domingo, 24 de junio de 2012

LA RELACIÓN ENTRE LA PROPIEDAD PRIVADA Y LA POBREZA


( Publicado en Ideas de Libertad Nº 126, Instituto Ecuatoriano de Economía Política, julio de 2010.
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Es un gusto estar aquí en este seminario organizado por el Instituto Ecuatoriano de
Economía Política y compartir esta mesa con tan ilustres oradores. Vamos a desarrollar
este tema tan delicado que tiene que ver con la relación entre la propiedad privada y la
pobreza. Comenzaré diciendo que la propiedad privada no tiene precisamente buena
fama en cuanto a la generación de riqueza para todos. Tal vez tiene alguna fama en
cuanto a la creación de riqueza para unos pocos, para los ricos, pero al parecer genera al
mismo tiempo, una situación de pobreza muy extendida para la mayor parte de la gente.
Esta versión de la propiedad privada como causante de pobreza ha sido generada
filosóficamente por uno de los pensadores más importantes de toda la historia de la
filosofía y que sigue influyendo actualmente, que es Carlos Marx.

Carlos Marx desarrolló la teoría de la explotación y de la pauperización creciente. ¿Qué
significa esto? Para Marx el capitalismo, que es una etapa de la evolución dialéctica de
la historia, requiere como base institucional la propiedad privada, y ese capitalismo
genera un sistema de explotación entre empresarios y empleados. Esa explotación es
necesaria, para Marx no es algo que puede ocurrir o no, para Marx la historia es la
historia de la lucha de clases que llega en el capitalismo a su momento culminante
porque todo empresario para él es un explotador y todo empleado es necesariamente
explotado por medio de la plusvalía. Plusvalía significa que como para Marx la única
fuente de valor es el trabajo, todo lo que realiza el empleado con su labor que produce
ganancia, es un robo. Esta teoría descansa en la premisa falsa de que la única fuente de
valor es el trabajo.

Marx propuso otra de sus famosas predicciones: la teoría de la pauperización creciente.
Esto es, que a medida que se asiente el capitalismo, la pobreza en las naciones
capitalistas iba a ser cada vez más extensa. Esa idea de la pauperización creciente
producto de la propiedad privada, el capitalismo y el mercado, se extendió mucho
académicamente, se extendió mucho a nivel de creencia popular. Sigue siendo muy
aceptada tanto académicamente como popularmente. Además se extendió a nivel
internacional. Esto es si alguien dijera que en las naciones más desarrolladas el nivel de
pobreza ha disminuido, los marxistas explicarían ese fenómeno diciendo que las
naciones desarrolladas, industrializadas, del hemisferio norte, la pobreza ha disminuido
a costa de la explotación de las naciones pobres del hemisferio sur. Quiere decir que los
marxistas extendieron la teoría de la pauperización creciente a nivel internacional.
Aquí viene un segundo punto, muy importante. Y este es, ¿por qué Marx estaba
equivocado en esto? Justamente ya a fines del siglo XIX los economistas austriacos le
contestan a Marx, especialmente un economista de nombre Eugen von Bohm-Bawerk,
en una obra muy larga, que la denomina “Capital e Interés” explica algo que es
fundamental y que llegó poco a nivel académico: cómo se genera, precisamente, la
riqueza para la mayor parte de la población. Porque la pobreza, a diferencia de lo que
Marx consideraba, no es producto del capitalismo, no es una etapa de la historia que
esperaba la dictadura del proletariado para desaparecer. Hay pobreza porque hay
escasez, que es una condición natural de la humanidad. La escasez significa
sencillamente que la naturaleza no nos ha provisto a los seres humanos lo necesario para
la satisfacción de nuestras necesidades humanas. Los bienes y servicios que
demandamos no están colgados de los árboles, no surgen como maná del cielo. El
alimento, el vestido, las necesidades más elementales, por no decir las otras
necesidades, no surgen de la nada. Es necesario un largo y delicado proceso de
producción de esos bienes y servicios. Hay que producirlos. ¿Y cómo hacer para
producir esos bienes y servicios para la mayor parte de la población? ¿Cómo hacer para
que una situación de escasez relativamente se revierta? Porque la escasez no se puede
eliminar, se puede minimizar.

