Fernando Romero Moreno dijo...
Para mí está claro que Vaticano II pertenece al Magisterio de la Iglesia y que por lo tanto hay que aceptarlo. Y que hay que interpretarlo. Pero si Benedicto XVI habló de la necesidad de una hermenéutica de la continuidad en la reforma frente a una hermenéutica de la ruptura, es porque varios documentos del Concilio (por lo que dicen, por cómo lo dicen y por lo que deliberadamente omiten) se prestan con más facilidad que los documentos anteriores a la hermenéutica de la ruptura.
Con más facilidad que documentos anteriores no, porque, como verás que afirmo después, si por ambieguidad se trata, entonces……………………
De allí que haya que interpretarlo de acuerdo a la Tradición, aunque siendo rigurosos en el método propio de la teología, este Concilio sea más complejo que otros a la hora de interpretarlo y aplicarlo de manera correcta. Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI intentaron hacer esa hermenéutica de la continuidad. Y en muchos casos lo hicieron muy bien, aunque hacia adentro de la Iglesia, no todos la aceptaran.
Fernando Romero Moreno dijo...
. Pero suponer que los errores de Francisco nada tienen que ver con el Concilio no es correcto en mi opinión. La hermenéutica de la continuidad de los Papas mencionados y de ciertos teólogos (como Ocáriz) parten del supuesto de que no hay errores en el Concilio. Pero fue el mismo Concilio el que definió ser de naturaleza pastoral y, en lo doctrinal, de Magisterio Ordinario (donde se recuerdan verdades infalibles mediante el Magisterio Ordinario y Universal y otras nuevas que no son necesariamente definitivas pues son de simple Magisterio ordinario no definitivo o Magisterio Auténtico). Ese supuesto de que no puede haber errores en un Concilio donde abundan textos de variada naturaleza y de suyo no definitivos es tan nocivo como rechazar de plano al Concilio en su totalidad.
LO MISMO debe ser dicho entonces de Mirari vos, Quanta cura, todo el corpus leonino, y ni que hablar de, por ejemplo, las encíclicas de Pío XI…………….
El mismo Benedicto XVI cae en una contradicción cuando en ese documento del año 2005 habla de un "sí a la Modernidad" cuando todos los Papas anteriores habían dicho que "no a la Modernidad". De mínima hubiera sido importante que de definiera qué se entiende por Modernidad o distinguir entre Modernidad cronológica y Modernidad ideológica.
Disculpame, pero sí lo dijo, el discurso del 2005 es clarísimo sobre qué es la Modernidad en sí misma. No es claro desde TU horizonte político.
Y aclaro que no le resto importancia a ese famoso texto del Papa emérito. Pero la realidad es que en el Concilio, junto a muchas enseñanzas verdaderas e importantes, hay textos que de mínima son ambiguos y, hasta donde llegan mis conocimientos, otros que son erróneos.
Esta es la clave que te quería decir.
a) Desde el punto de vista de la filosofía del lenguaje de Wittgenstein, no hay texto que no sea ambiguo, que no necesite aclaraciones, que no necesite hermenéutica, comenzando por las Sagradas Escrituras.
b) Una cosa es una ambigüedad circustancial demandada por un caso concreto. Yo estoy de acuerdo con Mons Schneider en que hay que incluir ciertas aclaraciones, pero no por culpa del texto sino por sus intérpretes de izquierda.
c) Y otra cosa es la ambigüedad que todo texto puede tener en función de nuestras expectativas. ¿Qué te podría decir yo sobre las encíclicas anteriores que atacaron al liberalismo como si EEUU no existiera o como si la EA no existiera? Una vez alguien me dijo “el problema de la Noatra aetate no es lo qie dijo sino lo que NO dijo”. Ja ja, querés que te haga un tratado de varios tomos sobre lo que muchas encíclicas y documentos anteriores NO dijeron que deberían haber dicho? O sea, los textos del Vat II se convierten en ambiguos ante las demandas desmedidas de los tradis que odian con toda su furia a la modernindad, al liberalismo y sueñan con la reencarnación de Pío IX. FRENTE A ELLOS TODA ACLARACIÓN ES INÚTIL. Habras escuchado decir que con buena voluntad toda aclaración sobra y sin ella es innecesaria. Mutatis mutandi…………….. Y más aún si agregás el tomo VII de las obras completas de Ratzinger donde las aclaraciones al Vaticano II son MUY amplias y esclarecedoras, el mismo Ratzinger que NO de casualidad escribió el discurso del 2005.
d) Pero ya te digo, con esto y todo, estoy de acuerdo en que ciertas aclaraciones deben ser hechas.
e) Pero hay que aplicar al Vaticano II los criterios de interpretación de TODO documento, las que Sacheri en su libre El Orden Natural señala para TODA encíclica.
