domingo, 14 de julio de 2013

SOBRE LOS AUTOS DE LUJO, EL PAPA FRANCISCO Y OTRAS YERBAS

Hace muchos, muchos años, observé una situación muy interesante (¿era interesante porque la observé o la observé porque era interesante? J). Bien, dejando eso de lado, vuelvo. Era en un tren hacia una localidad de la provincia de Buenos Aires, con los típicos asientos uno frente al otro. De un lado una familia, en el otro lado, otra. Uno de los innumerables vendedores ambulantes ofrece paquetes de caramelos. Una de las familias es muy, muy pobre, y los ojos del niño acarician con nostalgia esos caramelos que nunca verá. La otra familia parecía mejor económicamente, y compra el paquete de caramelos. Sin embargo el niño de la familia más pudiente mantenía los ojos hacia el suelo, mientras el otro niño mantenía sus ojos fijos en el famoso paquete de caramelos, su por ahora objeto de deseo.  La situación se mantuvo así hasta que me tuve que bajar.

Conjeturemos. ¿Era el niño “pudiente” un marxista creyente? ¿Creía realmente que su riqueza era la causa de la pobreza de la otra familia, y su mirada en el suelo implicaba que estaba planeando la revolución? La verdad, no creo. Era un niño de unos 7 u 8 años, no más.

¿A qué se debía, entonces, su actitud? Obviamente no sé. Pero siempre me quedé pensando si no había hecho, sin darse cuenta, un acto natural de empatía hacia la pobreza del otro niño, ante su tristeza, y por lo tanto no quiso ostentar su riqueza delante de él. ¿Why not? Estoy hablando de la empatía, no digo que el niño era Fray Martín de Porres. Cualquier que haya leído a Adam Smith lo entiende (entre paréntesis, pobre Smith. Para los marxistas, el infradotado de la mano invisible, para Rothbard, un marxista. Evidentemente los autores sutiles no son lectura para los absolutos ideológicos).

Digo todo esto a cuento del escándalo que he visto en Facebook (una fuente muy respetable para el Conicet J) en algunos liberales y libertarios sobre la prohibición de Francisco de usar autos de lujo en el Vaticano. Todos han pensado que Francisco es un marxista que piensa que los autos de lujo son la causa la pobreza. ¿Saben que me parece que no? Porque Francisco es católico. ¡Oh, me dirán, lindo descubrimiento, por un lado, y peor aún, por el otro!!! Si, lindo descubrimiento, porque me parece que es muy desconocido qué es ser católico. Si cualquier persona puede tener empatía hacia el pobre, el católico, por la parábola del buen Samaritano, la tiene más, y ante diversos tipos de pobreza. Y en ese sentido, la riqueza material puede tenerse, desde luego, y obvio que su adquisición no se debe a la plus valía, y obvio que luego se debe usar conforme a la conciencia cristiana y con desprendimiento espiritual, pero nada de ello obsta a que no deba ostentarse ante el otro. La austeridad, la humildad, ante todo tipo de riqueza, es una actitud que nada tiene que ver con Marx. Y me refiero a todo tipo de riqueza. Mi doctorado, mis libros publicados, etc., (que sin caridad son sólo un charco maloliente de soberbia), ¿acaso me paso todo el día ostentándolo ante los demás? Y, como ya dije una vez, no me voy a poner a aclarar todo como si el lenguaje humano fuera la mathesis universalis que pretendía Leibniz. Si alguien no sabe qué quiere decir “ostentar”, búsquelo en su interior (en su interior, no en un diccionario). Y que todo esto depende de la prudencia de la situación (que incluye lo histórico), ¿tengo que aclararlo?

Por ende, no creo que a Francisco le preocupe que el presidente de los EEUU llegue a la casa blanca en un auto de lujo pero, sobre todo, blindado hasta el espejito retrovisor, para lo cual no le sirve un Fiat 600. Pero Francisco se está dando cuenta de que el Vaticano no es un Estado como los demás (para mí habría que abolir el estado del Vaticano y dejar de identificarlo culturalmente con la Iglesia, pero ya me estoy acostumbrando al tiempo en el que vivo). Y que sus “funcionarios” (qué horror, esa palabra) deben hacer acciones simbólicas de empatía, de caridad, de desprendimiento, de austeridad. Yo personalmente me mato de la risa ante el solo pensamiento de que algo de ello tenga que ver con Marx, y espero que Francisco también.

