domingo, 24 de junio de 2018

SEXUALIDAD: HACIA UNA LEY NATURAL MÁS CATÓLICA Y UNA MAYOR VIVENCIA DE LA LIBERTAD RELIGIOSA.


Parece haberse olvidado, incluso en ambientes católicos (bueno, hoy en día eso es un caos) que nunca hubo una naturaleza humana “en tanto tal”. Hubo una naturaleza elevada (antes del pecado original), una naturaleza caída (después del pecado) y una naturaleza redimida (por el sacrificio de Cristo). La redención cura a la naturaleza caída y saca lo mejor de la naturaleza humana. Pero sin esa redención, muy pocos seres humanos, muy tardíamente, y con mezcla de error (Santo Tomás) podrían llegar a las condiciones racionales para ver a la ley natural (o sea, la inmortalidad del alma, la existencia de Dios y el libre albedrío). MUY pocos y, reiteramos, en medio de grandes errores. Sólo la Revelación Judeo-cristiana curó a esa naturaleza caída y le permitió resurgir en parte “como había sido en el origen”. Pero en ese origen, en ese principio, estaba elevada a la Gracia por la Gracia dei-forme de Dios y sus dones preternaturales.

Cuando a Jesucristo le preguntan por qué Moisés había permitido el libelo de repudio (divorcio) a la mujer, responde: por la dureza de sus corazones. Así había quedado la naturaleza humana después del pecado, “condescendida” por Dios en la primera fase de su pedagogía. Pero Cristo viene a restaurar la ley en su plenitud: “en el principio no era así”. ¿En qué principio? Adán y Eva, por supuesto, antes del pecado original. La unión del varón y mujer, en matrimonio monogámico  e indisoluble, pertenece a la ley natural, claro, pero no se dio en una naturaleza pura, sino en una elevada, protegida por los dones preternaturales. Desde el principio la unión entre hombre y mujer fue sagrada.



Luego del pecado original, todos hemos quedado muy bestias. Arrojados a nuestras pulsiones de la horda primitiva, todos nacemos perversos polimorfos aunque inofensivos bebés. El proceso civilizatorio, el re-direccionamiento de esas pulsiones hacia una relativa sociabilidad, es arduo y difícil. Muchas veces sale mal y en el mejor de los casos su precio es el conjunto normal de las neurosis.



En ese contexto, visualizar la ley natural originaria, protegida por la gracia dei-forme, es casi imposible, y hablar de una ley natural así, en ese contexto, como si surgiera límpidamente de una razón no afectada por el pecado, no es correcto.

Una tentación permanente de la Teología Católica, que va y viene según las épocas, es el semi-pelagianismo, que espantó tanto a Lutero, según el cual (perdón la definición poco académica) podríamos pedirle “mucho” al conocimiento y la práctica de la ley natural. A veces, incluso, algunos han llegado a NO diferenciar entre Santo Tomás y el iusnaturalismo racionalista del s. XVII. Y por circunstancias históricas entendibles, en un mundo secularizado, donde todos van a “acusar” al creyente de hablar de ley natural POR ser católico, la tentación de incontables católicos ha sido (y es) hablar de una ley natural como si fuera clara y distinta, como si se pudiera ver y practicar claramente sin fe y así ser propuesta a todos los miembros de una comunidad política plural.

Pero no, no es así.

Lo que hay que decir claramente es que creemos en una ley natural que era plena “en el principio”. Ante las diversas vivencias de lo sexual, que un católico, por su Fe, por su Catecismo, no puede practicar, la mejor respuesta es “en el principio no era así”, y que él, al ser Católico, cree en una revelación que, consumada en el Nuevo Testamento, vuelve “al principio” mediante la redención. Ello, por supuesto, es perfectamente racional, encaja perfecto en un diálogo razón-fe, pero cuidado, es racional, es ley natural, como racional y natural es que una mano gangrenada y séptica vuelva a ser sana luego de millones de antibióticos (con los límites de la analogía, por supuesto).

Por lo tanto, en una sociedad libre, lo que el católico debe decir, sencillamente, es que él intentará vivir su sexualidad “como era en el principio” sabiendo que ello no va a convencer a cualquiera de la misma forma en que se explica el teorema de Pitágoras, por más ley natural que fuere. Puede dialogar, predicar, explicar, y en todo ello mostrar “lo natural de la ley natural” pero eso lo hará en un diálogo razón-fe, ofreciendo lo mejor de esa razón, dialogada con la fe, a todos. Pero cuando todos, o muchos, no se convenzan con ella, inútil es que el católico vocifere una ley natural como si el no creyente tuviera que verla claramente so pena de ser acusado de infradotado. No, en todo caso, con “la dureza de nuestro corazón” hemos nacido todos, y sólo en diálogo con Cristo, movidos por la gracia, podremos ver “claramente” que “en el principio no era así”.

Y si alguien, o algunos, o muchos, quiere meternos en la cárcel por intentar vivir la sexualidad “como era en el principio” y por afirmar que otras formas de sexualidad son contrarias a ese principio, lo que tenemos que afirmar es otro principio de la ley natural que muchos (protestantes, católicos, judíos y algunos “librepensadores”) afirmaron allá lejos y hace tiempo más o menos en la parte norte de América allá por 1776: la libertad religiosa, la libertad de asociación, el derecho de propiedad.



