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Por
Gabriel J. Zanotti
Ponencia
de Homenaje a Rogelio Pontón*.
Buenos
Aires, Agosto de 2007.
- Introducción.
Recuerdo que cuando conocí a Rogelio Pontón, hace ya más de
20 años, las primeras conversaciones que tuve con él giraron en torno al
cálculo económico, la posición de los austríacos al respecto y de qué modo los
temas del conocimiento estaban íntimamente vinculados con dicha cuestión. Para
mí, recién egresado de la carrera de filosofía, el tema debería haber sido
central pero yo estaba en ese momento muy ocupado en detalles específicos del
pensamiento de L. von Mises como para descubrir la mirada más abarcadora y
precisamente “filosófica” de las enseñanzas de Pontón. Después de un buen
tiempito dedicado a temas de epistemología de la Escuela Austriaca ,
no tengo más que reconocer con agradecimiento esa mirada más amplia, que tanta
razón tenía. En ese enfoque, el pensamiento de Hayek ocupaba desde luego un
lugar central.
Con Hayek, claro está, no pude hablar como con Pontón. Tuve
que leerlo haciendo un gran esfuerzo. Acostumbrado a autores como Santo Tomás o
Mises, que, por diferentes que hayan sido, iban directamente al punto, el
estilo de Hayek me dejaba al principio perplejo. Hayek es un autor que escribe
en espiral. Comienza por algún planeta alejado de la galaxia profunda de su
pensamiento y hay que recorrerla toda para llegar a ese núcleo central que,
como quien no quiere la cosa, expresa sin embargo la clave de la cuestión.
Un ensayo como Economics
and Knowledge[1] -cuya
importancia epistemológica es el objetivo de esta ponencia- es un buen ejemplo.
Una primera lectura podría reflejar simplemente la diferencia epistemológica
central que tenía con su maestro de
economía, L. von Mises. Habiendo sido uno de los primeros lectores de La
lógica de la investigación científica, de K. Popper[2],
el pensamiento del joven Hayek parecía encaminarse tempranamente hacia una
mayor importancia de “lo empírico” en la ciencia económica que lo que Mises
podría haber admitido[3].
Mises ya había escrito su muy apriorístico Epistemological problems[4],
pero no aún su tratado sistemático Human Action[5],
cuya interpretación más frecuente (la “interpretación Rothbard”[6])
debería cotejarse más seguido con otra interpretación, la interpretación
Machlup[7].
Eso queda para otra oportunidad porque parte de este debate es cuán
“a-priorístico” era en realidad Mises….
Pero que Hayek tenía seguro un lenguaje más
“hipotético-deductivo” no parece presentar mayores dudas. Es clásico el pasaje
donde establece que la afirmación de una tendencia al equilibro es lo que
convierte a la economía en una ciencia “empírica”[8],
y que para esa afirmación es necesaria una hipótesis auxiliar, la hipótesis del
aprendizaje, que no puede deducirse solamente de la lógica pura de la elección.
A partir de allí, interpretar a Hayek como un popperiano “empirista”, donde la
economía es una ciencia hipotético-deductiva
cuyas hipótesis están lejos de ser las “categorías a priori de la acción” de
Mises no es ni ha sido tan difícil[9].
Dejando de lado el no menor problema
de qué tipo de “empirista” es Popper[10],
cabe preguntarse, ¿es ese el eje central del mensaje hayekiano en este seminal
artículo?
- El problema de las clasificaciones
habituales y la revolución copernicana de Hayek.
La pregunta es difícil porque, en primer lugar, Hayek no es
fácil de encasillar en la conocida dualidad monismo/dualismo metodológico.
Mientras las aguas del debate con Keynes se van aquietando, y mientras que la
idea de orden espontáneo –presente en Economics
and Knowledge[11]-
va germinando lentamente hacia sus consecuencias políticas, Hayek escribe uno
de sus ensayos filosóficos y epistemológicos generales más importantes, Scientism
and the Study of Society[12]:
un ataque tan profundo al positivismo en ciencias sociales que muy difícilmente
podría ser ubicarlo en el monismo metodológico de las ciencias naturales tan
típico del positivismo dominante de la época. A la vez, cuando compara a las
ciencias naturales con las sociales, da de estas últimas una versión
hipotético-deductiva que introduce incluso, aunque sin desarrollarla, su
posibilidad de falsación[13].