Es una utopía imaginarse un mundo sin escasez. Pero si se puede minimizar. ¿Cómo
hacer para minimizar la escasez? La clave para minimizar la escasez es que hay que
comenzar a producir una mayor cantidad de bienes y servicios que lleguen a la mayor
parte de la población de tal modo que haya la mayor cantidad de oportunidades de
consumo para la mayor cantidad de la población. El punto fundamental es el ahorro.
Este es un tema relativamente olvidado por la teoría económica cuando se habla de la
escasez, ¿por qué el ahorro? Porque si nosotros estamos en una situación en que
estamos consumiendo los frutos de los árboles, es una situación muy primitiva desde el
punto de vista económico. En ese caso necesitamos generar otros bienes y servicios. ¿Y
cómo los generamos? Una parte de la energía y del tiempo que necesitamos para el
consumo, lo vamos a tener que suspender, vamos a tener que abstenernos de consumir
para aquello que nos abstenemos de consumir lo destinamos a la producción de bienes
de capital que aumente la productividad.

Bienes de capital significa que podemos producir más en menos tiempo. Bienes de
capital son máquinas, herramientas, que nos permiten aumentar la productividad del
trabajo. Pero para producir bienes de capital, es necesario un proceso de ahorro previo.
En el ámbito social esto significa que los ciudadanos sean capaces de abstenerse del
consumo y que la abstención del consumo representada en dinero, va al mercado de
capitales y que la tasa de interés sea el indicador por el cual sabemos cuánto ahorro
tenemos para poder invertir. La inversión es el proceso de la utilización del ahorro para
la producción de bienes de capital. Cuando aumentan los bienes de capital,
contrariamente a lo que Marx pensaba, implica que hay más demanda de trabajo porque
los bienes de capital significan aumento de trabajo para esa producción. Entonces la
situación es: aumenta la producción, aumenta la demanda de trabajo a medida que
aumenta el valor del capital. Quiere decir que aunque la cantidad de población siga
creciendo, sin embargo, la expansión de las inversiones implica que el valor de la
producción aumenta y con ello el salario real aumenta y, contrariamente a lo que Marx
pensaba, a medida que se aumenta el salario real, por el aumento de la tasa de capital,
las oportunidades para todos va creciendo, la capacidad de ahorro de la mayor parte de
la población va creciendo.

Se produce así un círculo virtuoso: para generar bienes de capital es necesario el ahorro,
la fabricación de bienes de capital implica un mayor salario real, y esto a su vez implica
una mayor capacidad de ahorro lo que genera más inversiones, más cantidad de bienes
de capital. Esta es la teoría básica del desarrollo. Es decir, que contrariamente a lo que
Marx pensaba, a mayor capital, mayor elevación del salario real, y mayor nivel de vida
para todos los pueblos, y menor va a ser la pobreza, menor va a ser la indigencia,
menores van a ser las situaciones en las cuales las personas no tengan un nivel de vida
digno, noción que va cambiando según las relatividades culturales. Esto es fundamental,
esto es, el comprender que el ahorro y la formación de bienes de capital es vital para
expandir el nivel de vida de la gente. La palabra capital está tan denostada, tan llena de
connotaciones perversas, pero es la palabra que económicamente es fundamental.
El capital es lo que explica el aumento de inversiones, el aumento de demanda de
trabajo y el aumento del salario real. Les interesará saber como dato anecdótico, que en
la Argentina, lamentablemente, un movimiento político en los años 30 y 40 que se
llamó Peronismo – movimiento que aún gobierna- y como sucede en todos los
movimientos totalitarios, se le hizo al líder del movimiento, que se llamaba Perón, una
cancioncita adulona, endiosante, que elogiaba la figura del líder, y una de sus frases
fundamentales era “combatiendo al capital”. La cancioncita empezaba así “Perón
Perón, que grande sos, el mejor trabajador… Y terminaba “combatiendo al capital”. No
llama la atención, que Argentina de los años 40 en adelante, haya comenzado un
proceso de subdesarrollo completamente coherente con la cancioncita, un proceso de
pobreza, de miseria indignante para la mayoría de la población. Actualmente mi país es
un desierto indignante donde la gente se está muriendo de hambre de la manera más
perversa. ¿Por qué? Precisamente por combatir el capital. En la Argentina, la opinión
pública dominante considera que el capital, las inversiones privadas, son negativas. Así
estamos. Combatir el capital es lo peor que pueden hacer si se quiere reducir la pobreza.
Van a producir más pobreza. Porque aquí hay un punto importante: es el tema de la
escasez. Como se puede reducir la escasez. La regulación siempre tiende a
incrementarla. ¿Cómo salimos de la escasez? La población siempre se multiplica. Y está
bien que sea así. Está en el Génesis. Pero entonces, ¿cómo hacer para alimentar y
satisfacer las necesidades de la mayor parte de la población? Es el problema de la
escasez. Lo vuelvo a decir: lo “único” que se puede hacer es ahorrar e invertir en la
fabricación de nuevos bienes de capital como solución para minimizar el tema de la
escasez.

