domingo, 1 de febrero de 2015

EL HORROR DEL PODER DE DICTADORES Y DICTADORZUELOS

Un lugar inaccesible.

O un lugar al cual acceden cuatro o cinco lúgubres y misteriosos personajes.

Una persona que se muestra siempre que esté protegida por el temor que su sistema de incomunicación ha sabido crear.

Una persona atenta a los asesores de imagen, a los cálculos del poder, a las estrategias, a sus escribas.

Una persona cuyo pensamiento real es, en última instancia, inaccesible.

Una persona cuya estabilidad mental es sospechosa; una persona cuyos allegados mienten permanentemente, embalsamando al faraón.

Una persona cuya sonrisa es forzada y actuada, una persona cuyas bromas intentadas son siempre un insulto.

Una persona cuyas decisiones no se saben de quién es.

Una persona que infunde temor y le gusta.

Una persona acostumbrada al aplauso cobarde de sus miresables soldados y soldaditos.

Una persona que aún así pretende ser creíble e inocente.

Silencios, intrigas, llamados secretos, órdenes en las sombras, conversaciones en la oscuridad, mensajes entre líneas.

Una persona, allá en lo alto de sus supuestos muros, terriblemente sola en el cruel poder que da sentido a su pobre existencia.

Está lleno de personas así.

Las he visto en universidades y empresas.

Pero algunas llegan a un poder absoluto.

Todos son sus víctimas, pero ellas son las que principalmente dan lástima.

Mientras tanto, el sufrimiento de los inocentes clama al cielo y el mal que provocaron sobrevivirá al tiempo de su muerte.

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