partido político auto-considerado el más liberal del centro opositor a Kirchner. No es que se opusieron. Sencillamente lo escucharon con asombro. No lo habían escuchado nunca.
Claro, en esos casos, los contenidos mínimos no pasan precisamente por Chávez. Pasan por “cosas buenas”: matemáticas, geografía, literatura, ciencia y “chicos pórtense bien y estudien”. Incluso muchos de ellos defienden a Sarmiento, a la Generación del 80 y recuerdan con horror a Perón imponiendo como lectura obligatoria a “La razón de mi vida” de Evita, la “nueva Eva” política siempre re-editada. Pero el caso es que todo el sistema jurídico de la Generación del 80 es lo que le permitía a Perón hacer eso perfectamente. Era totalmente legal. Bastaba cambiar los “contenidos mínimos”: no más Ragucci, ahora, Eva Perón. La vida de los razonables se despierta. Pero, reiteramos, es tarde. Los razonables sirven en bandeja de plata a los no razonables sus instrumentos jurídicos.
Vale la pena recordar que hay dos motivos principales para defender la libertad de enseñanza, esto es, que el sector privado tenga derecho a sus propios planes de programas de estudio sin tener que pedir un vergonzante permiso a los funcionarios estatales. Uno, más deontologista: es sencillamente inmoral. Ninguna persona tiene derecho a imponer por la fuerza a otra sus convicciones culturales, de igual modo que tampoco tiene derecho a imponer sus convicciones religiosas. Por ello Feyerabend habló de una “nueva” ilustración: la separación entre estado y ciencia. Se “separó” Iglesia y estado –y muchas veces de manera hostil, cosa contraria al pensamiento de Feyerabend- pero no estado, ciencia y educación. La distinción entre estado y educación tiene el mismo fundamento que la distinción entre estado y religión. Y no, la cuestión no pasa porque la educación puede ser “científica” y la religión no. La cuestión pasa por que la verdad no se impone por la fuerza.
La segunda razón, más consecuencialista, tiene que ver con la ineficiencia del sistema. Un sistema educativo monopólico, donde el sector “privado” tiene que seguir los dictámenes estatales, no puede distinguir entre el título oficial –que se convierte en un sagrado ícono demandado por la opinión pública- y los contenidos pedagógicos concretos. No hay forma, por lo tanto, de que instituciones privadas compitan libremente para brindar el mejor servicio. La cuestión es obtener el certificado oficial. Si fue en una escuela privada que sigue a Harvard o si fue en la Tinelli High School, ya no importa. La cuestión es el título oficial. La calidad de la enseñanza decae progresivamente, y lo más curioso es que las personas “razonables” no chavistas llaman al estado para que controle aún más: que haya contenidos más serios, que los chicos se “porten bien”, que lean, que formen fila y canten el himno. Esa es la calidad del debate educativo: estatistas “buenas personas”, abuelos ilustrados espantados porque sus nietos de 18 años no distinguen a Carlomagno de Napoleón, y, del otro lado, montoneros chavistas imponiendo contenidos “de izquierda”. Pero ambos coinciden: el estado tiene que controlar. La vida de los razonables comparte lo básico de los supuestos irrazonables y autoritarios de izquierda: el estado y su control.
Escribimos todo esto para mostrar que no es cuestión de alarmarse ahora frente a lo que ocurre en Venezuela, o en Argentina cuando el matrimonio K imponga en los colegios “privados” el “Manual del montonero ilustrado”. (¿Y no lo hacen, ya, de maneras más sutiles?) ¡Qué barbaridad!, dirán entonces respetables voces que creían que defendían la libertad de enseñanza. La cuestión es tomar conciencia, personas razonables, de que la libertad de enseñanza “es” otra cosa, antes de que nos demos cuenta de que “era” otra cosa.
Hay un fenómeno interesante que tiene que ver con todo esto. Es la cuestión del autoritarismo de saco, corbata, música clásica e inglés. Son personas con doctorados, intelectuales destacados, pacíficos en sus formas, que defienden ideas que luego son el caldo de cultivo de los autoritarios más ridículos, crueles y perversos. Pero claro, ellos no fueron. Si, ellos fueron.
Son la pléyade de economistas funcionarios de bancos centrales, bancos mundiales, organismos internacionales, ministerios, secretarías de hacienda, profesores universitarios, convencidos militantes de las “fallas del mercado” que llaman al estado para que corrija las distorsiones del capitalismo. Claro, ellos saben “hasta cuándo” intervenir. La cuestión es que los “socialistas del s. XXI” repiten ahora sus mismos argumentos con más coherencia y los llevan a sus últimas consecuencias. El plato servido.
Son la pléyade de intelectuales especialistas en comunicación social que hablan del “derecho a la información”, uno de los más peligrosos resultados de los llamados derechos de segunda generación. Son cultísimos intelectuales, nada que ver con Chávez, desde luego, que hace décadas declararon el certificado de defunción a la “liberal” libertad de expresión (“liberal” era todo el calificativo que necesitaban para descartarla) para comenzar a hablar muy dignamente del derecho a recibir información, definiendo su sujeto, su objeto, su sujeto activo y pasivo de obligación y todo tipo de tecnicismos jurídicos muy cultos, muy universitarios, muy “occidentales” para que ahora, claro, Chávez y Correa (¿y por aquí qué tal?) lleguen ahora a la coherente conclusión de que ellos garantizarán el “derecho del pueblo” a la información contra los intereses capitalistas de los pérfidos empresarios de los medios de comunicación; son ellos los que garantizarán el derecho a la información versus la “libertad de empresa”, ave rapaz oculta bajo la decadente y burguesa “libertad de expresión”. ¡Ah no!, dirán los grandes intelectuales del derecho a la información. ¡Nosotros no dimos letra a Chávez y Correa! ¿No? ¿Seguro que no?
Y en este caso, finalmente, lo mismo. Allí están los defensores del control estatal de la educación, pensando ingenuamente en unos probos funcionarios estatales y en una “ley federal de educación” que garantizará la calidad de la enseñanza. Para ellos tampoco, en el fondo, hay libertad de enseñanza: hay derecho a la educación, y el que tiene que garantizar ese derecho es el gobierno. Y que el “sector privado” ayude un poco, claro…..
Cuando la alianza con Chavez se intensifique, y los contenidos “mínimos” sean Chávez 101, 102, etc (que tal vez ya lo son…..) no protesten. Escuchen al menos una vez a esos liberales “extremistas” que despreciaban absolutamente. Cuando la bota totalitaria de los Kirchner, los Chávez, los Correa, deje de asolar nuestros territorios, sea tal vez ocasión de abolir la Ley Federal de Educación, como primer paso. Si es que alguna vez ello sucede. Porque la cuestión no es –me corrijo- la bota totalitaria de tan terribles personajes. La cuestión no radica en las botas, en los pies, sino en las cabezas de las buenas gentes que les dieron todo su discurso. Para ellos, y no para el inefable Chávez, está escrito este artículo.
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4 comentarios:
Hola Gabriel. Excelente artículo. Como están las cosas, cobra más relevancia que nunca. Ahora bien, tendrás otro artículo donde pueda apreciarse los lineamientos de una educación 100% privada?. El paradigma Estatal en el que veo sometida mi vida me hace pensar que sería de muy difícil implementación en profesiones como la medicina, donde algún tipo de regulación puede ayudar a evitar males mayores (al menos en sociedades con realidades complejas como la nuestra). Por último, una sugerencia para próximos blogs: Podrás escribir algo relacionado con el fallo de la corte que aprueba el consumo privado de marihuana en nuestro país? Abrazo y muchas gracias. Mariano Alvarez
Muy buen texto, espero que se repita, haber si educamos a nuestra generaión.
Un saludo.
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Buenas, creo que sería oportuno para usted verificar la ley que recientemente se ha implantado en materia educativa en mi país, estoy a su disposición para hacérsela llegar vía web. Saludos..
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