lunes, 25 de mayo de 2020

DEL GOBIERNO MILITAR DEL 76 A LA CUARENTENA DEL 2020



Cuando azorado me pregunto cómo siquiera se les pasa por la cabeza a los argentinos que es moralmente plausible que un gobierno arreste a todo el mundo, por la razón que fuere, me viene a la memoria la Historia de este inestable proyecto llamado Argentina.

La “libertades individuales” son ajenas a nuestro horizonte cultural. Sí, hay un raro texto en la Constitución, el art. 14, que dice “… Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender”. (Los subrayados son nuestros). Algunos argentinos ni siquiera recuerdan que eso fue escrito. Otros lo recitan pero no saben su verdadero significado.

Pero esos derechos son inalienables, inviolables, son un mandamiento moral y la prohibición de ignorarlos es absoluta. Los argentinos, muy papistas desde el 2013, olvidan que Juan XXIII dijo, en 1963, “…En toda convivencia humana bien ordenada y provechosa hay que establecer como fundamento el principio de que todo hombre es persona, esto es, naturaleza dotada de inteligencia y de libre albedrío, y que, por tanto, el hombre tiene por sí mismo derechos y deberes, que dimanan inmediatamente y al mismo tiempo de su propia naturaleza. Estos derechos y deberes son, por ello, universales e inviolables y no pueden renunciarse por ningún concepto” (Pacem in Terris. Los subrayados son nuestros). Observemos el final: “…Estos derechos y deberes son, por ello, universales e inviolables y no pueden renunciarse por ningún concepto”. De vuelta: no pueden renunciarse por ningún concepto. Por ningún concepto.

¿Se entiende?

Evidentemente, por la historia de los argentinos, no.

Olvidan también a un Papa que vitorearon mucho pero leyeron poco. Dice Juan Pablo II, en Veritatis splendor (1993), luego de afirmar que hay mandamientos morales negativos absolutos: “…. Más allá de las intenciones, a veces buenas, y de las circunstancias, a menudo difíciles, las autoridades civiles y los individuos jamás están autorizados a transgredir los derechos fundamentales e inalienables de la persona humana. Por lo cual, sólo una moral que reconozca normas válidas siempre y para todos, sin ninguna excepción, puede garantizar el fundamento ético de la convivencia social, tanto nacional como internacional”. (Subrayados e itálicas son nuestras).

“Sin ninguna excepción”. ¿Se entiende?

Evidentemente no.

Un momento terrible de nuestra historia fue la guerra civil que hubo entre la guerrilla marxista y el gobierno democrático del 75 y luego el militar del 76. Que ERP y Montoneros hayan violado cuantos derechos humanos encontraban por delante, es obvio. Pero la legítima defensa frente a ellos NO autorizaba la violación de los derechos individuales más elementales. Cuando algunos, con sinceridad, no con la hipocresía de otros, comenzaron a decir que “no, que no se puede”, la respuesta era “es necesario”, o que “no entienden de estrategia militar”. Y la respuesta era obvia, aunque en ese tiempo muy mal vista: no importa que sea necesario, no importa la estrategia, el asunto es que no se debe. El fin no justifica los medios. AHORA todos están en contra de “los milicos”. Pues se comportan igual. Porque de igual modo, el derecho a entrar, permanecer y salir del territorio, la libertad personal de no estar encarcelado si no consta una condena judicial por haber violado el Código Penal, más la libertad religiosa, son un pilar “esencial” del Estado de Derecho que parecen olvidar los que ahora se llenan la boca justificando la “excepción”. No, gente, Juan Pablo II lo dijo bien: nunca, nada, justifica la violación de los derechos humanos fundamentales.

Cuando debatíamos en contra del aborto, lo mismo: nunca, nada, justifica el asesinato de un inocente. Muchos católicos que entonces lo decían, AHORA parecen haberlo olvidado cuando del encierro de inocentes de trata.

La discusión no es biológica. Con virus o sin virus (1), los derechos humanos elementales no se pueden violar. El Estado de Derecho NO se puede violar. España e Italia lucharon contra la ETA y las Brigadas Rojas, respectivamente, SIN violar el Estado de Derecho.

Ya veo, dentro de 30 o 40 años, a todos diciendo: yo no fui.

Les recordaré entonces, estas inútiles, quijotescas, pero verdaderas, palabras.

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(1) Y a los virus siempre los tendréis con vosotros...................


5 comentarios:

  1. Muy buen artículo Gabriel, siempre mostrando claridad lo que sucede en Argentina. Yo creo que todo esto que pasa es la conclusión de años de abandono de la ciudadanos de bien, de la cosa pública, del desprecio por insertarse en las instituciones políticas y sociales, ese lugar ha sido ocupado por inmorales e ignorantes. Es una buena oportunidad de empezar a participar activamente, unirnos los que pensamos distinto y ocupar puestos de dirigencia, no queda otra, será lenta la reconstrucción pero tengo esperanza que se logrará. el Bien siempre gana al final. Un cordial saludo y nunca dejes de iluminarnos.

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  2. Claro y contundente. Muy bueno. Abrazo

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