Pero, claro, las cosas han sido difíciles porque, excepto allí, y sólo más o menos en ese tiempo, los católicos no han sabido vivir y afirmar la libertad religiosa, aunque forme parte de su tradición más originaria, como bien lo vio Ratzinger (o sea, el cristianismo de los primeros siglos). Es un tema que los tomó y los sigue tomando de sorpresa. Ahora, en un mundo que afirma que lo natural es la multi-sexualidad sea cual fuere, y que en realidad la heterosexualidad monogámica e indisoluble es una insoportable imposición del patriarcado opresor, católico y capitalista, los católicos, ok, hemos salido a hablar de vuelta de ley natural, pero erróneamente, de una ley natural sin gracia de Dios, y a la vez (mala combinación) hemos hablado muy poco de libertad religiosa.

(O hemos hablado de ella de repente, o forzadamente, como un salvavidas que uno se pone de golpe, que no quisimos nunca y no sabemos cómo utilizarlo).

Y, sin embargo, esa es la clave de la convivencia civil. Después del pecado original, es ingenuo suponer que todos van a ver tan bien (o poder vivir) a la ley natural, y la Revelación de Cristo lo sabe, porque la suya es una religión de comprensión, perdón y misericordia. Después del pecado original, lo mejor que podemos hacer es vivir el fruto más precioso, precisamente, del Cristianismo primitivo, el de los primeros siglos, el que “sólo” le pidió al emperador la libertar religiosa.

El emperador, ahora, tiene otro nombre. Se llama feminismo radical, lobby LGTB, etc. De vuelta, sólo reclamaremos libertad religiosa, para vivir y decir “en el principio no era así”. Y nos mandarán al Coliseo nuevamente para que los leones tengan su almuerzo. No, no nos “mandarán”: nos están mandando. Ya está sucediendo. Ya, ya mismo.

Ante eso, nuevamente diremos “no”. NO tal vez algunos católicos que se espera que lo digan, pero los católicos que son aún el resto de Israel, sí, sí dirán que no.


No sé si me he explicado bien. No sé si puedo darme a entender. Tal vez no sea la época de ser entendido. Tal vez sea la época de ser comido. Los leones, contentos, y nosotros, eh…. Ejem, también.



miércoles, 20 de junio de 2018

DEL ABORTO CLANDESTINO AL TOTALITARISMO CLANDESTINO.




El argumento sobre el problema de los abortos clandestinos es uno de los más importantes a favor del aborto legal. Pero es una lástima que a partir de esa genuina preocupación, haya habido otro tema que se filtró en la clandestinidad.

Primero parecía que el debate era la des-penalización, esto es, agregar causales de despenalización a las ya existentes hace muchas décadas. Hasta allí, ninguna sorpresa. Yo estaba en desacuerdo, pero era esperable.

Luego se agregó el debate de si los hospitales públicos debían prestar servicios de aborto como solución a la primera cuestión. Obviamente muchos dijimos que no, pero entendíamos que la mayor parte de los argentinos estuvieran de acuerdo con que los  hospitales públicos prestaran servicios aparentemente gratuitos. Nada es gratis pero hace varios milenios que los argentinos piensan que sí.

Hasta allí, toda era “esperable”. Yo podía estar en desacuerdo, pero no podía  asombrarme de nada.

Pero lo que subrepticiamente se agregó, ante la desinformación y el silencio adrede de muchos, es que la práctica iba a ser obligatoria para los hospitales privados, con una supuesta objeción de conciencia tan difícil de firmar como todos los clásicos trámites de la burocracia argentina, y sin ningún tipo de libertad institucional.

Allí tenemos al totalitarismo clandestino de la mayor parte de los abortistas, porque todos, o casi todos ellos, estuvieron de acuerdo con esto último como si no fuera nada, revelando con ello hábitos de pensamiento totalitarios típicos, lamentablemente, de la cultura argentina.

Desde luego, ninguna incoherencia hay que reclamar a la izquierda totalitaria de siempre, marxistas totales en su modo de pensar, para los cuales las libertades individuales no son más que la superestructura del pensamiento burgués explotador.

Pero vamos a pasar a examinar tres grupos, dos de los cuales conozco muy bien.

Muchos católicos, desde luego, están reaccionando con coherencia. Muchos de ellos son abogados constitucionalistas que siempre han defendido las libertades individuales clásicas y saben bien lo que significa la libertad religiosa, de asociación, etc.

Otros, en cambio, han defendido casi a muerte, como parte del Credo, a los llamados derechos sociales a la salud y la educación. Desde MUY arriba. Y han acusado permanentemente de herejía a los liberales católicos que hemos pensado siempre lo contrario.

Inútiles fueron las “heréticas” advertencias que los católicos liberales hemos hecho contra ese estado de bienestar. Esos derechos sociales tienen como sujeto pasivo de obligación al estado. Y si el estado pone los fondos, va a poner los contenidos y las condiciones.

Eso ya está pasando en educación hace tiempo en temas de educación sexual, donde hay planes obligatorios para todos los colegios, privados también, pero la sangre no llegó al río porque la solución que encontraron fue “a la argentina”: los colegios privados católicos hacen en el fondo lo que quieren (y está muy bien, se llama derecho a la resistencia a la opresión). Pero, cuidado, porque los tiempos están cambiando: ya sus propias alumnitas con pañuelos verdes se encargarán de denunciarlos a las autoridades correspondientes…

Y en salud, lo mismo. Todos muy tranquilos de que insólitas y carísimas cuestiones se agregaran al “plan médico obligatorio”, pero todos haciendo la venia porque todo ello era un “derecho social”.

Pero claro, ahora, con esto, no.

