domingo, 27 de abril de 2025

EL FIEL CATÓLICO TIENE DERECHO A LA ESTABILIDAD DOCTRINAL

Es comprensible que en materia política nos tengamos que acostumbrar a los péndulos y a los bandazos de un período para el otro dependiendo del humor de los votantes o de las guerras civiles que ahora más que nunca se trasladan a la política. Por supuesto, no debería ser así, y esa era la intención de ciertos pactos políticos constitucionales/fundacionales, que dieron origen a los EEUU y a las democracias constitucionales de la Europa de la post-guerra. No es un tema menor y a eso se refería John Rawls con los constitucional essentials. Ahora todo eso ha fracasado, pero en su momento fue fuente de prosperidad y de garantía de la libertad individual.

Que suceda también en la Iglesia también es comprensible (bueno, comprensible es todo) pero mucho peor. Las verdades esenciales de la Fe no deberían depender del Papa de turno. Lamentablemente ya tenemos que soportar la politiquería del Vaticano, dado que el Vaticano es un Estado (debería dejar de serlo) y el Pontífice debe asumir el rol de un Jefe de Estado que debe hacer diplomacia, en la cual influirá su ideología y su prudencia o su imprudencia. Ello ha sucedido casi siempre así, bajo formas políticas diversas, excepto en los tres primeros siglos de la Iglesia. Alguna vez debería cambiar, pero ese lastre va para largo.

Me dirán que eso no afecta al depósito de la Fe y que nunca ha sucedido. ¿No? En los últimos años parece que sí. No digo que hayan cambiado las declaraciones de los concilios ecuménicos dogmáticos ni que hayan sido cambiadas las pocas declaraciones ex catedra que hubo, pero el Catecismo de la Iglesia Católica de 1993 es hoy un tema de discordia, cuando debería ser de unión, en todos los fieles, incluidos los cardenales que van a elegir al próximo Papa.

Los que tenemos Fe, y por ende no estamos dispuestos a decir que Dios es uno y cuatro si un Papa se desayunara con tres litros de tequila, los que tenemos cierta armonía entre la razón y la Fe, y por ende no dependemos de idas y vueltas filosóficas y teológicas opinables luego erigidas en cuasi dogmas, no nos sentimos a gusto en una Iglesia donde, dependiendo de las noticias que llegan del Vaticano, deberíamos pensar un día una cosa y luego la otra. Tenemos derecho a exigir que el Papa custodie a los hermanos en la Fe (después de todo, es su UNICA función) y por ende que la Iglesia no parezca una veleta contingente y sorpresiva dependiente de la dirección de extraños vientos. 

No sé si esto es mucho pedir a los cardenales que en este momento están reunidos en Roma.

¿Ellos deberían saber todo esto no?

domingo, 20 de abril de 2025

LUDWIG VON MISES Y EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL

 "....Supongamos que existe ya ese banco internacional creador de medios fiduciarios cuya clientela abarca toda la población terrestre. Para lo que aquí nos interesa, carece de importancia el que esos sustitutos monetarios tengan acceso directo a las respectivas tesorerías de las personas naturales y jurídicas que han de emplearlos o que, por el contrario, sean retenidos por los diversos bancos centrales como reservas respaldando los sustitutos monetarios nacionales emitidos por estas instituciones. Lo importante es que, efectivamente, existe una moneda internacional uniforme. Tanto los billetes como el dinero-talonario (checkbook money) nacional pueden ser canjeados por los sustitutos monetarios que el banco internacional emite. La necesidad de mantener la paridad entre la moneda nacional y la internacional coarta la capacidad de los respectivos bancos centrales para hacer expansión crediticia. El banco mundial, en cambio, sólo se ve refrenado, en este sentido, por aquellos factores que invariablemente tasan la expansión crediticia por parte de un banco único que opere en un sistema económico aislado o en todo el mundo. Supongamos, asimismo, que el banco internacional no emite sustitutos monetarios una parte de los cuales serían medios fiduciarios, sino que, por el contrario, lo que crea es dinero fiat internacional. El oro ha sido desmonetizado. El único dinero circulante es el de esa entidad internacional. Puede ésta, desde luego, incrementar la cantidad de dinero existente, siempre y cuando no lleve las cosas hasta el punto de provocar la crisis de desconfianza y el derrumbamiento del sistema monetario. De este modo se realiza el ideal keynesiano. Hay una institución que puede ejercer una «presión expansionista sobre el comercio mundial»

