sábado, 8 de marzo de 2008

VIAJEMOS A VIAJE A LAS ESTRELLAS

Cambiando un poco de tema, aprovecho para hacer hoy (8 de Marzo) una entrada de uno de mis temas “filosóficos” favoritos, la saga “Star Trek”. Como dentro de poco voy a dar una charlita sobre ello, creo que puede ir preparando el ambiente.
El artículo que publico hoy fue escrito en 1997, no lo pude publicar entonces, y lo presento ahora ligeramente modificado. Mantiene sus ideas y estructura básicas. Espero que presente tantas polémicas como Benedicto XVI, Feyerabend, etc., y, si están atentos, van a ver que hay muchas relaciones… (La alusión a Ratzinger fue hecha en 1997, no ahora).
Live long and prosper!!!!!

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EL PROBLEMA FILOSÓFICO DE ‘STAR TREK’*
Por Gabriel J. Zanotti

Escrito en 1997; reelaborado para el blog.

Al lado de muchos “fans” de la serie -por no decir “fenómeno cultural”- Star Trek, yo soy sólo un aficionado. No he visto todos los capítulos de la serie original, ni todos los de “Next Generation”, ni todos los de “Deep Space Nine”, ni todos los de “Voyager”. Tampoco hablo Klingon...[1].
He visto, sí, todas las películas (ocho hasta ahora) y tengo una peculiar afición: estudiar algunos de sus aspectos filosóficos[2].
En esta ocasión, empero, no me referiré a los múltiples aspectos filosóficos que ya sólo en las películas se pueden observar[3], sino a lo que creo que es “el” problema filosófico básico de toda la serie, y que explica su éxito y su transformación en un “fenómeno cultural” totalmente coherente con este fin de siglo.
Nuestra tesis es que Star Trek representa, frente al post-modernismo filosófico y académico, un nuevo resurgimiento de las tesis más clásicas de la Modernidad: sin más trámite, afirmamos que Star Trek implica un renacer popular y a la vez refinado de los ideales modernos de Igualdad, Libertad y Fraternidad. Lo cual implica el siguiente análisis: si ello es así, ¿qué relación guarda Star Trek con una concepción cristiana de la vida?
Antes que nada, un detalle hermenéutico. Ni los guionistas antiguos ni los actuales son filósofos, ni se plantearon estos problemas. El artista, quiéralo o no, recibe de su cultura parte de su inspiración y, además, la obra terminada tiene una autonomía que ya no depende del artista, sino del intérprete. Ella está de por sí abierta a una multiplicidad de significados que no sólo dependen de la anticipación de sentido del intérprete[4], sino también de la riqueza de la obra misma, que tiene un significado “en potencia” entre el acto de la intentio auctoris y la intentio lectoris.
Así las cosas, nuestro análisis no se basa en un análisis de las intenciones de los guionistas, sino de ese significado potencial que se abre ante nuestros ojos.
Si se leen o se ven los múltiples reportajes que aparecen a los “fans” de Star Trek, ellos responden, a la pregunta clave (¿por qué les atrae?) algo increíble. Adolescentes, profesionales mayores, sectores sociales diversos, niveles educativos diferentes... No importa. Sobre ellos no ha pasado Heidegger, ni Váttimo ni Lipovetsky. Mal que les pese a los postmodernos, los fans de Star Trek nada saben de lo que saben de filosofía y, por ende, se erigen actualmente, sin saberlo, como los nuevos representantes de la modernidad ilustrada, dándonos una pauta, ello, de cómo ciertos elementos perviven más allá de lo que los filósofos “profesionales”, encerrados en nuestro mundillo, pensamos.
Según los guionistas de una de sus mejores películas, “Viaje a las estrellas” nace en realidad cuando, en el siglo XXI, después de la tan temida gran guerra, los terrestres logran superar la velocidad de la luz y una nave vulcana lo advierte. A partir de allí, a partir de ese contacto con esa cultura “superior”, la humanidad entra definitivamente en la superación de su oscuridad. La luz de la ciencia y la conciencia de la paz y la fraternidad universal todo lo iluminan y lo solucionan. En la nueva humanidad ya no hay guerras internas, ni pobreza -ni dinero...