Pero yo he estado dando como tácito un tema. Este ahorro, tasa de interés, inversión,
capital, necesita cierta condición indispensable. Para fomentar el ahorro es necesario el
mercado y la propiedad privada. La propiedad privada de los medios de producción,
contrariamente a lo que se cree popularmente, no significa una acumulación de la
propiedad privada en sectores ricos y protegidos por privilegios y prebendas de los
gobiernos de turno. Propiedad privada no significa necesariamente grandes empresas
internacionales protegidas por los gobiernos de turno. Propiedad privada significa un
estimulo a la producción y al ahorro en situación de igualdad ante la ley y ausencia de
privilegios, entendiéndose por privilegios prebendas y subsidios, que implican
monopolios jurídicos para un grupo de personas. En cambio, en una situación de libre
mercado, debería haber ausencia de monopolios jurídicos, que haya libre acceso al
mercado, libre emigración e inmigración, que no haya barreras ni para entrada o salida
de personas, ni para la entrada o salida de capitales. Todas las personas que tengan
emprendimientos, pequeñas, medianas o grandes industrias, se encontrarían, como debe
ser, con la competencia extranjera que los obligue a mejorar la eficiencia de sus
propios productos. Esa institución de la propiedad privada es un requisito. Esta
institución de la propiedad privada estimulará el ahorro. Y se necesita algo más.
Necesita respetar la institución del libre contrato.

Un libre contrato es fundamental para la previsibilidad a largo plazo. La propiedad
privada, el libre contrato, tienen que estar protegidas constitucionalmente de manera
que los inversionistas puedan prever a mediano y a largo plazo. Fíjense este ensamble
entre conceptos jurídicos y económicos. Yo antes había dicho que la inversión se inicia
en el proceso de ahorro. Pero al ahorro implica una visualización hacia el futuro. El
ahorro es abstenerse de consumir en el presente para mirar hacia el futuro y aumentar
los bienes de capital. Pero si yo no tengo una previsibilidad hacia el futuro, ¿para qué
voy a ahorrar? ¿Para qué ahorrar, abstenerme de consumir en el presente para consumir
en el futuro, si sé que no hay futuro? Si no hay previsibilidad de que igual va a ser la
situación futura, la tasa de interés va a comenzar a bajar. Por lo tanto, debe haber
estabilidad jurídica para que los pequeños, medianos y grandes inversores, inviertan
porque están pensando hacia el futuro. Eso se llama proyectos de inversión a mediano y
largo plazo.

Debe haber protección de los contratos en la Constitución, pero esto no significa
protección de los ricos, significa protección de la propiedad privada para todos los que
todos los que estén en el mercado. Es una gran injusticia que los pequeños y medianos
productores tengan que cumplir una serie infinita de reglamentaciones, mientras que las
empresas multinacionales puedan invertir ya que pueden afrontar el costo de las
reglamentaciones injustas, mientras que el pequeño y mediano productor no lo puede
hacer. Por lo tanto todos los controles innecesarios que se le aplican al mercado deben
ser eliminados. El control debe ser sencillamente la igualdad ante la ley, el
cumplimiento al contrato establecido, pero no una serie de reglamentaciones infinitas
que imposibilitan la actividad comercial.

