jueves, 9 de julio de 2020

ORDENA, ESTADO, QUE TU SIERVO ESCUCHA


Recordaba el Padre Santiago Martín, en el 2012: “…En estos días me he acordado mucho de algo que ocurrió en una pequeña población del norte de África hace muchos años, en Abitene. Era el año 304 y la persecución del sangriento emperador Diocleciano arreciaba y sembraba el Imperio de mártires. En esa población la policía imperial sorprendió a 49 cristianos celebrando la Santa Misa. Cuando les ofrecieron perdonarles la vida a cambio de que no lo hicieran más, la respuesta fue: “Sine dominico non possumus” (Sin el domingo no podemos vivir). Así era y así sigue siendo. Sin el domingo, sin la Eucaristía, sin comulgar, sin recibir la fuerza y el consuelo que Jesús nos da, no podemos vivir. ¿De dónde vamos a sacar la energía para seguir luchando? ¿De dónde la fuerza para continuar llevando la cruz de cada día?



Como vemos, los primeros cristianos fueron un ejemplo en la defensa de su libertad religiosa. Pero qué lejos estamos hoy de ello. La OMS da una orden, todos los gobiernos del mundo obedecen, el Papa obedece y con él todos los obispos. El reinado de Marsilio de Padua a nivel mundial, donde la soberanía de los estados es absoluta. Pero no. No es así. Los estados no tienen soberanía ante las conciencias. No pueden violar la libertad religiosa. La palabra “salud” en latín (salus) es el origen también de “salvación”. Pero ahora la única salvación, lo único en lo que se cree, es en una pobre vida sobrevivida en la propia ratonera, rodeada por el pánico. Que triste concepción de vida, qué adecuada, además, a un estado burocrático donde todos son la cadena de la banalidad del mal. Sí, porque esta tiranía, como dijo Arendt, es una tiranía sin tirano visible. Las personas han obedecido y creído que un virus justifica el arresto domiciliario de todos, y todos se han convertido en pequeños SS que denuncian incluso a sus conciudadanos. Qué horror. Qué lejos estamos de la convicción de los primeros siglos. Qué ejemplo para el mundo si la Iglesia Católica hubiera dicho su “non possumus” como lo hacía cuando no había sido invadida por burócratas de un estado llamado Vaticano. No, allí están, desde el primero hasta el último (cosa que en la Fe tiene sus “vueltas”) obedeciendo al estado como borregos acríticos, ganados (ganados, nunca mejor dicho) por una visión secularizada de la existencia, mientras los pocos sacerdotes que se oponen han sido llamados adolescentes por el Romano Pontífice.

Por lo menos en el 304 Dioclesiano era Dioclesiano y la Iglesia era la Iglesia.

1 comentario:

seneca el duro dijo...

LA VERDAD ES QUE CADA DIA ME SORPRENDE MAS LA FINURA DE SUS NOTAS.
UN VERDADERO FILOSOFO.
ARRIBA DON GABRIEL.
GRACIAS POR EXISTIR