-, ni enfermedades atroces. La nueva humanidad es líder de una federación de planetas que, buscando lo desconocido, va expandiendo, bajo las manos audaces y sabias de Kirk y Picard, los beneficios de la ciencia y de la paz a las civilizaciones que así lo desean. No hay guerras de agresión: los guionistas de la Nueva Generación se han cuidado mucho de que Picard retroceda frente a civilizaciones que no quieren su ayuda (sin que ello impida, desde luego, interesantes aporías cuando en ciertos planetas no se respetan los derechos humanos fundamentales...). Sólo hay guerras de defensa: contra el Imperio Klingon, primero (unido a la Federación por obra de Spock en la película 6) y hasta ahora contra el (¿o los?) misterioso/s Borg. Libertad: nadie es esclavo en la Federación. Nadie es obligado a entrar en ella. Igualdad: todos están llamados a ocupar los más altos puestos en la Federación. No importa si es varón o mujer, ni de qué planeta o civilización viene. Nadie sufre pobreza ni humillaciones. Todos reciben una medicina que supera absolutamente a nuestros brutos tratamientos. Fraternidad: todos están llamados a formar parte de esa hermandad universal de buscadores de la paz y el progreso científico. La racionalidad, la racionalidad que sabe apasionarse cuando es necesario, es la ley. La figura noble, sabia, tranquila, inteligente y no violenta del Sr. Spock es el tipo ideal weberiano que más enamora a los fans de la serie.
¿No es innegable que todo esto tiene un atractivo conmovedor? Es que el atractivo de una humanidad en paz y en progreso tiene un valor perenne. Por eso su ideal sobrevive a las más pesimistas elucubraciones de los postmodernos, y tampoco se mezcla con la New Age, donde lo irracional sería severamente “retado” por alguna lógica reflexión del Sr. Spock.
Pero, claro, todo tiene sus “peros”. Pongámonos ahora en el lugar de un creyente anti-modernidad, o un heideggeriano/frankfurtiano apocalíptico, para los cuales la modernidad está lejos de ser un ideal. Desde allí surgiría esta básica objeción. Star Trek es un peligrosísimo mensaje. Es la consumación de la sociedad inmanentista y tecnificada que el iluminismo racionalista y cosmopolita anunciaba. En esa sociedad, Dios no aparece. Tampoco hay conciencia del pecado original. La humanidad nunca va a sufrir una evolución repentina hacia la paz permanente. El pecado original lo impide, e ignorarlo es ingenuo. La salvación no está en la Federación: está en Cristo, en un Cristo absolutamente ignorado en esos viajes interplanetarios. El dogma del pecado original es impíamente presentado por Spock como “mitología terrestre” en “Star Trek 6”. No, no es esa sociedad el ideal. La Federación es una utopía tan innecesaria como peligrosa. Cristo ya ha triunfado. Su triunfo es la Cruz. No las correrías ingenuas de Kirk, Spok, McCoy y Picard.
Después de un “reto” así... ¿Qué tiene para decir un creyente que, como el que escribe, admira los ideales modernos de ciencia, democracia, paz y libertad?
Opinamos que, en primer lugar, lo básico consiste en diferenciar Iluminismo racionalista de Modernidad en sí misma[5]. La Libertad, Igualdad y Fraternidad son ideales cristianos. Que el Iluminismo los haya “sacado” de Cristo es otra cuestión. Pero los tres conceptos tienen un significado sobrenatural con implicancias en la sociedad humana.
La Libertad es fruto de la Redención, con la cual fuimos y somos liberados del pecado. Implicanción temporal: todo ser humano tiene inteligencia y voluntad, y debe ser tratado como tal. Todos los seres humanos tienen los mismos derechos, sean o no creyentes. ¿Rawls o Maritain? Dejo al lector la respuesta.
La Igualdad está dada porque todos somos iguales ante la Redención. Dios quiere que todos los seres humanos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Implicación temporal: todos somos iguales porque todos tenemos los mismos derechos, dada que la naturaleza humana es la misma en todos los seres humanos.
La Fraternidad está dada porque todos somos hermanos de Cristo. Los que estamos bautizados, y los que no lo están también, potencialmente, porque Cristo los está llamando, desde la Cruz, a ser Hijos de Dios. Los que pecan también, porque Dios los llama, desde Su Redención, a recuperar la gracia habitual. Y hay cristianos ignotos en los cuales la Gracia ha descendido con medios extra-ordinarios, porque el Espíritu sopla donde quiere y cuando quiere.