"...Sería vano objetar que estos problemas no se plantearon con motivo de la creación del Fondo Monetario Internacional, llegándose fácilmente a un acuerdo en lo referente al destino que convenía dar al capital de la institución. Porque la Conferencia de Bretton Woods se celebró en circunstancias muy especiales. Muchas de las naciones participantes dependían entonces enteramente de la benevolencia económica de los Estados Unidos. No podían sobrevivir si dejaban de luchar por su respectiva libertad, proporcionándoles armamentos mediante el préstamo y arriendo. El gobierno de los Estados Unidos, por su parte, no veía en esos acuerdos monetarios más que una fórmula hábil para proseguir tácitamente el sistema de préstamo y arriendo al finalizar las hostilidades. Los Estados Unidos estaban dispuestos a dar y los demás países —especialmente las naciones europeas, casi todas aún ocupadas por los ejércitos alemanes, y los pueblos asiáticos— a tomar cuanto se les ofreciera. Los problemas en cuestión saldrán a relucir tan pronto como la actitud de los Estados Unidos ante los problemas financieros y mercantiles deje de ser tan confusa como lo es actualmente y se haga más realista".

"... El Fondo Monetario Internacional no ha conseguido los objetivos que perseguían sus patrocinadores. Mucho en verdad se habla y se discute con motivo de las reuniones anuales que el mismo celebra; en ellas, a veces, incluso se puede escuchar pertinentes observaciones y acertadas críticas de la política monetaria que hoy siguen los gobiernos y sus bancos de emisión. El Fondo sigue, sin embargo, operando con dichos bancos y gobiernos, y considera que su fin primordial es auxiliar a unos y a otros para que puedan mantener tipos de cambio a todas luces arbitrarios, dada la expansión monetaria que de continuo practican. Las normas monetarias que aplica y recomienda son sustancialmente aquéllas a las que, sin éxito, han recurrido siempre, en casos similares, todos los arbitristas monetarios. La errónea política monetaria que hoy impera por doquier sigue adelante sin preocuparse para nada ni del Fondo Monetario ni de los acuerdos adoptados en Bretton Woods".

Human Action, 1949, cap. XVII.

domingo, 13 de abril de 2025

SOBRE EL INTEGRISMO

 (Ensayo publicado en Boletín de Teología FEPAI, Año 38, N. 76, 2º semestre 2022).

1. Introducción.


A lo largo de los milenios, las religiones politeístas de las religiones antiguas eran un sistema cultural completo, “integral” donde el sistema social era también el resultante de la adoración a los dioses(1) . En sus mitologías se conjugaban, como si fueran una sola cosa, tres aspectos que hoy consideramos distintos: lo religioso, lo político y lo científico(2). El rey-dios era al mismo tiempo sumo sacerdote y sumo gobernante, y consultaba su destino al oráculo y sus escribas, para lo cual estos últimos utilizaban lo que hoy llamaos geometría, matemáticas y astronomía, a veces muy avanzadas. Pero era todo una sola cosa, de tal modo que si se ponía en tela de juicio uno de los tres aspectos, tambaleaba todo. Por eso la libre crítica en política y en ciencia era incompatible con la estabilidad del mito. Con lo social sucedía lo mismo. Las normas sociales, entre las cuales estaban las políticas y jurídicas, dependían de la narrativa del mito. Incluso en el antiguo Israel el libro del Levítico cumplió esa función. No fue sino hasta el advenimiento del Cristianismo cuando sus primeros pensadores entraron en diálogo con fuentes del Derecho y la Filosofía que habían provenido de los esfuerzos de la sola razón, lo cual implica todo lo contrario del Integrismo. Pero a eso volveremos después.