Toda esta serie de condiciones económicas y políticas son necesarias para la inversión a
largo plazo. Para reducir la pobreza, para iniciar un camino de desarrollo que beneficie
precisamente a los más desprotegidos, a los más pobres, para que el nivel de vida se
vaya expandiendo paulatinamente de manera que llegue a todos, es necesario un sistema
constitucional que proteja las condiciones jurídicas de inversión. Ese sistema
constitucional por otra parte, está unido a una serie de valores. Ese sistema
constitucional implica la protección de todos los derechos individuales, de tal modo que
nuestras vidas no dependan de quien llegue al poder. Quien llegue al poder debe ser
sencillamente un funcionario de nosotros, para administrar los bienes públicos que
expresamente se le deleguen, que deben ser pocos y necesarios, y en nuestras manos
deben estar las actividades educativas, religiosas, económicas, que no deben ser pasadas
necesariamente al administrador de los bienes públicos necesarios para la realización de
esas actividades, como ser la justicia, la seguridad, la defensa.

Nuestras vidas no deben depender de quien llegue al poder, no debería importar quién
es el presidente, o quién será el próximo presidente. Es indigno que nuestra vida
dependa de una persona que puede disponer de nuestros bienes arbitrariamente, de
nuestras libertades, porque todo eso además de ser inmoral genera pobreza, genera
miseria. ¿Quién va a invertir en un país como la Argentina, por ejemplo, ese gran
desierto del cual es dueño el matrimonio Kirchner? Tal vez las grandes empresas que
pueden afrontar grandes costos se pueden dar el lujo de invertir y además, gozan de
amistad y privilegio con el matrimonio Kirchner, pero la mayoría de la población sigue
sumida en la miseria, en la pobreza más indignante, en la desocupación, todo eso es
muy injusto. Los responsables de la pobreza son los gobiernos que impiden la
acumulación de capital y que impiden la operación de libre mercado.

Vuelvo a insistir en una cuestión muy importante: hay un olvido del tema del ahorro.
Yo dije antes que para que haya bienes de capital y la inversión necesaria para que haya
bienes de capital, todo lo cual genera un mejor nivel de vida, es necesario el ahorro.
Entonces, son necesarias una serie de garantías jurídicas, para que el ahorro sea
estimulado, para que las personas sean estimuladas a ahorrar, pero no por medio de
préstamos o subsidios, sino por condiciones de estabilidad que permitan ese ahorro. En
ese sentido los gobiernos, a veces con buenas intenciones, son los que
fundamentalmente impiden la formación del ahorro; primero por medio de impuestos
confiscatorios o sencillamente, impuestos a la renta, o un alto nivel impositivo.
Cuanto más impuestos, el ciudadano privado, menos puede ahorrar. Y menos que pueda
ahorrar, menos inversiones van a haber. Menos inversiones van a haber, más pobreza va
a existir. Los gobiernos se defienden diciendo que ellos requieren impuestos para hacer
obras públicas. Pero las obras públicas son gastos, no son inversión. Un gobierno
debiera decir: voy a gastar en realizar tal puente. Para financiar un puente o lo que
fuere, el estado tienes tres formas: mayores impuestos –que los ciudadanos no aceptan-,
deuda externa o inflación. El gobierno gasta y solamente puede financiar sus gastos por
medio de inflación, deuda externa e impuestos. Los tres implican mayor pobreza para la
población. El impuesto inflacionario es el más perverso y el más engañoso. El
gobierno, en vez de poner más impuestos, emite moneda, produce la inflación y los
salarios reales bajan. Puede ser que nominalmente se mantengan, pero lo que se puede
adquirir es menor. Es un impuesto engañoso. Ni que hablar de la deuda externa. El
gobierno se endeuda y luego son los pueblos los que tienen que pagar esa deuda con
más impuestos o más inflación. Es un círculo vicioso. Puede ser que alguna obra
pública sea necesaria, pero entonces el gobierno tiene que ser honesto y decir, “vamos a
gastar” porque políticamente necesitamos ese gasto.