Y al no reconocer eso, el diálogo se torna imposible. Decir, por ej. que el Papa de modo individual tiene la plena, suprema y universal potestad sobre toda la Iglesia, para luego afirmar que el Colegio Espiscopal (sub Petro et cum Petro) también tiene la plena, suprema y universal potestad, son afirmaciones que violan el principio de no contradicción.
De vuelta, citame el párrafo donde ves la contradicción y vas a ver que no la hay,.
Distinto hubiera sido el decir que el Papa tiene esa suprema potestad que la puede ejercer de modo individual como colegiado. Porque entonces diríamos que el Colegio Episcopal participa en ocasiones de la suprema potestad que tiene el Romano Pontífice (sobre todo en los Concilios) y no que la tiene de suyo. Pero el texto salió ambiguo porque quienes controlaron casi todo lo que se hizo en el Concilio (los teólogos progresistas y los peritos de la llamada Alianza Europea) no pudieron vencer del todo a los Obispos y peritos ortodoxos. Y aún así, al final Pablo VI debió injertar una aclaración para que el documento no fuera directamente heterodoxo (lo mismo sucedió con "Dignitatis Humanae").
Mm, claro, si es que el texto del Concilio no trataba de arreglar lo que Mons. Guidi le pidió a Pío IX, y creo que sabés de qué te hablo………….
Fernando Romero Moreno dijo...
Problemas como ese hubo en otras materias como las fuentes de la Revelación, la noción de Tradición, los "semina Verbi" en las falsas religiones, la distinción entre Iglesia de Cristo e Iglesia Católica, la teología sobre el Judaísmo, las relaciones Iglesia- Estado, etc. Y bien, a pesar de los esfuerzos de los tres Papas mencionados (con sus aciertos pero también con sus errores) no lograron despejar del todo los problemas ocasionados. De otro modo nunca hubieran sucedido los encuentros de Asís I, II y III, la profanación de la Liturgia o la renuncia de hecho a la noción de Cristiandad. Un pequeño error al principio es un gran error al final. Y ese gran error es lo que Francisco está sacando a la luz: no habría "sinodalidad permanente y cuasi- cismática" sin una concepción heterodoxa de Colegialidad; no existiría Fratelli Tutti sin una equivocada noción de los "semina Verbi"; no tendríamos Teología del Pueblo sin una concepción democratista o meramente "carismática" de Iglesia; no se daría una persecusión a la Tradición Litúrgica sino se hubieran introducido nociones protestantes en la materia (como el de asamblea litúrgica que "ofrece" el Sacrificio por medio de su "Presidente", sólo por poner un ejemplo). En fin, el tema da para largo, pero entiendo que el asunto es de mayor gravedad que lo que habitualmente se supone. Y no se soluciona volviendo como si nada hubiera ocurrido a la teología de la época de Pío XI y Pío XII (Billot, Garrigou Lagrange, Santiago Ramírez,etc) pero tampoco dando a entender que habría existido un sector "ortodoxo" del progresismo y/o de la Nouvelle Theologie (Congar, De Lubac, Danielou, Ratzinger, Von Balthasar, Maritain, John C. Murray) y otro "heterodoxo" (Schilleebeckx, Küng, Häring, Bugnini, Gustavo Gutiérrez, etc) cuando en ambos había errores, aunque de distinto grado y naturaleza.
Lo mismo de siempre Fer. No hay NADA en la Unitatis redintegratio o en la Nostra aetate que sea contrario a la tradición: sí es contraria A LA TRADICIÓN DE PÍO IX, que no de casualidad dijo que la tradición era él……………………
Pero bueno, pacto de paz: ojalá las aclaraciones que pide Mons, Schneider sean incorporadas.