Punto 4 de la parte 3 de mi art. “La filosofía política de Ludwig von Mises”, en Procesos de Mercado, Vol. VII, Nro. 2,
Otoño 2010.
Para Mises el
estado es el aparato social de fuerza y compulsión cuyo fin es proteger los derechos
individuales, mientras que el gobierno es el conjunto de personas encargadas de
cumplir la función de estado[1].
Esas dos definiciones, aparentemente sencillas, esconden algunas cuestiones que
ahora pasamos a considerar.
Primero, siempre
nos llamó la atención positivamente que Mises destaque que la fuerza y la
coacción forman parte de la naturaleza misma del estado. Respetamos y no
negamos todas aquellas filosofías políticas donde el estado es la autoridad
legítima encargada del bien común, donde la fuerza no es el elemento esencial,
pero en el estado-nación contemporáneo, la autoridad política legítima tiene,
tal vez no como “esencia” pero sí como “accidente propio” el uso de la fuerza.
Si no se entiende esto, no se entiende la diferencia entre cualquier autoridad
legítima y la autoridad del estado en un orden constitucional. Siempre cabe
recordar, por ello, que un poder político ilegítimo no tiene, según la clásica
analogía de San Agustín, ninguna diferencia con una banda de ladrones, y habría
que analizar cuidadosamente qué poder político en la historia se salva de tan
interesante comparación.
Ahora bien, si
la fuerza es, moralmente, siempre el último recurso (supuesto moral que no creo
que sea exclusivo de una mentalidad liberal…. ¿O no?), es comprensible que la
legitimidad del estado requiera siempre una cuidadosa justificación. En el caso
de Mises, es ese “fin” del estado (custodiar las libertades) el que le da dicha
justificación, colocándose en ese sentido en una posición diferente a la del
anarco-capitalismo (posición que reitera claramente en La Acción Humana[2]).
Ante esto, y comprensiblemente, algunos libertarios[3]
han destacado que el mismo Mises aclara su acuerdo con el derecho a la
auto-determinación, no tanto de “los pueblos” sino de los individuos frente a
una instancia administrativa[4].
Llevado hasta sus últimas consecuencias, es verdad, ello sería incompatible con
el estado liberal clásico que Mises apoyaba. Pero Mises nunca llegó a esas
últimas consecuencias, y es inútil forzar sus textos al respecto. Queda como
una tensión dentro de su pensamiento, posiblemente porque, a pesar de su
prédica anti-belicista, el derecho a la defensa ante las agresiones
totalitarias –que tiene mucho que ver con la historia de su vida- nunca le dejó
dar ese paso conceptual con claridad.
Por lo demás, al
definir al gobierno como “conjunto de personas” es evidente que Mises tiene muy
clara la función del individualismo metodológico[5] en
estas cuestiones. Esto es, en ningún momento concibe al gobierno y al estado
como algún tipo de entidad ontológicamente diferentes a las personas cuyos
roles los conforman. Precisamente, el gobierno son personas cuyo rol social es
el de estado. No sólo se inscribe esto en las finalidades inter-subjetivas de
los mundos de vida según Schutz[6]
–que fuera asistente a su privat seminar
en Viena- sino que, coherentemente, aleja cualquier noción colectivista
ontológica del estado, que tanto ha invadido las ciencias sociales y los
presupuestos cotidianos del lenguaje, haciendo con ello incomprensibles
cuestiones que para un liberal clásico al estilo Mises son obvias. Las personas
reclaman al estado o gobierno, indistintamente, acciones o provisiones de
dinero como si ese estado no estuviera constituído por personas que
concretamente deben recurrir a recursos de otras para ejecutar sus acciones. La
ceguera sobre este punto ha convertido a ciertos usos y costumbres sociales en
difusores mudos de una visión omnipotente de eso que llamamos estado que no es
más que un humilde grupo de personas, en general muy ineficientes y con
conocimiento tan limitado como el resto y con problemas morales tan habituales
como en el resto. Mises lo sabía y por eso tuvo que asistir con asombro a un
endiosamiento del gobierno por parte de personas que pensaban que “el que
pensaba al revés” era él…
[1] Liberalismo, op.cit., cap. 1
punto 7.
[2] Op.cit., cap. VIII, punto 2.
[3] Ver al respecto los comentarios de Hulsmann en Mises…., op.cit., cap. 19.
[4] Liberalismo, op.cit., cap. 3, punto 2. Hay que citar el párrafo
completo para verlo en su contexto: “…Como es evidente, el derecho de
autodeterminación al que el liberal alude nada tiene que ver con ese supuesto
“derecho de autodeterminación de las naciones”, porque el liberalismo lo que defiende es la
autodeterminación de los individuos habitantes de toda zona geográfica
suficientemente amplia para formar su propia entidad administrativa. Y esto
hasta el punto de que, si fuera posible conceder el derecho de autodeterminación
a cada individuo, el liberal entiende también habría de serle otorgado. No es posible, desde luego, en la práctica,
estructurar tal planteamiento, por
razones puramente técnicas, en razón de que a la zona de que se
trate por fuerza ha de tener bastante entidad como para ser posible
administrativamente gobernarla. La autodeterminación, por eso, no puede ir más
allá de los habitantes de aquellas unidades territoriales que tengan cierto
peso demográfico”. Pag. 136, las itálicas son nuestras.
[5] Sobre el tema del individualismo metodológico, hemos aclarado algunas
cuestiones ontológicas en nuestro libro El
método de la economía política, Ediciones Cooperativas, Buenos Aires, 2004.
[6] Ver Schutz, A.: ver The Phenomenology of the Social Word, Northwestern
University Press, 1967; Las estructuras del mundo de la vida (junto con
Luckmann), Amorrortu, Buenos Aires, 2003; Estudios sobre Teoría Social II,
Amorrortu, Buenos Aires, 2003, y On
Phenomenology and Social Relations, University of Chicago Press, 1970.
Aún no siendolo, ¿acaso no preparó el camino para su desarrollo? ¿Hubieran aparecido las tesis de Rothbard sin Mises?
ResponderEliminarAún no siendolo, ¿acaso no preparó el camino para su desarrollo? ¿Hubieran aparecido las tesis de Rothbard sin Mises?
ResponderEliminarAún no siendolo, ¿acaso no preparó el camino para su desarrollo? ¿Hubieran aparecido las tesis de Rothbard sin Mises?
ResponderEliminarAunque no lo fuera ¿no preparó el camino para su desarrollo teórico? ¿Hubiera existido Rothbard sin Mises?
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