domingo, 23 de noviembre de 2025

GRACIAS TRUMP POR FACILITAR LAS COSAS.....

Quienes no padecemos del "Trump Derangement Syndrome" siempre hemos tratado de entender el fenómeno político de Trump desde una perspectiva más distante, más desapasionada, enmarcándolo en una típica reacción contra el autoritarismo de los demócratas, en una mezcla muy complicada entre el nacionalismo norteamericano y pinceladas libertarias. Allí mismo, en USA, los libertarios que no tienen nada que ver con el famatismo de los MAGA la tienen muy difícil. Han apoyado tal o cual medida, han criticado otras y han tratado de mantener la distancia de los MAGA al mismo tiempo que la distancia de los fanáticos demócratas, que serían capaces de convertir a los Estados Unidos en Cuba, ipso facto, si pudieran. 

Pero últimamente Trump se ha encargado de convertir esa dificultad en una casi imposibilidad. Ha llamado a una periodista "piggy" y ha dicho que quisiera colgar a ciertos congresistas demócratas. Sí, claro que no era en serio, pero tampoco era un Reagan´s joke. 

No sigamos. 

Detengámonos allí. 

Igual que aquí, muchos dirán: ya está el lunático filósofo preocupado por las formas. La política es así: es lo que hay; son ellos o nosotros, etc. 

Claro que hay fenómenos de acción y reacción, pero el efecto bumerang de las reacciones sólo produce otras reacciones del lado contrario y así sucesivamente. 

Por un lado, puede ser divertida la desfachatez y soltura de ciertos políticos de derecha, ajenos a las  formas de los especialistas en imagen, atrayendo a un electorado harto de la hipocresía de los políticos tradicionales, habitualmente insípidos, indolentes e ineficaces en lograr resultados concretos. Pero la decadencia cultural actual no permite distinguir entre una cosa y otra: entender la reacción, por un lado, y perder la distancia crítica, por el otro. Lo primero no debe conducir a lo segundo. No solo desde el punto de vista deontológico, sino también desde el consecuencialista. 

Deontológico, porque las formas SON contenidos. La reacción contra la izquierda debe ser una reacción moral, en la que el trato a los demás forma parte de la ética libertaria, que luego se trasluce en una concepción del poder. Un líder con autoridad moral no avanza más no porque no pueda, sino porque no debe. Los hubo en su momento. Adenauer, De Gasperi, Rueff, Einaudi, Erhard, etc. Reagan incluso. Que no surjan personalidades parecidas y/o que no logren ahora ningún apoyo es síntoma de una decadencia moral generalizada. 

Consecuencialista, porque esas actitudes sólo dan argumentos a la izquierda y sólo aumentan la polarización, que va socavando lentamente los "constitutional essentials" de los que hablaba Rawls, y que son la base para la estabilidad política y jurídica, a largo plazo, de las sociedades libres.

Que el mundo sea ahora más difícil que antes no es un argumento para conformarse con la decadencia.

Tal vez sea al revés. 


1 comentario:

Emanuel dijo...

Muy de acuerdo. Las formas son contenidos. Y que el mundo sea ahora más difícil que antes, éticamente pide que no nos conformemos con aquello que esté por debajo de lo que la complejidad del mundo pide.