En fin: ¿no es un poco tarde?

¿Qué suponían que iba a pasar, con tanto poder otorgado al estado desde los años 30, donde el feliz Pío XI creía que todo se arreglaba pactando con Mussolini, ante la azorada vista de Mons. Montini, y Luigi Sturzo echado por el mismo Vaticano fuera de Italia? Igual que los católicos que pensaban que todo estaba bien con un ministro de educación “católico”, y por supuesto con Onganía y con Videla en primer lugar. Claro, las cosas han cambiado. El poder va ahora para otro lado. Con luchar SIEMPRE contra el poder, como siempre han hecho los “heréticos” católicos liberales –desde Lord Acton, Rosmini, Montalembert, hasta llegar a M. Novak, Leonad Liggio, Sirico, Gregg, Chafuén etc.- los católicos hubieran tenido mayor autoridad moral. Pero no, por supuesto. ¿Ellos son los herejes, no, nacionalistas católicos? ¿No, revista Cabildo?

¿Y qué decir de la objeción de conciencia? Cuando los testigos de Jehová se pudrían sistemáticamente en la cárcel, sólo yo, un irrelevante total, y si mal no recuerdo el gran Germán J. Bidart Campos, fuimos los únicos que defendimos su objeción de conciencia. ¿Los católicos? Mm….. Y sobre todo los que creían que los gobiernos militares eran “el estado católico”. ¿No, revista Cabildo?

¿Qué autoridad moral tienen ahora para hablar de “libertad”? (Ah me olvidaba: la libertad es sólo para la verdad, el error no tiene derechos, el liberalismo es pecado, la Quanta cura es ex catedra, la declaración de Libertad Religiosa del Vaticano II es herética y fuente de todos los males, etc etc etc……………).

Y por supuesto allí están los grandes partidarios de las teologías marxistas de la liberación (cuyo fundador es hoy un santo en vida en el Estado del Vaticano) y los grades teólogos de la teología del pueblo. Para ellos el aborto es fruto del capitalismo, y el capitalismo es igual al FMI. En eso piensan igual que los de Cabildo: para los primeros la nación católica se da en las villas; para los segundos, en las dictaduras católicas de derecha. Pero para unos y otros, sólo el pueblo católico, contra el liberalismo y el capitalismo, terminará con el aborto. Por ende, más poder al estado, por supuesto, pero cuando el estado es Macri, ah, allí se acuerdan de la liberación los unos, de la libertad los otros.

Pasemos ahora a un grupo más incoherente: los libertarios pro-aborto. Pero no, no me refiero a los que pedían la des-penalización y nada más, aunque cabe confesar que tardaron mucho en aclarar “y nada más”. Me refiero a esa grupo de jovencitos que salieron (y salen) a defender ESTA ley como si se tratara de los precios libres. Gente que dice estar en contra de toda salud pública, de toda prestación estatal de servicios de salud, salieron a defender alegremente un servicio estatal “gratuito” de aborto. ¡Santa coherencia Batman!!! Mama haceme grande, que cuando llegue el aborto, incoherente me hago solo. Y siguieron y siguen festejando ESTA ley,  que obliga a los privados a hacer lo mismo que el servicio estatal. Gente que dice defender la propiedad, la “no agresión”, etc.: cuando llega el aborto, ¡avanti con la agresión a los privados! ¿Y de la libertad de conciencia, de la libertad religiosa? ¡Ni se acordaron!!!! ¿O en el fondo Ayn Rand los convenció de que mejor desaparezca esa sarta de místicos ridículos? ¿Saben en el fondo qué es la libertad religiosa, o la defienden sólo para que esos imbéciles creyentes se dejen de jorobar? ¿Por qué no se sinceran? ¿Cómo pueden no reconocer la aberrante contradicción en la que han caído, la aberrante falta de principios al no importarles en absoluto la libertad de conciencia? ¿O tenemos en todo esto una prueba de que estos jovencitos NO se salvan de la banalidad del mal y de la liviandad intelectual simplemente porque defiendan la libertad económica?

Y finalmente pasemos al tercer grupo, del cual voy a poder decir muy poco. Porque de los otros dos, por lo menos sé qué les pasa por la cabeza. Pero de Macri y los pro-aborto-pro, ya no puedo decir lo mismo, porque sencillamente ojalá les pasara algo por la cabeza. Comenzando por Macri. Si se trata de banalidad del mal, otro que bien baila, como comenzó a mostrar desde sus inefables globitos amarillos. Cabe reconocer, a los dos primeros grupos de incoherencia, la mínima seriedad de sus autores, desde Pío IX,  Gustavo Gutiérrez o Murray Rothbard. Pero en este caso, qué, ¿Durán Barba? OMG……..






¿Qué tenía en la cabeza cuando salió con “la necesidad del debate”? ¿Acaso en una democracia parlamentaria los diputados y senadores no pueden debatir lo que quieran, sin tener que esperar su aliento? Y si ese hubiera sido el caso, ¿ni siquiera su liderazgo presidencial podía salir en defensa de la no invasión del estado a los servicios privados? Obviamente, no. Macri no se da cuenta –como de infinitas cosas- de que al haber permitido, alentado y hasta negociado la ley del último jueves ha hecho algo tan grave como salir a defender a Maduro, si lo hubiera hecho. Lo que Macri ha hecho es una estupidez de lesa gravedad institucional y de lesa gravedad moral. Y de nula capacidad de liderazgo. Un horror. No sé quién tiene que competir con él en el 19 para que se lo pueda votar como mal menor –porque así fue votado por muchos-: si Idi Amín Dada, Stalin, Hitler, Pol Pot, Mao o Ho Chí Minh. No estamos lejos: por ahí Durán Barba se lo recomienda. Vayamos poniendo las Barbas en remojo.

