miércoles, 7 de octubre de 2020

NO BASTA CON SER UN BUEN CIUDADANO. LOS LIBERALES DEBEN ESTAR EN EL CONGRESO.

Si viviéramos en Hayeklandia, donde la política “está bajada de su pedestal” (LLL, III), entonces el espacio de lo público ocuparía un lugar de poca importancia en nuestras vidas y podríamos dejar el poder a quienes tengan una especial vocación por el servicio público. El poder sería tan limitado, sus funciones tan pocas y sus salarios tan bajos, que verdaderamente estarían allí los más estoicos de los ciudadanos. En 1988 me asombró ver a varios ciudadanos del Estado de Pensilvania que no sabían quién era el gobernador, no les importaba y, lo mejor del caso, no necesitaban saberlo. Ahora, como es obvio, las circunstancias cambiaron. De quién sea el gobernador depende que puedan salir de su casa, ir a las iglesias, tomar un café……………….

Por ende todo ha cambiado. La diferencia es que, si los anfi-federalistas NO tienen razón, podríamos decir que los EEUU comenzaron bien. Nosotros, nunca.

La tarea de limitar de vuelta el poder es ciclópea y casi imposible. Porque los poderes políticos se han ido transformando (a medida que la demanda cultural por el estatismo fue en aumento) en diversos aguantaderos de mafiosos y asesinos, y el sobre-dimensionamiento de sus poderes, la ley de partidos políticos y las listas sábanas constituyen un conjunto de incentivos perversos para que los peores lleguen al poder. Por eso se produce la tremenda injusticia de que el destino de nuestras vidas se encuentre en manos de criminales impresentables pero que son “honorables” diputados, senadores, presidentes, vices, ministros y hasta jueces. Sí, hay mucha gente buena en la Argentina, pero esa gente no tiene el menor incentivo para participar en la faz agonal de la política y juntarse con esos bestias.

Pero hay que hacerlo, no queda otra, porque el sistema sólo puede reformarse desde dentro. Lo que queda es la disolución total, la guerra, la revolución, métodos que tienen su propia lógica interna hacia el totalitarismo (la llamada Revolución norteamericana fue un cambio de personas, no de régimen político).

Las fundaciones y los think tanks son muy importantes pero NO suficientes. NO tienen el poder para limitar al poder, punto. La teoría de los círculos que se van expandiendo, de Hayek, tiene sus fallas. Las masas se manejan emocionalmente y no pueden escuchar lo que sus racionales discursos dicen. Los políticos, por ende, nunca olfatean un cambio porque las fundaciones vayan aumentando, sino que olfatean las contradicciones y pasiones de las masas. Excepto que sea un estadista, casualidad de la que no podemos depender.

Las fundaciones, por lo demás, además de tener sus propias internas entre los cuatro gatos locos que las integran, tienen (sin contradicción con lo anterior) problemas graves de fund rising y, en el mejor de los casos (cuando NO hay peleas internas y cuando el fund rising va bien) los que asisten a sus cursos y a sus universities no son héroes que van a minar su prestigio y sus oportunidades laborales hablando todo el día de Mises y Hayek. No, hay muy buenos puestos, por millones de dólares, en corporaciones y organismos internacionales en los cuales hay que portarse bien y no citar a autores que pongan en evidencia sus chanchullos. Muy lindo el curso sobre Mises que hace mucha gente a los 20 años. Pero luego pasó. Qué lindo recuerdo. Pero no entra en la entrevista laboral. Y no estoy criticando a nadie. Las sociedades humanas tienen incentivos, no tiene héroes, y cuando los tienen se encargan bien de destrozarlos.

El único modo de cambiar a corto plazo las cosas es que todos los liberales y conservadores del país se unan en una sola lista para diputados y que entren en la Congreso. Muchos de ellos ya llegan a los medios. Es el momento. Una vez en ella, lo que tiene que hacer es: a) bajarse el sueldo a la mitad; b) NO contratar asesores pagos; c) instalar temas, d) presentar proyectos para derogar legislación, nunca crearla; e) escribir ellos mismos sus propios discursos; f) con todo lo cual recién podrán comenzar a ser el cambio cultural que masas desilusionadas con los políticos habituales puedan comenzar a escuchar.

Fíjense en el ejemplo de Ron Paul: "... un ejemplo de cómo probar otras estrategias nos los ha ofrecido Ron Paul quien, sin dar un paso atrás, manteniendo inmaculados sus principios se subió al ring como miembro del congreso, e inclusive, como precandidato a la presidencia dentro del partido republicano. Desde esa trinchera pudo darle más fuerza a su mensaje y, sobre todo, con su ejemplo enseñarnos que debemos participar en política porque es la forma más potente de provocar cambios, pero siempre manteniendo el supremo objetivo que sean de acuerdo a nuestra filosofía. Y, más importante, la participación en el congreso le proporcionó una tribuna para convertirse en la consciencia de la nación. "

(Ricardo Valenzuela, en https://refugiolibertariol.blogspot.com/2020/10/tiene-futuro-el-liberalismo-en-mexico-i.html?fbclid=IwAR2C1aVdYt2eMr4EdtZf8fNpnFbzrz4pceTQ9rYt7AxtJIm7a1S4QCDd8DU)

Por lo demás, ni se les ocurra presentar candidatos a presidente, desde luego, actualmente es imposible superar el voto cautivo del peronismo y otros partidos (dos más como mucho).