Implicación temporal: todo ser humano es un hermano porque es un igual. Tiene los mismos derechos. Merece el mismo trato. No está por encima mío ni por debajo.
Ahora bien, los cristianos hemos madurado un poquito, a pesar nuestro. Ya sabemos algunas cosas. Entre ellas: no hay una “sociedad cristiana”, pero sí hay implicaciones temporales de la liberación del pecado. Pero: las implicaciones temporales de la liberación del pecado no son inmediatas. Se dan alternativamente, con subas, bajas e intermedios. Tampoco fueron reveladas. Jesucristo no cambió, como fin inmediato, las estructuras temporales. Cambió los corazones. Desde allí, desde cada corazón redimido, nace, a través de la Caridad, el deseo de justicia. Y eso es fermento de la sociedad temporal.
Tampoco son unívocas ni únicas. Se van dando a través de ciertas mediaciones: las circunstancias históricas, la evolución de las ciencias sociales, la prudencia política en la aplicación de principios universales, la tolerancia consiguiente. Y, por ello mismo, todas tienen un gran margen de opinabilidad en relación al Depositum Fidei.
Por eso los cristianos no tenemos una utopía temporal5b. Sabemos, efectivamente, que el pecado original atraviesa toda nuestra vida y toda la historia humana como una flecha hiriente. Por ello una paz permanente es ilusoria. Pero la herida no es mortal. Cristo ha triunfado. Su redención cura al pecado mortal. Por ello siempre es posible una sociedad no perfecta, pero sí mejor. El cristiano sabe que el vínculo de perfección está en la Caridad, y no en un proyecto temporal, pero sabe que, por la misma Caridad, sus propuestas de mejoramiento a la sociedad temporal forman parte de los deseos de Dios. Aunque, si salen mal, el responsable es él; no Dios ni su Iglesia.
Puede hablarse, por ende, de una Modernidad Cristiana, si por ello se entienden ciertos ideales vistos desde la Cruz. Una sociedad donde los derechos básicos de todos los seres humanos se respeten; una sociedad donde la ciencia y la técnica estén al servicio de las necesidades del hombre; una sociedad donde todos estén llamados a colaborar, en la medida de su idoneidad, con la sociedad temporal, (sean o no cristianos), es un ideal cristiano[6]. En qué medida puede darse, no lo sabemos ni lo sabremos nunca. El pecado original siempre está allí, dentro nuestro, tan dentro como la presencia de Cristo que cura sus heridas.
¿Y qué dicen de todo esto los guionistas de Star Trek? La pregunta es ingenua. Star Trek no es el Catecismo; cualquier cristiano maduro lo sabe. Un cristiano con madurez (¿una “¿qué es la ilustración?”… “cristiana”?) puede ver Star Trek en libertad, con la misma libertad que emerge de todo corazón redimido.
De todos modos, hay ciertos elementos en Star Trek que muestran que ciertas cosas también penetran los pensamientos de los guionistas sin que ellos lo adviertan. Star Trek 1 es una alegoría de las relaciones de amor de Creador y criatura. Star Trek 5 es precisamente la muestra de la ilusión ingenua de un planeta perfecto en contraposición a un Dios que habita en nuestros corazones -palabras de Kirk, aunque el lector no lo crea-. Star Trek 8 es la presencia siempre amenazante del mal, del pecado, representado en el misterio de los (¿o el?) Borg, que sólo por Mr. Data no logran “asimilar” totalmente a la raza humana.
Pero estos son elementos contingentes. Lo permanente es que Cristo es la salvación, y esa salvación se ha dado en la Tierra. Las especulaciones teológicas sobre los extraterrestres deben tomarse más en serio. ¿Por qué protestar tanto contra la “industria cultural” de Hollywood? ¿Siempre protestando, los cristianos, contra lo que va corriendo delante de nosotros? Hagamos una película de misioneros cristianos intergalácticos, llena de efectos especiales, y teológicamente irreprochable frente a Ratzinger en persona. ¡E invitémoslo al estreno!
Estoy seguro de que lo tendremos al Papa en primera fila.