Cuando los gobiernos van a gastar, los ciudadanos deben saber que ese es un gasto. Por
eso los economistas de la escuela austriaca proponen un sistema de bajos impuestos
indirectos suficientes para mantener un gobierno central eficiente pero pequeño y que
los gastos en bienes públicos sean a nivel municipal para que haya control de gastos y
no se dispense la moneda en gastos faraónicos. ¿Dónde van los impuestos que pagamos
habitualmente a esos gobiernos omnipresentes que tenemos en América Latina? Van a
algún lugar y no tenemos ningún control de los gastos respectivos. Y todo lo que se saca
del bolsillo es para engordar la obra pública que son gastos y que podrían haber sido
efectuados por la actividad privada si el gobierno no los hubiera efectuado.
¿De dónde salen los dineros para las grandes obras públicas faraónicas? Salen de
nuestro bolsillo. ¿De dónde sacamos entonces que la iniciativa privada pudo haberlas
hecho? Los recursos que salen para hacerlos están en el sector privado. Y no es sólo en
América Latina. ¿De dónde saca EEUU los millones de dólares necesarios para los
enormes proyectos espaciales? Sale de los contribuyentes norteamericanos. Por lo tanto
ellos pudieron haberlo hecho. ¿Por qué no lo hicieron? Tal vez porque el gobierno los
convenció de que era el único que lo puede hacer. O porque el gobierno les impide
hacerlo. Pero los recursos están siempre en el sector privado. Los gobiernos financian
las obras con más impuestos o deuda que extraen del sector. Todo esto lo único que
produce es que la capacidad del ahorro disminuya totalmente y aumente la escasez. La
escasez siempre esta. No puedo sacar las cosas de la nada.

Es falso que un gobierno pueda eliminar la escasez. Es falso que un gobierno pueda
decir: yo te voy a dar esto o aquello. ¿De dónde saca el gobierno esos recursos? Los
saca necesariamente de la iniciativa privada. Y por lo tanto la capacidad de ahorro es
menor. Y por lo tanto la pobreza es mayor. Hace unos años una persona me decía no es
posible que tenga que pagar para pasar por una carretera. Que el gobierno debía pagar.
La pregunta era ¿de dónde saca el gobierno los recursos para producir esa carretera? Los
saca de la inflación al emitir dinero para construir esa carretera. Y eso me lo decía
alguien que estaba viviendo la hiperinflación, proceso en el cual todos los sueldos
perdían su poder adquisitivo rápidamente. Los que no habían tenido la previsibilidad de
ahorrar en moneda extranjera quedaban en la más total indigencia. La gente no ahorra
en moneda extranjera porque no sean patriotas. No ahorra en moneda extranjera porque
no amen a su país. Ahorran en moneda extranjera porque la moneda nacional fue
licuada de una manera perversa por el gobierno nacional. El que depositó sus ahorros,
sus activos en moneda local perdía todo. Es como si el gobierno entrara en su casa de
una manera violenta y robara como cualquier delincuente. Es verdad. Todo eso es lo que
produce la pobreza y la miseria.

Por último, alguien me puede decir, con toda justicia, que el mercado no llega
necesariamente a todos. Alguien me puede decir, ¿qué pasa con las personas que por
razones personales especiales no tienen la capacidad para entrar al mercado y producir?
Por supuesto que siempre habrá ayuda privada para esas personas, pero podría haber
además otras ayudas. Pero Hayek decía, nunca espere ayuda de un gobierno federal
faraónico que no sabe qué hacer con nuestro dinero. Lo que Hayek proponía era un
principio de subsidiaridad a nivel estatal o municipal. Para Hayek era posible que el
Municipio provea algún servicio público, pero siempre de manera no monopólica, sin
recurrir a inflación, sin un impuesto progresivo a la renta, sin eliminar la actividad
privada.
Para Hayek, los gobiernos municipales podían ayudar porque había control de gastos y
siempre que no eliminaran la actividad privada competitiva. Por lo tanto es falsa la
dialéctica de que “mercado o nada”. Puede haber una acción municipal siempre que esa
entidad sea controlada por aquellos que pagan sus impuestos y siempre que ese
gobierno municipal tenga un alcalde que responda a las atribuciones específicamente
delegadas por nosotros que somos los ciudadanos. Siempre que, claro, los gobiernos
nacionales sean elegidos para custodiar la Constitución Nacional que es precisamente
aquella que custodia los derechos individuales.