Mientras tanto se vienen todos los demás totalitarismos clandestinos. Ya no es posible tener la propia opinión sobre la sexualidad sin caer en delitos de odio o discriminación, ya no será posible hablar con “o” sin caer en delitos del lenguaje, ya será delito una pareja heterosexual, ya será delito NO preguntarle al “ser humano” de qué sexo quiere ser. Y mientras tanto tenemos a los grandes genios en el “Ministerio de Economía”, tratando de “controlar al dólar”. ¿Qué harán, ponerle un bozal?

Argentina, un país inviable en medio de un mundo enloquecido.


¿Cuándo llega la abducción extraterrestre?



domingo, 17 de junio de 2018

DE PARTE DE UN ESPECIALISTA EN DERROTAS: ANIMO.




Si no fuera porque Dios existe, hubiera sido cierto que nací en el lugar equivocado. Comencé a estudiar liberalismo clásico y Escuela Austríaca de Economía en 1973, cuando el país se encaminaba hacia el peronismo castrista más ortodoxo. Desde entonces tengo la sensación permanente de vivir en el abismo y en la certeza total de la contradicción entre mis valores y la cultura que me rodea. Luché siempre por la economía de mercado, por el Estado de Derecho en serio, por la eliminación de las aduanas, por la eliminación de todos los códigos excepto el penal, por la completa desregulación de todas las actividades humanas, por la completa libertad de enseñanza, por la libertad de planes y programas de estudio, por la seguridad social privada, por la salud privada, por las jubilaciones privadas, por la eliminación del matrimonio civil, por la privatización y des-monopolización en serio de todas las empresas, por el arancel cero, por la eliminación de todos los Welfare Sate y los Estados Providencia;  he reivindicado siempre las instituciones originarias delos EEUU, he defendido su Declaración de Independencia y sus Constitución originaria...

Entre los liberales soy un moderado porque defiendo a Hayek, casi todos los católicos me cuestionan por ser un liberal y para casi todos los liberales soy “demasiado” católico.

Mi ideal regulativo es un Estado de Derecho, con un ethos judeo-cristiano, la economía de mercado y las libertades individuales.

No lo vi nunca. No existió casi nunca, excepto tal vez en la primera etapa de los EEUU o en las primeras etapas de las democracias cristianas de la post-guerra.

En economía sigo a Mises, en filosofía a Santo Tomás y Husserl, en religión, a la Veritatis splendor.

En mi interior, estoy bien. Pero hacia el exterior, soy un perdedor. Sueño con un mundo que tal vez no exista nunca, sencillamente nunca. Tuve que aprender muy rápido el destino de mi gran Mises: ser un historiador de la declinación.

A pesar de eso, he escrito, escribo y seguiré escribiendo todo, absolutamente todo lo que pueda para defender todo ello. He dado y seguiré dando todas las charlas para defender todo ello, tengo mi blog, me mato en Facebook, me desprestigio en ambientes académicos muy solemnes. Y se vienen batallas muy duras en las cuales me jugaré el todo por el todo.

¿Por qué? Porque hay que hacerlo. Listo. Ad maiorem Dei gloriam. Y punto.

No sé si quedó claro: hay que hacerlo porque hay que hacerlo. Listo. Ad maiorem Dei gloriam. Y punto. No more explanations. Nada que ver con el resultado final, ni con el optimismo, ni con ninguna predicción, ni con el éxito ni con nada, excepto con el deber.

Algunos se han sentido el Miércoles pasado como si hubieran perdido la batalla de su vida. No, gente, acostúmbrense a una agenda más amplia y a perder todos los días, porque la única derrota en serio es dejar de ser uno mismo.


De un permanente derrotado a todos los muy desanimados:   ánimo gente, la historia humana es casi la historia de Caín. (https://eseade.wordpress.com/2017/10/27/la-historia-humana-es-casi-la-historia-de-cain/). Después del pecado original, no esperen mucho.  Cristo triunfó sobre el pecado y sobre la muerte, pero muriendo en la cruz, y su reino no es de este mundo. 

jueves, 14 de junio de 2018

INTERESANTES OBSERVACIONES DE FERNANDO ROMERO MORENO SOBRE RESPONSABILIDADES COMPARTIDAS EN EL TEMA ABORTO.

1) Que la Open Society de Soros, las Fundaciones Ford y Rockefeller, la ONU, el Banco Mundial, etc., presionan en favor del aborto y del control demográfico es real;

2) Que Macri es responsable por haber abierto el debate de algo de suyo no debatible, contradiciendo además lo que prometió en la campaña, también es verdad;

3) Que el peronismo tiene grandes culpas en los males de la Argentina, desde 1946 hasta la actualidad, también es cierto;

Pero:

1) Hasta 2013 y sin dejar de reconocer imprudencias o errores, la Santa Sede fue un freno importante al accionar de esas entidades, sobre todo desde que Juan Pablo II fundó el Consejo Pontificio para la Familia, escribió notables encíclicas y documentos de teología moral, hizo pesar su papel en las Cumbres de Población de la ONU, etc.,  todo lo cual fue continuado y mejorado por  Benedicto XVI. En cambio ahora tenemos un Papa que prefiere hablar del Mundial de fútbol, canonizar a un obispo guerrillero y sembrar errores por doquier. Y que sigue casi al pie de la letra al ala progresista del Nuevo Orden Mundial, a través su apoyo a los Movimientos Populares. Y la mayoría de la Jerarquía lo acompaña entusiasmada o muda;