La respuesta de su amigo Popper, casi contemporánea, fue obvia: así son todas las ciencias[14].
Posteriormente, para mayor dificultad si el objetivo fuera
encasillarlo en lo habitual, escribe otros dos importantes ensayos, Degrees of Explanations[15]
y The Theory of Complex Phenomena[16],
de 1955 y 1964 respectivamente, donde divide a las ciencias no en naturales y
sociales, sino en ciencias de fenómenos simples y ciencias de fenómenos
complejos: el orden espontáneo de las
ciencias sociales es típico de los fenómenos sociales complejos, pero los fenómenos complejos no se reducen a
ciencias sociales.
¿Dónde queda por ende la “economía como ciencia empírica”
de la que hablaba en 1936?
Para contestar esta pregunta hay que resaltar dos aspectos,
uno más epistemológico, si se quiere, y otro más económico.
“Empírico” no significa en Hayek –ni tampoco en Popper o en
Lakatos[17]-
que la teoría se origine en el testeo empírico, ni tampoco es un sentido
siquiera análogo al sentido que le da Friedman en su famoso artículo[18].
Se trata de que la ciencia económica, para llegar a uno de sus asertos
fundamentales (la tendencia al
equilibrio) no puede partir sólo de
la lógica pura de la elección (traducible perfectamente, para un misiano, a los
axiomas de la acción humana) sino que hay que agregar, en el medio de las premisas (la lógica pura de la elección) y la
conclusión (la referida tendencia) una hipótesis auxiliar, como postulado: la
hipótesis auxiliar de aprendizaje, sobre cómo el ser humano conoce, aprende y
corrige sus errores. Dijimos “como postulado”: que sea hipótesis auxiliar es
perfectamente compatible con que sea a priori, esto es, a priori de cualquier
“ilustración” de sus resultados (ver Machlup, op.cit) pero no por ello
“inferida necesariamente” de los postulados necesarios de la acción humana.
“Empírico” implica por ende “no deducible necesariamente de la acción humana”,
pero no por ello “inferido del testeo empírico”. Y Hayek tenía todo el “derecho
epistemológico” a introducir esa hipótesis auxiliar: en ella había estado
trabajando desde joven[19],
la había interrumpido y la retoma después como el eje central de su teoría del
conocimiento que sale finalmente publicada como The Sensory Order[20],
hoy justamente re-conocido como uno de sus más importantes trabajos.
Esta, si se quiere, es una diferencia con la
“interpretación Rothbard” de Mises, pero, ¿tan importante cuando se la compara
con una metodología neoclásica donde los datos estadísticos y econométricos son
los jueces fundamentales de cualquier modelo? En comparación con ello, tanto
Mises como Hayek estaban desarrollando una economía obviamente a priori: ello
es lo que Machlup afirma y lo que Popper afirma de la física, nada menos, refrendado ello por Kuhn, Lakatos y
Feyerabend, para la física, vuelvo a
decir[21].
Pero, a su vez, hay un aspecto económico en todo esto que
no debe ser pasado por alto. El joven Hayek está hablando también, en 1936,
para sus colegas economistas de la LSE. No había en esa época, aún, una línea
divisoria como ahora entre austríacos como defensores del market process “versus” las teorías de equilibrio[22].
Es más, Hayek había utilizado estas últimas[23]
y había comenzado a ver precisamente una “excepción” en la estructura
inter-temporal de la producción donde el tiempo no admitía ya manejar las
versiones tradicionales de equilibrio. Pero ya, en 1936, dice a sus colegas,
aunque con su típico estilo indirecto, algo muy concreto: si el conocimiento es
perfecto, no hay problema económico. El problema económico es precisamente el
problema del conocimiento disperso[24]
cuando entran en juego planes entre individuos que deben coordinarse[25].