Los gobiernos nunca debieran ser nuestros dueños. Nosotros somos los dueños de los
gobiernos. Los gobiernos son personas, son funcionarios con atribuciones
específicamente delegadas por nosotros. Los gobiernos son personas, son iguales a
nosotros. No son dioses. No saben más, ni tienen más capacidad por estar en el
gobierno, al contrario, tienen dificultades por estar en el gobierno. No tienen poder para
controlar nuestras vidas. Nuestras vidas son nuestras. Es difícil a veces asumirlo. Por
eso, el pasaje bíblico “abandonarás a tu padre y a tu madre”, también debe implicar:
abandonarás a tu gobierno, finalmente, no dependerás de él, asumirás tu vida y tu
propiedad. Es un mensaje ético pero que tiene como resultado la eliminación de la pobreza.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo muy lindo, Gabriel, pero evidentemente a ninguno de los jugadores de peso le interesa que la cosa funcione "virtuosamente". Ni al funcionario corrupto ni al empresario privado que se sirve de él. Porque esto es muy importante entenderlo: para la corrupción, como para el tango, hacen falta dos. Pensar en el largo plazo, en lo virtuoso, en lo que es mejor para la sociedad en su conjunto, implica una fuerte contradicción entre ese noble objetivo (que es altruista!!!!) y la manera práctica en la que se pretende alcanzarlo: un sálvese quien pueda económico en el que cada uno hace, en forma egoista, lo que mas le conviene y supone que la "mano invisible" proveerá. Cuando se habla de las "contradicciones" del capitalismo, me rio, porque para mi tiene una sola y con esa le basta y le sobra. La contradicción entre "atender de manera egoista el interés personal", por un lado, y "respetar la propiedad privada de los demás", por el otro, es insalvable cuando ambas entran en conflicto. ¿Que habría que hacer cuando uno se ve en la disyuntiva? ¿Respetar la propiedad del otro a costa de sacrificar el egoista interés personal? ¿O bien dejar de lado ese interés personal egoista en beneficio del respeto al otro y su propiedad? Me parece que está claro, por como está el mundo, la opción que se elige. Además, como el egoismo es casi genético (de alguna forma podríamos considerarlo una extensión de nuestro impulso mas primitivo por la autoconservación), si encima al sujeto se lo educa para que se comporte en forma egoista estamos fritos. Vos podés llenarte la boca hablando de los municipios haciendo tarea social que promulgaba Hayek, pero lo cierto es que el discurso dominante es: "si no tenés recursos, jodete". Ni hablar del tenebroso "La fiesta hay que pagarla", donde por lo general se le endilga a todos el pago de una fiesta donde tres o cuatro accedieron al vip con los mejores manjares y lujos, y la mayoría de los asistente a duras penas llegó a probar uno o dos canapé. Muy poca solidaridad, me temo, salvo la coorporativa, como de costumbre, que sólo asiste a los mismos. En estas condiciones culturales, eliminar al Estado (que mal que mal en democracia tiene a sus mas altos funcionarios elegidos por la gente) implicaría abrir una caja de pandora que exacerbaría todo lo malo y lo injusto del "velar en forma egoista por los interes personales". Y te recuerdo algo: si un Perón llegó al poder, y fue tan apreciado por el pueblo, evidentemente el pueblo no estaba tan bién antes de Perón. F.P.

Anónimo dijo...

Estimado F.P., interpreto "Todo muy lindo,.. pero.." en estas condiciones culturales, el mundo es como es, el mejor de los mundos posibles, ...

Anónimo dijo...

"El mundo es como es", muy cierto. Negarse a verlo como es, es absurdo. En todo caso hay que ver por qué es como es, y que acción se puede tomar para que cambie para mejor, no para peor. Mi humilde opinión es que exacerbando el individualismo y el egoismo, cambiamos para peor. En absolutamente toda empresa humana que dependa de mas de una persona para su realización, el modelo mas exitoso es el que se basa en la solidaridad, la cooperación y el respeto al otro, en juntar esfuerzos para sacar el proyecto adelante. Vale tanto para un equipo de futbol como para una gran empresa comercial. Por alguna extraña razón, algunos piensan que una sociedad puede ser exitosa haciendo cada uno lo que le da la gana sin importanrle en lo mas mínimo como esas acciones repercuten en los demás y en el conjunto entero de la sociedad. En realidad, no creen en la sociedad, solo en el individuo. Es por lo menos curioso que, en un sistema que tiende cada vez más tiende a que todos estemos mas integrados y comunicados, esa exaltación de lo individual genere la paradoja de que en ese contexto el hombre cada vez esté mas solo.