2. El Integrismo hoy y su problema hermenéutico fundamental. 


Aún hoy subsisten lecturas del Islam y del Cristianismo según las cuales, aunque lo divino no se confunda con lo humano, la Revelación jugaría un papel esencial en la legitimación del gobernante temporal y también en la legitimidad del orden jurídico. El problema fundamental de esos integrismos es hermenéutico, o sea, un problema de interpretación. Esto es, la ignorancia, la falta de la toma de conciencia de las “mediaciones hermenéuticas” que son necesarias para afirmar juicios singulares, prudenciales, en materia social, ante las cuales NO son suficientes las fuentes habituales de la Revelación (en el Cristianismo, al menos, ellas son: Las Escrituras, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia). Esas mediaciones son:

a) El estado de determinadas ciencias sociales en determinada circunstancia histórica Aunque a partir de los 60 es habitual que los teólogos católicos admitan sin problema la autonomía relativa de las ciencias naturales (3) , no les ha sido tan fácil con las sociales. Ello es así porque la ética da la impresión de que la ética social fundamental abarca lo esencial de lo social, dejando todo lo demás a detalles meramente técnicos de administradores y abogados. Y ello, a su vez, porque no han tenido suficiente contacto con la tradición del orden social espontáneo, donde el objeto de las ciencias sociales son las consecuencias NO intentadas de las interacciones sociales (4), las cuales no entran directamente en el famoso trípode del objeto, fin y circunstancia del acto moral. Que yo piense que el dólar va a subir no es ninguna mala intención. Ahora bien, cuando yo y varios millones más pensamos eso, demandamos más dólares y el precio del dólar aumenta. Eso es lo que se llama una consecuencia no intentada, tema que escapa al ámbito específico de la ética social fundamental. Eso es la autonomía relativa de la economía, del derecho y la economía, de la ciencia política, ámbito que por lo demás fue adelantado por los escolásticos del s. XVI, que no de casualidad hablaron por primera vez de la des-clericalización del sistema político. 

b) La evaluación de una determinada circunstancia histórica a la luz de lo anterior Por lo tanto, la ética social fundamental no es el único elemento de juicio para juzgar una época histórica: hay que recurrir al aporte de esas ciencias sociales que tienen esa autonomía relativa. Hoy podemos mirar con buenos ojos a la democracia ateniense como una evolución de la libertad política, pero porque HOY tenemos desarrollados ciertos elementos de ciencia política que derivan del constitucionalismo de los EEUU, que no depende de la Revelación ni la contradice.

c) La aplicación prudencial de (a) y (b). Pero como ha explicado muy bien John Finnis (5) se ha perdido conciencia de que la mayor parte de temas sociales son cuestiones prudenciales, donde la conclusión se obtiene de dos premisas. Una general, sí, que puede entrar más en contacto con una ética social en diálogo con lo religioso; una segunda, singular, donde se afirma que tal cosa singular encaja o no con lo universal, y la conclusión (“no matarás, 1, esto es matar, 2, por ende no debo hacer esto, 3). La segunda premisa depende de un juicio de conciencia singular que puede errar aunque la premisa mayor universal sea verdadera. Y, además, la premisa mayor universal puede estar dentro de la autonomía relativa de las ciencias sociales y ser por ende falible también. 


3. Un ejemplo

Supongamos que una conferencia episcopal dijera “faltan instituciones democráticas estables en América Latina”. De más está decir que yo coincidiría con ese juicio evaluativo. Pero para hacer ese juicio, hace falta toda una teoría constitucional que NO deriva, ni tampoco contradice, de las Sagradas Escrituras, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. Esa teoría constitucional es fruto de una larga tradición de autores y temas importantísimos y a la vez opinables en relación a lo religioso: Tocqueville, Montesquieu, El Federalista, etc. Pero además, hay que aplicarla a la circunstancian específica histórica de América Latina, donde entran un sinfín de temas históricos opinables en relación a lo religioso. Los sistemas jurídicos coloniales, la interacción con las nuevas ideas que venían de Francia y EEUU, las guerras de independencia, etc. Como si ello fuera poco, esa aplicación en sí misma puede estar mal hecha. Y además, todo ello es necesario para diagnosticar por un lago y para proponer políticas concretas, por el otro. Querer hacer depender todo ello de modo directo de una religión revelada es ignorar todas esas mediaciones hermenéuticas fundamentales.