La cuestión de la competencia perfecta y el supuesto de conocimiento perfecto
no es, por ende, (agregamos nosotros) si el modelo es “realista” (contra lo
cual el mismo Friedman se había defendido suficientemente al final de su famoso
artículo) o no, sino que el problema económico está mal planteado bajo el
supuesto inicial de conocimiento
perfecto. Claro que luego se pueden colocar hipótesis ad hoc que modifiquen el
supuesto (competencia monopolística, economía de la información[26],
etc) pero la propuesta de Hayek implica hacer al revés: que el supuesto inicial de la economía sea el de
conocimiento disperso. Ello implicó ahora, retrospectivamente, un copernicano
cambio de paradigma: es como poner al Sol en lugar de la Tierra. Así como el
sistema de Copérnico –al principio, un ptolemaico más- fue heliocéntrico, lo
cual fue un cambio esencial y no accidental, la propuesta de Hayek pone al
conocimiento disperso en el centro del sistema, y ese cambio es fundamental.
Ello es lo que constituye “epistemológicamente” a la Escuela Austriaca en tanto
austríaca: en términos de Lakatos, el núcleo central es el conocimiento
disperso, y las hipótesis auxiliares del programa de investigación son las
hipótesis de aprendizaje que constituyen una de las condiciones del orden
espontáneo del mercado. Esto es: la revolución copernicana hayekiana implicó un
cambio en el núcleo central. Hay que decir esto claramente para establecer
correctamente un diálogo con los economistas neoclásicos que tengan formación
epistemológica. Y el diálogo con ellos consiste en que se vayan descubriendo
progresivamente como austríacos. Eso es, son tantas las hipótesis ad hoc que ya
agregan a un cada vez más efímero supuesto de conocimiento perfecto (casi como
un modelo micro básico de competencia perfecta que se enseña a desgano porque
forma parte de un paradigma que está en crisis pero no se sabe bien con qué
reemplazarlo) que la pregunta serían: ¿por qué no abandonan el supuesto y punto
terminado? Comiencen por el conocimiento humano como disperso y entonces el
programa de investigación comenzará a ser teoréticamente progresivo…..
Pero la cuestión no es tan fácil, porque la palabra
“conocimiento” (knowledge) es equiparada indistintamente con “información” por
el mismo Hayek a lo largo del ensayo. Aquí es donde hay que hacer una
aclaración adicional de la cual el mismo Hayek no tuvo conciencia explícita ni
en ese momento ni después: lo que él estaba diciendo ubicaba a su revolución
copernicana en un supuesto hermenéutico
del conocimiento humano, que tuvo un momento importante con Lavoie, Ebeling y
otros hace más de 20 años[27]
y que ahora nosotros mismos estamos intentando rescatar[28].
- Redefinición de ciertos términos.
Hayek el hermenéutico.
Es el mismo Hayek quien, al comienzo del ensayo, advierte
sobre el problema de la noción de “dato”: hay un sentido subjetivo, advierte, que tiene que ver con “lo conocido por
las personas” cuya conducta tratamos de explicar en economía, para lo cual –y
hay que seguirlo diciendo- la vieja noción de “datos objetivos” no es
conducente a nada, excepto, agregamos nosotros, a modelos computacionales de
conducta humana justamente denunciados como erróneos por Kirzner[29].
Pero Hayek hace algo más: después del famoso pasaje donde
habla de la economía como ciencia “empírica” habla de conocimiento como intenciones, expectativas, aprendizaje,
comunicación.[30]
Claro, por supuesto que una mentalidad positivista puede dar a esas nociones un
sentido cuantitativo y medible, pero creemos que forzarían el texto. El
conocimiento para Hayek está indudablemente ligado a factores subjetivos que no pueden ser estimados
por métodos cuantitativos: es lo que el sujeto estima que los otros conocen (expectativas), es lo que el sujeto
considera relevante[31],
es lo que el sujeto de manera dispersa y fragmentaria aprende, todo ello comunicado en una red de expectativas entre
sujetos. Si, claro que ello implica que, si no tenemos otra filosofía de las ciencias sociales, todo eso se nos escapa.