2) Hubo gente del macrismo que en este asunto se jugó bien, con dinero, tiempo, logística, etc. Pienso en Nicolás Massot, Gabriela Michetti, Joaquín de la Torre, etc;

3) También hubo un buen número de peronistas (Peronistas por la Vida) que salieron al cruce, cada uno desde el lugar que pudo;


Y por fín:

1) Hay que mostrar que, con las enormes diferencias que los separan, hay a nivel mundial una oposición seria y no conspiranoica al Nuevo Orden Mundial, en la cual confluyen tradicionalistas, paleoconservadores, libertarios, nacionalistas católicos, etc. Basta pensar en pensadores o políticos tan dispares como Miguel Ayuso Torres (carlista), Pat Buchanan (paleoconservador), la gente de Mises Hispano (libertarios culturalmente conservadores) o el recientemente fallecido Padre Juan Claudio Sanahuja (nacionalista católico, a pesar de que no lo decía explícitamente, como buen sacerdote del Opus Dei que era);

2) No se llega al aborto sin los graves antecedentes que el liberalismo de corte positivista y unitario dejó en nuestro país: Constitución semi-laicista y relativista de 1853 (que como bien dice uno de sus artículos, puede ser reformada en "todas" sus partes, siendo entonces una verdadera "caja de Pandora"), estatismo y laicismo educativo (Normalismo, Ley Avellaneda, Ley 1420) , matrimonio civil, cultura cientificista y racionalista, leyenda negra anticatólica, etc. Eso no implica negar los aportes positivos del Orden Conservador como el crecimiento económico, el descenso del analfabetismo, la integración territorial de la Patagonia y la región chaqueña, el refinamiento social y  cultural, la asimilación de la inmigración, la modernización científica y tecnológica, el desarrollo capitalista del sector primario de la economía, entre otras cosas.

3) Y así como hay un costado "oscuro" tanto en el peronismo como en Perón (maquiavelismo, demagogia, populismo, clasismo de hecho, alianza con corrientes políticas erróneas y peligrosas, sea cierta derecha neonazi, grupos masónicos y esotéricos o la izquierda nacional marxista), también hay otro costado de perfil más luminoso (lo mismo podría decirse de Roca e Yrigoyen, quienes junto con Perón, son los tres constructores del Estado argentino moderno, con sus virtudes y con sus vicios). Los aspectos positivos del peronismo a los que me refiero se dieron entre 1946 y 1954, y fueron ratificados por Perón como lo realmente esencial del peronismo, tanto en tres libros suyos que él consideraba los necesarios para la formación de cuadros políticos ("Una Comunidad Organizada", "Doctrina Peronista" y "Conducción Política") como en su testamento político: "Un Modelo argentino para un Proyecto Nacional". Me refiero a la enseñanza religiosa no obligatoria en los colegios estatales (implantada por decreto de Gustavo Martínez Zuviría en el gobierno militar, pero convertida por Perón en ley aprobada por el Congreso y asumida luego como parte de la Doctrina Peronista), sindicalismo nacional y cristiano (el ejemplo más claro fue Rucci, a diferencia de los sindicatos preferentemente comunistas, socialistas y anarquistas anteriores a 1943), reivindicación de la acción civilizadora y misionera de España en América (está explícita en el libro Doctrina Peronista pero también en otros escritos), formulación de una doctrina inspirada en el Magisterio Social de la Iglesia Católica (distante tanto del marxismo como del liberalismo iluminista, no sin defectos y heterodoxias), defensa del valor fundacional, cultural y espiritual de la Iglesia Católica (a pesar del artificial y lamentable conflicto de 1954-55), protección constitucional de la familia y de una educación de raíz clásico- cristiana (Constitución de 1949),  creación de subsidios a los centros educativos de gestión privada, defensa y promoción de la tradición folklórica de raíz hispano- criolla, entre otras cosas.

Y también debemos hacer un "mea culpa" muchos nacionalistas, que hicimos incomprensible nuestro mensaje a lo largo de casi cien años, debido a nuestras tendencias integristas, militaristas y autoritarias....

Fernando

EL SUEÑO DE MARTIN LUTHER KING Y SU TRISTE DESPERTAR.



Qué atrás han quedado las palabras que pronunciara Martin Luther King. El tenía un sueño, sí, un sueño donde sus hijos “…vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad”. Impresionante el respeto al individuo que hay en estas palabras, impresionante forma de denunciar colectivos imaginarios donde las personas fueran reducidos a clases enfrentadas. Claro que no era cuestión de “los negros” o “los blancos”. Pero ahora el racismo ha vuelto. Un blanco no es juzgado “…sino por los rasgos de su personalidad” sino porque es blanco, porque pertenece inexorablemente al patriarcado explotador. Nada de lo que haga o diga lo salva de ser miembro de esta nueva forma de ser la clase explotadora.

Si es blanco, y blanco varón, entonces usará un lenguaje “no inclusivo”, esto es, un lenguaje explotador, donde “se excluya” al otro sexo. No sólo es inútil que se explique que el Español tiene al “o” como género neutro, sino que además se pretende que los que hablen así vayan presos por no hacerlo.