4. Clericalismo e integrismo. 

No son lo mismo. El clericalismo no ignora la diferencia entre Dios y el hombre, entre lo político y lo religioso. Sabe que “el príncipe” NO es Dios y que deberá dar cuenta de sus pecados a Dios. Pero la legitimidad política del gobierno del príncipe depende de un acto performativo (declarar, coronar) por parte del “sumo sacerdote” (tipo ideal weberiano en la que puede entrar tanto un pontífice romano como el sumo sacerdote del Sanedrín), que “unge” al príncipe de su poder. Ello también fue un modo de ignorar la legítima autonomía de lo temporal. El primero que dentro de la religión católica cortó con ello fue nada menos que Francisco de Vitoria (6) , cuando afirma que los reinos pre-colombinos pueden ser “buenos” aunque no hayan sido legitimados por el Papa. Un avance notable en su momento, que llega a un punto de inflexión clave con la defensa de Juan Pablo II de las normas procedimentales del sistema democrático como intrínsecamente legitimas (7)

5. Una frase importantísima de Benedicto XVI.


 En su discurso al Parlamento Alemán, en el 2011(8) , Benedicto XVI afirmó algo que es un digno cierre a esta crítica al integrismo religioso. En contexto del diálogo, precisamente, entre razón y fe, para ver, nada más ni nada menos, “lo que es justo”, afirmó: 

“…En la historia, los ordenamientos jurídicos han estado casi siempre motivados de modo religioso: sobre la base de una referencia a la voluntad divina, se decide aquello que es justo entre los hombres. Contrariamente a otras grandes religiones, el cristianismo nunca ha impuesto al Estado y a la sociedad un derecho revelado, un ordenamiento jurídico derivado de una revelación. En cambio, se ha remitido a la naturaleza y a la razón como verdaderas fuentes del derecho, se ha referido a la armonía entre razón objetiva y subjetiva, una armonía que, sin embargo, presupone que ambas esferas estén fundadas en la Razón creadora de Dios. Así, los teólogos cristianos se sumaron a un movimiento filosófico y jurídico que se había formado desde el siglo II a. C. En la primera mitad del siglo segundo precristiano, se produjo un encuentro entre el derecho natural social, desarrollado por los filósofos estoicos y notorios maestros del derecho romano. De este contacto, nació la cultura jurídica occidental, que ha sido y sigue siendo de una importancia determinante para la cultura jurídica de la humanidad. A partir de esta vinculación precristiana entre derecho y filosofía inicia el camino que lleva, a través de la Edad Media cristiana, al desarrollo jurídico de la Ilustración, hasta la Declaración de los derechos humanos y hasta nuestra Ley Fundamental Alemana, con la que nuestro pueblo reconoció en 1949 “los inviolables e inalienables derechos del hombre como fundamento de toda comunidad humana, de la paz y de la justicia en el mundo” 

Observemos que, primero, Benedicto XVI define perfectamente al integrismo: “…En la historia, los ordenamientos jurídicos han estado casi siempre motivados de modo religioso: sobre la base de una referencia a la voluntad divina, se decide aquello que es justo entre los hombres”. Y a continuación (lo habíamos comenzado a decir al principio y lo habíamos dejado para el final) explica que el Cristianismo es todo lo contrario: “…Contrariamente a otras grandes religiones, el cristianismo nunca ha impuesto al Estado y a la sociedad un derecho revelado, un ordenamiento jurídico derivado de una revelación. En cambio, se ha remitido a la naturaleza y a la razón como verdaderas fuentes del derecho, se ha referido a la armonía entre razón objetiva y subjetiva, una armonía que, sin embargo, presupone que ambas esferas estén fundadas en la Razón creadora de Dios”. Y luego cita las fuentes del diálogo razón-fe en materia del Derecho, de igual modo que sucedió en Grecia con la filosofía de Platón y Aristóteles:

“…En la primera mitad del siglo segundo precristiano, se produjo un encuentro entre el derecho natural social, desarrollado por los filósofos estoicos y notorios maestros del derecho romano”.


6. Conclusión 


El integrismo es un error religioso que puede ser criticado desde lo mejor de las religiones monoteístas occidentales. Judaísmo y Cristianismo ya han atravesado su proceso histórico de des-clericalización. Esperemos que venga ahora el tiempo del Islam, que tiene todos los recursos intrínsecos para lograrlo. 


