domingo, 13 de octubre de 2013

ME VOY A CAMBIAR LOS FAROS DEL AUTO Y LUEGO DE SEXO

La reciente decisión de una madre de luchar por el cambio de identidad sexual de su hijo plantea nuevamente el tema de la homosexualidad, ahora llevado a los menores. Desde luego que se podría decir mucho, desde la psicología, si el menor que es genética y anatómicamente varón tiene la libertad legal, como un adulto, de cambiar a mujer. Pero no es el tema que trataremos hoy. Vayamos directamente a esta cuestión: ¿y qué si fuera adulto?

Los que presuponen que un adulto tiene derecho a elegir su identidad sexual –luego pasaremos a la parte legal- presuponen un esquema filosóficamente dualista, donde, por un lado, habría una entidad de autonomía absoluta, el yo, que no está atado a nada sino que también puede cambiar todo en lo que se refiere a su cuerpo, como un auto al cual se le cambian las ruedas, los faros, etc., todas las partes si es necesario, y el diseño incluso.

Pero ello implica entonces que el yo es a-sexuado. Habría un yo que elige su sexo, como elige su código moral o dónde va a vivir (no son ejemplos en el mismo nivel, claro). O sea que la esencia del yo sería, en última instancia, elección con base en nada. Y el cuerpo sería una de esas tantas cosas que, merced a la biotecnología, se puede cambiar para lo que fuere y por lo que fuere.

Hay dos problemas filosóficos allí.

Primero, el dualismo yo-cuerpo. El yo sería una cosa y el cuerpo otra. Pero, después de toda la fenomenología actual sobre el cuerpo, ¿se puede volver a ese platonismo de modo tan simple? El viejo chiste “yo no fui, fue mi mano”, implica que, precisamente, somos una unidad: si mi mano te toca, yo te toco. Y si alguien dice “no me toques” ello implica: a) que estás tocando al yo del otro, b) que el otro dice “no me toques” al yo del otro. No somos yo por un lado y un cuerpo por el otro. Somos un cuerpo viviente (leib) consciente de sí mismo, por eso puede decir “yo”, pero no un yo aislado, sino un yo esencialmente corpóreo que está en esencial relación con otros yoes también esencialmente corpóreos, donde todos sus actos comunicativos (el gesto, la palabra, la mirada, las manos) son la misma persona hablando.

El sexo nos pertenece de ese modo. Yo, Gabriel, soy esencialmente varón. Lo vio bien Edith Stein cuando fijo que la forma sustancial es además individual. Una persona es esencialmente femenina o masculina, pero no puede haber una persona que no sea varón o mujer, como no puede haber una persona que no tenga manos, aunque pueda haber un problema de identificación psicológica con las propias manos o aunque pueda haber habido una malformación por la cual nazca con tres manos o con ninguna.

Negar esto no es negar una religión, como habitualmente se supone, sino que es negar toda la fenomenología del cuerpo contemporánea.

Lo que estamos diciendo es ontológico, no psicológico, en este caso. No negamos el drama de los que se sienten de sexo diferente a su sexo genético y anatómico, no estamos minimizando su dolencia. Sólo decimos que desde la unidad ontológica yo-cuerpo, su sexo es uno.

Pero hay otro problema, mucho más aporético. Habitualmente quien está convencido de la autonomía absoluta de su propio yo tiene terror a la palabra “naturaleza” que “limite” lo que su propio yo puede hacer. ¿Por naturaleza no podemos volar, o somos mortales? O no, podemos volar con un avión (y eso no es ninguna objeción contra nuestra naturaleza) o ya venceremos a la muerte, dicen algunos trans-humanistas. Heidegger se quedó corto. El ser ya no es para la muerte.

Pero volvamos. El yo, supuestamente, no tiene naturaleza, y por eso podría decidir absolutamente lo que quiere. Pero entonces su naturaleza es la total elección. Esa es entonces su naturaleza. Por ende el yo debería poder decidir, para ser coherente, no ser absolutamente autónomo. ¡Ah no, eso no! Pero entonces, ¿se está admitiendo un límite “natural” a lo que el yo puede hacer?

Pero entonces, alguien me dirá, ¿está usted llamando a la prohibición legal del cambio de sexo? No, lo que estoy diciendo es que no tiene fundamentaos filosóficos para hacerlo, porque nadie puede dejar de ser quien es. Si Florencio es genética y anatómicamente varón, no es que su cuerpo sea varón y él no: EL es varón. Si tiene un problema de identificación con eso, puede ser psicoanalíticamente tratado, como Freud mismo dijo.