Pero esa otra filosofía de las ciencias sociales fue precisamente desarrollada
por Hayek en los ensayos referidos en el punto 1…
Pero todo ello implica que Hayek casi sin darse cuenta
superó el paradigma positivista de la información (conocimiento como depósito
pasivo de un dato “objetivo” en un sujeto) para pasar al conocimiento como la
comprensión que la persona tiene de sí y del mundo circundante. Conocer es “ser
en el mundo de vida”, noción desarrollada por Husserl y de la cual depende la
noción de horizonte de Gadamer. Por eso también hay que estar advertido cuando
Hayek habla del “real world”[32]:
no es mundo como “cosa objetiva”, “frente” al sujeto, sino mundo como
entretejido de relaciones inter-personales, intersubjetivas, donde los precios,
las tasas de interés, etc., no son cosas físicas en frente a un sujeto, sino
procesos espontáneos en los sujetos,
entre los sujetos, que implican juegos de
lenguaje espontáneos por los cuales se comunican.
Esto ubica a la noción de conocimiento hayekiana directamente en una
hermenéutica continental con firme base fenomenológica, y con una clara
relación, finalmente, con su admirado primo Wittgenstein[33],
pero las bases firmemente neokantianas y casi organicistas de The Sensory Order
le impidieron a Hayek hacer esta relación. En esa relación, como dijimos,
estamos trabajando ahora.
Pero que Hayek no haya visto explícitamente la relación con
la hermenéutica continental no quiere decir que no esté clara en el texto que
estamos citando y en nociones adicionales de artículos posteriores (por ejemplo
la noción de conocimiento como familiaridad
utilizada en el no menos importante artículo The Use of Knowledge in Society[34]).
Habrá advertido el lector que no hemos querido abrumarlo con citas textuales,
principalmente porque el texto sin contexto no “habla”. Pero haremos una
excepción. En una nota
a pie de página, la nro. 18, como si fuera un tema marginal, como quien no quiere
la cosa, Hayek dice, nada más ni nada menos: “That
all propositions of economic theory refer to things which are defined in terms
of human attitudes toward them, that is, that the ' sugar" about which
economic theory may occasionally speak is defined not by its "objective" qualities but by the fact that people believe that it will serve certain
needs of theirs in a certain way, is the source of all sorts of
difficulties and confusions, particularly in connection with the problem of
"verification." It is, of course, also in this connection that the
contrast between the verstehende social
science and the behaviorist approach becomes so glaring. I am not certain
that the behaviorists in the social sciences are quite aware of how much
of the traditional approach they would have to abandon if they wanted to
be consistent or that they would want to adhere to it consistently if they were
aware of this. It would, for instance, imply that propositions of the
theory of money would have to refer exclusively to, say, "round disks of
metal, bearing a certain stamp," or some similarly defined physical object
or group of objects”[35].
Husserl, Heidegger, Gadamer,
Ricoeur, no habrían tenido ningún problema en firmar este párrafo. El mundo de
la economía es una de las tantas expresiones del mundo de la vida, de los
horizontes de precomprensión, en los cuales los seres humanos están y “habitan”[36].
No se trata de sujeto y objeto, sino de persona y mundo. Si, un largo camino
para recorrer y sistematizar, pero es allí donde la Escuela Austriaca tiene y tuvo siempre su lugar.
- Conclusión.
Hayek hizo con este artículo una revolución copernicana:
re-definió el núcleo central de la economía, su objeto, su método y cambió de
modo esencial el significado de “conocimiento”, “empírico”, “realidad”,
“mundo”, tal como se lo estaba utilizando en la profesión. El, obviamente, no
podía darse cuenta en su momento la importancia seminal de su planteo. Los
neoclásicos, menos aún. La Escuela Austríaca, incluso, muy progresivamente ha
tomado conciencia de todas las implicaciones “subjetivistas” del planteo de
Hayek. Aún está a tiempo.
* El autor agradece los comentarios de Ivo Sarjanovic, si bien, por
supuesto, los errores son sólo míos.