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(1) J. Ratzinger, Introducción al Cristianismo, Salamanca, Sígueme, 2001.

(2) G. Zanotti, JudeoCristianismo, Civilización Occidental y Libertad; Instituto Acton, Buenos Aires, 2018. 

(3) Vaticano II, Gaudium et spes. 

(4) Ver sobre ese tema Hayek, F. A. von: Hayek, F. A., Derecho, Legislación y Libertad, 3 vols. Madrid, Unión Editorial, 1979; Individualism and Economic Order, Cambridge, Cambridge University Press, Midway Reprint, 1980; Los fundamentos de la Libertad, Madrid, Unión Editorial, 1975; Nuevos estudios en filosofía, política, economía, e historia de las ideas, Buenos Aires, Eudeba, 1981; Precios y producción (1931), Madrid, Unión Editorial, 1996. 

(5) G. Ver Zanotti, “John Finnis y su análisis de lo opinable en el Magisterio social”, en https://institutoacton.org/2022/07/11/john-finnis-y-su-analisis-de-lo-opinabledentro-del-magisterio-social-gabriel-zanotti/. 

(6) M. F. Fazio, Francisco de Vitoria, Cristianismo y modernidad, Buenos Aires, Ediciones Ciudad Argentina, 1998

(7) Juan Pablo II, enc. Centesimus annus, 1991. 

(8) Ver https://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2011/ september/documents/hf_ben-xvi_spe_20110922_reichstag-berlin.html. 


domingo, 6 de abril de 2025

EL MILAGRO DE TRUMP: HA CONVERTIDO A TODO EL MUNDO AL LIBRE COMERCIO.

 Era el año 1981 cuando publiqué (gracias a la generosidad de Alberto Benegas Lynch padre) mi libro Introducción a la Escuela Austríaca de la Economía. 


Fue un libro medio adolescente, pero aún puede servir. Por por mis venas ya corrían Mises, Hayek y Rothbard. El cap. VII era sobre comercio exterior. Este era el índice del capítulo: 1) Concepto; 2) Fundamentos; 3) El equilibrio natural de la balanza de pagos; 4) Tipo de Cambio: definición y efectos de su control; 5) La protección arancelaria; 6) Derogación de un arancel: efectos; 7) Intentos  de justificación de la autarquía: la teoría de la dependencia y el deterioro de los términos de intercambio". 
Estos eran algunos de sus párrafos:
 "...Lo que en comercio interior llamamos compras y ventas, en comercio internacional lo llamamos importaciones y exportaciones. Y así como en comercio interior nunca nos preguntamos si es "mejor o peor" comprar que vender o viceversa, porque sabemos que no puede existir una cosa sin la otra, tampoco tiene sentido preguntar si la exportación "es mejor" que la importación o viceversa, pues la una es tan importante como la otra. Si no podemos vender, tampoco podemos comprar. De igual manera, si no exportamos no podemos importar, y si no importamos no podemos exportar. Exportación e importación son las dos caras de una misma moneda. Mediante la primera vendemos aquellos bienes que tenemos abundantemente porque nos resultan fáciles de producir, y con la segunda adquirimos aque¬llos que nos resultarían sumamente costosos de fa¬bricar en el país. Todos nuestros recursos, debemos -si queremos economizarlos- concentrarlos en aquellos bienes para los cuales tenemos mayor eficiencia productiva; concentrarlos en aquellos para lo cual somos ineficientes es deseconomizarlos, esto es, derrocharlos, con la consiguiente baja en el nivel de vida."
 Otro: "...Por otra parte, observemos que la concepción de que exportar es bueno e importar es malo conduce sencillamente a convertir al comercio en una guerra. Todos los países querrán exportar; pero una exportación del país A supone una importación en otro país B, cosa que el país B no deseara, y tratará de "contraatacar" exportando a A, cosa que para A será terrible pues significa una importación. Estos criterios, pues, hacen imposible el comercio, conducen. a la autarquía y al aislamiento, con las desastrosas consecuencias que señalamos acerca de la economización de recursos". 
Otro: "...Supongamos que la industria nacional de automóviles nos provea de ellos a $ 50 por unidad, mientras que importados costarán $ 10. Se deroga el arancel y el mercado se inunda de automóviles a $  10 por unidad. El consumidor, gastará $ 10 en vez de $ 50. Contará, por ende, con una diferencia de $ 40 que derivará hacia otras actividades o ahorrará. Estas nuevas actividades, presentes y futuras, contarán ahora con esos recursos y consecuentemente comenzarán a crecer, recursos que antes eran absorbidos por la industria ineficiente de automóviles. Dicha industria, pues, cerrará, pero crecerán y se desarrollarán otras, naturalmente eficientes, a las cuales irán los factores productivos -entre ellos el trabajo- que antes eran empleados, deseconomizándolos, en las industrias ineficientes de automóviles".