Si es blanco, y además heterosexual, inexorablemente odiará y discriminará a los gays, lesbianas y transexuales. No sólo es inútil explicar que la opción moral por la heterosexualidad no implica odiar a nadie, sino que ya no se aceptan las libertades individuales de asociación, propiedad y libertad religiosa. Así como un rabino tiene derecho a no contratar a un católico para explicar el Antiguo Testamento según la tradición judía no católica, un católico tiene derecho a no contratar a alguien del LGBT para explicar el Catecismo de la Iglesia Católica. Pero no, es “delito de discriminación”. A la cárcel.

Y además no tienes derecho a decirlo, porque es “delito de odio”. A la cárcel.

Y ahora, además, no sólo es inútil explicar la inmoralidad del aborto, sino que si eres un profesional que se niega a hacerlo, a la cárcel.

El proyecto totalitario de feministas, gays, trans, lesbianas y abortistas queda claramente expuesto.
Ellos sencillamente quieren poner presos a quienes no piensen como ellos y no hablen como ellos.

Un nuevo sueño de Martin Luther King implicaría una sociedad libre donde cada uno pudiera vivir según su conciencia, sin mandar a la cárcel al otro. Un nuevo sueño sería un lugar donde cada uno pudiera hablar como se le plazca, sin mandar a la cárcel al otro. O sea, un lugar donde heteros y homos convivieran en paz, donde varones y mujeres convivieran en paz, donde quien quiera hablar con “e” o con “x” pudiera hacerlo y quien NO quiera hablar así, no.

Pero no. Estos nuevos movimientos sociales no aceptan eso porque coherentemente piensan como Marx. Ellos son los colectivos explotados y los demás, los explotadores. NO admiten el pacto político de la Constitución Norteamericana a la cual aludió King. (Martin Luther King era un liberal clásico, un norteamericano: qué mala noticia para ellos….).Por eso no admiten las libertades individuales. Por eso quieren que ellos, los explotados, suban al poder y manden presos a los explotadores. Pero, como Hitler, lo hacen con elecciones democráticas. Los instrumentos de Estado de Derecho son usados por ellos (ellas y elles) pata terminar con el Estado de Derecho. Libertad religiosa, de asociación, de propiedad: son sólo inventos del hetero-patriarcado explotador.

Por eso algunos amigos católicos han llegado tarde a darse cuenta de la cuestión.  Había que reclamar las libertades individuales clásicas del Estado Liberal Clásico. Pero como muchos se llevaron muy mal con él, ahora tratan de colocarse un traje que nunca quisieron. No es el caso del liberalismo católico, claro: las advertencias de Montalembert, Acton, Rosmini, Lacordaire, fueron debidamente presentadas. ¡Oh!, pero quiénes son esos, a algunos de los cuales sólo nombró Benedicto XVI más de un siglo después de que fueron cuasi-condenados y por supuesto muertos y enterrados?


La mano viene muy mal gente. Yo no cederé. Acabo de escribir un libro sobre los fundamentos Judeo-cristianos de Occidente. Sigo luchando. Pero la historia humana, la historia de los reinos de este mundo, es casi hobbesiana. Si eres liberal, que Dios te proteja. Y si demás, y para colmo,  eres católico, no te preocupes, Cristo triunfó, pero en la cruz.

domingo, 10 de junio de 2018

EL TSUNAMI FRANCISCO: GRACIAS A DIOS.


El Papa Francisco ha despertado odios y amores absolutos. Ha aumentado la grieta, por lo demás ya existente, y muy grave, entre los católicos. Yo no comparto su línea teológica y menos aún su línea política (que, como casi todos los pontífices, la ha tenido como pontífice, y ese es el problema).

Entonces, ¿por qué “gracias a Dios”?

Porque Francisco ha destapado una olla que muchos mantenían oculta y no querían que se viera.

Durante todo el pontificado de JPII y de Benedicto XVI –quien tiene el honor, junto con Trump, de haber sido odiado por la más totalitaria izquierda internacional- hubo, del otro lado del Océano, una especie de Iglesia paralela, la representada por las sucesivas declaraciones de las Conferencias Episcopales Latinoamericanas. Desde Medellín hasta Aparecida, todas ellas fueron fruto, y expandieron, desde las teologías de la liberación más marxistas y violentas hasta las más moderadas teologías del pueblo (Francisco es un digno representante de la Teología del Pueblo Argentina). Esa línea era contradictoria con JPII y con Benedicto XVI. Muchos católicos lo sabían, pero no lo decían, por muchas razones. En parte, porque estaban tranquilos de que ambos estuvieran sosteniendo el dique. Yo no estaba nada tranquilo, sin embargo. Pero no es de extrañar que los negacionistas de entonces y de ahora me dijeran, permanentemente, de qué me preocupaba, de qué me preocupo.

No es cuestión de preocupación como si la Iglesia fuera un emprendimiento humano. La cabeza de la Iglesia es Cristo y es indefectible. Pero en todas las etapas de crisis humanas, hay muchos que sufrimos por amor a la Iglesia.

El dique, obviamente, se rompió. No se podía contener para siempre. Y fue un tsunami llamado Francisco. La verdad no sé qué tenían en la cabeza los cardenales que lo eligieron. Tal vez nada. Es la mejor hipótesis que tengo.

Pero entonces, visto todo esto con visión sobrenatural, hay que recordar que Dios permite los males por un bien mayor.

¿Y saben qué? Está bien que muchos vean ahora lo que es la débil teología latinoamericana y su fuerte compromiso político con el marxismo, en sus versiones extremas o moderadas.

