domingo, 30 de junio de 2024

LOS ERRORES FILOSÓFICOS SE PAGAN, Y MUY CARO. EN RELACIÓN A LA DECISIÓN DE LA SUPREMA CORTE DE LOS EEUU



Entre el debate Trump-Biden, los diversos conflictos armados, y en la Argentina la ley Bases, pasó inadvertido (aquí y en el mundo) un episodio con graves consecuencias. Se trata de una decisión de la Suprema Corte de los EEUU, este Miércoles pasado, según la cual no veía evidencia suficiente para el caso que presentaban los demandantes. “…In this case, the plaintiffs – two states with Republican attorneys general and several individuals whose social media posts were removed or downgraded – challenged the Biden administration’s efforts in 2021 to restrict misinformation about the COVID-19 vaccine. They argued that the administration’s actions had violated social media users’ rights to free speech.(https://www.scotusblog.com/2024/06/justices-side-with-biden-over-governments-influence-on-social-media-content-moderation/ ) (“…"En este caso, los demandantes – dos estados con fiscales generales republicanos y varias personas cuyas publicaciones en redes sociales fueron eliminadas o degradadas – desafiaron los esfuerzos de la administración de Biden en 2021 para restringir la desinformación sobre la vacuna contra el COVID-19. Argumentaron que las acciones de la administración habían violado los derechos de libertad de expresión de los usuarios de redes sociales.")

Nada más ni nada menos. Se de una demanda por la censura que el gobierno de los EEUU estableció junto con las big tech(s) para eliminar contenidos en la web que se consideraran contrarios a la “información verdadera” y etc. Era una oportunidad para reestablecer la Primera Enmienda, violada por dichas disposiciones.

Pero la Corte falló en contra, 6 contra 3. Y la redactora principal de la sentencia fue la Juez Amy Coney Barrett, de la cual no se puede sospechar ninguna inclinación al ala izquierda del Partido Demócrata.

No vamos a hacer un análisis jurídico del caso. El lector puede ir a las fuentes en el artículo citado. Sólo queremos destacar un tema filosófico muy importante.

Entre los fundamentos de la sentencia, Amy Coney Barrett dijo: “….But even if Hines had shown that her injuries could be attributed to the government’s conduct, Barrett continued, even she could not show that she is likely to be harmed again in the future by that conduct. “By August 2022, when Hines joined the case,” Barrett wrote, “the officials’ communications about COVID-19 misinformation had slowed to a trickle.” And it is therefore “no more than conjecture” to project that Hines will be harmed by content moderation attributable to the federal government again, Barrett concluded. This is particularly true, Barrett added, when “the available evidence indicates that the platforms have enforced their policies against COVID-19 misinformation even as the Federal Government has wound down its own pandemic response measures.”  (“…"Para agosto de 2022, cuando Hines se unió al caso," escribió Barrett, "las comunicaciones de los funcionarios sobre la desinformación del COVID-19 se habían mucho." Y, por lo tanto, "no es más que una conjetura" proyectar que Hines será perjudicado nuevamente por la moderación de contenido atribuible al gobierno federal, concluyó Barrett. Esto es particularmente cierto, añadió Barrett, cuando "la evidencia disponible indica que las plataformas han aplicado sus políticas contra la desinformación del COVID-19 incluso cuando el Gobierno Federal ha reducido sus propias medidas de respuesta a la pandemia." (Jill Hines es una de las principales demandantes).

Observen que he puesto en negrita el término des-información.

El caso no es tanto que Amy Barret no vea amenzada la libertad de expresión de Hines. El caso es que ella tiene en su mente el concepto de información-des-información. O sea, algo que es un hecho incontrastable, cuya negación (missinfomation) puede llevar a problemas de seguridad pública. Y, en la intimidad de la conciencia de Barrtet, conjeturamos que ella no se atrevió a quitar del gobierno federal la facultad de intervenir en casos donde una “misinformation” pudiera poner en peligro la vida de los ciudadanos.

Barret comete allí un error filosófico, un error en el que están casi todos. Suponer que la verdad pasa por los “hechos” SIN la mediación de un horizonte de pre-comprensión, una concepción del mundo, ya creencia, ya idea (Ortega). Lo cual NO es negar la verdad, sino re-direccionar la defensa de la verdad a ese horizonte, no a supuestos hechos sin horizonte.