¿Para qué este recordatorio de obviedades?

Para que nadie crea que estoy de acuerdo con Trump.

Lo que sí me llama la atención es la retórica librecambista de la mayor parte de los anti-trumpistas furibundos, o sea, todos los del partido demócrata y los tan "liberales" funcionarios de la Unión Europea que AHORA se reasgan las vestiduras por lo que ellos han estado haciendo y peor durante décadas para sus propios países. Agreguemos ahora, a esta lita de campeones de la libertad, una verdadera liga de la justicia, como la película, a los super-héroes de Canadá, México........... Y de Latinoamérica y sus obsesivos presidentes y ministros socialistas, intervencionsitas, sindicalistas y empresarios amigos del poder............. Mejor no hablar.

Mi pregunta es: ¿qué autoridad moral e intelectual tienen AHORA esos paladines del comercio para protestar contra los aranceles que han defendido siempre? ¿De qué lo acusan a Trump? ¿De ser tan ignorante como ellos? ¿AHORA se dan cuenta de los perjuicios del proteccionismo? O, como un titular aparecido en "La Nación" (qué raro....), "amenaza al orden global". ¿Orden? ¿Qué orden? ¿La globalización de las regulaciones y de los controles Y DE LOS ARANCELES en las que estamos HACE DÉCADAS? ¿De qué orden global me hablan? ¿O creen que los TLC eran "libre mercado" cuando en realidad son miles y miles de páginas de nuevas regulaciones, ante las cuales era inútil siempre decir, precisamente, que deroguen unilaterlamente los aranceles?

DEROGACIÓN UNILATERAL DE ARANCELES: ESO es lo que los verdaderos pro-libre mercado hempos estado diciendo hace millones de años bajo la burla y la risa de todos, y también de supuestos economistas "serios" de derecha. ¿Y estas personas, ahora, tienen autoridad moral para oponerse al nacionalismo de Trump?

¿Se convencieron ahora del libre mercado? ¿Repentinamente? ¿Desde Marzo? ¿Han estudiado por primera vez a David Ricardo, a Adam Smith, a Mises? NO les creo. Odian a Trump, eso es todo. El día que Trump decida ayudar a las monjitas de la Madre Teresa, estarán en contra. Si Trump sale él mismo a dar de comer a todos los indocumentados, estarán en contra. Si Trump reza en público, estarán en contra. Si lo hace en privado, estarán en contra. Si obedece a un juez, estarán en contra. Si lo desobedece, también.

Los UNICOS que tienen autoridad moral e intelectual para criticar a Trump son los del Mises Institute, los del LewRockwell Institute, y demás personas e insticiones afines que siempre han defendido a la escuela Austríaca y al mercado libre. Pero no abundan. Nuevos conversos, por favor, no nos tomen por tontos. Son como si el Presidente de Cuba (el dictador asesino, mejor dicho) se pusiera a recitar a Jefferson. Vamos, por favor. Ok, claro que son unos maestros de la hipocresía y el engaño, pero lo sorprendente es que siguan engañando a mucha gente. 

Si fueran honestos, se callarían la boca.

Y leerían por primera vez a Adam Smith.




miércoles, 2 de abril de 2025

HACIA UNA COMUNIÓN INVISIBLE DE CATÓLICOS PERPLEJOS



Ya no me acuerdo en qué año de la década los 80 decidí subscribirme al L´Osservatore Romano en Español. Era caro, venía directamente de Roma. Pero lo esperaba con ansias. Todos los documentos importantes estaban allí. Los leía, los estudiaba, los vivía, los enseñaba, y en cuestiones opinables los respetaba y los tenía in mente. 