Por lo demás, si alguno cree que me he sumado al conjunto masificado de aduladores, obsecuentes e hipócritas que nunca pisaron una Iglesia y que desde que asumió Francisco creen que son el catolicismo caminando, no me conoce.


Por lo demás, yo voy más allá de Francisco. Elimine, por favor, el Estado del Vaticano, un lastre histórico espantoso, y que toda la jerarquía de la Iglesia, comenzando por el Papa y siguiendo por cardenales, obispos y etc., viva en conventos y parroquias. Elimine el IOR y que todos pongan su platita, como cualquiera, en cualquier banco, y que económicamente todos se sostengan como puedan, como cualquiera. Verá entonces que no tendrá que hacer campaña contra los autos de lujo. Porque todos habrán sido vendidos para pagar las cuentas de la casa. And the story.

6 comentarios:

LF dijo...

Creo, Gabriel, que no veremos la disolución del estado Vaticano -cuya existencia debió de ser algo inimaginable para las primeras generaciones de cristianos, pensemos sólo en la Epístola a Diogneto-. Lo positivo, tal como señalás, es orientar hacia una austeridad (palabra que prefiero usar a la por demás abusada "pobreza") a la estructura de la Curia Vaticana. De todos modos, esperemos que se den algunas reformas más profundas que los gestos e indicaciones -ciertamente muy valiosos- porque si no, como cualquier aparato tecnológico o humano, seguirá caminando más o menos igual en el futuro. Gracias por los sensatos comentarios!

Anónimo dijo...

Exacto. Y hasta donde yo sé, Francisco de Asís tampoco era marxista (ni austríaco). Era (trataba de ser) cristiano.


Muy interesante.

Ema

Anónimo dijo...

Gabriel,
muy interesante el tema
pero a mi el tema de los coches me ha chirriado un poco, la verdad. NUNCA he visto a un sacerdote en un bueno coche. Claro que habrá alguno, pero esas frases ya no se si son para dentro o para la galería, aunque sea el Papa
Un abrazo,

Esteban

Anónimo dijo...

Esteban:

Claro que no son todos, pero yo sí he visto sacerdotes con autos de alta gama... Y de todas formas, el auto es sólo uno de los tantos signos posibles.

Saludos.
Emanuel

Anónimo dijo...

Te doy otro punto de vista "¿Era interesante porque la observé o la observé porque era interesante?" Lo responde un viejo aforismo de la investigación científica que reza : " sólo quien sabe lo que busca , entiende lo que encuentra" . No creo que su autor supiera lo del giro hermenéutico .
Bajar la mirada puede significar timidez u otras cuestiones no necesariamente relacionadas con una supuesta empatía natural hacia el que no tiene . A los 7-8 años , me parece que no hay algo como empatía hacia la pobreza , salvo que metan pica los adultos . No hubo tiempo de ser domesticado por el aparato educativo . Tener o no tener , son categorías muy diferentes a las de la adultez .
Hay dos aspectos del "tener" en el actual papa . Uno es la sana austeridad , que tienden a practicar todas las personas productivas : sólo importa lo necesario , lo innecesario es ostentación . Si hablamos de austeridad , hablamos de transparencia en el manejo del dinero . El segundo es el tema de las donaciones . Aquí debutó demagogo , porque si fuera coherente con lo de La Plata , tendría que donar por cada tsunami , accidente o atentado terrorista , un monto a los necesitados , sin distinción de países o credos . Así , en pocos meses fundiría cualquier banca , no sólo la vaticana . Pero no creo que Francisco busque la disolución del Vaticano . Hay una ambivalencia de origen a resolver , porque el cristianismo nació socialista y debe por lo tanto redistribuir su riqueza . La gran diferencia es que es un socialismo voluntario , mientras que los demás socialismos son coactivos . Tendrá que resolver esta contradicción , si pretende ser no sólo argentino o rey de un pequeño estado , sino de todos . M.S

Wm Gille Moire dijo...

Lo del "niño pudiente" fue empatía natural. Es normal entre niños en una civilización cristiana.

De Rothbard, no sé si llamaría "marxista" a la teoría de los sentimientos morales de A Smith (que no he leído).

Lo que sí me gustaría saber qué habría pasado es si en lugar de niño pudiente hubiera sido una niña pudiente de nombre Ayn Rand. ¿Se habría comido el caramelo diciendo "Mi papi lo pagó con su trabajo y me lo regaló porque me quiere. Ergo, es mío por derecho natural y me lo como porque me da la gana. Si tú quieres un caramelo dile a tu papi que trabaje más y te lo compre"-?