Pensar lo contrario lleva a suponer que los gobiernos pueden proteger un supuesto “derecho a la información”. No, porque cuando los gobiernos hacen eso, aunque sea con buena voluntad, tienen un horizonte del cual parten. Y en una sociedad libre, lo que se discute es la verdad o no de los horizontes. Lo habíamos destacado ya en https://gzanotti.blogspot.com/2023/07/jaque-mate-la-libertad-de-expresion.html, y en https://gzanotti.blogspot.com/2022/05/la-informacion-como-arma-totalitaria.html . Y en mi libro https://www.amazon.com/hermen%C3%A9utica-como-humano-conocimiento-Spanish/dp/1733548300, lo explicaba así:

 “…Otra cuestión que se encuentra enredada, al parecer para siempre, por usos y terminologías totalmente positivistas. Para decir la verdad, hay que relatar “los hechos” y “ser objetivo”. Pero, como ya hemos visto, al emitir un mensaje, el emisor usa un juego de lenguaje, que a su vez depende de su horizonte, que le permite seleccionar la relevancia de lo que está diciendo y diseñar el mensaje. “Tensión entre Francisco y el Cardenal Burke”. ¿Quién niega que ello es verdadero? Pero también podría haber dicho “hoy me desayuné con café”. Verdadero también. ¿Cómo sé cuál verdad interesa más? Por el contexto y por el horizonte. Tal vez mi nutricionista esté más interesado en lo segundo que en lo primero. Y eso es hermenéutica. ¿Y cómo hago para saber quién es Francisco, quién es Burke, en qué consiste una “tensión”? Por el horizonte que habito. Y eso es hermenéutica. ¿Y cómo lo digo? ¿”Tensión entre Francisco y Burke”?, o “Francisco le quiere tirar su mate por la cabeza a Burke”?  Del primer modo, claro. ¿Y cómo lo sé? Por hermenéutica, desde luego. O sea, como hemos dicho, no se puede emitir ningún mensaje sin horizonte. Es más, es la hermenéutica lo que me permite tener más verdad, porque cuanto más habite un mundo de la vida, más verdadero será lo que diga... Si no miento.

Si no miento, claro. ¿Y desde cuándo la hermenéutica no permite distinguir la mentira de la verdad? Una fake news es una mentira y listo. Pero no es que para evitar las fake news tengamos que recurrir a “los hechos sin horizontes”·, sino sencillamente a la comprensión profunda de la realidad social.  Y a veces las diferencias de enfoque son precisamente por el horizonte que habitamos y entonces es inútil pretender decir que el otro no afirma los hechos, que no es objetivo, que miente, que es fake news. En 1982, ¿qué fue verdadero? ¿Qué las islas Malvinas fueron “recuperadas” o que las Falkland Islands fueron “invadidas”?

Lo más terrible de esto son sus implicaciones políticas. Los gobiernos autoritarios habitualmente dicen que los medios privados mienten, que manipulan, que “interpretan” mientras que ellos, los gobiernos, son los que van a controlar o estatizar a los medios, porque ellos, los gobiernos, son los “objetivos”, con lo cual van a garantizar un “derecho a la información” que como vemos no puede existir, porque no hay información, sino conocimiento (distinguido ello del derecho al acceso a la información pública). Y los medios privados, a su vez, se defienden diciendo que no, que son ellos los que son “objetivos”, y que es el gobierno el que miente o manipula (o sea “interpreta”). La simple cuestión es que en una sociedad libre, con libertad de expresión de nuestros horizontes e interpretaciones, gobierno y medios privados tienen sus propias interpretaciones de la realidad social, y en una sociedad libre todas las interpretaciones (algunas de las cuales pueden ser verdaderas, otras falsas) se debaten libremente, sin que nadie pueda acusar al otro de “mentir”, salvo que sea verdaderamente una mentira, con lo cual basta una des-mentida, proporcionando la documentación correspondiente, y listo. Y si hay interpretaciones diversas de la documentación en cuestión, se discute y la audiencia decide. Y listo… Pero no. Gobiernos, medios privados, candidatos presidenciales, todos se tiran, los unos a los otros, “datos”, “cifras” que fuera de su interpretación no dicen nada. No hay ideas, no hay razonamientos, no hay nadie que sea capaz de defender filosóficamente un horizonte: hay generaciones perdidas en el adiestramiento de buscar “datos”.

No es posible lo imposible, esto es, un comunicador “objetivo”: lo que sí es posible y deseable es un comunicador “honesto”, que sea capaz de defender la verdad de su horizonte, de su agenda y de la interpretación de sus números. Y en eso, lamentablemente, están muy poco formados. “.

 

Como vemos, en una cultura positivista, que ha olvidado la hermenéutica y su relación con la verdad, se pierde la libertad de expresión. Casi nadie se ha dado cuenta, pero que la Suprema Corte de los EEUU, y de la mano de uno de sus mejores miembros, haya corroborado la censura del gobierno federal, es un golpe casi mortal a la Primera Enmienda y al free speech de los Padres Fundadores. Pero este golpe casi mortal no fue de la mano de la izquierda woke, sino de un error filosófico tan grave como habitual, y esgrimido con las mejores intenciones. 

Philosophy matters. 

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