Anónimo dijo...

Es muy largo en ensayo pero desde un comienzo se habla de ahorro. Si hay escasez, cómo puede haber ahorro? Se puede ahorrar a la hora de satisfacer necesidades básicas? Coincido con el último comentario. Está demostrado que creer sólo en el individuo es descreer de todo lo demás y por lo tanto estar en lucha permanente con quien esté a mi lado.

P.P. dijo...

Cuando se habla de las "contradicciones" del capitalismo, me rio, porque para mi tiene una sola y con esa le basta y le sobra. La contradicción entre "atender de manera egoista el interés personal", por un lado, y "respetar la propiedad privada de los demás", por el otro, es insalvable cuando ambas entran en conflicto. ¿Que habría que hacer cuando uno se ve en la disyuntiva? ¿Respetar la propiedad del otro a costa de sacrificar el egoista interés personal? ¿O bien dejar de lado ese interés personal egoista en beneficio del respeto al otro y su propiedad? Me parece que está claro, por como está el mundo, la opción que se elige.

El mundo tiene muchos males, pero el caos total y la anarquía sanguinaria no es uno de ellos en los países capitalistas desarrollados, y menos en los países más liberales. Con lo cual, o las personas eligen moralmente el egoísmo con lo propio y no con lo ajeno, o a corto plazo los incentivos de robar son menores que los incentivos de no hacerlo. O ambas cosas. Vos planteás un dilema del prisionero que no ocurre. En el próximo café te llevo otro libro: La teoría de juegos: una breve introducción :D


donde por lo general se le endilga a todos el pago de una fiesta donde tres o cuatro accedieron al vip con los mejores manjares y lujos, y la mayoría de los asistente a duras penas llegó a probar uno o dos canapé.

Si así fuera no habría tantos perjudicados por el ajuste, ya que el ajuste no requiere tanto de pagos en impuestos como de la reducción de servicios sociales. Esa fiesta fue la socialdemocracia europea.

(que mal que mal en democracia tiene a sus mas altos funcionarios elegidos por la gente)

Eso no es algo bueno porque el Estado es uno solo y la gente son individuos que saben más de sus esferas personales que de política. En realidad es peor para todos, porque se cae fácilmente en el populismo, de ahí al socialismo y de ahí al totalitarismo. Por eso no hay países donde el Estado lo controle todo y la gente elija a sus representantes, y eso es gracias a que los jugadores de peso le ponen límites al Estado porque no quieren jugar a través de él.

P.P. dijo...

No había leído esto, que está bueno:

"El mundo es como es", muy cierto. Negarse a verlo como es, es absurdo. En todo caso hay que ver por qué es como es, y que acción se puede tomar para que cambie para mejor, no para peor. Mi humilde opinión es que exacerbando el individualismo y el egoismo, cambiamos para peor.

Creo lo mismo (y más últimamente), aunque no sé si se deba igualar individualismo con egoísmo.
Tampoco concuerdo en que la sociedad actual sea producto de esa exacerbación, sino que la exacerbación es producto de la sociedad, y por lo tal es inseparable de la misma. La cuestión es que, sin embargo, esa sociedad nació, a diferencia de todas las demás, no de una base religiosa (como prácticamente todas las sociedades primitivas) sino de una base secular, y esa base secular tuvo que poner en el lugar de lo sacro al hombre. Los hombres tomados como individuos iguales. La sociedad de mercado o "burguesa" de la que deriva el capitalismo (fenómeno que ocurrió sólo en Occidente y se expandió por contagio o a la fuerza) fue un producto directo de la libertad individual practicada en la economía sobre la propiedad privada (libertad sobre la propiedad que no existía antes). Automáticamente cada uno tendió, ya sin una comunidad armada en función de Dios dirigiendo su vida social, a buscar lo mejor para sí mismo o mejor dicho para su familia (en el sentido más estrecho). Y eso funcionó, y funcionó mejor que todas las sociedades basadas en uno u otro tipo de altruismo. Sin Dios, parece ser que el hombre no encuentra razones para ser altruista. Y creo que no se equivoca tanto.