[1] El
artículo, publicado en 1937, fue fruto de una conferencia pronunciada a fines
de 1936. Ver Individualism and Economic Order, Chicago University Press,
1980.
[3] Parece, sin embargo, que el “viejo maestro” no
reaccionó para nada mal ante el artículo de su joven discípulo. Al respecto,
op.cit., p. 72.
[7] Ver su art. “The
Problem of Verification in Economics” (1955), Southern Economic Journal,
1, vol. 22.
[9] En ese caso la praxeología sería el núcleo
central de un programa de investigación empíricamente progresivo o, como
adelantó Machlup, (op.cit.) parte de las “fundamental assumptions” que son a
priori de cualquier tipo de “verificación”.
[10] ¿El de M. Blaug?
¿El de L. Boland? ¿El de M. Artigas? Al respecto, ver Blaug, M.: La metodología
de la economía, Alianza, 1985; Boland, L., “Scientific Thinking Without
Scientific Method: Two Views of Popper”, en New Directions in Economic
Methodology, VVAA, Routledge, 1994; y Artigas, M.: Lógica y Etica en
Karl Popper, Eunsa, 1998.
[11] Ver pág. 54.
[17] En Popper, las conjeturas son siempre a
priori del testeo empírico, y en Lakatos el núcleo central es siempre a priori
de la progresividad o regresividad empírica del programa. “A priori” no
significa en ellos “certeza”, así como “testeo empírico” no es en ellos la
versión probabilística del inductivismo en Hempel, Carnap y Nagel.
[18] Nos referimos a
“The Methodology of Positive Economics” [1953], reproducido en Caldwell , B.: Appraisal and Criticism in
Economics: A Book of Readings, Allen and Unwin, Boston , 1984.
[21] Ver al respecto: Popper, K.: Un mundo de
propensiones; Tecnos, Madrid, 1992; Logica
das ciencias sociais; Editora Universitade de Brasilia; 1978; Teoría
cuántica y el cisma en física; Tecnos, Madrid, 1985; Realismo
y el objetivo de la ciencia; Tecnos, Madrid, 1985; El
universo abierto; Tecnos, Madrid, 1986;
La miseria del historicismo;
Alianza Ed., Madrid, 1987;- Búsqueda
sin término; Tecnos, Madrid, 1985; Conjeturas
y refutaciones; Paidós, Barcelona, 1983; Conocimiento
objetivo; Tecnos,Madrid, 1988; La lógica de la investigación cientifica,Tecnos,
Madrid, 1985; Sociedad abierta; universo abierto; Tecnos, Madrid,
1984; Replies To My Critics; in The Philosophy of Karl Popper,
Part II; Edited by P. Arthur Schilpp Lasalle; Illinois, 1974; The
Myth of the Framework; Routledge, Londond and New York, 1994; The Lesson of this Century; Routledge,
1997; In Search of a Better World,
Routledge, 1994; All Life is Problem Solving, Routledge, 1999; El
cuerpo y la mente; Paidos,1997; The World of Parmenides; Routledge,
1998; Miller, D. (ed.): Popper
Selections; Princeton University Press, 1985; Popper, K, y Lorenz, K.: O futuro esta aberto; Fragmentos, Lisboa, 1990; Lakatos, I.:
La metodología de los programas de
investigación científica;
Alianza Ed., Madrid, 1989; Matemáticas, ciencia y epistemología;
Alianza Ed., Madrid, 1987; Lakatos and Musgrave, Editors: Criticism and the Growth of Knowledge; Cambridge University Press, 1970; Lakatos &
Feyerabend: Sull’orlo della scienza,
a cura di Matteo Motterlini; Rafaelo Cortina Editore, 1995; For and Against
Method, University of Chicago Press,1999; Kuhn, T.: La estructura de las revoluciones científicas;
FCE, 1971; Qué son las revoluciones científicas y otros ensayos;
Paidós, 1989; La tensión esencial;
FCE, 1996; La revolución copernicana;
Orbis, Madrid, 1985; The Road Since
Structure; University of Chicado Press, 2000; Feyerabend, P.: Tratado contra el método; Tecnos,
Madrid, 1981; Adiós a la razón;
[versión inglesa]; Tecnos, Madrid, 1992; Killing
Time; University of Chicago Press, 1995; Diálogos sobre el conocimiento; Cátedra, Madrid, 1991; Diálogo sobre el método; Cátedra,
Madrid, 1989; La ciencia en una sociedad libre; Siglo XXI, 1982;Philposophical
Papers, vol 1 y 2; Cambridge University Press, 1981; Ambiguedad y
armonía; Piados, 1999; La conquista de la abundacia; Paidós,
Barcelona, 2001.
