domingo, 29 de octubre de 2023

EL VOTO HOBBESIANO

 Más allá de los debates filosófico-políticos de la filosofía política de Thomas Hobbes, a veces utilizo el siguiente tipo ideal para distinguir dos tipos de sociedades: las lock-ianas y las hobbesianas. 

Las primeras emergen de un orden espontáneo interno caracterizado por el comercio y las relaciones contractuales. Son pacíficas, pro-mercado y prósperas. El mercado no es en ellas una política económica sometida a debate. Es una forma de vida. El poder es en ellas algo secundario, una molestia ocasinada por la administración de los pocos bienes públicos que puedan tener. Un poder fuertemente limitado a su función meramente administrativa (legislation) que nada tiene que ver con las libertades individuales (law) de los pacíficos y laboriosos habitantes de esta sociedad. Altamente despreciada, por supuesto, por muchos pensadores que han visto en ellas el colmo del egoísmo y la bajeza moral, al mismo tiempo que envidian y ususfructuan su prosperidad.

Las sociedades hobbesianas dependen esencialmente de un poder central. No han desarrollado un common law de libertades individuales, son caóticas, padecen de anomia institucional, tienden a la guerra los unos con los otros y consiguientemente aman la pax romana de un dictador central. El dictador puede ser bueno, malo, más o menos bueno, más o menos sensato, pero es el dictador. Desarrollan cuerpos intermedios pero tienden a chocar en sus intereses contrapuestos que luego son sabiamente resueltos por el poder más o menos salomónico del poder central. Pueden detestar a la persona que lo ejerce pero aman al poder y la lucha agonal por ese poder ocupa gran parte del centro de sus vidas. 

Estamos describiendo tipos ideales. No estamos haciendo estadística o Filosofía de la Historia. No estamos diciendo si la mayoría de las sociedades humanas son de un modo o de otro, no estamos diciendo si la Historia de la Humanidad es la evolución hacia las sociedades lockianas o al revés, o un corsi e ricorsi; tampoco estamos conjeturando sobre si la naturaleza humana tiende a una u otra.

Nuestro objetivo es más humilde: la sociedad argentina es una sociedad hobbesiana. Siempre lo fue y el período llamado liberal no fue más que la imposición por la fuerza de un libre comercio interno y externo no comprendido ni asumido por su población. 

El voto peronista tiene que ver con eso.

Por eso el voto a Massa. Más allá de quie Milei y su gente hayan hecho las cosas mal; más allá de que Macri y Milei deberían haber estado juntos antes, y más allá de las denuncias de fraude, este factor explica en gran medida el voto a Massa. 

También explica la adhesión a Milei, pero en ese caso tendríamos que tocar variables que ya hemos analizado en otras entradas. 

La cuestión es que hay un "argentino promedio" (otro tipo ideal) que desconfía de la libertad, le teme enormemente. Fromm dice que todos los seres humanos son así, y puede ser que tenga razón, pero como dijimos esta entrada no pretende analizarlo. La cuestión es que hay muchos, muchos, argentinos que pueden a veces criticar al peronismo "de boca para afuera" pero, en el fondo, lo ven como el único factor de poder que puede controlar a esta sociedad hobbesiana. Si, ya saben lo de la corrupción y la ineficiencia económica de algún peronista anterior, pero siempre piensan que vendrá el peronista capo-mafia, que es el tipo "que sabe", "que tiene poder", "que podrá negociar"(cuando sea presidente, o sea el dictador). En el fondo, prefieren al capo mafia corrupto porque creen que de allí saldrá el orden. No lo pueden articular, pero en el fondo, en esos segundos claves del cuarto oscuro, esa pulsión hobbesiana, y ese terror a la libertad, es más fuerte que todo. Grave error, claro, pero que sólo se percibe con un cambio de paradigma cultural que pocas veces sucede en la Historia, después de mucho tiempo, y con graves sufrimientos sociales. 

Error incentivado, cuando además, del otro lado, las autoridades morales están en baja. Que debe ser lo único que baja en Argentina. 

Si, puede ser lo del fraude, y que del otro lado las cosas se hicieron mal (porque del otro lado hay que ver si lograron evitar su propio horizonte hobbesiano) pero la sociedad hobbesiana siempre elegirá al peronista. Bueno, siempre no. No es una necesidad metafísica o lógica. Es un siempre trágico que emerge de las entrañas profundas de nuestra Historia. 

1 comentario:

Luciano Villanueva dijo...

Me gusto mucho lo que escribiste, soy solamente un ave de paso por este sitio. Espero que tu pronostico no se cumpla, pero tu análisis esta claramente expresado y con mucho fundamento. Creo que es posible un cambio, aunque sea una cuestión de fe.