Está bien que muchos se escandalicen. Está bien que se espanten. Que se agarren la cabeza. Está bien que lo hayan visto. Es un duro aprendizaje. Dios a veces sigue siendo el Dios severo del Antiguo Testamento.

Las aguas, dentro de muchos siglos, volverán a su equilibrio. Pero mientras tanto, tierra arrasada. Varones justos y prudentes, muertos, desaparecidos y humillados. Cabezas y corazones vacíos, como las botellas, flotando alegremente y llevándose todo por delante. Muy bien. Véanlo. Llegó al mismo Vaticano.

¿Qué pasará después? Ah, nunca mejor dicho, Dios sabrá. No será cuestión del próximo pontífice, que seguramente no sabrá qué hacer y repetirá además varios vicios de los cuales los pontífices anteriores no estuvieron exentos: clericalismo, aferramiento al Estado Pontificio, aferramiento a la Curia, invasión de las autonomías laicales, y episcopales. 

¿Saben qué? Todo bien. Hay problemas gravísimos en el mundo y en la Iglesia pero Francisco vive en su mundo y en su agenda. Y va a seguir. Tiene varias cositas más in mente. Tranquilos todos. Dios sabe más.


Mientras tanto, los que sabemos menos, suframos, y los que negaban el problema, que aprendan. 

domingo, 3 de junio de 2018

¿QUÉ LES PASA A LOS LIBERTARIOS Y LIBERALES CLÁSICOS?




Una vez más (una vez más, una vez más, una vez más, una vez más, no sé si me explicoooooooooooooooooooooooooooo), mi defensa de valores morales, más allá de la legalidad del Estado de Derecho, me pone en una extraña vereda contra libertarios que, casi permanentemente, parecen los más escépticos y postmodernos al rechazar por completo un orden moral objetivo. Inútil que les distinga moralidad de legalidad. Inútil que les recuerde el art. 19 de la Constitución. Oyen hablar de ética objetiva y creen que los voy a perseguir con el estado. Y lo curioso es que me lo dicen a mí, como si yo NO fuera el liberal católico que la mayor parte de los católicos desprecia.

Hay una decadencia intelectual en los ambientes libertarios, últimamente, que me preocupa. Y no lo digo sólo de Argentina. Conozco el paño desde 1974. Por supuesto, siempre está el vaso medio lleno y el medio vacío. El medio lleno es honroso. Podría citar una enorme cantidad de insignes intelectuales y personas de altísimo nivel, gracias a Dios. Es más, permanentemente los cito y los subo a mi muro en Facebook. Pero ello no quiere decir que no me preocupe el resto, que hace un ruido muy desagradable. Nula formación en historia de la filosofía, en filosofía de las ciencias, en Historia, en humanidades en general. Han leído sólo un autor que endiosan como los marxistas a Marx, repiten sus manuales como loros, desprecian a toooooooooooooodo lo demás y se dan el lujo de pontificar sobre cualquiera de los temas  más espinosos de la filosofía y de la Teología que por supuesto exceden totalmente el pequeño conocimiento que puedan tener por haber leído un manualcito sobre economía libre (como el de Zanotti, por ejemplo J).

Se hacen los muy escépticos en materia moral. Ignoran que su misma defensa de la libertad es una decisión moral importante, objetiva, igual que otras que desprecian. Ignoran que el liberalismo clásico no es una tradición postmoderna. Dejando de lado la obvia moral católica de los escolásticos que defendían el mercado libre y la limitación del poder, era la moralidad, el más estricto convencimiento de valores morales objetivos, lo que movió la vida de Adam Smith, Ferguson, Kant, Locke, Tocqueville, Monstesquieu, Burke, Acton, los autores del Federalista, etc. Los utilitaristas podían ser muy escépticos cuando criticaban a la ley natural escolástica pero en su vida se jugaron el todo por el todo con un heroísmo moral que no tiene nadie que desprecie a los valores permanentes. Mises y Hayek fueron escépticos con respecto a la ley natural pero su vida fue un ejemplo de heroísmo moral. Mises, directamente, tendría que ser canonizado algún día.

Y si el problema es lo religioso, ok, ¿pero por qué no un poco más de diálogo? Comprendo que se entusiasmen con Ayn Rand, ¿pero por qué esa cerrazón, que nos hace tanto mal a todos los libertarios? ¿Cómo puede ser que ignoren y NO lean a Leonard Liggio, a Alejandro Chafuen, a Michel Novak, a Robert Sirico, a Sam Gregg, o a los clásicos Lord Acton, Montalembert o Rosmini? ¿Cómo puede ser que en el Instituto Acton nos matemos convenciendo a los cristianos de las bondades del libre mercado y de la libertad individual y luego aparezcan diatribas contra lo religioso, por parte de jovencitos y pequeñas Rand, dignas de un Robbespierre resucitado? ¿Están tan seguros de eso? Bueno, aquí tienen mi oferta: júntense todos de un lado, todos, todos juntos, preparen tooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooodas sus objeciones contra “lo” religioso y la Iglesia, pónganme a mí en otra mesa, solo, y yo dialogo con todos. ¡Vamos, háganlo!!!! Sólo digan dónde y cuándo.

Mientras tanto, seguiré prefiriendo El porvenir de una ilusión a cualquier otra cosa que se haya escrito contra Dios desde el lado libertario.