[23] Ver Caldwell,
op.cit., cap. 7. En contra de
esta opinión., ver Vazquez Ger, Cecilia G. de: “La noción de equilibrio en Precios y Producción de Hayek: una
primera aproximación”, en Libertas (45), 2006.
[25] Op.cit., punto 3.
[26] Ver al respecto
Thomsen, E.: Prices and Knowledge, Routledge, 1992.
[27] Ver al respecto: Smith, Barry,
“Austrian Economics and Austrian Philosophy”, en Austrian Economcis:
Historical and Philosophical Background, London, Croom Helm, 1986,
siguiendo por los ensayos de S. Boehm, R. Ebeling, R. Garrison, R. Langlois, D.
Lavoie, G. O´Driscoll, M. Rizzo, L. White, entro otros, en Subjetivism,
Inteligibility and Economic Understanding, Essays in Honor of Ludwig
Lachmann, edited by I. Kirzner, New York University Press, 1986; los ensayos de
Loasby, Parsons, Koppl, Ccontos, Caserta, Zappia, entre otros, en Subjetivism
and Economic Analisis, Essays in Memory of L. Lachmann, edited by R. Koppl
and G. Mongiovi, Routledge, 1998; “On Rationality, Ideal Types and Economics”,
de Peter Kurrild-Klitgaard, en The Review of Austrian Economics (2001),
14: 2/3; los ensayos de A. Klamer, G.B.Madison, J. Wisman, U. Maki, R. Ebeling,
R. Rector, T. Palmer, entre otros (entre ellos el mismo Lachmann) en Hermenutics
and Economics, Routledge, 1990; los ensayos de S. Horwitz, Barry Smith,
G.B. Madison, A. Klamer, D. Lavoie, R. Koppl en The Elgar Companion to
Austrian Economics, edited by P. Boetkke, Elgar, 1994. A esto habría que
agregar todos los ensayos que Machlup dedica a los tipos ideales, en Methodology
of Economics and Other Social Sciences, Academic Press, 1978; “Hermenutics
and Austrian Economics”, por G. Johnson and B. Smith, Critical Review
(1990), vol 4, nros 1-2 y, en el mismo volumen, L. Graves y G.B. Madison:
“Hayek and the Interpretative Turn”; Palmer, T.: Gadamer´s Hermenutics, en Critical
Review (1987) vol 1 nro 3; Shearmur, J.: “Habermas”, en Critical Review,
(1988), vol 2 nro 1, y Langlois, R.: “Knowledge and Rationality in the Austrian
School: an Analytical Survey”, Eastern Economic Journal (1985) vol IX
nro 4. De los autores que hemos
citado, cabe señalar la gran influencia de Gadamer en Don Lavoie, G. Madison y
Tom Palmer, y de Ricoeur en Richard Ebeling. Finalmente, para la relación entre
economía y fenomenología, son claramente husserlianos los ensayos de G.
Gronbacher y G. Zúñiga en la colección del Journal of Markets & Morality,
y de igual modo, pero por el lado de una fenomenología “wojtyliana”, Felice,
F.: “Introduzione” a Sirico, R.: Il personalismo economico e la societá
libera, Rubbettino, , 2001
[28] En “Intersubjetivity, Subjetivism, Social Sciences and Austrian School
of Economics”, presentado y aceptado para su publicación en Markets &
Morality, en prensa.
[30] Hemos sugerido ya la importancia de conectar
el tema comunicativo en los austríacos con la filosofía del diálogo de la
Escuela de Frankfurt, en Introducción filosófica a Hayek, UFM/Unión
Editorial, 2003, cap. VIII.
[31] Ver pág. 50.
[32] P. 45.
[33] Pues los hábitos comunicativos del mercado,
aprendidos espontáneamente como conocimiento disperso, son “juegos de
lenguaje”, noción básica de la filosofía del lenguaje contemporánea acuñada por
Wittgenstein en su libro clásico Investigaciones flosóficas [1945],
Crítica, Barcelona, 1988.
[34] [1945], publicado en Individualism….,
op.cit., p. 84.
[35] “Economics and
Knowledge”, op.cit., p. 52, las itálicas son nuestras.
[36] Sobre el “habitar” ver Hiedegger, “Construir,
habitar, pensar” [1951], en http://www.heideggeriana.com.ar/textos/construir_habitar_pensar.htm
1 comentario:
¿QUÉ ES LA ECONOMÍA?
-Si ciencia es tener cierta capacidad de predecir, es muy poco ciencia la Economía.
-En cuanto al uso de matemáticas, deja mucho que desear. Usan poco (excepto la estadística) porque no sirve de gran cosa.
-En cuanto a registrar sistemáticamente los hechos, la economía se acerca a las ciencias duras.
-En cuanto a la definición y medición precisa de las variables, la economía se acerca a las ciencias ocultas.
-En cuanto a la inmensa cantidad de variables que intervienen en los fenómenos, es enormemente complicada e intratable y deja de ser ciencia.
-No se puede medir bien porque los fenómenos económicos pasan a través de la mentalidad humana, altamente imprevisible.
-Me parece más bien que es un complicado arte donde cada uno compone a su manera, pronostica distinto y tiene sus recetas mas o menos mágicas. Y sin embargo existen muchos artistas que logran lo que la gente quiere.
-Sea lo que sea, hay que saber mucho para dirigir la economía de un país, pues muchísima gente piensa y dice cualquier disparate
ARTE O CIENCIA, LA ECONOMÍA ES UNA CUESTIÓN DE EXPERTOS A QUIENES DEBEMOS ESCUCHAR
-Resumen: Así como el buen músico o pintor sale de una combinación de aptitud natural y capacidad glutea (horas sentado estudiando), el buen economista hizo lo suyo. Sean cautos y prudentes los políticos (generalmente abogados) que pretenden dirigir bien la economía.
-Creo que la economía es un intrincado arte. También tiene mucho de ciencia pero sin fórmulas confiables. Uno puede decir cosas como: “controlar los precios controla la inflación” y también alguien puede afirmar lo contrario.
-Pasa que cada variable depende de una forma compleja de muchas otras, entonces no hay fórmulas. Todo pasa por la visión combinada de millones de personas. De allí que haya tantas opiniones de lo que hay que hacer para conseguir algo.
-Si alguien cree que sabe porque una vez acertó, corre el riesgo de adquirir una fijación peligrosa, pues con el mismo análisis puede salir perdidoso otras mil veces. En alguna medida es parecido a jugar a la ruleta.
-Entonces mejor no apegarse a teorías y abrir siempre bien los ojos siendo tolerantes y receptivos a otras opiniones.
-Siempre tendemos a no gustar de lo que no entendemos. Si no te gusta la economía, creo que lo inteligente es escuchar a los que creen que saben. Hay un solo camino para gustar de ella: leer mucho como si te gustara.
-Los que dicen entenderla, cada uno la entiende a su manera. Corren por carriles separados. Para mi, lo mejor en la sociedad real es que los expertos la expliquen al ciudadano, cada uno con su librito. Como los afectados por las medidas económicas somos todos, somos los ciudadanos, pacientes escuchas, los que debemos decidir.
-En la medida que las decisiones económicas son aceptadas por el ciudadano, los cosas van mejor. No tanto por haber decido lo mejor, como por haber decidido a conciencia. El error es el mejor maestro.
-Casi todo lo que se hace en política influye en la economía. Y aquí suspendo a mi guitarra querida con unas notas de despedida.
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