Pero si llevó su problema psicológico al extremo, se pone hormonas femeninas, se viste de mujer y se corta su pene, por un lado tiene toda nuestra comprensión, como con cualquier trastorno psicológico grave, y, por el otro, tiene el art. 19 de la Constitución, que le garantiza su derecho a la intimidad personal. Por ende no tiene de qué preocuparse en cuanto a su libertad civil, y tiene derecho al respeto como todo ser humano, pero no puede demandar jurídicamente a alguien que no estuviera de acuerdo, en público, con su decisión, porque en ese caso el que está violando los derechos individuales es él. 

7 comentarios:

Anónimo dijo...

La identidad efectivamente está ligada a lo que es sexualmente la persona , pero "lo que es" no es binario , sino diverso . La sexualidad binaria macho/hembra es por conveniencia del orden sociocultural patriarcal , hoy muy cuestionado . El problema siempre es el mismo , saber de qué naturaleza hablamos . Si hablamos de una naturaleza , donde Dios nos hizo esencial y excluyentemente machos o hembras ; o hablamos de una naturaleza dónde un porcentaje poblacional de las especies es homosexual y hay un abanico de orientaciones sexuales naturales , necesarias tanto para la homeostasis social , como para que sólo los más aptos se reproduzcan .
Los gay ya no tienen que salir del calabozo ni del neuropsiquiátrico , sólo tienen que salir del closet . Aún así , hay 80 países en los que los siguen persiguiendo y en 8 hay pena de muerte . La homosexualidad fue retirada por la OMS en 1990 de las enfermedades mentales . Los citados son casos de "psicopatología asociada a la homosexualidad" que necesitan diagnóstico y tratamiento . En el caso del chiquito que se cree chiquita , el problema básico lo tiene la madre . Sólo cuando el sexo morfológico heredado es causa de problemas sociales y laborales , debe consultarse . Un gay socialmente productivo se acepta como es y no necesita un psiquiatra por ser gay , sólo que respeten su condición , como cualquier heterosexual .
Así como Freud abrió la puerta de la sexualidad reprimida , Kinsey abrió la de la bisexualidad . En 1948 salió su informe con los 5 grados de bisexualidad . Fue desacreditado al igual que Freud . Los adultos adaptados tienden a olvidar las experiencias sexuales culturalmente "inadecuadas" de la infancia y adolescencia . Sexualidad no es sólo genitalidad , sino todas las conductas de atracción y respuesta emocional al objeto sexual . Los caracteres sexuales primarios y secundarios , no definen , ni en el hombre ni en el resto de las especies , la orientación sexual . Si hay una constante entre los sexuados es la bisexualidad . Desde el mismo pez que en una etapa insemina y en otra aporta los huevos , pasando por las especies hermafroditas , hasta las tribus africanas cuyos hombres amamantan por necesidad y porque tienen con qué . Andrógenos y estrógenos tienen composición química y metabolismo parecidos . Técnicamente un varón podría llevar un embarazo a término como aquella comedia de Schwarzenegger , aunque se entiende que lo hacen mucho mejor miles de años de evolución femenina . Sucede que la evolución es una película en pleno desarrollo . En las últimas décadas , p ej , ha caído drásticamente en todos los placentarios , humanos incluidos , el número de genes del cromosoma "Y" , responsable de la determinación del sexo masculino . Algo está cambiando en este tema , pero hay que esperar . M.S

Gabriel Zanotti dijo...

Marcelito últimamente nadie debate por aquí, el debate es por facebook cuando yo cuelgo el post. Abrite una cuenta en facebook, dale, o te quedás hablando solo.

Anónimo dijo...

¿ Y para qué están abiertos los comentarios , entonces ? No me afecta hablar solo , con personas o animales , es un gran placer y lo recomiendo , aclara las ideas . Pero pensaba que no estaba hablando solo , sino que vos escuchabas . En cuanto facebook , twitter , etc , mi tendencia es a la desafiliación y a la vuelta a la naturaleza . Es decir levantarme y abrir la puerta . Saluti . M.S

Gabriel Zanotti dijo...

Yo siempre te escucho.

Anónimo dijo...

No creo . Si escucharas debatirías algún argumento como yo lo hice con tu escrito . Algo de lo comentado te movería un pelo , pero estás muy ocupado jugando al psicoanalista que maneja grupos . M.S

Gabriel Zanotti dijo...

Siempre te escucho Marcelo. Y todo lo que decís me mueve muchos pelos. Pero no siempre tengo tiempo de responder porque estoy muy ocupado luchando por la vida, y vos como siempre estás jugando a juzgarme desde lejos sin tener idea de mi situación.

Anónimo dijo...

Sigo por vía privada . M.S