¿Se atreven?

sábado, 2 de junio de 2018

Ridley Scott, Roger Birnbaum, Dami Moore, Suzanne Todd, Danielle Alexandra y David Twohy: NO ME PIDAN QUE LE PEGUE A UNA MUJER.



Ridley Scott, Roger Birnbaum, Dami Moore, Suzanne Todd, Danielle Alexandra y David Twohy son los productores y guionistas de la película G.I. Jane, de 1997. El argumento en simple: la Teniente O´Neill entra en un programa de entrenamiento militar que no resisten ni siquiera la mitad de los varoncitos que lo intentan. Entonces ella, por supuesto, para demostrar la “igualdad de género”, entra. Y se aguanta todo.

El final es muy enternecedor. El Capitán Salem, que es uno de los machos hetero-patriarcales que le hace la vida imposible, casi muere en combate si no fuera porque O´Neill le salva la vida. Salem se despide de ella con una carta de agradecimiento muy caballeresca y un regalito. Algo que se hace con una dama, claro. Uf, los guionistas traicionaron, al final, a la igualdad de género.

Pero lo más interesante es que en el medio del duro entrenamiento, Salem tiene una pelea cuerpo a cuerpo con O´Niell –como era esperado con los varones-. Salem la mira desafiante como diciéndole “así que sos igual, no?”, y comienza a pelear con ella tirándole todos los golpes habidos y por haber. La lastima, sí, pero O´Niell no se queda atrás. Se defiende enérgicamente. Le pega duro. Es un empate. Bien. Ella triunfó. Es un igual.



Es el momento de decir algo que no viene al caso. Siempre me resultaron insoportables las pelis de entrenamientos militares, donde unos pobres tipos son torturados al límite para que supuestamente rindan en batalla. Habitualmente el sargento o lo que fuere, el malo malo malo, termina haciéndose amigo de los pobres torturados que le agradecen el servicio prestado. En fin, barbaridades de un mundo militar que nunca entenderé. No creo que sea ético pero, sobre todo, tampoco creo que sea efectivo, que sirva para algo. Pero en fin, Dios sabrá. No es mi mundo.

Por ende, hablando de igualdad de géneros, les cuanto que yo nunca pegaría tampoco a un varón. Si me atacan, sin embargo, me defenderé, sea varón, mujer, trans, marciano o vulcano. Seguramente me hagan papilla pero me defenderé. Pero nunca atacaré, ni siquiera con la excusa de un supuesto entrenamiento, a nadie, ni varón ni mujer.

Dicho lo anterior, volvamos. Cuando Salem está haciendo papilla al bello rostro de O´Niell, los demás soldados, varones, bajan la cabeza. No entienden. Pobres, son unos hetero-patriarcales de miércoles. Creen que O´Niell es diferente. Qué horror.

Bueno, en un mundo donde los más diversos pecados mortales son alentados y aplaudidos, yo cometeré un pecado mortal tremendo y mal visto.

Afirmaré que O´Niell sí es diferente: es mujer.

¡Oh!

Y si, por más que los guionistas de esta película lo quieran, no, no le pegaré nunca a una mujer. A un varón tampoco, pero a una mujer, menos.

¿Por qué?

Las feministas creen que digo esto porque las considero inferiores, y me coloco en costumbres hetero-patriarcales de superioridad.

Ellas creen, por ejemplo, que si les digo “usted primero” es porque pienso “pobre, como eres mujer, pobrecita, pasa primero”. Como si le dijera a un afroamericano varón “pase usted” porque lo considero inferior.

Pero no, gente, es al revés. Nunca le pegaré a una mujer, y tendré con ella toda y absolutamente toda mi caballerosidad y dulzura, las trataré como la dama que es, precisamente porque es superior.

Es igual en dignidad, sí. Es igual en derechos y deberes, sí. Pero es mujer. Es diferente. O sea, mejor. Es la receptora de la vida. Es más dulce, más empática, más bella, más dulce, porque es mujer[1]. No son meros roles intercambiables. El ser humano no es una conciencia asexuada por un lado, y un cuerpo biológicamente masculino o femenino por el otro, con el cual esa conciencia asexuada pueda hacer lo que quiera y cambiárselo como una ropa que no le guste. No, cada ser humano es esencialmente varón o mujer. ¿Algunos no lo sienten así o no lo piensan así? Claro, después del pecado original, todo se desordenó. Pero “en el principio” no era así. Esa fue la respuesta de Cristo a sus apóstoles cuando elevó el matrimonio a sacramento. Allí Cristo restauró el orden del Génesis. ¿No creen en eso? Tienen todo el derecho. A no creerlo y a decir que no lo creen. Y yo tengo el derecho a creerlo y a decir que lo creo. Y, por lo tanto, a tratar a toda mujer como la dama que es, porque así creo que es el orden natural originario de las cosas. ¿Las feministas me quieren poner preso por eso? Que me pongan. Siempre podré seguir leyendo a Mises en la cárcel.

Así que sí, estimados Ridley Scott, Roger Birnbaum, Dami Moore, Suzanne Todd, Danielle Alexandra y David Twohy, no le pegaré a una mujer. ¿Les parece mal? Bueno, ¿quién los entiende? Si pegas a una mujer es violencia de género, si haces una peli donde se fomenta que se le pegue a una mujer, es defender la igualdad de género. Primero sean coherentes. Y después, no fomenten que se le pegue a una mujer. Jamás. Nunca. La mujer no es mi igual. Es mi superior.




[1] Y si no es así, se aplica la sabiduría de Santo Tomás: la corrupción de lo mejor es lo peor.