domingo, 19 de febrero de 2023

CHAT GPT: ¿Y AHORA QUÉ HACEMOS?

El positivismo en el sistema educativo formal padece de una muy deficiente teoría del conocimiento, retroalimentada ahora por las analogías entre el hombre y la máquina. Supone que el aprendizaje consiste en copiar lo que un señor dice, repetirlo y sacarse 10.

Inútil es que me vengan con la pléyade de sistemas pedagógicos y la pléyade de heroicos profesores y maestros que no lo hacen así. El sistema está organizado así. La memoria sin comprensión (porque la inteligencia implica la memoria pero no al revés) sigue siendo la privilegiada a la hora de dar parciales y exámenes finales. La obsesión por la nota no sólo no ha disminuido sino que se ha acrecentado por los altos promedios que las becas exigen. Y no parece haber vuelta atrás.

Vuelvo a decir, por favor, no me salgan con que en mi colegio no, que mi profesor no, que mi universidad no. A la hora de ponernos “exigentes”, a la hora de pedir las becas, la repetición exacta y el 10 es lo que vale. Seamos sinceros por favor.

Por supuesto, así las cosas, la copia es el pecado mortal. Pero el sistema no advierte que el que no se copia, se copia. Se copia de su memoria. Como los imbéciles políticos que no pueden hablar sin un discurso escrito por otros y además transcripto en esa pantalla casi invisible, el buen alumno, el que repite sin hacer problemas y sin hacerse preguntas, se copia de una pantalla invisible que es su excelente memoria. Y ese es premiado. Los que no tienen tan buena memoria se copian de otras plataformas. Esos sí son penados, porque en ese caso se des-cubre la memoria sin comprensión.

Siempre ha sido así. En la llamada pandemia fue lastimoso. Dos cámaras, tres cámaras para que “no se copien”. Si hubieran podido enviar un policía a cada domicilio, muchos colegas hubieran estado muy contentos.

La verdad no sé si alguna vez esto se podrá superar, porque las propuestas que se toman en serio eliminar el sistema de notas no sólo están prohibidas por los Estados, sino que además no sé qué demanda de mercado tendrían a la hora de competir con las becas basadas en notas.

Es el lado lamentable de la naturaleza humana llevado a la educación. Es lo mismo que el buen empleado, que repite lo que la empresa quiere, que el buen soldado o policía, que cumple las órdenes, que el buen diputado, que obedece al partido. A pesar de las denuncias de mis colegas sobre la banalidad del mal o la existencia inauténtica, así sigue siendo. El “bueno” es el que no hace problemas. El pensamiento crítico, la clave del progreso filosófico y científico, está fuera del sistema educativo formal. Claro que “a pesar” de ello algunos profesores verdaderamente enseñan y algunos alumnos verdaderamente aprenden, porque el lado bueno de la fuerza ejerce su resistencia. Pero es re-sistencia, es in-sistencia, no es existencia. Los educadores no existimos en el sistema, resistimos en la trinchera. 

Claro, quedaba el ensayo escrito, con programas para descubrir si había plagio.

Y se acabó.

¿Y ahora?

Ahora nada. Sencillamente, ahora es obvio que el rey está desnudo. Ahora es obvio que el sistema era un incentivo para la copia. El sistema quedó en carne viva, sin defensas. Antes se vestía de seda aunque carne fuera. Ahora se acabó el vestido de seda. Ahora es visible la nada que hay detrás.

¿Qué hacemos ahora? Nada, sólo ver que el rey está desnudo y reflexionar. 

 Esa es la buena noticia. 

5 comentarios:

Enrique Arenz dijo...

Estoy de acuerdo. Pero deseo rescatar que con este o con cualquier sistema la persona que quiere estudiar y aprender, lo hace. El buen estudiante escucha al peor profesor y saca de él algo bueno, leé y no mermoriza, busca la escencia del conocimiento, reflexiona, duda y elabora su propio punto de vista. Y creo que siempre fue así. El conocimiento, la cultura, el afán de crecimiento intelectual responden siempre a una vocación, a un ardiente deseo. Pero esa condición está en una minoría. Y no sé si a la mayoría de los estudiantes que memorizan, se copian, y ahora chatearán con una máquina, los hjaríamos diferentes con un sistema distinto.

Gabriel Zanotti dijo...

Excelente reflexión Enrique. Busquemos un tercer grupo: los que se copian con el actual sistema pero responderían diferente a otro sistema de incentivos.

Juan F. Reinoso dijo...

Cuando la matriz (cumplir un determinado cúmulo de contenidos, "dar" todo el programa, quedarse tranquilo de que lo "diste",...entre otras cosas), sigue siendo esta, se contradice -en su forma y en su fondo- con el ayudar a pensar y con una práctica de la enseñanza más libre y confiada. Es un cambio muy difícil pero necesario si buscamos respetar al sujeto-objeto de la enseñanza: el ser humano en sus diferentes etapas evolutivas.

Gabriel Zanotti dijo...

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Anónimo dijo...

Malos profes, producen malos alumnos, y viceversa. No todo está perdido. Yo en la secundaria me llevaba siempre a propósito historia y geografía con uno directo a marzo. Despreciaba a los profesores y esa era mi manera de decírselos. Luego en febrero me encerraba con un profe increíble que vivia frente a casa, y enseñaba como los dioses, y aprobaba con 10. Todos los años igual. Y no era memoria, era entender y vivir ambas materias como una película.