Siempre he estado a favor de la libre inmigración y emigración, la libre circulación de capitales y de personas. Es el ideal propuesto por Mises en Liberalismo (1927) luego de soñar con los "Estados unidos" austro-húngaros en 1919 en su libro Nation, Sate and Economy.
Pero las políticas migratorias practicadas por la mayoría de los gobiernos europeos, que han llevado a crisis como la de Francia, son otra cosa.
Dichas políticas piensan que la libre inmigración consiste en que son ciertos "colectivos" los que deben inmigrar, y ser protegidos por el Estado Providencia.
Ese es un pensamiento post-moderno, que se basa en un relativismo cultural total.
Todos deberíamos tener derecho a entrar libremente a un Estado liberal clásico, excepto seamos delincuentes. Pero en ese caso, todas las persons deben respetar el Estado de Derecho. Todos tienen derecho a la vida, libertad y propiedad, y por ende todos tienen el deber de NO cometer delitos de asesinato, secuestro o hurto, independientemente de si su marco cultural anterior sea compatible con ello o no. El Estado de Derecho que ha emergido en Occidente tiene la superioridad moral de basarse en una verdad moral universal, a saber, que todas las personas han sido creadas por Dios con una dignidad natural que debe ser respetada y por ende con inalienables derechos a la propiedad, la libre asociación, la libertad religiosa, de enseñanza y de expresión. Ello lleva a la sana diversidad y pluralismo liberal clásico, donde personas de diferentes naciones y religiones con-viven en un mismo Estado de Derecho y por ende todas tienen la obligación de respetar ese Estado de Derecho que les permite precisamente vivir libremente las costumbres de sus culturas, siempre que no violen derechos de terceros.
A la vez, y aunque esto sea antipático, esa libre inmigración presupone una economía libre y la inexistencia de subsidios estatales para todos, de tal manera que cada persona que llegue se tenga que poner a trabajar, en igualdad ante la ley y ausencia de privilegios ni subsidios, aumentando con ello la productividad de toda la economía. Si hay situaciones de distribución de bienes públicos, ello debe quedar, como explica Hayek, reservado a los municipios bajo estrictas condiciones (NO monopolio del servicio, financiación local, etc.) que deben estar protegidas en el texto Constitucional federal.
Eso es libre inmigración, y no este caos post-moderno y asistencialista que conduce a ghettos no integrados, con incentivos al delito, y a reclamar enojados, parta colmo, derechos que NO tienen, pero que una berborragia estatista les ha hecho pensar que sí.
Todo esto es liberalismo clásico 101, economía de mercado 101. Qué lejos que están los dirigentes europeos de comprenderlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario