domingo, 11 de noviembre de 2012

LA REVOLUCIÓN COPERNICANA DE F. A. von HAYEK

Hayek hizo una verdadera revolución copernicana al sustituir el punto de partida de la teoría económica con el supuesto de conocimiento disperso. Lo escribí por primera vez como homenaje a Rogelio Pontón, en el libro conjunto "La crítica como método", y luego salió de vuelta en mi libro "Conocimiento versus infirmación". Lo publico de vuelta en mi blog porque creo que es esencial para la comprensión de la originalidad de la Escuela Austríaca de Economía.

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LA IMPORTANCIA EPISTEMOLÓGICA DE “ECONOMICS AND KNOWLEDGE” DE HAYEK

Por Gabriel J. Zanotti



Ponencia de Homenaje a Rogelio Pontón*.

Buenos Aires, Agosto de 2007.

  1. Introducción.
Recuerdo que cuando conocí a Rogelio Pontón, hace ya más de 20 años, las primeras conversaciones que tuve con él giraron en torno al cálculo económico, la posición de los austríacos al respecto y de qué modo los temas del conocimiento estaban íntimamente vinculados con dicha cuestión. Para mí, recién egresado de la carrera de filosofía, el tema debería haber sido central pero yo estaba en ese momento muy ocupado en detalles específicos del pensamiento de L. von Mises como para descubrir la mirada más abarcadora y precisamente “filosófica” de las enseñanzas de Pontón. Después de un buen tiempito dedicado a temas de epistemología de la Escuela Austriaca, no tengo más que reconocer con agradecimiento esa mirada más amplia, que tanta razón tenía. En ese enfoque, el pensamiento de Hayek ocupaba desde luego un lugar central.
Con Hayek, claro está, no pude hablar como con Pontón. Tuve que leerlo haciendo un gran esfuerzo. Acostumbrado a autores como Santo Tomás o Mises, que, por diferentes que hayan sido, iban directamente al punto, el estilo de Hayek me dejaba al principio perplejo. Hayek es un autor que escribe en espiral. Comienza por algún planeta alejado de la galaxia profunda de su pensamiento y hay que recorrerla toda para llegar a ese núcleo central que, como quien no quiere la cosa, expresa sin embargo la clave de la cuestión.
Un ensayo como Economics and Knowledge[1] -cuya importancia epistemológica es el objetivo de esta ponencia- es un buen ejemplo. Una primera lectura podría reflejar simplemente la diferencia epistemológica central que tenía con su maestro de economía, L. von Mises. Habiendo sido uno de los primeros lectores de La lógica de la investigación científica, de K. Popper[2], el pensamiento del joven Hayek parecía encaminarse tempranamente hacia una mayor importancia de “lo empírico” en la ciencia económica que lo que Mises podría haber admitido[3]. Mises ya había escrito su muy apriorístico Epistemological problems[4], pero no aún su tratado sistemático Human Action[5], cuya interpretación más frecuente (la “interpretación Rothbard”[6]) debería cotejarse más seguido con otra interpretación, la interpretación Machlup[7]. Eso queda para otra oportunidad porque parte de este debate es cuán “a-priorístico” era en realidad Mises….
Pero que Hayek tenía seguro un lenguaje más “hipotético-deductivo” no parece presentar mayores dudas. Es clásico el pasaje donde establece que la afirmación de una tendencia al equilibro es lo que convierte a la economía en una ciencia “empírica”[8], y que para esa afirmación es necesaria una hipótesis auxiliar, la hipótesis del aprendizaje, que no puede deducirse solamente de la lógica pura de la elección. A partir de allí, interpretar a Hayek como un popperiano “empirista”, donde la economía es una ciencia hipotético-deductiva cuyas hipótesis están lejos de ser las “categorías a priori de la acción” de Mises no es ni ha sido tan difícil[9]. Dejando de lado el no menor problema de qué tipo de “empirista” es Popper[10], cabe preguntarse, ¿es ese el eje central del mensaje hayekiano en este seminal artículo?

  1. El problema de las clasificaciones habituales y la revolución copernicana de Hayek.
La pregunta es difícil porque, en primer lugar, Hayek no es fácil de encasillar en la conocida dualidad monismo/dualismo metodológico. Mientras las aguas del debate con Keynes se van aquietando, y mientras que la idea de orden espontáneo –presente en Economics and Knowledge[11]- va germinando lentamente hacia sus consecuencias políticas, Hayek escribe uno de sus ensayos filosóficos y epistemológicos generales más importantes, Scientism and the Study of Society[12]: un ataque tan profundo al positivismo en ciencias sociales que muy difícilmente podría ser ubicarlo en el monismo metodológico de las ciencias naturales tan típico del positivismo dominante de la época. A la vez, cuando compara a las ciencias naturales con las sociales, da de estas últimas una versión hipotético-deductiva que introduce incluso, aunque sin desarrollarla, su posibilidad de falsación[13]. La respuesta de su amigo Popper, casi contemporánea, fue obvia: así son todas las ciencias[14].
Posteriormente, para mayor dificultad si el objetivo fuera encasillarlo en lo habitual, escribe otros dos importantes ensayos, Degrees of Explanations[15] y The Theory of Complex Phenomena[16], de 1955 y 1964 respectivamente, donde divide a las ciencias no en naturales y sociales, sino en ciencias de fenómenos simples y ciencias de fenómenos complejos: el orden espontáneo de las ciencias sociales es típico de los fenómenos sociales complejos, pero los fenómenos complejos no se reducen a ciencias sociales.
¿Dónde queda por ende la “economía como ciencia empírica” de la que hablaba en 1936?
Para contestar esta pregunta hay que resaltar dos aspectos, uno más epistemológico, si se quiere, y otro más económico.
“Empírico” no significa en Hayek –ni tampoco en Popper o en Lakatos[17]- que la teoría se origine en el testeo empírico, ni tampoco es un sentido siquiera análogo al sentido que le da Friedman en su famoso artículo[18]. Se trata de que la ciencia económica, para llegar a uno de sus asertos fundamentales (la tendencia al equilibrio) no puede partir sólo de la lógica pura de la elección (traducible perfectamente, para un misiano, a los axiomas de la acción humana) sino que hay que agregar, en el medio de las premisas (la lógica pura de la elección) y la conclusión (la referida tendencia) una hipótesis auxiliar, como postulado: la hipótesis auxiliar de aprendizaje, sobre cómo el ser humano conoce, aprende y corrige sus errores. Dijimos “como postulado”: que sea hipótesis auxiliar es perfectamente compatible con que sea a priori, esto es, a priori de cualquier “ilustración” de sus resultados (ver Machlup, op.cit) pero no por ello “inferida necesariamente” de los postulados necesarios de la acción humana. “Empírico” implica por ende “no deducible necesariamente de la acción humana”, pero no por ello “inferido del testeo empírico”. Y Hayek tenía todo el “derecho epistemológico” a introducir esa hipótesis auxiliar: en ella había estado trabajando desde joven[19], la había interrumpido y la retoma después como el eje central de su teoría del conocimiento que sale finalmente publicada como The Sensory Order[20], hoy justamente re-conocido como uno de sus más importantes trabajos.
Esta, si se quiere, es una diferencia con la “interpretación Rothbard” de Mises, pero, ¿tan importante cuando se la compara con una metodología neoclásica donde los datos estadísticos y econométricos son los jueces fundamentales de cualquier modelo? En comparación con ello, tanto Mises como Hayek estaban desarrollando una economía obviamente a priori: ello es lo que Machlup afirma y lo que Popper afirma de la física, nada menos, refrendado ello por Kuhn, Lakatos y Feyerabend, para la física, vuelvo a decir[21].
Pero, a su vez, hay un aspecto económico en todo esto que no debe ser pasado por alto. El joven Hayek está hablando también, en 1936, para sus colegas economistas de la LSE. No había en esa época, aún, una línea divisoria como ahora entre austríacos como defensores del market process “versus” las teorías de equilibrio[22]. Es más, Hayek había utilizado estas últimas[23] y había comenzado a ver precisamente una “excepción” en la estructura inter-temporal de la producción donde el tiempo no admitía ya manejar las versiones tradicionales de equilibrio. Pero ya, en 1936, dice a sus colegas, aunque con su típico estilo indirecto, algo muy concreto: si el conocimiento es perfecto, no hay problema económico. El problema económico es precisamente el problema del conocimiento disperso[24] cuando entran en juego planes entre individuos que deben coordinarse[25]. La cuestión de la competencia perfecta y el supuesto de conocimiento perfecto no es, por ende, (agregamos nosotros) si el modelo es “realista” (contra lo cual el mismo Friedman se había defendido suficientemente al final de su famoso artículo) o no, sino que el problema económico está mal planteado bajo el supuesto inicial de conocimiento perfecto. Claro que luego se pueden colocar hipótesis ad hoc que modifiquen el supuesto (competencia monopolística, economía de la información[26], etc) pero la propuesta de Hayek implica hacer al revés: que el supuesto inicial de la economía sea el de conocimiento disperso. Ello implicó ahora, retrospectivamente, un copernicano cambio de paradigma: es como poner al Sol en lugar de la Tierra. Así como el sistema de Copérnico –al principio, un ptolemaico más- fue heliocéntrico, lo cual fue un cambio esencial y no accidental, la propuesta de Hayek pone al conocimiento disperso en el centro del sistema, y ese cambio es fundamental. Ello es lo que constituye “epistemológicamente” a la Escuela Austriaca en tanto austríaca: en términos de Lakatos, el núcleo central es el conocimiento disperso, y las hipótesis auxiliares del programa de investigación son las hipótesis de aprendizaje que constituyen una de las condiciones del orden espontáneo del mercado. Esto es: la revolución copernicana hayekiana implicó un cambio en el núcleo central. Hay que decir esto claramente para establecer correctamente un diálogo con los economistas neoclásicos que tengan formación epistemológica. Y el diálogo con ellos consiste en que se vayan descubriendo progresivamente como austríacos. Eso es, son tantas las hipótesis ad hoc que ya agregan a un cada vez más efímero supuesto de conocimiento perfecto (casi como un modelo micro básico de competencia perfecta que se enseña a desgano porque forma parte de un paradigma que está en crisis pero no se sabe bien con qué reemplazarlo) que la pregunta serían: ¿por qué no abandonan el supuesto y punto terminado? Comiencen por el conocimiento humano como disperso y entonces el programa de investigación comenzará a ser teoréticamente progresivo…..
Pero la cuestión no es tan fácil, porque la palabra “conocimiento” (knowledge) es equiparada indistintamente con “información” por el mismo Hayek a lo largo del ensayo. Aquí es donde hay que hacer una aclaración adicional de la cual el mismo Hayek no tuvo conciencia explícita ni en ese momento ni después: lo que él estaba diciendo ubicaba a su revolución copernicana en un supuesto hermenéutico del conocimiento humano, que tuvo un momento importante con Lavoie, Ebeling y otros hace más de 20 años[27] y que ahora nosotros mismos estamos intentando rescatar[28].

  1. Redefinición de ciertos términos. Hayek el hermenéutico.
Es el mismo Hayek quien, al comienzo del ensayo, advierte sobre el problema de la noción de “dato”: hay un sentido subjetivo, advierte, que tiene que ver con “lo conocido por las personas” cuya conducta tratamos de explicar en economía, para lo cual –y hay que seguirlo diciendo- la vieja noción de “datos objetivos” no es conducente a nada, excepto, agregamos nosotros, a modelos computacionales de conducta humana justamente denunciados como erróneos por Kirzner[29].
Pero Hayek hace algo más: después del famoso pasaje donde habla de la economía como ciencia “empírica” habla de conocimiento como intenciones, expectativas, aprendizaje, comunicación.[30] Claro, por supuesto que una mentalidad positivista puede dar a esas nociones un sentido cuantitativo y medible, pero creemos que forzarían el texto. El conocimiento para Hayek está indudablemente ligado a factores subjetivos que no pueden ser estimados por métodos cuantitativos: es lo que el sujeto estima que los otros conocen (expectativas), es lo que el sujeto considera relevante[31], es lo que el sujeto de manera dispersa y fragmentaria aprende, todo ello comunicado en una red de expectativas entre sujetos. Si, claro que ello implica que, si no tenemos otra filosofía de las ciencias sociales, todo eso se nos escapa. Pero esa otra filosofía de las ciencias sociales fue precisamente desarrollada por Hayek en los ensayos referidos en el punto 1…
Pero todo ello implica que Hayek casi sin darse cuenta superó el paradigma positivista de la información (conocimiento como depósito pasivo de un dato “objetivo” en un sujeto) para pasar al conocimiento como la comprensión que la persona tiene de sí y del mundo circundante. Conocer es “ser en el mundo de vida”, noción desarrollada por Husserl y de la cual depende la noción de horizonte de Gadamer. Por eso también hay que estar advertido cuando Hayek habla del “real world”[32]: no es mundo como “cosa objetiva”, “frente” al sujeto, sino mundo como entretejido de relaciones inter-personales, intersubjetivas, donde los precios, las tasas de interés, etc., no son cosas físicas en frente a un sujeto, sino procesos espontáneos en los sujetos, entre los sujetos, que implican juegos de lenguaje espontáneos por los cuales se comunican. Esto ubica a la noción de conocimiento hayekiana directamente en una hermenéutica continental con firme base fenomenológica, y con una clara relación, finalmente, con su admirado primo Wittgenstein[33], pero las bases firmemente neokantianas y casi organicistas de The Sensory Order le impidieron a Hayek hacer esta relación. En esa relación, como dijimos, estamos trabajando ahora.
Pero que Hayek no haya visto explícitamente la relación con la hermenéutica continental no quiere decir que no esté clara en el texto que estamos citando y en nociones adicionales de artículos posteriores (por ejemplo la noción de conocimiento como familiaridad utilizada en el no menos importante artículo The Use of Knowledge in Society[34]). Habrá advertido el lector que no hemos querido abrumarlo con citas textuales, principalmente porque el texto sin contexto no “habla”. Pero haremos una excepción. En una nota a pie de página, la nro. 18, como si fuera un tema marginal, como quien no quiere la cosa, Hayek dice, nada más ni nada menos: “That all propositions of economic theory refer to things which are defined in terms of human attitudes toward them, that is, that the ' sugar" about which economic theory may occasionally speak is defined not by its "objective" qualities but by the fact that people believe that it will serve certain needs of theirs in a certain way, is the source of all sorts of difficulties and confusions, particularly in connection with the problem of "verification." It is, of course, also in this connection that the contrast between the verstehende social science and the behaviorist approach becomes so glaring. I am not certain that the behaviorists in the social sciences are quite aware of how much of the traditional approach they would have to abandon if they wanted to be consistent or that they would want to adhere to it consistently if they were aware of this. It would, for instance, imply that propositions of the theory of money would have to refer exclusively to, say, "round disks of metal, bearing a certain stamp," or some similarly defined physical object or group of objects”[35]. Husserl, Heidegger, Gadamer, Ricoeur, no habrían tenido ningún problema en firmar este párrafo. El mundo de la economía es una de las tantas expresiones del mundo de la vida, de los horizontes de precomprensión, en los cuales los seres humanos están y “habitan”[36]. No se trata de sujeto y objeto, sino de persona y mundo. Si, un largo camino para recorrer y sistematizar, pero es allí donde la Escuela Austriaca tiene y tuvo siempre su lugar.

  1. Conclusión.
Hayek hizo con este artículo una revolución copernicana: re-definió el núcleo central de la economía, su objeto, su método y cambió de modo esencial el significado de “conocimiento”, “empírico”, “realidad”, “mundo”, tal como se lo estaba utilizando en la profesión. El, obviamente, no podía darse cuenta en su momento la importancia seminal de su planteo. Los neoclásicos, menos aún. La Escuela Austríaca, incluso, muy progresivamente ha tomado conciencia de todas las implicaciones “subjetivistas” del planteo de Hayek. Aún está a tiempo.


* El autor agradece los comentarios de Ivo Sarjanovic, si bien, por supuesto, los errores son sólo míos.
[1] El artículo, publicado en 1937, fue fruto de una conferencia pronunciada a fines de 1936. Ver Individualism and Economic Order, Chicago University Press, 1980.
[2] Ver su reportaje autobiográfico, Hayek on Hayek, Routedge,  p. 49
[3] Parece, sin embargo, que el “viejo maestro” no reaccionó para nada mal ante el artículo de su joven discípulo. Al respecto, op.cit., p. 72.
[4] Epistemological Problems of Economics [1933], New York University Press, 1981.
[5] Human Action, [1949]; Henry Regnery, 1966.
[6] Ver su art. “In Defense of ´Extreme Apriorism´” (1957), Southern Economic Journal, 3, vol. 23.
[7] Ver su art. “The Problem of Verification in Economics” (1955), Southern Economic Journal, 1, vol. 22.
[8] Hayek, “Economics and Knowledge”, op.cit., p. 44.
[9] En ese caso la praxeología sería el núcleo central de un programa de investigación empíricamente progresivo o, como adelantó Machlup, (op.cit.) parte de las “fundamental assumptions” que son a priori de cualquier tipo de “verificación”.
[10] ¿El de M. Blaug? ¿El de L. Boland? ¿El de M. Artigas? Al respecto, ver Blaug, M.: La metodología de la economía, Alianza, 1985; Boland, L., “Scientific Thinking Without Scientific Method: Two Views of Popper”, en New Directions in Economic Methodology, VVAA, Routledge, 1994; y Artigas, M.: Lógica y Etica en Karl Popper, Eunsa, 1998.
[11] Ver pág. 54.
[12] [1942], en The Counter-Revolution of Science, Liberty Press, 1979.
[13] Op.cit., pp. 72-73.
[14] En La miseria del historicismo [1942], Alianza, 1987, cap. IV.
[15] Publicado en  Studies, University of Chicago Press, 1967.
[16] Idem.
[17] En Popper, las conjeturas son siempre a priori del testeo empírico, y en Lakatos el núcleo central es siempre a priori de la progresividad o regresividad empírica del programa. “A priori” no significa en ellos “certeza”, así como “testeo empírico” no es en ellos la versión probabilística del inductivismo en Hempel, Carnap y Nagel.
[18] Nos referimos a “The Methodology of Positive Economics” [1953], reproducido en Caldwell, B.: Appraisal and Criticism in Economics: A Book of Readings, Allen and Unwin, Boston, 1984.
[19] Ver Caldwell, B.: Hayek´s Challenge, University of Chicago Press, 2004.
[20] [1952]; University of Chicago Press, 1976.
[21] Ver al respecto: Popper, K.: Un mundo de propensiones; Tecnos, Madrid, 1992; Logica das ciencias sociais; Editora Universitade de Brasilia; 1978;  Teoría cuántica y el cisma en física; Tecnos, Madrid, 1985;  Realismo y el objetivo de la ciencia; Tecnos, Madrid, 1985;  El universo abierto; Tecnos, Madrid, 1986;  La miseria del historicismo; Alianza Ed., Madrid, 1987;- Búsqueda sin término; Tecnos, Madrid, 1985; Conjeturas y refutaciones; Paidós, Barcelona, 1983;  Conocimiento objetivo; Tecnos,Madrid, 1988;  La lógica de la investigación cientifica,Tecnos, Madrid, 1985;  Sociedad abierta; universo abierto; Tecnos, Madrid, 1984;  Replies To My Critics; in The Philosophy of Karl Popper, Part II; Edited by P. Arthur Schilpp Lasalle; Illinois, 1974;  The Myth of the Framework; Routledge, Londond and New York, 1994;  The Lesson of this Century; Routledge, 1997;  In Search of a Better World, Routledge, 1994; All Life is Problem Solving, Routledge, 1999; El cuerpo y la mente; Paidos,1997; The World of Parmenides; Routledge, 1998; Miller, D. (ed.): Popper Selections; Princeton University Press, 1985;  Popper, K, y Lorenz, K.: O futuro esta aberto; Fragmentos, Lisboa, 1990; Lakatos, I.: La metodología de los programas de investigación científica; Alianza Ed., Madrid, 1989; Matemáticas, ciencia y epistemología; Alianza Ed., Madrid, 1987; Lakatos and Musgrave, Editors: Criticism and the Growth of Knowledge; Cambridge University Press, 1970; Lakatos & Feyerabend: Sull’orlo della scienza, a cura di Matteo Motterlini; Rafaelo Cortina Editore, 1995; For and Against Method, University of Chicago Press,1999; Kuhn, T.: La estructura de las revoluciones científicas; FCE, 1971;  Qué son las revoluciones científicas y otros ensayos; Paidós, 1989; La tensión esencial; FCE, 1996; La revolución copernicana; Orbis, Madrid, 1985; The Road Since Structure; University of Chicado Press, 2000; Feyerabend, P.: Tratado contra el método; Tecnos, Madrid, 1981; Adiós a la razón; [versión inglesa]; Tecnos, Madrid, 1992; Killing Time; University of Chicago Press, 1995; Diálogos sobre el conocimiento; Cátedra, Madrid, 1991; Diálogo sobre el método; Cátedra, Madrid, 1989; La ciencia en una sociedad libre; Siglo XXI, 1982;Philposophical Papers, vol 1 y 2; Cambridge University Press, 1981; Ambiguedad y armonía; Piados, 1999; La conquista de la abundacia; Paidós, Barcelona, 2001.

[22] Ver al respecto Kirzner, I.: The Meaning of Market Process, Routledge, 1992.
[23] Ver Caldwell, op.cit., cap. 7. En contra de esta opinión., ver Vazquez Ger, Cecilia G. de: “La noción de equilibrio en Precios y Producción de Hayek: una primera aproximación”, en Libertas (45), 2006.
[24] “Economics and Knowledge”, op.cit., p. 46.
[25] Op.cit., punto 3.
[26] Ver al respecto Thomsen, E.: Prices and Knowledge, Routledge, 1992.
[27] Ver al respecto: Smith, Barry, “Austrian Economics and Austrian Philosophy”, en Austrian Economcis: Historical and Philosophical Background, London, Croom Helm, 1986, siguiendo por los ensayos de S. Boehm, R. Ebeling, R. Garrison, R. Langlois, D. Lavoie, G. O´Driscoll, M. Rizzo, L. White, entro otros, en Subjetivism, Inteligibility and Economic Understanding, Essays in Honor of Ludwig Lachmann, edited by I. Kirzner, New York University Press, 1986; los ensayos de Loasby, Parsons, Koppl, Ccontos, Caserta, Zappia, entre otros, en Subjetivism and Economic Analisis, Essays in Memory of L. Lachmann, edited by R. Koppl and G. Mongiovi, Routledge, 1998; “On Rationality, Ideal Types and Economics”, de Peter Kurrild-Klitgaard, en The Review of Austrian Economics (2001), 14: 2/3; los ensayos de A. Klamer, G.B.Madison, J. Wisman, U. Maki, R. Ebeling, R. Rector, T. Palmer, entre otros (entre ellos el mismo Lachmann) en Hermenutics and Economics, Routledge, 1990; los ensayos de S. Horwitz, Barry Smith, G.B. Madison, A. Klamer, D. Lavoie, R. Koppl en The Elgar Companion to Austrian Economics, edited by P. Boetkke, Elgar, 1994. A esto habría que agregar todos los ensayos que Machlup dedica a los tipos ideales, en Methodology of Economics and Other Social Sciences, Academic Press, 1978; “Hermenutics and Austrian Economics”, por G. Johnson and B. Smith, Critical Review (1990), vol 4, nros 1-2 y, en el mismo volumen, L. Graves y G.B. Madison: “Hayek and the Interpretative Turn”; Palmer, T.: Gadamer´s Hermenutics, en Critical Review (1987) vol 1 nro 3; Shearmur, J.: “Habermas”, en Critical Review, (1988), vol 2 nro 1, y Langlois, R.: “Knowledge and Rationality in the Austrian School: an Analytical Survey”, Eastern Economic Journal (1985) vol IX nro 4. De los autores que hemos citado, cabe señalar la gran influencia de Gadamer en Don Lavoie, G. Madison y Tom Palmer, y de Ricoeur en Richard Ebeling. Finalmente, para la relación entre economía y fenomenología, son claramente husserlianos los ensayos de G. Gronbacher y G. Zúñiga en la colección del Journal of Markets & Morality, y de igual modo, pero por el lado de una fenomenología “wojtyliana”, Felice, F.: “Introduzione” a Sirico, R.: Il personalismo economico e la societá libera, Rubbettino, , 2001
[28] En “Intersubjetivity, Subjetivism, Social Sciences and Austrian School of Economics”, presentado y aceptado para su publicación en Markets & Morality, en prensa.

[29] Ver The Driving Force of The Market, Routledge, 2000, part IV.
[30] Hemos sugerido ya la importancia de conectar el tema comunicativo en los austríacos con la filosofía del diálogo de la Escuela de Frankfurt, en Introducción filosófica a Hayek, UFM/Unión Editorial, 2003, cap. VIII.
[31] Ver pág. 50.
[32] P. 45.
[33] Pues los hábitos comunicativos del mercado, aprendidos espontáneamente como conocimiento disperso, son “juegos de lenguaje”, noción básica de la filosofía del lenguaje contemporánea acuñada por Wittgenstein en su libro clásico Investigaciones flosóficas [1945], Crítica, Barcelona, 1988.
[34] [1945], publicado en Individualism…., op.cit., p. 84.
[35] “Economics and Knowledge”, op.cit., p. 52, las itálicas son nuestras.
[36] Sobre el “habitar” ver Hiedegger, “Construir, habitar, pensar” [1951], en http://www.heideggeriana.com.ar/textos/construir_habitar_pensar.htm

1 comentario:

Unknown dijo...

¿QUÉ ES LA ECONOMÍA?

-Si ciencia es tener cierta capacidad de predecir, es muy poco ciencia la Economía.

-En cuanto al uso de matemáticas, deja mucho que desear. Usan poco (excepto la estadística) porque no sirve de gran cosa.

-En cuanto a registrar sistemáticamente los hechos, la economía se acerca a las ciencias duras.

-En cuanto a la definición y medición precisa de las variables, la economía se acerca a las ciencias ocultas.

-En cuanto a la inmensa cantidad de variables que intervienen en los fenómenos, es enormemente complicada e intratable y deja de ser ciencia.

-No se puede medir bien porque los fenómenos económicos pasan a través de la mentalidad humana, altamente imprevisible.

-Me parece más bien que es un complicado arte donde cada uno compone a su manera, pronostica distinto y tiene sus recetas mas o menos mágicas. Y sin embargo existen muchos artistas que logran lo que la gente quiere.

-Sea lo que sea, hay que saber mucho para dirigir la economía de un país, pues muchísima gente piensa y dice cualquier disparate

ARTE O CIENCIA, LA ECONOMÍA ES UNA CUESTIÓN DE EXPERTOS A QUIENES DEBEMOS ESCUCHAR

-Resumen: Así como el buen músico o pintor sale de una combinación de aptitud natural y capacidad glutea (horas sentado estudiando), el buen economista hizo lo suyo. Sean cautos y prudentes los políticos (generalmente abogados) que pretenden dirigir bien la economía.

-Creo que la economía es un intrincado arte. También tiene mucho de ciencia pero sin fórmulas confiables. Uno puede decir cosas como: “controlar los precios controla la inflación” y también alguien puede afirmar lo contrario.

-Pasa que cada variable depende de una forma compleja de muchas otras, entonces no hay fórmulas. Todo pasa por la visión combinada de millones de personas. De allí que haya tantas opiniones de lo que hay que hacer para conseguir algo.

-Si alguien cree que sabe porque una vez acertó, corre el riesgo de adquirir una fijación peligrosa, pues con el mismo análisis puede salir perdidoso otras mil veces. En alguna medida es parecido a jugar a la ruleta.

-Entonces mejor no apegarse a teorías y abrir siempre bien los ojos siendo tolerantes y receptivos a otras opiniones.

-Siempre tendemos a no gustar de lo que no entendemos. Si no te gusta la economía, creo que lo inteligente es escuchar a los que creen que saben. Hay un solo camino para gustar de ella: leer mucho como si te gustara.

-Los que dicen entenderla, cada uno la entiende a su manera. Corren por carriles separados. Para mi, lo mejor en la sociedad real es que los expertos la expliquen al ciudadano, cada uno con su librito. Como los afectados por las medidas económicas somos todos, somos los ciudadanos, pacientes escuchas, los que debemos decidir.

-En la medida que las decisiones económicas son aceptadas por el ciudadano, los cosas van mejor. No tanto por haber decido lo mejor, como por haber decidido a conciencia. El error es el mejor maestro.

-Casi todo lo que se hace en política influye en la economía. Y aquí suspendo a mi guitarra querida con unas notas de despedida.