Presentarse como candidato en listas de los partidos dominantes NO es contra la ética SI es que luego se tienen los riñones para resistir las amenazas de muerte de las mafias que intentaron engañar. Es como ser agente encubierto.

Pero, ¿están los liberales y conservadores argentinos a la altura de esta circunstancia histórica?

Lo dudo. Yo no soy como santo Tomás Apóstol, que no creyó hasta que no puso los dedos en las llagas. Pero en política, sí. Hasta que no lo veo, no lo creo.

 

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Una correccion profe, es "fundraising".

Fernando Romero Moreno dijo...

Muy interesante el ejemplo de Ron Paul. Yo pienso lo mismo: hay que meterse en política y no corromperse. En teoría se puede. En la práctica, es muy difícil. Hay que saber distinguir bien (guiados por la virtud de la prudencia) entre qué permitir, qué defender, qué tolerar y qué combatir.
Seguís pensando que el único experimento que funcionó fue el EE.UU y eso a partir de 1776, sólo por algunos años. La Argentina copió parte de las instituciones norteamericanas en vez de imitar su ejemplo de no hacer una revolución, sino una evolución. Aquí, antes de 1810, los asuntos que al ciudadano medio le interesaban porque son concretos (gobierno local, seguridad, justicia y funciones subsidiarias) estaban en manos de los cabildos municipales. Era un cuerpo colegiado, cuyos miembros se renovaban una vez por año, de acuerdo a la costumbre de cada lugar (elección por los antiguos miembros, venta de los cargos, etc).Estaba formado por vecinos que debían tener residencia en la ciudad. El cabildo cerrado era el cuerpo colegiado que sesionaba para cuestiones ordinarias. Cuando había un problema excepcional (sequías, malones de indios, piratas, etc) se convocaba a cabildo abierto de todos los vecinos. Por encima de los cabildos municipales estaban los gobernadores, las audiencias y los virreyes, todos los cuales se ocupaban de cuatro ramos: gobierno, justicia, hacienda y guerra. Era un sistema descentralizado, donde los derechos y garantías estaban resguardados por los ordenamientos jurídicos locales o regionales (fueros), formados en base a la costumbre y la jurisprudencia. La educación era libre: podía darse en el hogar, en los colegios municipales ("colegios del rey") o en los colegios que dependían de un convento ("colegios de Dios"). Existía propiedad privada, propiedades colectivas no estatales (familiares, municipales, gremiales) y propiedades estatales. Los fueros custodiaban las libertades concretas (a la vida, a la propiedad, a asociarse con fines útiles, a la seguridad, a la inviolabilidad de la correspondencia, al debido proceso, etc). Según Rothbard, los fueros han sido el mejor aporte jurídico-político de los pueblos hispánicos.Sigo...

Fernando Romero Moreno dijo...

¿Que no había libertad religiosa, de prensa, de expresión? La había, más o menos limitada según circunstancias de tiempo o de lugar. Nada distinto a lo que sucedía hacia adentro de varia de las trece colonias (las cazas de brujas calvinistas fueron de lejos más brutales e injustas que la de los católicos). ¿Que no había libre comercio absoluto? Tampoco lo había en Gran Bretaña, EE.UU (salvo en el Sur), en Alemania, en Canadá o en Japón. Lo hubo parcialmente una vez que se industrializaron. Hamilton copió el modelo proteccionista de Inglaterra y List lo aprendió de Hamilton para aplicarlo en Alemania. El real de a ocho era la moneda más importante, no sólo dentro del Imperio Español sino a nivel global (incluso en el comercio con Filipinas, China, etc). Pero circulaban otras monedas, porque no había curso forzoso. ¿Y por qué no subsistió este sistema? Porque al llegar los Borbones impusieron el francés de monarquía absolutista, que nada tenía que ver con la Monarquía limitada propia de la Tradición hispánica. Lo reconocen paleo-libertarios españoles como Anxo Bastos, además de ser la bandera histórica del tradicionalismo carlista (una de cuyas consignas es "más sociedad, menos estado"). Es más, la palabra "Estado" no entró en estos pueblos sino recién en el siglo XVIII e importada de la Ilustración. Sigo...

Fernando Romero Moreno dijo...