Era la época de Juan Pablo II, la época de los documentos de la Sagrada Congregación de la Doctrina de la Fe, escritos por Ratzinger y firmados por Juan Pablo II. 

Fue una época gloriosa. Podía pasar cualquier cosa, cualquier católico podía decir cualquier cosa, la Iglesia podía recibir los más variados ataques, pero allí estaba Roma, allí estaba su Magisterio. No se jugaba. Las cosas eran claras y ante las locuras del mundo, la luz de Roma seguía prendida.

Luego vino internet, claro, y me acostumbré a vatican.va, a bajar, a imprimir, a hacer lo mismo. 

En Enero del 2013 yo estaba, como casi todos los Eneros, en la Universidad Francisco Marroquín, en Guatemala. A fines de ese mes, cuando estaba a punto de volver, me comencé a sentir mal y terminé internado con neumonía. Tuve que quedarme una semana más, en Febrero. Las autoridades de la UFM, como eran egoístas, cerdos capitalistas, liberales inmundos, anti-solidarios, asumieron todos los gastos, excepto el seguro privado que yo había contratado para una eventualidad así porque, claro, yo no presupuse que un Estado se haría cargo de mi salud. 

Tuve suerte, además, porque siete años después me hubieran enterrado en el centro de la Tierra. 

El cuadro fue grave y la fiebre fue severa. Un Miércoles o un Jueves, ya no me acuerdo, la fiebre comenzó a bajar y logré darme cuenta de las noticias que estaban pasando en un televisor que muy bien no se veía. 

Pero algo se escuchaba, y no podía creer lo que escuchaba. 

Benedicto XVI anunciaba su renuncia.  

Se me heló la sangre. Aún la estoy descongelando. 

Pasaron doce años y… La situación ha cambiado radicalmente.

Pasaron ya las épocas de L´Osservatore Romano impreso, el olor a tinta, las palabras claras y distintas de Veritatis splendor, Evangelium vitae, Dominus iesus

Ahora es despertarse y temblar de espanto ante cada noticia que se recibe del Vaticano. 

Pero ya pasó también. 

Ya no me asustan las noticias. 

Uso el plural porque estoy seguro de que hay muchos como yo. 

Estamos como María el pie de la cruz.

Creo que la analogía es válida.

María tenía en ese momento la fe de los pobres de Yahvé. No estaba aún la plenitud de la revelación, como en la Pentecostés que ella presidió, pero ella y los pobres de Yahvé esperaban contra toda esperanza.

El crucificado es ahora la Iglesia. 

Va a resucitar, sí, pero no sabemos cuándo.

Mientras tanto esperamos contra toda esperanza. Ya no leemos los nuevos documentos. Guardamos en nuestra memoria, en nuestros papeles y en nuestras computadoras, los documentos de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, seguimos el Catecismo de la Iglesia Católica de 1993 -a riesgo de ir presos en algunos países, y no me refiero a Corea del Norte-; los tratamos de seguir en nuestras vidas; vamos a Misa, nos conformamos con que al menos la Consagración sea válida; nos confesamos regularmente, tratamos de rezar. Y ya está. Nada más. 

No nos queda más que eso. No es poco. Pero no es la custodia paternal anterior.

Tal vez el mensaje de Dios es que, ante esta noche oscura de la Fe, sigamos teniendo Fe. Se acabaron los santos varones, se acabó el “confirma en la Fe a tus hermanos”; ahora mantendrás la Fe, aunque te hayan traicionado quienes debían custodiarla. 

Bueno. Dura prueba pero lo haremos. 

Mientras tanto, que digan lo que quieran y hagan lo que quieran. Secretamente, sin hacer ruido, sin organizar nada, sin fundar nada, en silencio, en el silencio de nuestras conciencias, no los escuchamos más. 

Y somos muchos. No necesitamos organización. Somos de aquí, de allá, etc., no importa.

Somos muchos, incluso los que se sentirán identificados con estas pobres palabras, pero nunca se atreverán a subscribirlas. 

Aquí seguiremos, esperando contra toda esperanza.