* Quiero agradecer a Diego Doval y a Christian Doyle por su asesoramiento técnico en temas y términos de “Star Trek”.
[1] Aunque al lector de esta revista estas cuestiones el parezcan extranas, los “fans” de este fenómeno cultural no sólo ven todos esos capítulos, sino también los ven más de una vez, además de conocer a la perfección toda la serie de películas.
[2] Por ejemplo, en nuestro libro Filosofía para los amantes el cine (JC Ediciones, Rosario, 1996), cap. 7.
[3] Piénsese, por ejemplo, en la relación entre inteligencia humana e inteligencia artificial en la película Nro. 1 y en el personaje del Sr. Data; la relación razón-pasiones en el Sr. Spock; la filosofía política en la actitud de la Federación con otras civilizaciones; la filosofía de la ciencia implícita en un futuro que ha logrado superar la física Einsteniana; la amistad y la relación bien común-bien particular en el sacrificio y rescate del Sr. Spock (películas 2 a 4); las paradojas temporales que se observan en las películas 4, 7 y 8; la unidad y multiplicidad en los (el?) Borg; el problema de Dios y la Trascendencia en la 5... Etc.
[4] Ver Gadamer, H.G.: Verdad y Método, Sígueme, Salamanca, 1991 [1960].
[5] Hemos hecho esa distinción -sin ninguna originalidad de nuestra parte, desde luego- en nuestro artículo “Modernidad e Iluminismo” en Libertas (1989), Nro 11.
5b Ver Spaemann, R.: Crítica de las utopías políticas; Eunsa, Pamplona, 1980, cap. IV.
[6] Ver Constitución Pastoral Gaudium et Spes, y Declaración Dignitatis Humanae, ambas del Concilio Vaticano II. Sobre la no-contradicción de la libertad religiosa con la tradición anterior, ver nuestro art. “Reflexiones sobre la encíclica ‘Libertas’” en El Derecho, Nro. 7090 , 1988.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay tantas interpretaciones como quiera la imaginación de cada uno .Y del tiempo que disponemos.
Podemos verla también como una de las infinitas reelaboraciones que hace Occidente desde Grecia , sobre su Visión del Mundo , con sus héroes , antihéroes y dioses . Lo interesante de la vieja serie es la relación entre Spock ,Kirk ,y McCoy tres heroes complementarios en virtudes y defectos que no buscan egoístamente la epopeya , más bien la construyen juntos a medida que la viven . Es su amistad lo que sostiene la epopeya . Los enemigos cambian junto con los viajes interplanetarios , la amistad perdura en la mutua admiración (sobre todo Kirk-Spock), por momentos fascinación , diría Spock ,y del compartir la misión que les da sentido a sus existencias .
En la nueva generación , los roles (no deja de ser nunca una obra teatral) son más limitados e interdependientes como en el mundo actual y la serie se apoya fundamentalmente en la figura de un héroe más sofisticado culturalmente , con antepasados franceses , el capitán Piccard, racional como anglosajón y apasionado como latino . Hombre que disfruta de la vida intelectual y la vida sensorial con igual intensidad . Ya maduro , de vuelta de los excesos y mezquindades de la juventud . Es secundado (no compartido como en la vieja serie) por varios personajes . El N°1 , un oficial ambicioso y autocontrolado . Data , un androide que ocupa el rol de la parte lógica de Spock y le agrega un perfil pinochesco con su deseo de humanidad , la doctora madura (con un hijo adolescente), que reemplaza a Mccoy , marcando un nuevo ascenso social en los roles femeninos que no hacen más que representar el ascenso contemporaneo social en la mujer , como se vislumbraba en la inclusión de Uhura como profesional negra en la vieja serie . También un ingeniero como Geordi reemplaza a Scotty . Mientras que Scotty era el escocés porfiado que podía resucitar a un muerto , Geordi es el minusválido recuperado y mejorado por la tecnología ,que cree en ella más que los normales .Tenemos al teniente Worf , un Klingon incorporado a la Federación , que encarna la omnipresencia de los impulsos básicos animales en el humano , y la permanente necesidad de mantenerlos a raya .Como balance de Worf aparece la consejera-psicóloga Troi quien posee la capacidad de empatía sensorial y afectiva con quien lo desee , muchas veces contra su propia voluntad , lo cual la vuelve poderosa y frágil por igual , un símbolo de nuestra naturaleza ambivalente . Hay más personajes pero solo quería comentar los principales.
El problema étnico es definitivamente superado dentro de la Federación . Los prejuicios se van desvaneciedo en la medida que la interdependencia crece paralela a la individuación de los personajes . El mundo no se conquistará definitivamente sin la cooperación de todos ( la Federación se globaliza como EEUU luego de la Guerra Fría) . El concepto de conquista es cuestionado .
Personalmente prefiero ver ambas series y no comentarlas , por suerte la imaginación es más fuerte que todas las aventuras humanas juntas .

H. Chávez

Gabriel Zanotti dijo...

Mi estimado "anónimo y conocido" :-)), amigo,

excelente análisis caracterológico; un honor que haya salido en este blog..........

Lo más original es el pseudónimo elegido........

Tu amigo de siempre,

A. Uribe :-))