¿Y después de la Independencia? El federalismo de Artigas y Dorrego quiso mantener algo de esto, inspirándose además en el federalismo norteamericano. Pero el Partido Unitario defendía el centralismo y las libertades abstractas al estilo francés. Luego vino Rosas a poner orden debido a la anarquía generada por los iluministas. Se le fue la mano en varias cosas. Sí. Como a Rivadavia, Sarmiento, Mitre y demás. Todos fueron violentos en medio de una guerra civil que duró 60 años (1820-1880), luego de los relativamente pacíficos 300 años del período hispánico. El federalismo republicano de la Constitución del 53 hubiera sido imposible sin lo que hizo Rosas para restaurar un orden político de abajo hacia arriba y no al revés, al modo jacobino de los unitarios. Lo reconoció Alberdi después de 1860, cuando además visitó a Rosas en Inglaterra y lo animó a volver a la Argentina. Pero ese federalismo republicano del 53 ya fue más centralizado que el de la Confederación Argentina. De paso quitaron la autonomía municipal, el mandato imperativo y planificaron la codificación jurídica. Luego, en plena Generación del 80, se impuso la cuasi-estatización del sistema educativo, se crearon los registros civiles y los cementerios públicos, se estableció el laicismo obligatorio escolar, se otorgaron privilegios desmedidos a los capitales extranjeros, se persiguió por motivos racistas a la población criolla e indígena, etc. También hubo aspectos positivos, soy el primero en reconocerlo. Sobre todo con Avellaneda, Carlos Pellegrini, en parte Roca, etc. Pero nosotros no podemos mirarnos en el espejo norteamericano. Tenemos otros hábitos, costumbres, tradiciones, etc. No se trata de restaurar instituciones desaparecidas, pero sí principios, que vienen del Fuero Juzgo, de las Partidas, de las Leyes de Castilla y de la Escolástica Española: la sujeción del poder político a la ley (divina, natural y positiva), un orden jurídico de fuentes plurales (ley, jurisprudencia, costumbre, etc), el recíproco control entre los órganos de gobierno, una descentralización político-administrativa, financiera y fiscal, la libertad de enseñanza, las funciones subsidiarias a cargo de los municipios, la libertad de testar, etc. Y por supuesto el núcleo positivo de las libertades modernas, incluida la libertad religiosa y una economía social de mercado. Aquí, más que Hayek o Mises, importa conocer mejor la Escolástica española y el pensamiento constitucional más tradicional de Belgrano, Anchorena, San Martín, Artigas, Dorrego, Pedro de Ángelis, Facundo de Zuviría, Estrada, entre otros. Vivimos en la Argentina y formamos parte de la Comunidad Hispánica de Naciones. No tenemos salida sino hacemos algo como los Estados Unidos de Hispanoamérica, aunque de modo descentralizado y no como la Unión Europea de Maastrich. Menos aún con el latinoamericanismo populista y marxista del Foro de San Pablo. Tal vez ya no podamos. Pero al menos, mientras me queden fuerzas, yo seguiré defendiendo eso. Y los tradicionalistas, conservadores, liberal-conservadores, peronistas republicanos, radicales de línea nacional-conservadora y nacionalistas que quieran sumarse a un proyecto de esta naturaleza, será bienvenido. Los que insistan con su fanatismo peronista o antiperonista, rosista o antirosista, individualista o populista, clasista o igualitarista, que se queden en su casa. Hay consensuar un proyecto en común, acorde a la tradición y la ley natural como respetuoso de los derechos naturales de la persona, por encima de los intereses de partido, de clase o de sector. En caso contrario, estamos destinados a desaparecer...

Fernando

Gabriel Zanotti dijo...

Fer estoy totalmente abierto a que sea como vos decís.

Gabriel Zanotti dijo...

Una aclaración: cuando destaco al moderlo norteamericano no lo hago como perfecto, sé de sus imperfecciones, simplemente hasta ahora me parece que en comparación con las instituciones hispánicas fue mejor, pero estoy totalmente abierto a pensar que estoy equivocado en esa comparación.

Fernando Romero Moreno dijo...

Sí, te entiendo. Es más, cité tu explicación acerca del sistema norteamericano fundacional en mi libro sobre La Nueva Derecha. Yo tampoco considero que las instituciones hispano-indianas fueran perfectas. Ahora, lo que sostengo no es sólo opinión de historiadores tradicionalistas sino también, al menos de modo parcial, de liberales o liberal-conservadores como Zorraquín Becú, Floria, García Belsunce y del mismo Alberdi en su madurez

Fernando

Gabriel Zanotti dijo...

OK. Lo que saco de tus comentarios es que si Rosas hubiera sido más flexible, podría haber sistematizado toda esa jurisprudencia en una Constitución más adaptada a nuestro marco cultural y, tal vez, nuestra historia podría haber sido otra.
Desde ahora voy a negarme a unirme a diatribas ideológicas contra nuestra tradición hispana pre-borbónica. PERO la cuestión es, y ahora qué..................................