En absolutamente toda empresa humana que dependa de mas de una persona para su realización, el modelo mas exitoso es el que se basa en la solidaridad, la cooperación y el respeto al otro, en juntar esfuerzos para sacar el proyecto adelante.

No siempre. Una cosa es lo bella o fea que puede ser una sociedad basada en la cooperación altruista en contraposición a una sociedad basada en la cooperación egoísta. Otra cosa son sus resultados: en instituciones que requieren gestión, la solidaridad tiende a ser lo mejor (tampoco siempre en este caso, porque a veces es mejor la competitividad dentro de la pirámide). En cambio dentro de marcos instituciones basados en la transacción y que sólo son posibles de crearse a través de ésta, lo mejor no es el altruismo ya que éste se produciría en forma desorganizada. Una red neural no funcionaría mejor si cada neurona pensara cuáles serían los estímulos que mejor hicieran al todo, sino por el contrario, cuando elige en forma "egoista". Ésa es la gran cuestión que descubrió Hayek sobre los órdenes espontáneos y la dispersión del conocimiento, y que cuando se le saque el jugo sociológico va a ser demoledora en ese ámbito dada la frecuente tendencia de los sociólogos a la concepción lineal de los procesos micro, y por ende a la ingeniería social y al socialismo.


Vale tanto para un equipo de futbol como para una gran empresa comercial. Por alguna extraña razón, algunos piensan que una sociedad puede ser exitosa haciendo cada uno lo que le da la gana sin importanrle en lo mas mínimo como esas acciones repercuten en los demás y en el conjunto entero de la sociedad.

Porque por una extraña razón, eso es lo que precisamente sucede: es exitosa (con todo lo bueno y malo que eso implique, que es otra cosa). ¿No se te ocurrió que la gente que piensa así no está loca? ¿Y que no basta para explicar su forma de pensar con que simplemente la subsidie un interés perverso en perjudicar al resto?


En realidad, no creen en la sociedad, solo en el individuo.

No es así. Leé las obras de Hayek sobre esta cuestión.

P.P. dijo...

Es por lo menos curioso que, en un sistema que tiende cada vez más tiende a que todos estemos mas integrados y comunicados, esa exaltación de lo individual genere la paradoja de que en ese contexto el hombre cada vez esté mas solo.

En realidad no lo es, porque es una comunicación anónima, y las personas son instrumentales unas a otras. Eso no se arreglaría en una gran "comunidad" socialista. Sólo sería posible reparar esa soledad regresando a formas sociales comunitarias en vez de societarias. En Corea del Norte todos actúan en forma altruista (y no sólo en forma disimulada por obra del terror: también lo sienten por un amor fanático, pero lo sienten y lo hacen), y sin embargo están horriblemente solos y todos desconfían de todos. El altruismo en una sociedad extensa es todavía peor que el egoísmo, porque es un amor despersonalizado, ficticio, que en realidad se proyecta sobre una entidad colectiva y no sobre las personas que lo integran. Y ése es el problema irresoluble del ideal comunista, incluso en pequeñas comunas. Lo privado y lo común se hibrida en las comunidades, pero es imposible de conciliar en las sociedades: lo común se vuelve público y/o colectivo y es acaparado por un monopolio de la violencia; lo privado se vuelve individual y/o asociativo y es acaparado por un mercado de intercambios contractuales monetarios.

Sonará funcional al statu quo pero es cierto: no hay salida. Salvo en islas religiosas (monasterios, ciertas aldeas, etc.) o sostenidas por la fuerza de la biología (familias), no hay forma de conciliar comunidad con libertad. Y menos la libertad que conocés y disfrutás.

Querés un socialismo, o sea, donde todos vivan de las externalidades positivas de todos, y eso requiere un altruismo impersonal, contractual y forzado (porque si realmente es altruista nadie va a estar persiguiendo freeriders), y una planificación centralizada que coordine los altruismos. O sea, lo que Samuelson llama sin pelos en la lengua, una economía autoritaria.
La economía compleja que vivimos, con sus clases y sus mercados despiadados, es hija de la libertad secular. El totalitarismo es hijo de la comunidad secular.